jueves, 14 de enero de 2016

GERMÁN GIL RICO, ¡NUNCA MÁS!

¡Nunca más! ¡Never more! Tan rotunda y definitiva expresión que escogí como título la escuché por primera vez en el cine. Un cine de pueblo, con proyección y sonido lamentables, en correspondencia con la época y localización interiorana. Se trataba de la película “Lo que el viento se llevó”. ¡Never more! exclamó Scarlet Ohara entre lágrimas, vestida con ropa hecha girones y percudida, plantada sobre una tierra arrasada. ¡Nunca más! es la manifestación oral de férrea voluntad dispuesta a enterrar, de una vez y para siempre, la miseria legada por la pavorosa guerra de secesión que asoló a los Estados Unidos de América.
¡Nunca más! dijimos los venezolanos cuando las tropas de Cipriano Castro, comandadas por Juan Vicente Gómez que en 1903 dieron cuenta de los gamonales sobrevivientes de la escabechina en la Batalla de La Puerta el año 1901. Pero ¿acaso los venezolanos, junto al nunca más a la confrontación bélica, abjuramos a la guerra política fratricida alimentada por quienes nos dividieron entre buenos y malos hijos de la patria? Creo que NO.
Apenas en 1945, con el 18 de Octubre y sus consecuencias, “entre golpes y traspiés”, comenzamos a balbucir ese nunca más. Ha sido un largo recorrido en el curso del cual creo que aprendimos a valorar la democracia con sus errores, en definitiva superables. Porque, además de verrugas, la democracia es, en sí misma, libertad respetuosa de derechos, responsable de deberes, solidaridad social y transparencia; pulcra en el manejo de la cosa pública, especialmente en lo atinente a los dineros y bienes del Estado. Aunque en los gobiernos de la República Civil hubo casos de peculado, cuando las denuncias se comprobaron, los delincuentes sintieron el peso de la Ley.
Una voltereta histórica nos retrotrajo a gobiernos autoritarios con sus prácticas violatorias de los derechos humanos y de corrupción administrativa incluida la sustracción de los dineros públicos. Para bien del país los autodenominados Socialistas del Siglo XXI, dieron comienzo a sus tropelías desde el acto de juramentación del Presidente de la República. De allí en adelante la delincuencia política y la común cogieron la calle. Comenzaron a imponer el sistema castro-comunista, mediante decreto que daría soporte a la implantación del modelo de educación cubano. Los maestros, padres y representantes se movilizaron. Convocaron la primera y multitudinaria marcha en defensa de la educación libre. Sin embargo, abusando del poder, han logrado desvirtuar la educación para la democracia. Y, por si fuera poco, han arrinconado la libertad de expresión, arruinando al país, antes en el umbral del desarrollo; humillado al ciudadano con programado desabastecimiento de productos de la cesta básica alimentaria y de medicamentos; imprimieron dinero inorgánico para desatar la inflación más alta del mundo y plantarnos en la puerta de la indigencia. Por eso ¡CON MIS HIJOS NO TE METAS! fue y continúa siendo la con signa que enfrenta a la dictadura, para salvar la democracia y el futuro de la Nación.
Muchas marchas se han sucedido en medio del flujo y reflujo de la lucha político-social, hasta desembocar en el histórico 06-12 y el jaque mate al Poder Legislativo rojo-rojito, “Caballo de Troya” portador de gérmenes infecto-contagiosos que, aprobando leyes ordenadas por los hermanos Castro, dieron sustento al más gigantesco fraude político, económico y social de nuestra historia.
Los representantes de la voluntad mayoritaria de los venezolanos, en la nueva Asamblea Nacional, tienen una agenda contentiva de proyectos destinados a impulsar el desarrollo armónico de la sociedad venezolana. Se comprometieron a honrar la palabra que voceó la oferta y, a no dudarlo, cumplirán. Tienen bagaje ideológico y moral conjugado con voluntad de carbonarios. Sortearán marrullerías judiciales y construirán las bases de una democracia renovada, productiva a tono con los avances científico-tecnológicos, con vocación social,  para colocar al país en la ruta que conduce  a la meta del desarrollo integral e independiente.
Y así, más temprano que tarde, superada la pesadilla, podremos  gritar a todo pulmón como lo hizo Scarlet Ohara: ¡NUNCA MÁS! 
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico

Miranda - Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario