Mientras el tiempo
pasa, día a día nos damos cuenta de la importancia del 6D de 2016, un evento
electoral, comparable al 6D de 1998, con una diferencia sustancial, mientras la
reciente elección corresponde a la integración del órgano del Poder Legislativo
Nacional, representado por la Asamblea Nacional; la antigua elección
corresponde a la alternabilidad en el ejercicio del órgano del Poder Ejecutivo
Nacional, representado por la Presidencia de la República.
Ambos procesos
electorales tienen un mensaje implícito a partir de la voluntad popular
expresada mediante el ejercicio del derecho al voto, se impone la necesidad de
recuperar la política y la democracia en favor del pueblo, que evoca la
existencia de los ciudadanos organizados, ejercitando sus derechos políticos.
Entre tantos
comentarios suscitados a raíz de los resultados del 6D de 2015, evento
electoral que resultó sorpresivo en sus resultados, tanto para el Gobierno como
para la Oposición, al considerar la mayoría calificada para los candidatos de
la MUD, y la minoría representada por los candidatos del PSUV, se destaca uno
que hace referencia al fin de la Democracia representativa.
Sin embargo, no
compartimos este criterio, pues la representación política por excelencia, a
raíz del ejercicio de la soberanía popular mediante el sufragio, se da en la
integración de los órganos del Estado, que corresponden a dos de los poderes:
El Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo.
Los ciudadanos y sus
organizaciones con fines políticos, ejercitan su mayor esfuerzo electoral a los
efectos de la integración de la Asamblea Nacional y la designación del
Presidente de la República. En los procesos electorales, el pueblo expresa su
interés en la política y la democracia, de allí que este 73% de participación
que se manifestó el pasado 6D es un mandato para el cambio, orientado por una
recuperación de la institucionalidad y el pleno respeto y cumplimiento de la
Constitución de 1999, un texto fundamental para el desarrollo armónico de la
democracia participativa con elementos representativos, siguiendo las pautas
constitucionales vigentes.
El Estado de
Ciudadanos se ha manifestado en acontecimientos electorales, 20 en 17 años, con
resultados significativos para el establecimiento de las mayorías y las
minorías que coexisten en democracia, para el Gobierno se han expresado, en
números significativos, 18 triunfos electorales, mientras que la Oposición
obtiene 2 triunfos electorales de carácter nacional: el 2D de 2007, Referendo
Constitucional con el NO a la
Constitución socialista y el 6D de 2015, Elecciones Parlamentarias con el logro
de 112 Diputados de los 167 en disputa para la Asamblea Nacional.
En parte el presente
artículo se inspira en unas reflexiones compartidas por mi amigo el P. Arturo
Sosa Sj de visita en Venezuela en diciembre de 2015, comentando los cambios que
imponen los resultados electorales ya señalados, con una prioridad: recuperar
la política. Sosa lo expresa de la forma siguiente:
En este contexto, la
prioridad es recuperar la política como el modo de resolver los agudos
conflictos, la polarización ideológica y las heridas sociales existentes.
Recuperar la política forma parte del mensaje enviado por los electores. Se
trata de profundizar la política para fortalecer la ciudadanía y construir la
legitimidad del sistema político. Legitimidad republicana, como mínimo, y
democrática para una buena parte de la ciudadanía venezolana, incluyendo
integrantes de las Fuerzas Armadas.
Recuperar la política
significa la re-institucionalización de lo público, es decir, que el Estado se
organice y rija de acuerdo a la Constitución y las Leyes vigentes. De este modo
existiría la autonomía de los poderes públicos el equilibrio entre ellos para
garantizar los intereses públicos por encima de los privados de un grupo
político o económico determinado.
Sin el
fortalecimiento de la ciudadanía y de la organización popular no es posible la
recuperación de la política. La crisis de legitimidad del Sistema de Partidos
Políticos y Conciliación de Élites y la imposibilidad del bolivarianismo para
reconstruirla tienen como causa fundamental la fragilidad de la ciudadanía en
la población venezolana. La cultura rentista profundizada por el chavismo en el
poder complica esa tarea. Sólo un pueblo de ciudadanos puede hacer política y
vivir en democracia. La palabra “pueblo” evoca la idea de ciudadanos
organizados
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Nuestra Venezuela se enfrenta a la
mayor crisis multidimensional en su historia republicana, y uno de los
escenarios para el debate ciudadano y político se encuentra en la sede de la
Asamblea Nacional, dado que allí se expresan los dos modelos propuestos para el
logro del desarrollo de nuestro país, situación que se percibe como una salida
importante de la crisis actual.
La integridad del pueblo de Venezuela
se ha visto fraccionada, en un irrespeto al texto constitucional aprobado y
ratificado mediante referendo, es una integridad sembrada en las vidas de
tantos hijos del Estado Vargas, el 15D de 1999 y en las voces del silencio y
del clamor de tantos hijos e hijas de la Patria, que se manifestaron el 6D de
2007 y 2015. Se nos ha inoculado una polarización para establecer una odiosa
diferencia, por el discurso político, que destaca la existencia de un “pueblo
revolucionario” y un “pueblo democrático”, rompiendo la solemnidad y la
institucionalidad presidencial y parlamentaria, olvidando una declaración del
pueblo de Venezuela: “Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a
ella están sometidos”. El pueblo soberano ha hablado, respetemos esa sabiduría
popular. La voz del pueblo ocupa un lugar privilegiado en la política y en la
democracia, de allí el pensamiento tan repetido en épocas electorales: “La voz
del Pueblo, es la voz de Dios”.
Volvamos a las palabras de Arturo Sosa,
aplicando la técnica de la resonancia de las palabras que iluminan el
discernimiento, podemos sacar la esencia del mensaje que se nos regala:
• La prioridad es recuperar la política
como el modo de resolver los agudos conflictos, la polarización ideológica y
las heridas sociales existentes.
• Recuperar la política forma parte del
mensaje enviado por los electores. Se trata de profundizar la política para
fortalecer la ciudadanía y construir la legitimidad del sistema político.
• Legitimidad republicana, como mínimo, y
democrática para una buena parte de la ciudadanía venezolana.
• Recuperar la política significa:
1.- La
re-institucionalización de lo público, es decir, que el Estado se organice y
rija de acuerdo a la Constitución y las Leyes vigentes.
2.- Existiría la
autonomía de los poderes públicos el equilibrio entre ellos.
3.- Garantizar los
intereses públicos por encima de los privados de un grupo político o económico
determinado.
4.- Sin el
fortalecimiento de la ciudadanía y de la organización popular no es posible la
recuperación de la política.
5.- La cultura
rentista profundizada por el chavismo en el poder complica esa tarea. Sólo un
pueblo de ciudadanos puede hacer política y vivir en democracia.
LA ASAMBLEA NACIONAL
UN ESPACIO CIUDADANO.
Es una vieja aspiración que planteamos en una
oportunidad, cuando coincidimos con Arturo Sosa en la Universidad del Táchira
en el marco de un Foro, donde nos correspondió tratar la existencia de los
medios de participación en la función legislativa.
En el contexto
actual, retomamos esta idea para explicar que la representación popular integral
que se expresa en la AN se debe fortalecer en la medida en que se re -
institucionalizan los mecanismos de participación en el ejercicio de las
atribuciones que le corresponden al Parlamento Nacional.
Para recuperar la
integridad y la legitimidad del pueblo de ciudadanos, requisito esencial de la
democracia, el pueblo de Venezuela debe estar informado y organizado, para el
ejercicio de los medios de participación legislativos, esencialmente políticos
y propios de una democracia integral.
Lo que proponemos es
un esfuerzo colectivo para recuperar el espíritu y el contenido de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, CRBV, en el rescate y la
práctica de los medios de participación, enunciados en el Capítulo I del Título
V, artículos 186 al 224 de la CRBV. Y desarrollados política y
democráticamente, sin parcialidades ideológicas en el texto de los Reglamentos
respectivos, para dar pleno cumplimiento a los principios, criterios y medios
participativos establecidos en la Constitución.
Desde el ámbito de
los Estados, respaldamos la conformación de las oficinas parlamentarias
regionales y la necesidad mantener las relaciones entre los parlamentarios y
sus electores, así como, la necesidad de divulgar las actividades desarrolladas
por los diputados y diputadas en el ejercicio de sus funciones de conformidad
con la Constitución y tomar decisiones en beneficio del pueblo.
En este esfuerzo el
pueblo venezolano en su conjunto, y los ciudadanos electores de cada entidad
federal, deberán establecer las formas, medios y procedimientos de
acompañamiento y relación con sus diputados y diputadas, verdaderos
representantes políticos en el Parlamento, y así lo deberá entender y
establecer la Asamblea Nacional cuando se disponga a: Organizar y promover
la participación ciudadana en los asuntos de su competencia”. (Numeral 4° del
artículo 187 CRBV)
Jose Gregorio Delgado
Herrera
jgdelgado2011@gmail.com
@josegdelgadoh1
Caracas - Venezuela
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