viernes, 26 de febrero de 2016

PABLO HERRERA, LA AMISTAD

Amistad. Es un término que proviene del latín “Amicítas”; por “Amicitía”, de “Amicus”; Amigo, y que se deriva de “Amare”, Amar. El solo leerlo o escucharlo, nos evoca, una relación de afecto, de simpatía y confianza, que se establece entre las personas. La amistad es el vínculo más común entre los seres que tenemos la capacidad de manifestarnos unos a otros sentimientos y que representa igualmente, la base de las relaciones interpersonales. Es un intercambio permanente, donde los que intervienen siempre ganan y se comprometen en actos que propician el desarrollo de una sana convivencia, esta se presenta en distintas etapas, en diversos niveles de importancia y trascendencia, y se exhibe cuando los participantes del hecho amistoso, encuentran que tienen en común y comparten, inquietudes, gustos y sentimientos. Es un hecho circunstancial, que ve su génesis en la interacción e identificación, como consecuencia de características empáticas, y pueden surgir a los pocos minutos o al tiempo de relacionarse.

De la amistad, es tan amplia su concepción y tan extenso su abordaje, que prácticamente no hay limites para encontrarla o vivirla y se dice que puede haber relaciones amistosas donde intervienen una persona y otro tipo de sujetos; ángeles, santos, animales, plantas e incluso con otros elementos construidos o fabricados, y todo ello según sea el vinculo o relación de intercambio de “energías”, en donde se manifiestan las expresiones de esta, como una respuesta particular, a un estimulo o algún tipo de contacto. Por ejemplo, algunas personas identifican como amistad, a su relación con una mascota y hay una gran variedad de estas que sirven de apoyo, compañía o como auténticos amigos, y tomo una referencia a la relación de humanos con los perros, logrando que a estos se les signifique siempre el titulo de “el mejor amigo del hombre”, se habla igualmente de relaciones de comunicación e intercambios de sentimientos que establecen algunos otros, con arboles, plantas y flores o jardines, así como también ciertos otros que establecen contactos con lo mas intimo de sus vehículos, artefactos u otros elementos y que aseguran haber recibido de estos, una respuesta. En general se habla de relaciones simbióticas, entre dos o más seres vivos de especies distintas y que se definen como relaciones amistosas.

La amistad entre los griegos y romanos se representaba como divinidades alegóricas, en su honor se les construían o erigían esculturas y estatuas con determinadas significaciones. En nuestra cultura ancestral, nuestros cuentos aborígenes nos narran extensamente, como se relacionaban nuestras deidades, con los humanos originarios, los distintos elementos de la naturaleza y la gran variedad de nuestra fauna, cada una de estas narraciones, tratan de mostrarnos elementos que explican el porque de cada cosa y del como relaciones amistosas o de amores, se van presentando con hechos concretos, hasta llegar a la vida cotidiana y verlos aun, hoy en día presentes. Muchas relaciones de amistad han sido abundantemente narradas tanto de manera oral, como en el mundo de la literatura, en canciones, representadas en películas del cine y en series de televisión.

En nuestro “Manual del Fabricante”, aparece escrita la frase: “El amigo fiel es refugio seguro; quien lo encuentra, encuentra un tesoro” (Eclesiástico o Sirácides: 6,14); 

¿Quien de nosotros no posee un verdadero amigo y no le considera un verdadero tesoro? En una relación de amistad, están asociados entre otros, valores como: la lealtad, el amor, la nobleza, la incondicionalidad, la solidaridad, la sinceridad, el compromiso, la honestidad, la confianza, la fidelidad, la constancia. Se debe cultivar con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo. La amistad, puede surgir entre hombres y mujeres, novios, esposos, familiares, y entre personas con cualquier clase de vínculos, de distintas edades, religiones, ideologías, culturas u otros factores. Las relaciones de amistad pueden surgir en las más diversas situaciones y contextos, se generan desde el lugar donde vivimos, en la escuela, el liceo, la universidad, el lugar de trabajo, una fiesta o reunión, el café y restaurante cualquier otro sitio que frecuentamos, por medio de otros amigos o conocidos, y en estos últimos tiempos de una forma vertiginosa, a través las llamadas “redes sociales”. Nuestras amistades, tienen diversos niveles o grados con las que nos compenetramos, teniendo una diversidad, desde los amigos con quienes tenemos vínculos lejanos, hasta otros con cuales nuestro trato es muy estrecho, llegándolos a considerar como nuestros mejores amigos, que son con los que compartimos nuestras cosas más personales. No existe una ley o una guía que nos oriente sobre como escoger a los mejores amigos, pero esta surge como un acto voluntario y espontaneo, solo con aquellos con quienes tenemos más afinidades, en cuanto a intereses y gustos, o con aquellos que tenemos mayor parecido, aunque también esta puede presentarse entre personas muy dispares o con gustos disimiles, dando lugar al hecho que esas diferencias a veces, sean factores que fortalezcan la amistad, debido a que se complementan y enriquecen.

Yo si creo de la misma manera, como creo en el amor, creo en la amistad verdadera y en el valor de la verdadera amistad, y aunque para muchos es un tema críticamente utópico, debido a los intereses que mueven a la mayoría, por las relaciones basadas en la inmediatez y la superficialidad, haciéndolas incapaces de poner a un lado sus intereses particulares y desarrollar vínculos de amistad auténticos, duraderos y sólidos. Cuando la amistad es genuina y se manifiesta con los valores antes señalados, surge el reconocimiento como de mejores amigos, haciéndoles participes de un nivel de atención, lealtad y afectos, superiores al habitual que al común de las otras relaciones. Confieso también, que soy muy amigable y amiguero, y uno de mis admirados amigos, el poeta Rafael Ramón Blanco Veroes, de Valencia, Carabobo, escribió a propósito del “Día del Amor y La Amistad”, un texto que lo transcribo y que muestra magistralmente sobre las acciones del buen amigo, en su poema titulado; “Decálogo de la amistad: El buen amigo; te dice las buenas y las nuevas, el otro, propaga las malas noticias. El buen amigo; escucha tu argumento, el otro, lo rebate sin oírlo. El buen amigo; conoce tus criterios, el otro, elucubra posiciones. El buen amigo; sabe ciertos tus elogios, el otro, le añade suspicacia. El buen amigo; es justo en sus apreciaciones, el otro, minimiza tus objetivos. El buen amigo; celebra tus triunfos y alegrías, el otro, se le amarga la vida. El buen amigo; honra tus virtudes, el otro, escamotea tus logros. El buen amigo; medita tus palabras, el otro, cuestiona tus motivos. El buen amigo; te allana el camino, el otro, te señala un atajo. El buen amigo; no tolera a tus espaldas mala critica, el otro, las fomenta. El buen amigo; te evita un fracaso, el otro, los propicia. El buen amigo; calla ante tus penas, el otro, se deleita en los detalles.”

*Disconformidad: Ante la ola de quema indiscriminada, de cerros, montañas y extensiones de terrenos baldíos, los entes “competentes” no toman ni las acciones, ni previsiones para resolver.

*Propuesta: Que se designen funcionarios más responsables, que elaboren planes de contingencias, desarrollen campañas de prevención y combate efectivo al inicio de quemas e incendios forestales.

*Aspiración: Que revisemos nuestras acciones personales y evaluemos nuestra contribución para reforzar en los demás el gran valor que tiene la amistad y su aporte para con la mejor sociedad.

Paz, Amor y Salud. Bendiciones.

Pablo Herrera
pablo.herrera1@gmail.com
pablo.herrera1@hotmail.com
@pablo1herrera
Carabobo - Venezuela

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