A partir del 6 de diciembre luego de las
elecciones parlamentarias, de inmediato Venezuela entrará en una etapa de
metamorfosis, de cambio. Irremediablemente se producirá un giro hacia los
sectores democráticos y contrariamente
la revolución de Nicolás Maduro y su banda se precipitarán por el barranco.
Estallarán las diferencias dentro del Psuv
que se han mantenido bajo un silencio monacal. Fracturada sus bases y espantado
el fantasma de su líder fundador, quedará el Psuv reducido a un partido de
cuadros de macilenta militancia.
Saltarán por todas partes los fiscales tipo
Franklin Nieves, los Aponte Aponte, denunciando lo que hasta los más incautos
presumían pero ahora llevado al existencialismo por sus actores principales con
la idea de salvarse de la espada de la justicia.
No habrá persecución ciertamente, ni acoso,
ni injusticia, pero mucho menos habrá impunidad. Quienes la deben que paguen
para que los que vienen no sean otro Cabello, Ramírez, o cualquiera de esos
funcionarios que fueron unos “pata en el suelo” como los llamó más de una vez
el comandante disparatero y jefe supremo, Hugo Chávez Frías.
Para el 6 de diciembre está prácticamente
cantada una estruendosa victoria en votos y números de diputados que favorecerá
a los candidatos de la Unidad democrática, votación que será un acto reflexivo
más que un carnaval electoral como lo llamó el sociólogo, Tulio Hernández.
De tal magnitud será el éxito que el gobierno
de Nicolás Maduro no tendrá otro camino que aceptarlo, desconocer unos
resultados electorales en estos días del siglo XXI no es una asunto común.
Además, a quien más le conviene un cambio en paz es precisamente al Gobierno
quien ha demostrado tener muy lejos prácticas intrépidas y ahora menos sin el
apoyo popular.
Los millones de votos tienen propietarios que
estarán dispuestos a defender lo suyo. Muchos se sorprenderán de que los
militares no permitan un arrebato a la voluntad popular. Sacarán del cinto el
artículo 328 de la máxima ley que establece que la Fuerza Armada Nacional está al servicio de la nación y en ningún
caso al de personalidad o parcialidad política alguna.
Finalmente, eso que dijo Maduro de que
ganarían las elecciones “como sea” son estulticias de un hombre fracasado, sin
aliento, por lo demás las estrategias no se anuncian con tanta anticipación, lo
cierto es que cada vez son más enanos.
Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
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