CASO VENEZUELA
La inercia del venezolano se ha convertido en un misterio insondable,
sumido en el fatalismo no ve la salida del túnel. Golpeado por el alto costo de
la vida, por la escasez de productos médicos y alimenticios, encerrado en su
casa desde tempranas horas, para alejar lo que podría ser una muerte segura, en
manos del hampa bolivariana, Preocupado… sin saber que le depara el mañana… sin
trabajo y sin esperanzas.
La melancolía se ha instalado en el alma del pueblo, se sabe
traicionado, burlado, humillado, tiene que pasar su vida en una cola sin
derecho a protestar. Unos para no perder su trabajo como empleados publicos o
de una empresa que no quiere problemas con el régimen, otros para no perder su
bolsa CLAP.
En silencio, para conseguir una pequeña cantidad de productos escasos,
vendidas con un sobreprecio hasta del 50%, sobre los precios regulados,
sometido a que lo marquen como al ganado, con un número.
Nadie se rebela ¡una incongruencia!, como el país con las mayores
reservas petroleras pudo llegar a esto… Un país con hierro, aluminio, oro, diamantes,
tierras fértiles, una naturaleza exuberante, ríos, playas, montañas, selvas…
propicias al turismo. Donde en apenas 16 años, una banda de hampones,
traficantes, corruptos con vocación totalitaria y vendidos al Castro-comunismo,
convirtieron a una Nación líder de la región, en una de las realidades más
empobrecidas del mundo.
Un país que declina a paso militar, donde tampoco se revela un líder que
sea capaz de dirigir y convencer, a una multitud inconforme que no encuentra
como canalizar su descontento, que permanece con los brazos caídos, la cabeza
baja, quejándose de su suerte.
Un país con un pasado glorioso y espíritu férreo, tierra de
Libertadores, que parece borrarse lentamente de su propia historia. Olvidado
estos últimos años, por todas esas naciones que recibieron acogida sin límites
en nuestras tierras, cuando en sus respectivas realidades no existían garantías
democráticas.
Habíamos desaparecido del radar latinoamericano, o peor aún, los
intereses económicos y petroleros pesaron más que la Democracia y la libertad
en Venezuela. Cuál será el estado de civismo y de valores de las democracias
latinoamericanas, dispuestas a traicionar sus principios por petróleo barato,
bastó con cerrar los ojos o mirar en dirección contraria.
De todo esto debemos aprender, sobre el mesianismo, sobre la probidad de
las fuerzas armadas, sobre la solidaridad en la región, sobre la rectitud de
los lideres… mitos que se han caído por su propio peso… y por la falta de
honestidad.
Hemos aprendido de la traición, del palanqueado, del mediocre
envalentonado con su padrino, del oportunista, del enchufado, del titiritero…
del mercader de miseria. De todo aquel que no podía ver más lejos que su propio
ombligo.
Hemos sido el país del hablar aproximado, del resolver al último minuto,
del relativismo en los plazos y en el tiempo. Pero también el de Jacinto
Convit, de José Gregorio Hernández, de Teresa Carreño, de Gallegos, de Reverón,
de Soto, Simón, Zapata, Nazoa, Fernandez-Moran y tantos otros.
No fue casualidad que Bolívar, Urdaneta, Sucre o Páez nacieran aquí, ni
que esta tierra produjera estadistas de visión universal y patriótica como
Betancourt, Leoni, Caldera o Calvani. Ni es producto del azar la UCV, ni la
PDVSA de la Cuarta, ni el sistema de orquestas, ni el museo de Arte
Contemporáneo Sofía Imber, nada de eso existiría si faltara talento, seriedad,
trabajo y profesionalismo.
Tampoco nuestras universidades, aun en medio de la peor crisis vivida en
nuestra historia, estarían dando la talla con los profesionales que se forman
en sus aulas. Ni los estudiantes estarían sacrificándose por la libertad.
Algo de la geografía, de la historia y de sus habitantes ha determinado
esta tierra, donde sus montañas, playas, selvas y llanos permanecen inmutables,
a la espera de presenciar un nuevo ciclo existencial. Porque en medio de
nuestras angustias, sin lugar a dudas esta surgiendo esa generación que
liberará, reconstruirá y fomentará un mundo culto, preparado, respetuoso de la
ley y trabajador.
Otra Venezuela se está construyendo, no la percibimos, aturdidos con los
gravísimos problemas. De los escombros del chavismo, surge un país
sensibilizado con la cuestión social, más solidario, más humilde, consciente de
sus errores y de lo que no quiere ser.
La oposición democrática debe percibir lo que se vislumbra, escuchar el
murmullo que se repite, leer en los labios y sentir con el alma, debe
convertirse en un verdadero parámetro de cambio, para así recuperar la
credibilidad. Sigue siendo la alternativa, pero debe sintonizar con la angustia
del que ya no tiene más nada que perder.
Algo de optimismo se desprende del dolor, del hambre y la desesperación.
De allí surge la fuerza, la valentía, el coraje y la decisión. Aunque pareciera
reinar el desconsuelo, cada día son más los que se atreven a hablar, a
denunciar, a decirle al régimen sus cuatro verdades, todos dispuestos a actuar.
Muchos han pagan en carne propia, presos políticos, ciudadanos con sus
derechos atropellados, jóvenes asesinados. Derechos humanos violados, la
constitución irrespetada, delitos que no debemos olvidar, ni nosotros ni ellos,
porque la de los ojos vendados tarda, pero llega.
Se lo debemos a los caídos y a sus familias, para que se haga justicia,
se dé una lección, se recuperen bienes y riquezas mal habidas… y se limpie este
país de traidores a la patria
La ignorancia y la improvisación del chavismo, lo llevó a implementar un
proyecto fracasado donde quiera que se implementó, El régimen de Maduro es
producto del desconocimiento de realidades geográficas, históricas y económicas.
Su indiferencia al sufrimiento, la ruina del aparato productivo, el
irrespeto a las creencias religiosas, las violaciones a la ley y a la
constitución y la insuperable improvisación en las relaciones diplomáticas, no
le permiten al régimen recuperarse, la arrogancia, el cinismo, la borrachera de
poder y la corrupción generalizada firmaron su muerte.
Maduro, Diosdado, Tarek, José Vicente, Jaua, Jorge y Delcy Rodríguez y
Vladimir Padrino López… elites del régimen, están desesperados tratando de
presentar a un muerto como si estuviera vivo, como está muerta también la
revolución bolivariana.
La palabra a esa nueva Venezuela, para hablar en nombre de la historia,
de ese pasado glorioso de hombres, visionarios, honestos y que dieron lo mejor
de sí por la Patria y que hoy en día continúan, con un esfuerzo responsable
dirigido hacia el futuro, las nuevas promociones de la UCAB, de la Simón
Bolívar, de la Central o del Zulia.
Llegó la hora de escribir otras páginas de esa Venezuela que parecía
dormida, que vive en nuestras almas y en el corazón… impaciente por convertirse
en nuestra nueva realidad.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@VFutura
Venezuela-Futura,
Francia
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