La crisis económica,
social y política por la que atraviesa el país requiere de la revisión y
aplicación de mecanismos serios, responsables, y hacerlo implica salir del
actual sistema de gobierno. La ingobernabilidad se encuentra en estado de
ebullición.
Permitir al régimen
seguir al frente de la gerencia nacional, es masoquismo. La deuda contraída por
el oficialismo con otros países del mundo es de tal magnitud, que no hay como
honrar esos compromisos, los cuáles, según especialistas en la materia, va a
terminar con serias demandas judiciales que van a comprometer e inmovilizar lo
único que se explota, PETRÓLEO, y eso por ser sembrado por obra y gracia de la
naturaleza.
La hiperinflación,
inseguridad, escasez generalizada y las muertes por falta de medicamentos, son
un martirio para los ciudadanos, pero no así para el régimen, quienes expresan
con burla ¿cuál crisis?, transformando la realidad en humillación y sadismo
para sus coterráneos, a través de las colas, y aplicación de medidas
impositivas, devaluando y saqueando los bajos ingresos que perciben la mayoría
de los venezolanos.
El latrocinio
establecido en las esferas del poder es de tal proporción, que se escucha en
los pasillos el ruido ensordecedor de “terminemos con lo que queda, para
acordar con la oposición la salida del país, bajo régimen de seguridad y no
persecución, pero nos vamos con las manos llenas”. Son simplemente unos
ladrones, hambreadores, genocidas.
Reconocer la
existencia de una fuerza política es diferente a alcahuetear y acordar con la
cúpula podrida la impunidad. Es imposible establecer convivencia con quienes
han saqueado, empobrecido y traicionado la patria. A esos le sale cárcel.
Una forma es pensar
distinto, y eso es un derecho, y otra ser un corrupto y pretender por ello el
perdón. Eso no significa odio, rencor, venganza, nada que ver, es simplemente
establecer orden y respeto. Los ciudadanos lo exigen con dolor y lagrimas en
los ojos.
Los mecanismos
establecidos en la Constitución Nacional para la salida del actual régimen de
gobierno, van a ser saboteados por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Los
actuales gobernantes hicieron de la “mejor Constitución del mundo”, el escudo
para favorecer hampones.
Los principales
jerarcas gubernamentales anuncian públicamente que lo aprobado en el seno de la
Asamblea Nacional no lo van a asumir, y si lo hacen es porque les viene en
gana, no por efectos legales, constitucionales, total les da igual. Desconocen
la voluntad popular, y en consecuencia el Poder Legislativo.
Lo que llama
poderosamente la atención es que en el seno de la MUD, por ausencia de debate o
por intereses particulares, lleve a algunas individualidades con aspiraciones
presidenciales a generar severos titubeos sobre la vía expedita para concluir
con la pesadilla gubernamental, y se apunta a quién pega primero, como si ese
fuese el problema.
Déjense de pendejadas
y enserien el tema político. Rescatar la credibilidad y confianza de los
ciudadanos pasa porque no les vean la cara de pusilánimes.
Josue Arturo Molina
Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
Tachira - Venezuela
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