miércoles, 4 de noviembre de 2015

RAFAEL BELLO. OPOSICIÓN Y CAMBIO, CASO VENEZUELA


 En el pueblo venezolano hay una actitud persistente de cambio. Esta actitud sobradamente vinculante a la realidad que se vive tanto en el campo como en la ciudad, refuerza la lucha democrática. Tiene lugar entonces en todos los sectores del país la firme disposición de ponerle término a lo que conlleva una situación de empobrecimiento generalizado en la sociedad venezolana.

  Hay que ponerle término a ese cuadro de carencias que priva de los productos esenciales para la vida al venezolano. Hay que ponerle término por cuanto este es un país que no puede continuar bajo los designios del atraso. Aquí en este país hay hombres y mujeres con la condición que ennoblece al ser humano: honradez, trabajo y preparación. Eso es lo que priva en un país para alcanzar niveles de bienestar económico y social.
  En la nación tiene lugar el caso extremadamente grave de la instauración de un régimen que contraría elementos sobre los que ha de fundamentarse una sociedad en ascenso económico-social. Donde el desarrollo sea sobresaliente en la determinación de la sociedad en el bienestar y la seguridad. Eso es lo deseable en Venezuela: un régimen para la subsistencia. En un régimen contrario a los valores democráticos, el derecho libre no es posible. El derecho a la propiedad es negado en todos los ámbitos.
  Pero de lo deseable a la realidad que se vive, hay una distancia del cielo a la tierra. Se está frente a un cuadro lastimoso de la vida del venezolano que lo priva de los elementos indispensables de la subsistencia. Y cómo lo priva de los medios de subsistencia, más todavía, de las posibilidades de su formación para asumir con el saber que prodiga la condición del conocimiento, la responsabilidad ante los retos de la vida.
  El retrato en gran formato de lo que se vive en Venezuela está en las colas de hambre a lo largo y ancho de la geografía venezolana. En esas colas de hambre está un pueblo que hierve de impaciencia por un cambio. Que grita y pelea porque haya en esta nación una conducción opositora valiente y determinante a los cauces de la democracia en sustentación de los derechos que van más allá del electoralismo que bandea entre la debilidad y la formalidad. La formalidad ante las acciones represivas que dejan una estela de muerte entre la juventud valiente que protesta y asume los derechos de la causa del pueblo venezolano.
  Que asume con valentía la defensa de la Venezuela aun a costa de sus vidas. Eso es lo que tienen que mirar con profunda inquietud quienes se creen en la oposición que nada obliga a una conducta valiente por la sociedad venezolana con sus derechos fundamentales de la libertad. La diferencia entre un pueblo que vive las carencias. Que lucha a diario para vivir como Dios manda. Y quienes se recrean en las tertulias domingueras de una inicua campaña electorera, temerosa, huidiza y blandengue, no lo creen así.
  Aquí hay un país que quiere cambio. Que grita y pelea y que no renuncia a sus derechos de ser libre. Esta es la Venezuela de la libertad. Que la ama y la defiende a todo trance. Que no se acobarda, porque no renuncia a sus derechos.

Rafael Bello
bello.rafael@yahoo.es
@unidadylagente

Texas - Estados Unidos

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