No
estando Eduardo Fernández en el pugilato partidista del ayer político y el
presente azaroso de hoy, podemos decir que nunca le hemos negado su
claridad de enfoque en los problemas del país. En nuestra apreciación seguimos sosteniendo
que el grave pecado político de Eduardo
fue la separación de su mentor el doctor Rafael Caldera; y pudiéramos decir que con ese paso atrasó el
reloj y
congeló su indiscutible oportunidad
-más temprano que tarde- de
colocarse la banda presidencial.
Cabe
aquí el concepto reeleccionista de Rómulo Betancourt y lo que fue la obsesión
del patriarca copeyano. La confianza
ciega de Rómulo por su "pupilo" lo llevó a colocarlo en primera línea
y fue así cuando en la confrontación interna
por la candidatura entre Raúl Leoni y Carlos Andrés, este último pronunció aquella frase lapidaria que sepultó
toda ambición y personalismo: "en política hay que saber
esperar". Lo demás es historia
reciente escrita por sus protagonistas con el impulso de su conciencia y el
sello de sus ideales. En política dos
más dos necesariamente no son
cuatro; las aguas volvieron a su cauce,
el partido verde celebra los 100 años del nacimiento de Rafael Caldera y a Eduardo Fernández -aún separado
de Copey- nadie puede negarle
su condición social cristiana.
Observamos
en Eduardo un gran celo por la paz del país;
pero él la mira con el cristal de un gobierno de unidad nacional, por
encima de la realidad de dos modelos incompatibles. Pudiera significar que para su conocimiento
ya Nicolás Maduro tiene sus maletas preparadas y que la línea blanda del PSUV
esté dispuesta a entregar el poder condicionado a la conformación de un
gobierno de transición.
Los
planteamientos de Eduardo son ampliamente razonados. Indican las consecuencias de la lentitud de
los actores para ampliar el consenso de la unidad, dando el primer paso para
desmontar la polarización que es el espejo donde se mira la Venezuela
fracturada. No somos optimistas; ver a Maduro rodeado en una mesa
con los líderes de la Asamblea Nacional es como pensar en renunciar a la
lucha diaria que nos toca librar respondiendo al clamor del pueblo, que en sus
sufrimientos lo que pide es otro gobierno.
No compartimos algunas ideas de Eduardo, pero estamos convencidos de que
voces cómo las de él, son las
que está reclamando Venezuela.
Luis
Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo -
Venezuela
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