Los venezolanos no somos felices. La felicidad la hemos
perdido absolutamente. Vivimos en un continuo estado de angustia, de zozobra,
de confrontación, incluso en depresión. Eso del buen vivir es una mera frase de la campaña
comunicacional distorsionada del gobierno. La inseguridad, con cifras altas de
asesinatos, lesiones, sicariatos, hurtos, robos y secuestros exprés, no ha
cesado, aunque parece haber pasado a segundo plano con la debacle económica.
Pero Caracas y Maturín son las ciudades
más peligrosas del mundo.
No tenemos ni siquiera asegurada la atención asistencial
mínima. Los pacientes con enfermedades terminales se mueren por falta de
insumos quirúrgicos y medicamentos permanentes. La importación y distribución
de medicinas, muchas de ellas vencidas, se convirtió en un negocio corrupto con
la intervención del Servicio Autónomo de Elaboraciones Farmacéuticas, SEFAR.
Esto es un crimen de lesa humanidad por parte del gobierno. La educación de
calidad no es una prioridad, porque una ideología que pretende imponer el
pensamiento único no está interesada en la ilustración y el desarrollo del
máximo potencial creativo de la persona, sino en la sumisión por ignorancia.
En el caso de la economía, está evidenciado que este
gobierno es totalmente inepto e improvisado para rescatar a Venezuela de su
tragedia, crisis, debacle y quiebra estrepitosa. Encabezamos el ranking de la
economía más miserable del mundo y con la inflación que hace añicos cualquier
tipo de ingreso salarial. Los ignaros
chavistas, maduristas y cabellistas que siguen creyendo en esta pseudo
revolución aceptan la mentira de que les subieron el salario mínimo, cuando ha
sido todo lo contrario. Antes con un salario mínimo de Bs 9.648 y con cambio de
6,30$ se ganaban 1.531$. A partir de 01 de marzo, con salario mínimo de Bs
11.578 Bs y con cambio a 10$, se pasa a ganar 1.157$, es decir se ganará 374$
menos. Pero los chavistas fanáticos se dejan meter tremendo embuste, y siguen
diciendo que esta es la mejor revolución del mundo. Una lata de atún ya cuesta
3000 Bs, cuando antes se decía que sólo los pobres comían este pescado, igual
que la sardina. Ahora todos somos pobres y no podemos consumirlos. Ninguna de las supuestas medidas económicas
anunciadas por el Presidente asume estructuralmente el problema económico.
¿Cuáles son las medidas concretas para incentivar la producción nacional en
rubros básicos y generar confianza para que retorne la inversión extranjera?
¿Cuáles son las medidas concretas para generar mayor empleo formal y para
recuperar tierras y empresas expropiadas
y ahora improductivas?
¿Cuáles son las medidas concretas
para el abastecimiento suficiente, con variedad de marcas
y a precios asequibles de alimentos y bienes básicos?.
La escasez, la carestía de los bienes y servicios, las
colas para acceder a los establecimientos, los controles férreos a la
distribución que generan el incremento desmedido de los precios, continúa con o
sin medidas, con o sin decreto de emergencia, con ministros de economía de
propuestas cantinfléricas, y con un Presidente que se lo pasa encadenado todo
el día buscando excusas ajenas, sin asumir su propia responsabilidad en este
hecatombe. Y todavía, repito, hay adeptos al gobierno que aseguran que vivimos
mejor y felices. Es que este socialismo o comunismo fracasado les ha hecho
perder hasta la dignidad. Porque a la vista de todos está que no tenemos ni
bienestar espiritual, material y mental. Quizá lo que pretenden es volvernos
dementes a todos para convertir a Venezuela en un gran manicomio. De paso, este
oficialismo sigue irrespetando la soberanía popular, que reside
intransferiblemente en el pueblo. El Poder Ejecutivo utiliza al Poder Judicial
para hacer nugatoria las decisiones y actuaciones de nuestros diputados
representantes de la mayoría, que legítimamente elegimos el 6D. ¡Qué vergüenza
de Tribunal Supremo de Justicia tenemos, que se presta a judicializar estas
ansias desmedidas de poder que está acabando con el país!
Muchos aún conservamos nuestra dignidad. Nos resistimos a
dejar el dominio del país en estos forajidos gobernantes. Estoy en parte de
acuerdo con Ángel Oropeza. El madurocabellismo no sólo está en declive, en fase
terminal, en el ocaso. También será sepultado, más temprano que tarde, por los
venezolanos que aún tenemos dignidad, que no queremos perder definitivamente a
esta nación que Dios dotó de tantas potencialidades y recursos.
Isaac Villamizar
isaacvil@yahoo.com
@isaacabogado
Tachira - Venezuela
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