Todos los estudios de
opinión, sin excepciones, nos ahorran la tarea de hacer especulaciones con
relación a los resultados del próximo 6D. Si se tratara de una elección
presidencial el ilegítimo que ejerce la función de presidente sería borrado del
mapa. Estaría decretado el fin de la etapa más penosa de nuestra historia
republicana. La nación entera se dedicaría con mística y convicción a la tarea
de la reconstrucción de la república. En el alto gobierno de eso que llaman la
“revolución bolivariana” lo saben. Hay preocupación y angustia. No lo pueden
esconder. Todos temen la rendición de cuentas y buscan ponerse a buen
resguardo. El “sálvese quien pueda y como pueda” están de moda, incluyendo a los
sabidos aliados y asesores cubanos, de Irán y Siria que alimentan la política
del país.
Estas son algunas de
las cosas que explican la locura gubernamental. La desesperación enorme que se
nota en todas las declaraciones, especialmente en boca de la dupla máxima
Maduro-Cabello, el ventajismo grosero e inaceptable en todas las áreas, sobre
todo con el uso y abuso de los medios de comunicación. Saben que se acabó. El
final se acerca inevitablemente.
Ganar “como sea”,
“masacre y muerte” si gana la oposición, invitación a rezar para mantener la
paz en este caso y otras afirmaciones propias de imbéciles en su hora final,
reafirman el reconocimiento de una derrota cantada. Hagan lo que dicen o
cualquier otra temeridad, violencia desenfrenada en estos días finales en la
estrategia de miedo y temor que desarrollan, dádivas y limosnas de última hora,
no servirán de nada. Terminó la larga farsa.
En votos nacionales
la paliza será indescriptible. Con el perverso sistema que fraudulentamente han
construido eso no se reflejará proporcionalmente en el número de diputados
opositores democráticos, pero, sin embargo, será imposible impedir que por lo
menos la mayoría, es decir, la mitad más unos cuantos opositores designen la
nueva directiva de la Asamblea, la integración de las Comisiones y, en
ejercicio del cumplimiento constitucional de sus funciones, ejerzan la
fiscalización y el control del régimen y las de legislar para restaurar el
alterado Estado de Derecho, indispensable para la vida en democracia y
libertad.
Un Consejo para
Tibisay Lucena y demás integrantes del CNE. No se les ocurra participar en
tramposerías de última hora. Lo que iban a hacer ya lo hicieron. Si proclaman
resultados falsos, contrarios a la voluntad nacional… pobre de ustedes. La
historia NO los absolverá. Mucho menos el presente.
Oswaldo Álvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
Desde El Puente
Rafael Urdaneta
prensaalianzapopular@gmail.com
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