Es evidente que Chávez no sólo devastó los sectores productivos,
educativos y tecnológicos del país sino también el cultural. El Museo de Arte
Contemporáneo de Caracas, otrora el más respetado y reconocido de América
Latina, desde la expulsión de su creadora Sofía Imber, perdió el brillo y la
importancia que tenía internacionalmente. El de Bellas Artes, creado en 1918,
está en una situación lamentable de deterioro de su infraestructura.
El Teresa Carreño, convertido en sala de festejos del chavismo. En un
concierto de gala de Dudamel, cuando se anunció por los altavoces: “el gobierno
bolivariano y chavista les da la bienvenida al teatro", la tremenda pita
hizo que omitieran para siempre la grabación. El Ateneo, fue desalojado por el
chavismo para "garantizar al público
el disfrute de sus espacios sin obtener beneficios económicos". El
CONAC lo cerraron porque “su personal se mostraba resistente al cambio
revolucionario”. El Ballet Contemporáneo lo eliminaron porque "no
presentaba un real impacto social y comunitario".
La saña del vandalismo se hizo presente en la destrucción de la estatua
de Colón, de 1893, la de La Libertad, en Valencia, de 1895 y el año pasado la
de Andrés Eloy Blanco. La Ciudad Universitaria de Caracas, Patrimonio de la
Humanidad (UNESCO), está en permanente peligro de deterioro. Las academias
viven al acoso, la historia tiene que ser manipulada y contada a la manera
comunista. El terrorismo contra todas las expresiones del saber y a favor de un
pensamiento único ha sido emblemático de este desgobierno. El recién
galardonado poeta Rafael Cadenas ni se le menciona.
Los zulianos nos salvamos de tanta degradación, porque en esos tiempos de
“exprópiese” y “ahora te doy lo tuyo”, el Zulia era territorio libre del
chavismo. Por eso aún conservamos nuestros centros de cultura, intactos, como
el Lía Bermúdez, Maczul, Teatro Baralt y Bellas Artes. Aunque en 2013, un
organismo oficial local negó celebrar el centenario de los scouts de Venezuela
en sus predios (tuvo su origen en Maracaibo), porque éstos eran agentes de la
CIA. Cuando se les aclaró que la organización era originaria de Inglaterra, la
respuesta fue: “bueno, agentes del imperialismo entonces”. Que oiga quien tiene
oídos…
Ernesto Garcia
Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
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