miércoles, 4 de noviembre de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL MUNDO DE ACUERDO A JUNG,

Hay una anécdota sobre el Dr. Carl Jung, rescatada por el músico de rock progresista inglés Peter Gabriel, en una de sus canciones, Rhythm Of The Heat, donde relata la visita del psicólogo a África y como, recibido en una tribu, se ve involucrado en una frenética danza al ritmo de los tambores y de pronto, le da un ataque de pánico al sentir que estaba a punto de perder el control sobre su persona e integrarse a un mundo que no era el suyo.

Fue una de las tantas experiencias de la existencia del inconsciente colectivo que exploró durante su extensa carrera, una experiencia en la que vio la estructura fundamental del universo, donde la unidad y la división conviven e interactúan constantemente.
Carl Jung
Como experto orientalista estaba al tanto de la filosofía budista y su manera de ver al mundo, que se acercaba con mucho a la realidad que describía la física cuántica, desarrolló una visión científica a la par con el misticismo para elaborar, como exitosamente lo hizo, una buena cantidad de conceptos fundamentales en la psicología profunda, paradójicamente una de las herramientas que utilizó fue la mecánica cuántica, disciplina que se estaba desarrollando en su tiempo y con la cual tuvo contactos con algunos de sus fundadores, entre ellos, su paisano Albert Einstein.
Pero fue sobre todo con su trato con el profesor Wolfgang Pauli, también nacido en Suiza pero ciudadano austríaco, uno de los más brillantes hombres de ciencia que, en 1930 admitió en su clínica como paciente, fue justo el año en que Pauli postuló la existencia del Neutrino, su madre cometió suicidio al enterarse que su padre mantenía una relación extramarital, su mujer se divorció de él y el físico entró en crisis debido a su alcoholismo.
Pauli, junto a Niels Bohr y Werner Heisenberg, eran considerados los pioneros de esta nueva rama de la física, Pauli venía de una meteórica carrera que se había iniciado a los 21 años con la publicación de una revisión completa de la Teoría Especial de la Relatividad de Einstein,
de tal rigor y profundidad que dejó asombrado al autor y no tuvo sino palabras de alabanza para el joven investigador.
En 1926 el bisoño físico, calculó, utilizando la matriz mecánica de Heisenberg, los niveles de energía de las moléculas de hidrógeno, considerada una hazaña matemática en su tiempo, con solo 28 años ya ocupaba una silla como físico teórico en Zurich, en 1929 presentó junto a Heisenberg su Teoría de Campo de la Física en donde a todas las partículas se les describió como puñados de energía en sus distintas parcelas, finalmente recibiría el Premio Nobel de Física en
1945 postulado por Einstein; en 1956 poco tiempo antes de su muerte, los físicos Reines y Cowan confirmaron experimentalmente la existencia del Neutrino, esa elusiva partícula de pura energía que había sido intuida por el genio de Pauli.
Pauli padecía de una extraña condición y era que su sola presencia en los laboratorios hacía estallar los frascos de vidrios y descontrolaba a los aparatos de alta precisión, Pauli lo explicaba como un exceso de su energía mental y corporal, cosa que lo divertía, Jung pudo apreciar el fenómeno en varias ocasiones y desde entonces se le conoce como “efecto Pauli”.
El científico tenía una enorme sed de conocimiento, impulsado por un interés metafísico, preocupado por el tema religioso, gustaba de la lectura de la filosofía escolástica del Medioevo, sus investigaciones del comportamiento de la energía en el espacio-tiempo continuo, encajaron de manera natural con el interés de Jung sobre la alquimia y la transmutación de la materia, y fue en el desarrollo del concepto de “sincronicidad” sobre el que venía trabajando Jung, donde Pauli encontró un tema de interés común.
Jung le asignó a Pauli una analista para que hiciera la terapia, pero los dos hombres se entrevistaban a menudo y tuvieron largas conversaciones intercambiando impresiones y conocimientos, de hecho, Jung se interesó en los sueños de Pauli que describía con intensos detalles, se transcribieron 1.300, de los que Jung tomó los primeros 400 sueños para desarrollar sus estudios sobre simbolismo alquímico y física contemporánea, que desembocaron en la obra  de Jung, Psicología y Alquimia.
Al cabo de unos meses, Pauli fue dado de alta, había encontrado un cierto equilibrio y se le dio por curado, pero al poco tiempo vuelve a la bebida. Posteriormente el cruce de ideas se reanudó, sobre todo con el tema de la sincronicidad, al que Pauli trata de ponerle las bridas cuánticas, y de este intercambio de ideas surgió la obra de ambos, La Interpretación de la Naturaleza y la Psique.
De este interesantísimo diálogo epistolar surge la obra editada por C.A. Meier: Atom and Archetype: The Pauli/Jung Letters, 1932-1958, publicado por la Universidad de Princeton en el año 2001 y con un acucioso estudio introductorio de Beverley Zabriskie, para los que puedan conseguirlo, les aseguro una lectura fascinante y profunda. – 
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

Miranda - Venezuela

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