Hay una anécdota sobre el Dr. Carl Jung,
rescatada por el músico de rock progresista inglés Peter Gabriel, en una de sus
canciones, Rhythm Of The Heat, donde relata la visita del psicólogo a África y
como, recibido en una tribu, se ve involucrado en una frenética danza al ritmo
de los tambores y de pronto, le da un ataque de pánico al sentir que estaba a
punto de perder el control sobre su persona e integrarse a un mundo que no era
el suyo.
Fue una de las tantas experiencias de la
existencia del inconsciente colectivo que exploró durante su extensa carrera,
una experiencia en la que vio la estructura fundamental del universo, donde la
unidad y la división conviven e interactúan constantemente.
Carl Jung |
Como experto orientalista estaba al tanto de
la filosofía budista y su manera de ver al mundo, que se acercaba con mucho a
la realidad que describía la física cuántica, desarrolló una visión científica
a la par con el misticismo para elaborar, como exitosamente lo hizo, una buena
cantidad de conceptos fundamentales en la psicología profunda, paradójicamente
una de las herramientas que utilizó fue la mecánica cuántica, disciplina que se
estaba desarrollando en su tiempo y con la cual tuvo contactos con algunos de
sus fundadores, entre ellos, su paisano Albert Einstein.
Pero fue sobre todo con su trato con el
profesor Wolfgang Pauli, también nacido en Suiza pero ciudadano austríaco, uno
de los más brillantes hombres de ciencia que, en 1930 admitió en su clínica
como paciente, fue justo el año en que Pauli postuló la existencia del
Neutrino, su madre cometió suicidio al enterarse que su padre mantenía una
relación extramarital, su mujer se divorció de él y el físico entró en crisis
debido a su alcoholismo.
Pauli, junto a Niels Bohr y Werner
Heisenberg, eran considerados los pioneros de esta nueva rama de la física,
Pauli venía de una meteórica carrera que se había iniciado a los 21 años con la
publicación de una revisión completa de la Teoría Especial de la Relatividad de
Einstein,
de tal rigor y profundidad que dejó asombrado
al autor y no tuvo sino palabras de alabanza para el joven investigador.
En 1926 el bisoño físico, calculó, utilizando
la matriz mecánica de Heisenberg, los niveles de energía de las moléculas de
hidrógeno, considerada una hazaña matemática en su tiempo, con solo 28 años ya
ocupaba una silla como físico teórico en Zurich, en 1929 presentó junto a
Heisenberg su Teoría de Campo de la Física en donde a todas las partículas se
les describió como puñados de energía en sus distintas parcelas, finalmente
recibiría el Premio Nobel de Física en
1945 postulado por Einstein; en 1956 poco
tiempo antes de su muerte, los físicos Reines y Cowan confirmaron
experimentalmente la existencia del Neutrino, esa elusiva partícula de pura
energía que había sido intuida por el genio de Pauli.
Pauli padecía de una extraña condición y era
que su sola presencia en los laboratorios hacía estallar los frascos de vidrios
y descontrolaba a los aparatos de alta precisión, Pauli lo explicaba como un
exceso de su energía mental y corporal, cosa que lo divertía, Jung pudo
apreciar el fenómeno en varias ocasiones y desde entonces se le conoce como
“efecto Pauli”.
El científico tenía una enorme sed de
conocimiento, impulsado por un interés metafísico, preocupado por el tema
religioso, gustaba de la lectura de la filosofía escolástica del Medioevo, sus
investigaciones del comportamiento de la energía en el espacio-tiempo continuo,
encajaron de manera natural con el interés de Jung sobre la alquimia y la
transmutación de la materia, y fue en el desarrollo del concepto de
“sincronicidad” sobre el que venía trabajando Jung, donde Pauli encontró un tema de interés común.
Jung le asignó a Pauli una analista para que
hiciera la terapia, pero los dos hombres se entrevistaban a menudo y tuvieron
largas conversaciones intercambiando impresiones y conocimientos, de hecho, Jung se interesó en los sueños de Pauli que
describía con intensos detalles, se transcribieron 1.300, de los que Jung tomó
los primeros 400 sueños para desarrollar sus estudios sobre simbolismo
alquímico y física contemporánea, que desembocaron en la obra de Jung, Psicología y Alquimia.
Al cabo de unos meses, Pauli fue dado de
alta, había encontrado un cierto equilibrio y se le dio por curado, pero al
poco tiempo vuelve a la bebida. Posteriormente el cruce de ideas se reanudó,
sobre todo con el tema de la sincronicidad, al que Pauli trata de ponerle las
bridas cuánticas, y de este intercambio de ideas surgió la obra de ambos, La
Interpretación de la Naturaleza y la Psique.
De este interesantísimo diálogo epistolar
surge la obra editada por C.A. Meier: Atom and Archetype: The Pauli/Jung
Letters, 1932-1958, publicado por la Universidad de Princeton en el año 2001 y
con un acucioso estudio introductorio de Beverley Zabriskie, para los que
puedan conseguirlo, les aseguro una lectura fascinante y profunda. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
Miranda
- Venezuela
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