El Valor de la Palabra
1-Marco Atilio Régulo, fue general y cónsul romano. Lo fue por dos
veces. En su primer mandato, durante el noveno año de la Primera Guerra púnica,
derrotó a los salentinos y capturó Brundisium,
lo que hoy en día se llama Brindisi. Esto sucedió en el año 267 antes de
Cristo. También conquistó Túnez. Además, derrotó a los cartaginenses
en la batalla de Adys, cuidad muy cerca de Cartago. No olvidemos que las
guerras púnicas fueron entre romanos y cartaginenses. Tras la derrota de Adys,
los cartaginenses quisieron firmar la paz pero consideraron muy duros las
condiciones propuestas por Marco Atilio Régulo. Por lo tanto, decidieron seguir combatiendo.
A pesar de lo anterior, en el año 255 antes
de Cristo, los cartaginenses contrataron a un mercenario, al general griego de
nombre ‘‘Jantipo’’. Éste supo reestructurar muy bien el ejército
cartaginés y por lo tanto, derrotó a
Marco Atilio
Régulo, en la batalla de ''Los Llanos de Bragadas'', en la que Marco Atilio Régulo, cayó
prisionero con 500 de hombres.
En dicho año, Marco Atilio
Régulo tenía 5 años en cautiverio. Durante todo ese tiempo, los romanos se
rearmaron y también reestructuraron su ejército y luego de esto, los romanos
mandaron al general Quinto Cecilio Metelo, con varias
legiones de soldados, para volver a continuar el asedio a Cartago. El general
Metelo derrotó a los cartaginenses en Panormus, en lo que hoy se conoce como Sicilia.
Ante esto, los cartaginenses vuelven a pensar
en una nueva negociación de paz y a tal efecto, decidieron enviar a Roma una
delegación que buscara la paz o en su defecto, lograr un intercambio de
prisioneros, sobre todo, un muy importante general cartaginense, como lo era Bostar. A tal efecto, sucede algo muy llamativo y muy
curioso:
Los cartaginienses decidieron que Marco Atilio Régulo fuera enviado como
parte de dicha embajada de paz. Sin embargo, los cartaginenses le pusieron una
condición y fue que diera su palabra
que regresaría a Cartago, si no se lograban los objetivos de paz, antes dichos. Y
bajo dicha condición, partió a Roma. Pero Marco Atilio Régulo
los sorprende a todos, a romanos y a cartaginenses. En
efecto:
Ante
el senado romano, en vez de hablar de paz o de intercambio de prisioneros,
alienta a los senadores que continúen la guerra hasta alcanzar la historia
total y absoluta. Hay que notar que Marco Atilio Régulo no le dio su palabra a los
cartaginenses de lo que iba a decir en sus discursos ante los romanos, sino de
volver a Cartago, si no se conseguía la paz entre Cartago y Roma, o en su
defecto, un canje de prisioneros. Y efectivamente,
logró convencer a los romanos para que continuaran la guerra hasta que
derrotaran a los cartaginenses. Pero luego vino otra sorpresa:
Marco Atilio Régulo les dijo a sus compatriotas
que volvía a Cartago, que tenía que honrar su palabra. Sus familiares, amigos,
colegas, conocidos y no conocidos, le rogaban que no volviera a Cartago, que
los cartaginenses lo iban matar pero Marco Atilio Régulo les respondió que su
palabra era sagrada y que iba a volver. Y volvió a Cartago, pero los
cartaginenses arremetieron contra Marco Atilio Régulo ya que en vez de premiar
su honor, su dignidad y la fidelidad, al compromiso de haber honrado su palabra
y ser ante todo un verdadero hombre de honor y de palabra, y lo que hoy
llamamos un auténtico ''señor y caballero''.
El historiador Horacio, en sus ''Odas, III. 5'', dice que a Marco Atilio Régulo, los cartaginenses lo ''torturaron hasta la
muerte''. Otros historiadores dan detalles y dicen en su versión menos cruel y
dura, que la tortura contra Marco Atilio Régulo consistió
en encerrarlo en un cofre claveteado y posteriormente arrojarlo por una ladera. Posteriormente los romanos se
vengaron, torturando y matando, al muy importante y famoso prisionero
cartaginés antes dicho, como lo era el general
Bostar y a otros más prisioneros cartaginenses.
2-El honrar la palabra, el
honor y la dignidad, privaron
en la etapa de la República de Roma.
Esto hizo a Roma, soberana, libre y próspera.
Recordemos al gran Cincinato,
hombre austero que vivía muy dignamente en el campo, era un labriego, pero que
cuando había una guerra, lo llamaban para que se pusiera a comandar, lo para
esa época, era el equivalente a un ejército de hoy en día.
Cierto, Cincinato se iba a la guerra como
comandante pero antes de partir le daba su palabra a su familia, que luego de
finalizada la guerra, volvería a su casa para continuar como agricultor, tal
cual como estaba antes de la guerra. Además, los conciudadanos romanos de
Cincinato, que le pedían que fuera a la guerra, le daban su palabra que le
respetarían que volviera a su casa, como un ciudadano común.
Luego
de acabado el conflicto, Cincinato no se aprovechaba, ni mucho menos abusaba
por los servicios prestados a la República Romana como comandante. Aun sin
saberlo, ya que para ese momento, no había nacido Jesucristo, Cincinato tenía lo que posteriormente sería, un sentido
cristiano de la vida. Para Cincinato, la autoridad era la de un servicio hacia
los demás. Como tiempo después, diría Jesucristo, que había venido al mundo “para servir y no para ser servido” (Mateo: 20,28).
Otro hombre de palabra, honor y honradez, fue Marco Tulio Cicerón, él fue definido por la escritora Taylor Caldwell, como ''ciudad fortificada, férrea columna y muro de
bronce''. Lo fue, en su libro en su libro ’’la Columna de Hierro”. Lo hizo,
citando al profeta Jeremías (Jer: 1: 17-19). Una de las frases de
Cicerón, así lo demuestra:
''Mi conciencia tiene para mí más
peso que la opinión de todo el mundo''
Cicerón
fue el que tuvo el valor de enfrentarse a Catilina, lo hizo en sus
famosas catilinarias. Una de las más famosas fue la siguiente:
“Quo
usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?”
‘‘¿Hasta cuándo Catilina, abusareis de nuestra
paciencia? ''
La República Romana llegó a ser tan fuerte y
a tener tanta solidez interna, que ni siquiera pudo someterla, uno de los
genios militares más grandes de todos los tiempos como lo fue Aníbal, en consecuencia se tuvo que
devolver frustrado a su país.
Estamos hablando nada más y nada menos que de
Aníbal, el que cruzó los Alpes e
introdujo los elefantes como un elemento moderno para su época y dentro de las guerras que le tocó vivir, ya que los utilizó como lo equivalente a lo
que hoy en día se conoce como los tanques de guerra. Los elefantes tenían una
rapidez cercana a los caballos.
La República Romana vivía en base a tres fundamentos:
Honeste
vivere (vivir honestamente), suum cuique tribuere (dar a cada uno lo suyo) y
alterum non laedere, (no dañar al otro).
En
esto de '' vivir honestamente '', estaba el ser fiel a honrar la palabra empeñada,
y tener honor, honradez y dignidad, tal como hicieron Cincinato, Marco Atilio Régulo
y Cicerón.
En
cambio, cuando Roma se convirtió en Imperio, se relajó. El honrar la palabra, el honor y la dignidad de los ciudadanos romanos, entre otros efectos,
produjo un gran relajamiento moral y también que la libertad se convirtiera en
libertinaje, que no es libertad. Los emperadores se convirtieron en relajados,
depravados y dictadores, excepción hecha con el emperador filósofo Marco Aurelio, el mismo que dijera que
“nuestra vida es la obra de nuestros
pensamientos” y no podemos dejar de reconocer sus méritos, a pesar de todos
sus fallas, los dotes de gran estratega
militar y de estadista. También está la excepción que como estadista y gran
estratega militar, que tuvo Julio César.
Pero fuera de algunos emperadores, que fueron casos puntuales, el Imperio
Romano se convirtió en una dictadura en la que además abundaba el deshonor de
no honrar la palabra empeñada; y a larga o la corta, todas las dictaduras,
terminan cayendo y desplomándose por sí mismas, aparte de lo que en eso, pueden
contribuir ciudadanos que no tienen honor, porque entre otras malos hábitos, no
honran su palabra.
En
la etapa del Imperio Romano, Roma dejó
de ser la República de Cincinato, Marco Atilio Régulo y Marco Tulio Cicerón, y se convirtió en la
Roma de Nerón, Calígula y Cómodo.
En su amena y a la vez profunda y densa “Historia de Roma”, el historiador Indro Montanelli dice que al Imperio
Romano no lo derrocó nadie, se cayó solo, al igual que a un enfermo que se
muere por sí mismo sin que nadie lo hubiere matado.
En consecuencia, Atila y demás bárbaros, lo que se encontraron fue con un cadáver
llamado Roma. Atila era el rey de los Hunos, el llamado "azote de Dios",
aquel que se autodefinía que donde pisaba su caballo no volvía a crecer la
hierba.
En el año 451, cuando Atila se disponía a atacar y a
saquear la cuidad de Roma, le salió al encuentro, el Papa San León Magno y en las puertas de Roma, se reúne con Atila, logrando
convencerlo que se retirara y no saqueara la ciudad, como en efecto no hizo.
Como dijimos: El
Imperio Romano no la acabó Atila. El Imperio Romano se había previamente
suicidado debido al relajamiento moral, la falta de libertad y
el no honrar la palabra, y por lo tanto, perder el honor y la dignidad, tal
cual no la perdió nunca Marco Atilio Régulo, así le costara la vida, como le costó.
En el libro
los "12 Cesares", del
historiador Suetonio (Siglo
I), abundan los detalles, acerca de cómo en muchos casos, se perdió el sentido
de honrar la palabra, el honor y la dignidad, por parte por ejemplo de
emperadores como Nerón, Calígula y Cómodo, a pesar de ser este último, hijo de
Marco Aurelio (la excepción de la regla).
En el Imperio Romano, el sentido de honrar la palabra, se devaluó tanto
que por ejemplo, Nerón, en uno de sus ataques de locura, mandó a
incendiar Roma, con el fin
de componerle unos versos, pero al ver las consecuencias políticas negativas
que le podía causar dicho incendio, no se le ocurrió otra cosa que echarles la
culpa a los cristianos y en consecuencia, desató una feroz persecución contra
ellos, muriendo entre ellos, el primer Papa, San Pedro, quien pidió morir crucificado boca abajo, ya que no se
consideraba digno de morir como Jesucristo, su Maestro, su Señor y su Dios.
Con estos crímenes, la palabra de un emperador, quedó en menos que cero,
porque no se trataba solamente de la injusticia de haber desatado dichas
persecuciones sino también en la mentira que dijo Nerón, de culpar a los
cristianos de un crimen que no habían cometido.
También está el caso de Calígula y lo que por ejemplo sucedió en el caso de su caballo "Incitatus". Calígula
dijo que nombraba al caballo "Incitatus", como cónsul y sacerdote.
Leamos lo que aparece en la enciclopedia Wikipedia y que nos ilustra al respecto:
"Incitatus (en latín, Impetuoso) fue el caballo preferido de Calígula (12-41 dC).
Calígula otorgó a Incitatus el título de Cónsul de Bitinia.
Este hecho ha sido tradicionalmente interpretado como fruto de la demencia del emperador, pero lo cierto es que la actitud servilista y pusilánime de los senadores del reinado de Calígula, bien pudiera haber influido en dicho nombramiento, volviéndolo un hecho irónico que denotaría el sarcástico desprecio de Calígula hacia las instituciones públicas del Imperio.
Como caballo de carreras que era, Incitatus participaba en las competiciones celebradas en el hipódromo de Roma. La noche anterior a una competición, el emperador dormía junto al animal y se decretaba un silencio general que nadie podía violar en toda la ciudad bajo pena de muerte, con el fin de que el caballo descansase correctamente. Al parecer, Incitatus solo perdió una carrera en su vida, tras la cual Calígula ordenó al verdugo que matase lentamente al auriga para asegurarse de que sufriera" (fin de la cita).
Leamos lo que aparece en la enciclopedia Wikipedia y que nos ilustra al respecto:
"Incitatus (en latín, Impetuoso) fue el caballo preferido de Calígula (12-41 dC).
Calígula otorgó a Incitatus el título de Cónsul de Bitinia.
Este hecho ha sido tradicionalmente interpretado como fruto de la demencia del emperador, pero lo cierto es que la actitud servilista y pusilánime de los senadores del reinado de Calígula, bien pudiera haber influido en dicho nombramiento, volviéndolo un hecho irónico que denotaría el sarcástico desprecio de Calígula hacia las instituciones públicas del Imperio.
Como caballo de carreras que era, Incitatus participaba en las competiciones celebradas en el hipódromo de Roma. La noche anterior a una competición, el emperador dormía junto al animal y se decretaba un silencio general que nadie podía violar en toda la ciudad bajo pena de muerte, con el fin de que el caballo descansase correctamente. Al parecer, Incitatus solo perdió una carrera en su vida, tras la cual Calígula ordenó al verdugo que matase lentamente al auriga para asegurarse de que sufriera" (fin de la cita).
¿Qué tipo de respeto por el honor y el valor de la palabra
empeñada, podía haber tenido en un momento, semejantes personajes como Nerón y
Calígula?
3-Se observa lo siguiente, en la
película "Troya", basada
en el poema griego, "La Ilíada", escrita por Homero:
Aquiles mata a Héctor. Éste era príncipe de Troya. Lo mata en un duelo,
con el fin de vengar a su joven amigo Patroclo y posteriormente se
lleva su cadáver, a su campamento. En consecuencia, Príamo, legendario rey de Troya, va de noche y se infiltra en las filas
enemigas de Aquiles y le pide que le entregue el cadáver de su hijo
Héctor, con el fin de honrarlo con los respectivos funerales (Príamo era también padre de Paris, siendo este último, el
desencadenante de la Guerra de Troya ya que París
raptó a Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. París se llevó consigo a
Helena, a Troya).
Ante la aparición del rey Príamo, Aquiles se sorprende y le pregunta:
-"¿Y cómo corres este
riesgo viniendo a mí, si sabes que tengo poder para no
darte el cadáver de tu hijo y de paso, matarte de una vez?"
-"Porque a pesar de ser mi enemigo, eres hombre de honor y de palabra,
y sé que no matarías cobardemente a este anciano Rey. A mí hijo lo mataste en
un duelo, que es algo distinto y
además, hasta los enemigos se deben mostrar respeto"
-¿"Qué me pides?
"
-"Deja que me lleve a
mi hijo y que lo entierre como lo que es: como a un Príncipe"
-¿Cuántos días durarán sus funerales?
-"Doce días"
-"Que se haga como has dicho, vuelve a tu reino, te
doy el respectivo salvoconducto y una escolta de Rey: tú y tu hijo
merecen todo mi respeto, llévate a tu hijo y entiérralo como a un
príncipe, tienes mi Palabra que no atacaré
a Troya mientras duren los funerales. Héctor fue un digno rival y
merece ser enterrado como a un príncipe".
Hay que resaltar dos aspectos:
I-El respeto, que se deben
mostrar, hasta con los enemigos.
II- Aquiles empeñó su palabra y con honor
la cumplió, y la honró, tanto como cuando le puso un salvoconducto al rey
Príamo para que llegara sano y salvo a Troya, como en efecto llegó; como el no
haber atacado Troya, durante los 12 días
que duraban los funerales.
4- En los apartes anteriores, vimos a
farsantes, como por ejemplo, Calígula y Nerón, siendo este último quién grosera
y descaradamente, mintió sobre el incendio de Roma que él mismo había creado,
pretendiendo salvarse él y a la vez, inculpar a los inocentes cristianos.
También vimos a locos desquiciados, como Calígula y el caso de su caballo "Incitatus"; pero también vimos, por
ejemplo, el honor, la dignidad y la fidelidad a su Palabra, que tuvo el general
y cónsul, Marco Atilio
Régulo.
Queremos resaltar que Marco Atilio Régulo sentía
que tenía que volver a Cartago, así lo mataran; que su Palabra de Ciudadano
Romano, era ''una Palabra de Honor'', como a veces decimos hoy en día y que tenía que volver a Cartago ya que había dado su
"Palabra" que volvería (Palabra con ''P'' mayúscula, Ciudadano con ''C'' mayúscula y Honor con '' H '' mayúscula).Que si no volvía a Cartago, viviría el resto
de su vida como un ''ciudadano sin honor’’ (en este caso, para Marco Atilio Régulo, la ''c'' y la ''h'', hubieran sido en minúscula).
También vimos, como
Cincinato, era hombre de valor, honradez y como honraba su palabra, al volver a
su casa, luego de terminar las guerras. También vimos como Cicerón era hombre
de valentía, dignidad y honor. También vimos La Ilíada, que si bien, es un
poema, escrito por Homero, lleno de mitologías y leyendas, trata el tema de la
palabra, el respeto y el honor, tanto por parte de Aquiles, como parte del rey
Príamo.
5- Hay que pone la lupa en el valor de la
palabra, el honor, el respeto, la honradez, los principios y la valentía; sobre
todo, en los actuales momentos que vivimos, donde en por ejemplo, en cuanto a
la palabra empeñada, vemos como tanta gente, no cumple con honor, ni honra su
palabra empeñada, y que miente sabiendo que miente, y que al final, no tiene ni
siquiera vergüenza para decir la mentira que sea. Más bien, llegan a
desarrollar una tecnología de la mentira, donde dice la mentira más espantosa y
grotesca, aun inculpando a gente inocente y que al final puede llegar a mentir
como bien se dice: ''con su cara de tabla'', con su cinismo y con desfachatez, sin que se le arrugue ni un
solo músculo de la cara. Es decir, el típico "caradura", capaz
de engañar al detector de mentiras más sofisticado: el típico
farsante y mentiroso que no es ni siquiera, capaz de honrar su Palabra.
6- La palabra empeñada
debería ser algo sagrado. Debería ser un gran orgullo de sí mismo y de la más
alta auto estima, cuando alguien dice "le doy mi palabra", "tiene
mi palabra". Esto quiere decir: "mi palabra es la garantía que tal
cosa, la voy a cumplir ", que es uno de los más excelsos grados de virtud
que se puede adquirir. Es un gran valor humano, que se pueda decir de alguien:
"Es seguro que tal
cosa, en un 100 %, se va a cumplir, porque está por medio, la palabra de
fulano. Su palabra es nuestra mejor garantía”
Es muy importante, tener
siempre presente, aquello que aprendimos de pequeños:
"Palabra de hombre", "Palabra
de Honor".
La palabra, como el honor, es indivisible; o se
mantiene intacta, o se pierde entera.
Abogado
@caballitonoble
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