Cuando las personas
se acostumbran a lo malo, dejan de ser lo que son y se convierten en cualquier
cosa menos en ciudadano. Aceptar las cosas malas bien sea por imposición de
otros o simplemente por cobardía sin tener el coraje para enfrentar las cosas que
nos afectan, no podemos decir que somos ciudadanos libres sino individuos que
no nos queremos. Si no somos capaces de querernos a nosotros mismos nunca
podremos levantar la cara para decir que queremos a nuestros semejantes. Quizás
para algunos que lean estas líneas pudieran pensar que están cargadas de una
filosofía sin rumbo, pero no es verdad. Es una triste realidad que en este momento está infectando a
Venezuela.
En este bello país
llamado Venezuela, que como dijo ese gran estadista democrático don Felipe
González: “Venezuela era un país tan vivo, tan fuerte y tan rico, es ahora un
país en proceso de destrucción”. Felipe González fue presidente de España
durante 14 años, y durante ese tiempo la España posfranquista, no solo recuperó
el progreso y bienestar que había perdido durante la negra dictadura del
general Francisco Franco, sino que entro a formar parte de la Unión Europea y
de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En los últimos 17
años, prácticamente el mismo tiempo que utilizó González para meter a España en
el modernismo y el progreso, es el que han utilizado unos asaltantes de camino
al propio estilo de Maisanta, amargados y resentidos sin causas, que hicieron
de la exclusión y la corrupción una política de estado, para destruir una bella
nación llamada Venezuela, cuyos habitantes cuando llegaban a otros países en
calidad de turistas, eran recibidos con respeto y consideración, los meseros de
restaurantes se peleaban por la atención, nunca íbamos a mendigar fuera del
país y cuando salíamos era a disfrutar de los ahorros ganados honestamente con
el sudor de nuestro y trabajo.
En estos tiempos de
revolución bolivariana solo unos pocos enchufaos tienen el privilegio de salir
a turistear fuera del país. Salen y regresan al país las veces que las da la
gana con familiares, amigos y hasta con el personal doméstico, que
despectivamente llaman sirvientes, para que cuiden a los niños. Los enchufaos
nunca llenan carpetas para solicitar dólares a CADIVI ni CENCOE, porque se los
venden directamente en BCV, se los entregan por las partidas secretas de
ministerios y Miraflores, o simplemente tienen cuentas con muchos ceros a la
derecha en bancos de otros países, y nunca son investigados por Luisa Ortega
Diaz.
Mientras que la
inmensa mayoría de venezolanos estamos como presos en nuestro país, y no es que
tangamos prohibición de un juez para salir del país. Simplemente, primero
porque no tenemos con que, nuestros salarios están mas devaluados que los
billetes de monopolio y lo poco que ganamos no alcanza ni siquiera para
alimentarnos. Segundo porque ya las líneas aéreas internacionales no están
vendiendo boletos en bolívares porque el gobierno de Maduro mantiene una deuda
de mas de 4 mil millones de dólares que se niega a pagar, y tercero porque no
tenemos tiempo para matar tigres, el poco tiempo libre que tenemos debemos
utilizarlo haciendo colas para comprar algunos alimentos.
Es necesario que
todos los venezolanos que somos demócratas por convicción y por formación, que
tenemos en nuestro ADN sembrada la democracia gracias a los 40 años que tanto
han satanizado en estos 17 años, agarremos las banderas de la democracia para
recuperar la libertad y después como un
solo hombre comencemos a recuperar el país. Un país de oportunidades para
todos, donde nuestros hijos y nuestros nietos tengan la oportunidad de pensar
como les de la gana, no tengan que bajar la cabeza u obligados a ponerse franelas de un color determinado para acceder
a un empleo, una beca para estudiar dentro o fuera del país o que para comprar
alimentos no tengan que hacer colas.
Igualmente cuando
llegue a otro país lo haga por los aeropuertos y no por los caminos verdes, y
donde llegue diga con orgullo, SOY VENEZOLANO CARAJO.
Gerónimo
Figueroa Figuera
geron2ff@hotmail.com
@lodicetodo
CNP:569
Monagas
– Venezuela
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