martes, 10 de noviembre de 2015

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, ECONOMÍA SECUESTRADA.

Muchas valiosas opiniones, hacen referencia al caso venezolano (sin profundizar en la economía política como anatomía de la sociedad) como si estuviésemos en presencia de una crisis parcial de un ciclo económico, es decir como si el sistema gozara de “buena salud” y por tanto en capacidad de recuperarse rápidamente de sus convulsiones internas; negando a todo evento que nos estamos desenvolviendo bajo un enfoque gubernamental “revolucionario” que apuntala una sociedad de clases y por tanto dependiente de las ideologías en aras de motivar y racionalizar la división, al tiempo de procurar una organización socialista de la economía (socialización del mercado) bajo la premisa de garantizar ingresos a los ciudadanos aun sin trabajar (misiones), lo cual lleva implícito la abolición del capital en favor de empresas publicas autogestionadas de manifiesta ineficiencia, que luego intentan corregir mediante una planificación centralizada que mantiene el aparato productivo público en permanente reestructuración,  para que participen en un mercado socializado donde intervienen entidades públicas financiadas más por los impuestos pagados por las empresas privadas y las familias que por las transacciones que ellas mismas realizan; bajo la intención subyacente, sostienen, de modificar la supuesta explotación del trabajo (plusvalía) por un trabajo explotador que resta importancia a la producción de bienes.

La Academia Nacional de Ciencias Económicas, se pronunció recientemente (15/10/15) señalando entre otros aspectos, que la población venezolana viene padeciendo un acelerado deterioro en su condición de vida, que tenemos la tasa de inflación más alta del mundo (algunos estiman que puede llegar al 300% a finales del 2015), que tenemos un pronunciado desabastecimiento, que han desmejorado los servicios públicos, que se ha experimentado una mengua de los salarios, etc; al tiempo de señalar que las causas emergen del proyecto económico implantado que ha despilfarrado más de 1,3 billones de $ con fines estrictamente políticos, e igualmente se ha destruido la capacidad productiva doméstica, aumentado la dependencia del ingreso petrolero, se socavaron los derechos de propiedad y en general se mantiene la economía sometida a una serie de regulaciones y controles.
La “revolución socialista” en Venezuela, carece de un proyecto de sociedad (salvo destruir el sector privado) ya que en mucho está sustentada en una lectura “oral” tergiversada de El Capital, que es realmente un importante estudio científico del nivel económico y un análisis del Estado, el derecho y la ideología del modo de producción capitalista; siendo que el “proceso” apenas apunta hacia una “tiranía de la mayoría” sobre las necesidades definidas por una minoría dirigente que supuestamente gobierna en “nombre del pueblo”, a la luz de secuestrar la economía y encerrarla en una hipotética planificación imperativa aislada del mínimo calculo económico, recurriendo a la autogestión para intentar pasar de un régimen a otro sin tener claro sus dirigentes políticos y el pueblo mismo hacia donde se va, apenas “conociendo” que el “problema de fondo” es la propiedad: propiedad privada (que no es absoluta en la economía capitalista) vs propiedad del Estado; teniendo como “enemigo” la producción de bienes de consumo por parte del sector privado impulsando una “guerra económica gubernamental” contra su capacidad de producir rápido y eficientemente. Es obvio, que en esa estrategia subyace impulsar un cambio de modo de vida (que la mayoría poblacional rechaza) por medio de la propiedad del Estado que muy poco resuelve en materia de bienestar ya que administra “sus” empresas como servicios públicos en aras de producir bienes sociales y dividendos electorales.
Ha de tenerse presente, que el proceso de transformación de la producción privada en producción estatal lleva implícito la eliminación del mercado como condición indispensable para instaurar el socialismo (en vía al comunismo), momento en el cual cesa la producción de mercancías (bienes que se intercambian en el mercado) siendo sustituida a través de un proceso de apropiación social de los medios de producción los cuales pasan a ser regulados por la “planificación social” en un contexto de mercado socialista como una institución para el intercambio de equivalentes (el tiempo de trabajo empleado por un productor es intercambiado por bienes producidos por una parte equivalente de tiempo de trabajo social de otros productores por medio del uso de certificados de trabajo); con la dificultad (¿utopía?) que conforma esa intención ya que una sociedad comunista (si alguna vez llega) emerge de una sociedad capitalista y por ende estará cargada de sus aspectos económicos, morales e intelectuales.
A tenor de lo expuesto, genera estupefacción el reduccionismo de algunos analistas cuando sostienen que para superar la crisis económica general que hoy experimenta el país apuntalada por convicciones ideológicas inconmovibles y por el deseo de permanecer como sea en el poder, basta con aplicar un plan de recuperación del aparato productivo privado nacional cuando en simultaneo el Gobierno está recortando las divisas al sector, con elevar las reservas liquidas del BCV (el 75 % de las reservas están en oro), con estimular las inversiones nacionales y extranjeras, con flexibilizar el control de cambio, con aplicar una unificación cambiaria, propiciar la estabilización del tipo de cambio y los precios, generar un clima de confianza, ejercer una férrea disciplina monetaria y fiscal, entre otras; todo ello dejando al parecer inalterable la visión de destrucción del sector privado de la economía para instaurar desde sus escombros un socialismo a la antigua reemplazando sus “principios” por otros “más actuales” dentro de un marco de revisionismo oportunista reducido a consignas y eslóganes por un mundo más justo.
En fin, el proceso revolucionario no han superado el eslogan de “no volverán” (en referencia a los partidos oposicionistas) y con el tiempo algunos han agregado: “ni ustedes tampoco cuando se vayan”; en una confusión que deja algo muy claro: se hace necesario rescatar la economía de las garras del Gobierno.
Jesús Alexis González    
jagp611@gmail.com     
@jesusalexis2020

Miranda - Venezuela

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