“El discurso y
la acción política tienen que materializar las soluciones a las verdaderas
necesidades de una sociedad tratada injustamente por gobiernos que
continuamente olvidan el compromiso con sus ciudadanos.” Neuro J. Villalobos R.
Es trágico, inhumano y enojoso que en la actual
situación crítica del país, el régimen sólo procure su propia salvación para
continuar una gestión catalogada como la peor de toda nuestra existencia
republicana. Es necesario insistir en explicar a los venezolanos que la crisis
no la provocó la caída de los precios del petróleo, este hecho la empeoró. Si
se hubiera tenido una actitud responsable y previsiva en lugar de 17 años de
derroche, de mesianismo, de caprichos tercermundistas y de corrupción sin
freno, la crisis actual pudiera ser manejable. Es la terrible mezcla de
ignorancia, ineptitud, negligencia y falta de ética en la gerencia de la cosa
pública lo que nos ha colocado ahora no en condiciones de emergencia sino de
urgencia económica.
El régimen, con la muleta de un bochornoso tribunal de
justicia, continúa saltando la barrera constitucional. Logró un decreto de
emergencia económica plenipotenciario, negado previamente por la Asamblea
Nacional en uso de sus atribuciones constitucionales, creyendo que con una
simple declaración burocrática puede enfrentar con éxito la urgencia económica
que nos atosiga. Se requiere de condiciones objetivas y efectivas que generen
confianza y credibilidad para atraer inversiones que son fundamentales para producir
bienes y servicios e importar equipos y materia prima que ponga en
funcionamiento el engranaje industrial y agropecuario.
Ya lo he manifestado en otras ocasiones, el hambre no
espera, desespera, y la desesperación es hija de la ansiedad y hermana de la
angustia. Es muy mala consejera, sobre todo si se vive en un estado de
sobresalto permanente y de incertidumbre por no encontrar caminos que
garanticen encontrar una vida más digna.
Las voces agoreras no deben hacerle el juego al régimen solicitándole a un
poder legislativo con dos meses apenas de instalación, la solución de problemas
gestados en diecisiete años de desbarajuste económico y de degradación
política.
Estamos inmersos en un proceso de descalabro
institucional. El desconocimiento del poder legislativo por parte de los otros
poderes del Estado es un acto de irresponsabilidad y perversión que acarreará
consecuencias futuras a los gobernantes de hoy. La voz del pueblo, que ya no se
considera la voz de Dios, estará clamando justicia y pidiendo que sea
implacable.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela
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