«Sofocado, una y sucesivas veces miro y escucho en mi país de origen cómo quienes son presuntos principales de gobierno actúan al modo como lo hacen los antisociales y malvivientes: cobijados por un explícito «Estatuto Para Ultrajes Institucionales»
A ninguna persona en
el mundo se le exige ser sabia para formar parte de una comunidad organizada.
Pudiera instruirse o no, formarse en instituciones educativas o ser
autodidacta. Pero, obviamente, necesitará adquirir conocimientos básicos y
mínimas orientaciones «púdicas». No para que sea célibe o asceta: sus
«preferencias y disfrutes sexuales/heroicos»
(extravagantes o no, pero íntimos) no deben escrutarse convirtiéndolos
en asuntos punibles, sino su «comportamiento social» porque muestra el «perfil»
de su otra «moral» en el lugar donde resida. Si acata la Constitución y Leyes
(es trabajadora, comunicativa, apacible, fraterna, cooperadora y respetuosa del
otro) será reconocida como una persona «digna».
No pueden ciudadanas
o ciudadanos, mayores de edad y hábiles, postularse para ejercer funciones
de «mandatarias»/«mandatarios»/ o «asambleístas» precedidos de «prontuarios criminales» e «instigaciones
delictivas». Es inconcebible que lo hagan exhibiéndose «adherentes» de sistemas
de gobierno fundamentados en un explícito «Estatuto Para Ultrajes
Institucionales» (EPUI), la «Violencia Miliciana» o «Genocidio
Discrecional/Selectivo» que en ningún estatuto aparece para ser aplicado.
Empero, lo hacen sin
que las poblaciones hallen alternativas no lesivas para impedirlo. Sólo tienen
el sufragio, muy frágil, falible cuando está bajo la responsabilidad de forajidas
y malhechores remunerados para urdir fraudes.
Por ello, miramos y
escuchamos cómo ciertas funcionarias y jerarcas se jactan de ser imbéciles:
pero, advirtiéndonos que igual «peligrosos» y «aventajados» por el «Ultraje
Institucional» que los ampara. Les divierte transformarse en castigadores de
sus rehenes. Actúan sin acato a constituciones y leyes arrogando ser los
«principales de repúblicas» cuando, en realidad, nada distinto a
quirúrgicamente extirpables y malignos tumores.
Fístulas purulentas en cuerpos sociales a los cuales enferman,
contaminan y joroban sin lograr matarlo. Nadie jamás podrá exterminar a ninguna
sociedad organizada, aun lesionándola de gravedad. La Historia registra que
muchos y afamados «comandantes/venenos» de ejércitos lo intentaron. Fueron
enemigos en los territorios que fustigaban y fortuitos de otras naciones, pero
nunca tumores inextirpables. La Humanidad tiene que sanarse aboliéndolos.
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
Merida - Venezuela
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