A pesar de que
Venezuela se ha convertido en un raro país, con aristas peligrosas
condicionando la vida ciudadana, invitamos a nuestros lectores a aprovechar el
tiempo disponible de la Semana Santa en la reflexión que cada uno debe hacer
sobre su vida, la suerte del entorno familiar y las perspectivas del presente y
del futuro para todos.
Sobre el país
pensamos a diario. La dureza de la vida es obligante. La lucha por la
sobrevivencia ocupa buena parte del tiempo útil. Todo está dicho y repetido
hasta la saciedad. Los problemas sobre diagnosticados sólo asoman la
posibilidad de empeorar si todo sigue como está. Es poco lo que podemos
agregar.
Pero este mensaje está destinado a fortalecer el sentido de responsabilidad personal que cada uno tiene en esta crisis. Todo ciudadano está en la obligación inaplazable de defender lo suyo, es decir, su vida, la salud, el trabajo individual o colectivo y, por supuesto, aquí está incluida la defensa de la familia como deber fundamental. Si cada quien defiende lo suyo, todos juntos defenderemos mejor lo nuestro, la libertad, la democracia, la integridad de la nación para sólo mencionar algunos aspectos.
La Semana Mayor
ofrece la posibilidad de dedicar buena parte del tiempo a esta tarea. Los
voceros de la Conferencia Episcopal Venezolana están dictando pautas a seguir.
Sus consejos son de extraordinaria utilidad para entender la magnitud de la
responsabilidad que tenemos en lo personal y familiar. La vida de Jesús, el
sacrificio de su muerte y una resurrección que marcó para siempre la certeza de
que no morirá jamás. El testimonio existencial de los Apóstoles, sin olvidar
que entre ellos hubo un Judas. Así como también los aportes existenciales de
María y José nos dejan lecciones que debemos asimilar y poner en práctica.
Se trata de hacer un
balance de nuestras obligaciones básicas para corregir lo necesario y reafirmar
lo bien hecho que tengamos en nuestro haber. En estos días, desde la entrada
triunfante de Jesús en Nazaret el Domingo de Ramos hasta el Domingo de
Resurrección, encontraremos lo necesario para fortalecer la fe en un destino
superior para todos. La responsabilidad es básicamente personal. Nadie hará por
uno lo que cada quien está llamado a realizar por sí mismo.
Pensar en cambiar sin trabajar para lograrlo es una necedad que pagamos todos. No hay tiempo que perder.
Oswaldo
Alvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
Desde
El Puente
Caracas - Venezuela
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