“Todo saber oculta un poder, por lo tanto hay que desembarazarse del saber” Jean Claude Carrière
El derecho a formarse y el derecho a un trabajo digno
en tiempos de despotismo.
El paisaje nacional luce yermo, desabitado, los
profesionales están partiendo en un ritmo muy acelerado. La diáspora
intelectual es un hecho observable y medible. A muchos los he visto con la
melancolía o desorientados, tal vez indiferentes, a otros los he visto al
partir, quemando la Odisea para olvidar bajo el fuego que el retorno también
era deseable si se tenía conciencia de país. ¿Quo vadis Venezuela?
1- El derecho a formarse y el derecho al trabajo es
condición de libertad.
Lo primero que sucumbe en un Estado con tendencia al totalitarismo y al
mesianismo es el apoyo mutuo y el reconocimiento de la diversidad que somos.
Luego, la indiferencia ciudadana y el socialconformismo le van haciendo el
juego al poder devenido en hegemónico. El sujeto es poco a poco modelado
perdiendo sus libertades públicas y privadas. Si intenta resistir en solitario, su campo de movilidad
es cada vez más limitado.
Siendo un poder que detenta la condición de dudar, de ignorar/saber y de
interrogarse, el poder del intelectual, del profesional dentro de un régimen
totalitario se hace peligroso porque compite con mejores argumentos, porque
denuncia, propone, imagina, porque está consciente de su función y plantea
dudas razonables.
El Estado devenido en totalitarismo construye sus enemigos externos e
internos. En tal contexto, el profesional es convertido en el enemigo interno, el mismo camino siguen en
esa tipología construida, el empresario, el comerciante, el ciudadano que
disiente. Se pregona entonces una destrucción de jerarquías y de méritos, el
individuo debe desaparecer, todos deben ser iguales, detrás de ésta lógica
igualitaria se esconde como señaló Koselleck el terror.
La voz del poder entonces califica, estos enemigos son en una escala
mayor, enemigos de la patria, ¿Cuál Patria? ¿La que ellos han construido a su
medida excluyendo? Estos enemigos son además, en la lógica del déspota, los
responsables de la crisis y por lo tanto son colaboradores del imperio, el otro
enemigo imaginario, el externo, el que justifica la ineficacia del sector
público en manos del Estado.
En tal sentido recordemos que el
Congreso del PSUV del 31 de julio de 2014 definió los límites al profesional dentro del
diseño a futuro del Plan Patria, en palabras simples todo se reduce a: o está
con el gobierno o sencillamente no tiene trabajo.
“Los puntos diez y dieciocho de
los acuerdos del III Congreso del PSUV
garantizan el apoyo irrestricto al proyecto y plantean para tales fines,
la formación doctrinaria dentro del socialismo, base necesaria para crear
confianza en un proyecto socialista que exige fidelidad sin crítica, y
condición normativa para acceder a cargos del partido y de “la administración
pública”, una evidente exclusión de los que no comparten dicho proyecto.”
(http://elrepublicanoliberal.blogspot.mx/2014/08/luis-manuel-cuevas-quintero-el-31.html)
Es así que en un sistema que pregona un igualitarismo ingenuo al calor
de un partido único, el profesional, y el aspirante a ser profesional, deben
ser neutralizados o excluidos. Los chinos dirían reeducados en un espíritu de
normalización. Los cubanos les abrirían sus playas para que emigren en balsas.
Para un poder que se abroga para sí toda decisión y toda definición de
límite, la Constitución termina por ser un estorbo, entra en contradicción con
su aspiración hegemónica y unívoca. Recordemos que, La constitución misma
legitima el principio de autonomía, y garantiza la libertad además de otros
derechos contenidos en Capítulo VI, De los Derechos Culturales y Educativos. Sin
duda alguna para los escépticos que siempre pululan en los espacios
intelectuales, la lectura del artículo 109 es contundente y nos lleva al punto
de preguntarnos si los derechos positivos se discuten o se deben acatar y
respetar o en sentido más comprometido, hacerse respetar.
“El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y
jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y
egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de
la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio
espiritual y material de la Nación. Las universidades autónomas se darán sus
normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su
patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley.
Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y
actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece
la inviolabilidad del recinto universitario. Las universidades nacionales
experimentales alcanzarán su autonomía de conformidad con la ley”
La lógica de la Constitución debe ser omitida, anulada, pues se está en
revolución, es decir en un perpetuo estado instituyente. El poder monopolizado
por un Estado colonizado por una ideología, es de tan simple, perverso.
En una conversación sostenida por Jean Claude Carrière y el recién
fallecido Umberto Eco, en un segmento dedicado a los mecanismos de dominación,
Carriérre hablando del destino de los académicos chinos y los profesionales
enviados a campos de reeducación para extirparles la autonomía de pensamiento,
decía que en China, “Todos los que tenían especialización o conocimientos
particulares tenían que ser neutralizados”, en este contexto, por ejemplo, el
mayor especialista en música China tradicional enviado a un campo agrícola a
echar pico y pala, “pasó nueves años jugando dominó”.
En los contextos totalitarios es
una realidad concreta el deterioro de la condición profesional y su
humillación. Esto ya lo señalé en 2014 en medio de un mutismo universitario, en
“EL PROFESOR, ¿UN NUEVO ENEMIGO? APUNTES SOBRE EL DISCURSO ANTIUNIVERSITARIO,
DESDE MEXICO”
“En su simpleza y practicidad, no se trata solo de cercar a las
universidades en términos presupuestarios, sus últimas operaciones [las del
gobierno] tratan de limitar su derecho a formar, un aspecto clave para entender
el carácter fundante de la autonomía en tanto que ejercicio de la razón y
apertura al movimiento de los conocimientos”
(http://elrepublicanoliberal.blogspot.mx/2014/10/luis-manuel-cuevas-quintero-el-profesor.html)
Cuba y China son ejemplos de ésta situación de subalternización del
profesional, aunque como sabemos, China, no obstante, ha ido cambiando post
Tiannamen; hoy es la primera fuerza estudiantil en los EEUU. Esto dice mucho de
un matiz que ciertos países tienen claro: la formación profesional de calidad.
Sobre todo si quieren enfrentar con mayor preparación los retos locales y los flujos globales de la economía y de los
productos no tangibles como por ejemplo, la cultura.
2- La coacción al profesional y a la Universidad.
En el contexto venezolano la coacción al profesional es patética, casi
de vaudeville, se le niega el derecho a aspirar
a mejores condiciones materiales de vida y, se le niega a acceder a
mejores condiciones, digamos, espirituales, es decir, el derecho a formarse y a
formar un criterio sustentado en el ejercicio de la autonomía y la producción
de pensamientos y de obras, cuyo único límite está formado por el imperativo
categórico, el derecho a vivir con un sueldo digno y el derecho a tener
oportunidades de trabajo. Pero no, en la lógica del poder Ejecutivo, estos
individuos que tienen el poder de saber son enemigos. Luego las universidades
que los forman también lo son y en consecuencia, deben ser cercadas y
estranguladas materialmente. Vaya genealogía del terror se inventa el
despotismo.
La cosa empeora cuando una simple mirada al Producto Interno Bruto
engordado por más de una buena década de bonanza petrolera fue literalmente
dilapidado entre “regalitos a países socialistas” y la “migración de grandes
capitales en divisas” a paraísos fiscales como los de Suiza, Panamá o Andorra
que esperan por ser investigados seriamente y los capitales existentes,
confiscados y repatriados.
La solución del Estado a la crisis económica fue además de endeudarse,
la de crear una Empresa militar que monopolizará el negocio petrolero, la
Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas. Antes ya
lo habían intentado con el negocio agroalimentario al crear PDVAL y militarizar
los puertos; el resultado fue patético, la escasez de productos y las largas
colas para comprarlos cuando los hay. ¿Qué cabe esperar con esa Compañía
petrolera camuflada de verde?
Ésta reciente jugada es clara y está triangulada en la Habana.
Recordemos que el Ministro de la defensa se retrató sonriente con Fidel durante
unos meses de estadía en la Isla en 2015. Nuevamente un espacio para la
colocación de los profesionales formados en las universidades pasa a ser
confiscado por los militares. El civil queda subalternizado por la bota militar
y la principal fuente de obtención de divisas queda en manos de su arbitrio.
Ante el expolio, el paisaje de convivencia ciudadana devino en una
crisis que no ha dejado de profundizarse, y la tensión entre el “síndrome
Niemöeller” que es el de la indiferencia, y la
desobediencia civil emergen como opciones.
Todo conduce a varias interrogantes de fondo, ¿en la Venezuela
petrolera, qué hicimos para formar país? ¿Le importó al pseudosocialismo formar
los recursos humanos y brindarles oportunidades de retorno para construir país
como lo hace China? ¿Qué sucedió con las
universidades alineadas que creó el gobierno para enfrentar a las universidades
autónomas? ¿Qué calidad están recibiendo, con algunas excepciones esos
estudiantes? O, ¿siguió la lección
dictada en la Habana de profundizar las condiciones para propiciar el
desaliento y en consecuencia el desestímulo o la huida de los profesionales?
3- El triste Tigre de la Habana.
El caso cubano, ilustra muy bien la tensión del individuo prisionero en
un sistema que lo aplasta, lo anula, y lo modela en un rasero en el que cortar
caña y hacer vigilias de movilización ante eventuales e imaginarios ataques
imperiales, es igual a estudiar, a formarse y a contribuir al desarrollo “de
acuerdo a sus capacidades”. Maniobras para distraer, maniobras para tontos
útiles. Qué malos marxistas resultaron los caribeños.
Muy a propósito, Semana de Colombia público una dramática entrevista a
uno de esos “misioneros” que vinieron “altruistamente” a Venezuela a prestar un
servicio, ¿gratuito?; en apariencia; la realidad es que ésta misión buscaba dos
objetivos: ir desplazando al profesional venezolano para mostrar al “buen
samaritano socialista”, y obtener para Cuba regalías en petróleo y otros
beneficios en dólares a cambio del uso como mercancía de cambio de lo poco del
recurso que les queda de su clase profesional.
El testimonio de ésta misionera estremece:
"Su idea era salir de ese
país y buscar un rumbo distinto. En Cuba, para ella, no hay forma de avanzar o
de lograr “algún ahorro”. “Tenía amigos que me suplicaban un plato de comida
porque no tenían dinero. ¿Sabe qué era lo triste? Que eran profesionales y
trabajaban. Allá no se logra nada”.
“Sin embargo, en Venezuela se encontró con una situación aún más
devastadora. Cuando llegó al estado Portuguesa –donde residió durante su
misión–, se dio cuenta de las reglas “absurdas” del proyecto, del maltrato y de
las “condiciones inhumanas” en las que le tocaría vivir."
(https://es-mg5.mail.yahoo.com/neo/launch?.rand=53ctipv8rvq27#5257969178)
La “misionera” enfrentaba entonces dos situaciones de opresión; la del
régimen cubano y ahora la venezolana. El testimonio nos lleva a reflexionar
sobre el mundo de la vida confiscado por un sistema despótico.
El texto es gráfico con respecto al debilitamiento profesional y la
clausura del futuro en esta historia del tiempo presente. El texto además, es
un “espejo que no oculta nuestro rostro”, sino que lo muestra con todo el terror
reptante de un poder muy sutil pero muy eficaz cuyo fundamento, es el uso del
miedo cuya estrategia ha sido importada a Venezuela.
De fondo lo que he llamado el “síndrome Niemöller”, es decir, el
comportamiento indiferente de una buena parte de la clase profesional. A ésta
la debilitan dos condiciones: las necesidades materiales y la crisis del
sentido de comunidad. Otros resisten pero les falta organización.
4- Para una tipología del profesional en crisis.
El desestímulo y provocación a la clase profesional bajo el
totalitarismo se juega entonces en cuatro
frentes:
a) El de la resistencia en un
ambiente sin estado de derecho y bajo la volatilización de su sueldo en una de
las economías con mayores índices de inflación.
El último acoso ha sido el de la vía impositiva que golpea severamente
los ya de por sí deteriorados sueldos.
b) El de las necesidades que
conduce a la sumisión en las largas colas para obtener un mísero producto de
higiene o de alimento que llevar a su casa.
c) La huida dejando atrás su
país buscando un nicho académico o laboral
en donde desarrollarse.
d) Y tal vez la más patética
porque se fundamenta en la “servidumbre voluntaria”, el de su inserción en el
infierno ideológico y burocrático del pseudo-socialismo del siglo XXI, en donde
la capacidad única que se valora, es la fidelidad y no la formación
profesional. Así, en el caso de Venezuela, hemos tenido a un recién egresado,
Héctor Rodríguez Castro -que proclama que los pobres deben seguir siendo pobres
para que no atenten contra el socialismo-, como vicerrector de Asuntos Sociales
y Participación Ciudadana de la Universidad Nacional Experimental Politécnica
de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (UNEFA), luego como Ministro de
Educación y actualmente como Jefe de la fracción Parlamentaria del PSUV en la
Asamblea Nacional
(Su perfil muestra 17 cargos
ejercidos dentro del aparato burocrático del Estadosocialista en un tiempo
récord).
(http://www.poderopedia.org/ve/personas/Hector_Rodriguez).
El poder tal y como está
concebido desde el Ejecutivo no necesita de perfiles académicos, necesita de
serviles. Razón tenía Todorov al referirse a la vida en el comunismo en la cual
el sujeto supuestamente colectivo, comunitario, se transforma en parte de la
máquina de poderío, “El comunista medio no es un fanático, sino un arribista
cínico que hace lo que hay que hacer para acceder a una posición privilegiada y
asegurarse una mejor calidad de vida”
El profesional venezolano ante un contexto tan opaco, tan laberíntico,
tan pobre en espíritu, se debate entre quedarse para resistir o sucumbir, otros
buscan la salida pragmática, huir; el ¡run for your lives! se ha convertido en
la salida más concurrida.
5-La formación universitaria en peligro. Destruir la formación
profesional es destruir al espacio profesional mismo.
La vida de quiénes han optado por formarse en el extranjero en
Instituciones universitarias de prestigio es tal vez peor, viven la sensación
de estar en un limbo material en un país extraño, el gobierno no otorga las divisas
que ellos, los estudiantes o sus universidades deben pagar para poder mantener
el programa de formación y mantener la estadía del estudiante. Se niegan los
recursos, o llegan limitados o a destiempo, se ponen trabas y más trabas para
desesperar al beneficiario. Todo busca desalentar.
La opción de estos profesionales en formación es renunciar o resistir privilegiando su
formación en condiciones materiales y psicológicas muy duras. Han venido a
formarse para su país, pero el futuro es incierto y el espejo de las cuatro
tipologías muestra su horizonte de expectativas.
Los profesionales ya formados parecen olvidar esta condición de sí, la
de que ellos también en algún momento, también se estuvieron formando. No
parecen entender la espacialización del problema. Al negar el derecho a
formarse, la profesionalización decae, y pronto, el profesional ya formado contaminado del síndrome Niemöller, que cree
estar seguro, verá su espacio profesional arrebatado por réplicas del burócrata
corrupto, oportunista y sin formación.
En tal contexto, ¿las universidades como institución educativa
productora y captadora de profesionales se han detenido a pensar en esto? y
luego, ¿cuál ha sido su respuesta sustantiva y sostenida ante la diáspora
intelectual?
La atmosfera que se respira es pesada, y la representación universitaria articulada en aquella frase de
Bianco sobre la Universidad como una "casa que vence las sombras", se
ha invertido poco a poco en una imagen de la literatura Gótica en la cual, la
casa universitaria se oculta en las sombras y en los laberintos que crean
ambientes de opresión propiciada por una atomización de los órganos de
cogobierno universitario que parecen defender parcelas sin ver el espacio
general de la autonomía que hemos ido perdiendo. Hay otro plano de preguntas
que no pienso responder por ahora sino solo enunciar.
¿Cuál es la actual imagen pública del universitario en Venezuela? ¿Qué
sucedió con los planes para formar profesionales en las mejores universidades
del mundo? ¿Se ha consultado en serio a
sus becarios (the last mohicans), hoy desprotegidos económicamente y
resistiendo en un paso de las Termópilas posmoderno? ¿Qué sucede con la
colocación de nuestros egresados? ¿Se ha valorado el horizonte de expectativas
que se abre al egresado de las universidades autónomas? ¿Se ha valorado la
depresión colectiva que se vive en la Universidad Autónoma ante el
hostigamiento del Ejecutivo y los colectivos de paz armados? ¿Y las comunidades
científicas ya se han decidido a bajar de la ciencia neutra para colocarse del
lado del humanismo acosado por el despotismo? ¿Qué se esconde tras el Sistema
Nacional de Formación Permanente del Docente Universitario al que muy pocos han
prestado atención debida?
¿Se puede ser indiferente?
El panorama luce oscurecido, pero hay esperanza, sobre todo sin entendemos que el apoyo mutuo y la
condición libertaria del pensamiento, junto al derecho de igualdad de
oportunidades, deben defenderse con palabras y acciones.
Alguien se ha visto en el espejo totalitario de una Cuba que destruyó o
sometió al designio pragmático del poder de un déspota la libertad intelectual.
Venezuela va por el mismo camino; lo que observé recientemente en mi Universidad ilustra, ya hay signos y
síntomas de un malestar que muestra la
"fatiga de materiales". Los jóvenes ya no acuden a las aulas, los
profesores renuncian porque la oferta de trabajo del “amigo ecuatoriano” por
ejemplo, es más atractiva, los profesores están deprimidos.
En tal crisis, el conocimiento
sin el diálogo no existe, y las aulas y las comunidades científicas, los
gremios y el espacio público son sus
medios de realización.
Los profesionales deben entender
los objetivos comunes dentro de un marco de esperanza, expectativas y acciones
que impliquen dejar de salvarse en balsas para salvar el barco nacional que se
hunde. Los profesionales deben entender, que cuando el Ministro Rodríguez dice
que “los pobres deben seguir siendo pobres”, el que habla no es sólo él, es una
mentalidad compartida desde el poder
burocrático que ve en la pobreza su principal aliado para practicar el
populismo manipulador que les asegura en los cargos y en los beneficios que el
cargo comporta.
En tal orden de ideas, el discurso de Rodríguez ha sido interpelado con
solidez por Willy Mackey, quien desmontó la conversión de la pobreza en arma de
poder político, remontando su genealogía más reciente a la China maoísta, “Los
pobres convertidos en el combustible histórico del proceso. La pobreza vista
como la condición ideal para el deseo y la batalla constantes. La pobreza como
política de Estado”. De fondo como señala Mackey, ésta el condicionamiento del
ejercicio de la libertad a la afiliación a una ideología.
(http://prodavinci.com/blogs/apuntes-a-proposito-de-las-declaraciones-del-ministro-hector-rodriguez-por-willy-mckey/).
Ésta apelación a la pobreza debe leerse en una condición de mayor
amplitud dentro del discurso de Rodríguez, significa pobreza instrumental para
mantener el poder. Pobreza que no se explica solo en el ámbito material de
acceso a sueldos y servicios dignos, sino a limitar el acceso a los cargos o
limitar el crecimiento profesional del individuo aplastado por una ideología
cuya cultura se reduce al mando y obediencia, o como señala Mackey, “la
disciplina de obediencia ciega y jerárquica como única manera de asegurar el
pan, el techo y el reposo”. En este contexto, frases tan aparentemente tontas,
que incluso han pasado desapercibidas por nuestros intelectuales que las ven
como irrelevantes, como por ejemplo: “así es que se gobierna” o el “rodilla en
tierra” cumplen una función modelizante de la conducta subalterna.
En conjunto, todo el proyecto de desarrollo del gobierno y el Plan
Patria, no pasa de pura retórica para consumo de masas, sus metáforas de los
motores ya no calan. Los mismos intelectuales
afectos a un izquierdismo cosificado en la Sierra Maestra, tienen cada vez
dificultades para defender sus presupuestos teóricos. Un proyecto de tal
naturaleza se opone a los Objetivos planteados en un consenso global por el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo denominados: Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) y más recientemente, formulados como Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS), u Objetivos Mundiales que han venido proponiendo
con seriedad el “abordaje de la indignidad de la pobreza” y “poner fin a la
pobreza”. En tal escala global, ¿De qué lado estará el sistema pseudo
socialista? ¿Cómo se lee esto en el
contexto nacional si es que se lee? ¿Cómo puede conciliar realismo y manipulación
un oyente de las palabras del Jefe de la Fracción parlamentaria del PSUV? ¿El
profesional seguirá pensando en que el dialogante es sensato?
6- Tensión en las arenas movedizas. La autonomía como último reducto.
En las arenas movedizas dos boxeadores se enfrentan y se van hundiendo
poco a poco, Michel Serres el gran filósofo de la ciencia reflexionó a la vista
del cuadro de Goya sobre una historia que ilustra el empecinamiento de las
disputas de poder sin sentido de globalidad y de alteridad. Un poder que
disuelve el otro poder, el moral.
Queda en la Asamblea Nacional salir de ese pugilismo absurdo y enfrentar
fuera de las arenas movedizas y con leyes contundentes el pseudo socialismo
importado del Caribe que se ha impuesto en el país y que ha convertido a la
atmosfera venezolana en una atmosfera irrespirable.
Habitar es construir espacios de esperanza y de movilidad.
Destruir a los intelectuales o profesionales de un país es destruir el
país mismo. Destruir las posibilidades del pueblo -ese constructo lleno de
individuos-, para superar libremente su condición formándose, es disolver el
mundo plural en un pensamiento único cuya única oportunidad, está en el
sometimiento del individuo al Estado y al partido, a menos que este individuo tome conciencia de
su autonomía y se revele.
En Venezuela ¿Se defiende con fuerza el Estado de Derecho más allá de la
retórica política? ¿Se defiende el derecho a formarse y a tener igualdad de
oportunidades? ¿Se defiende el derecho a la cualificación profesional del
trabajo?
En esta tensión, el precio de
ésta desprofesionalización causada por la imaginación destructora propiciada
por el pseudo socialismo ¿quién lo paga?
¿Se ha evaluado con datos estadísticos y con métodos cualitativos el problema?
¿La Asamblea Nacional, las universidades y los gremios tienen estas
evaluaciones y balances? ¿Las piden? ¿Las tienen para dirigirse con propiedad
al país? O es que van a despachar el problema con un si, ya lo sabemos, o ya lo
habíamos pensando, solo para quedarse inmóviles como personajes salidos de
esperando a Godot.
Aquí en esta suerte de Proceso reescrito por miles de kafkas anónimos,
la ilusión del fin de la Historia es simplemente eso, una ilusión.
El mundo se sigue movimiento dialécticamente, ya Cuba ha mutado, tiene
otra cara para su mejor amigo, los EEUU; sin embargo sus profesionales, los que
les quedan, aún no se lo creen y siguen huyendo en balsas o llegan masivamente
a Costa Rica “buscando visa para un sueño”.
En este contexto de distensión, ¿cómo queda el discurso
antiimperialista? ¿Cómo quedan los complots? ¿Los ciudadanos venezolanos
estarán dispuestos a entender esto y a partir de allí enfrentar la manipulación
política? Y a todas estas, ¿cómo es que mi enemigo es amigo de mi amigo? ¿Lo entenderá la izquierda resentida? ¿Lo
entenderán los hijos de esa zurda conducta que no parecen ver que Fidel y Raúl
se cambiaron los tenedores de mano?
Estamos necesitados no de gremios atomizados en sus acciones, sino de
una unidad nacional profesional que envuelva a todos los descontentos ante el
deterioro económico y el deterioro espiritual, que construya esperanza en torno
a un objetivo común. La palabra
esperanza aquí en ésta crisis, no es banal, sobre todo si se entiende que
arrojados en el mundo, lo único que nos queda es trabajar para conseguir las
cosas dentro de un horizonte de expectativas. Su alcance no se hace sin
esfuerzos, y cuando un poder como el del Ejecutivo se desborda, el individuo
debe fortalecerse en el apoyo mutuo y enfrentarlo con los medios democráticos
que contemplan entre otras cosas, exigirle respeto y cuentas claras al Estado
Ninguna Democracia como señaló German Carrera Damas se ha logrado sin
una presión, ésta debe ir más allá de las meras palabras y del voto. Debe dirigirse al espacio público que es el
espacio en el que toma sentido.
El estado de locura, de poder enceguecido puede llevar al país a un
hundimiento de proporciones incalculables.
¿Y los profesionales, qué harán? Conviene que piensen en una pregunta
que ya formulé en 2010, ¿es posible pensar una universidad autónoma en un
contexto autoritario?
La autonomía al menos en su versión moderna no tiene que ver también con
la formación profesional, y el profesional ya formado no es el producto de ésta
autonomía.
Entenderá algún día la sociedad que ser profesional es un trabajo que
cada quién debe hacer con igualdad de oportunidades -que implica Instituciones
fuertes-, para superar su condición de pobreza. Que la profesionalización es un
indicador general del desarrollo que redunda en beneficio a la sociedad misma.
La autonomía radical que reside en el individuo es condición de libertad frente
al poder que sobre el cuerpo quiere ejercer el despotismo.
Toda sociedad en crisis debe entender que el curso de la historia no es
inexorable, y que los despotismos por muy destructivos que sean no decretan el futuro.
Luis Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com
ULA-UNAM
Merida - Venezuela
Mexico
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