Pido perdón de
entrada, voy a ser referencial. Probablemente a Usted no le importe lo que
siento y como me siento, pero necesito contarlo. La sensación es rara, inédita
y me tiene descolocada.
He estado luchando
contra los K desde el 14/5/2003, el día en que Menem se bajó del balotaje y
Néstor aceptó la presidencia. Fue en el auditorio del hotel Panamericano,
después de las 18hs. Un acto insólito, todavía difícil de explicar. Yo
transmitía para “Cuento Chino”, entonces en radio Belgrano.
Me llamó la atención
que no hubiera ni una foto de Perón, ni a caballo, ni en uniforme, ni como
presidente. Tampoco había fotos de Eva, ni un escudo del PJ. Aclaro que nunca
fui, ni seré peronista, pero eché de menos los símbolos conocidos. Los
asistentes tampoco eran PJ.
No cantaban la
marcha, probablemente porque no la sabían. Estaban presentes ex montoneros
amnistiados por Menem, mucho seguidores del Chacho Álvarez, Zaffaroni, y
personas desconocidas por mí. En el fondo de la sala unos jóvenes tarareaban la
marcha del Dr. Obregón Cano, gobernador de Córdoba en tiempos de Cámpora.
No la recuerdo bien,
pero era algo como “Somos la patota del Dr. Obregón Cano, vengan todos, vamos a
hacer la revolución con Evita y con Perón”. Bueno, aunque fueran
revolucionarios a la violeta, nombraban a Eva y a Perón, me tranquilicé. Duró
un momento. Luego me asusté, pensé que volvían los 70.
Así lo dije por la
radio, bastante ofuscada, y sin entender nada. En el periodismo era imperioso
conocer lo que los K habían hecho durante 4 años de intendencia y 12 años de
gobernación (3 periodos, 2 cambios de Constitución provincial para hacerlo
posible), en Santa Cruz. Imposible ignorarlo. Nunca habían sido
revolucionarios.
Sin embargo, la
mayoría de los periodistas lo ignoraban o lo ignoraron. Tratando de ser amable,
prefiero pensar que los nuevos gobiernos siempre entusiasman y se quiere creer
lo mejor de ellos. No fue mi caso. Luché desde ese 14/5/2003 (11 días antes de
asumir Néstor), hasta el domingo pasado. Contar las penurias sufridas no tiene
sentido. Pero fueron varias.
Y de pronto, toda
esas ganas de cambiar las cosas, todo ese frenético trabajo para sobrevivir
tiempos adversos (mucho y muchos), toda la esperanza de un final feliz en que
los K no estuvieran en el poder, comprando los DDHH de los terroristas,
saqueando al país, tomándole el pelo a las instituciones y con ello a todos
nosotros, se está yendo, se deshilacha, se escurre como agua entre los dedos,
se va.
Dentro de doce (12)
días, ella no va estar. No más condenas nacionales, no más retos públicos, no
más dedos acusadores, no más leyes absurdas votadas en paquete sin tiempo de
leerlas porque la reina de Tolosa lo ordena. Dentro de 12 días tendremos
instituciones que se respetarán. Viviremos dentro de los límites de la
Constitución.
Ni siquiera pido un
extraordinario gobierno de Macri, me conforma un gobierno sano que cumpla con
la CN, que nos inserte en el mundo civilizado, que nos devuelva libertades
perdidas y enderece la economía. Libertad al campo para producir y comerciar,
libertad a todos para importar y exportar, libertad para comprar la moneda que
se nos antoje, y ojalá no se nos antoje ninguna que no sea un $ valorizado.
¡Libertad! Sentido común y respeto. Transparente honestidad.
Quizás todo eso sea
demasiado pedir. Pero ahora que mi objetivo obsesivo de no tener más a un K
dirigiendo los destinos de la nación, se ve casi cumplido (¡faltan sólo 12
días!), me pregunto, ¿y ahora, qué? ¿En qué pongo mi energía, mis ganas de
trabajar, mi empeño tozudo en explicar lo que la CN permite y lo que no?
Ahora que la lucha
está llegando al final, me siento vacía, como los maratonistas sin meta. Espero
que con el correr de los días, el vacío se vaya llenando de esperanzas y
críticas, ya que el periodismo está para criticar aquello que cree que no está
bien y contar aquello que cree es acertado.
En este momento en
que me quedo sin objetivo, me disculpo por esta larga confesión, pero a alguien
tenía que contarle como me siento.
Ojalá el gobierno de
Macri colme todas las expectativas, que son muchas y de mucha gente. Pareciera
que Argentina no soporta una desilusión más, van demasiadas. Abro una puertita
a la esperanza, y espero.
Espero mientras ella,
la resentida, rencorosa, enferma de poder, dinero y absurdas venganzas, en 12
días, SE VA!!! Después, Dios dirá.
Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi
Argentina
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