Trampa mayor. La
oposición gana por mayoría numérica absoluta en un 80% del país urbanizado,
pero se las ingenian desde hace tiempo para que los estados rurales más
lejanos, menos poblados, con superior índice de analfabetismo, problemas graves de vías
terrestres ,que reciben si acaso el canal de tv oficial y
ahora están bajo control
castrense total con el pretexto
de que los castos generales vigilan el contrabando, zamuros cuidando carne, esos lugares, quiere decir, la
barbarie primitivista retratada hace
casi un siglo por Rómulo Gallegos en su novela más actual Doña Bárbara, son
esos precisamente los que deciden el
número de diputados que el régimen lleva o no, a la Asamblea del militarismo populista. Puerto Ordaz brillaba, hoy toda esa
región es fantasmal.
Bolívar, Amazonas, Apure,
parte de Zulia y unos estados llaneros, donde comunidades indígenas, mineras, semi
agrícolas casi en ruinas, obreros petroleros, del hierro y el aluminio antes en
esplendor, ahora hambreados sin futuro, sindicatos ni esperanza, esos, ya
indigentes o en vías de tan humillante
estatus, son escogidos como los entes
que votando a un promedio de diez electores
por circuito ganan 1 diputado y sumados esos circuitos alcanzan más de
35 asambleístas que deciden el futuro
nacional bajo estado de sitio. Las
regiones urbanas en cambio, necesitan un
promedio de cien mil votos por cada
circuito tramposo para elegir un solo
diputado.
¿Cómo impedir que
un armado hasta los dientes espíe al
humilde votante del interior que además se confunde porque también el
transparentìsimo CNE colocó juntos, al ladito, la tarjeta gobiernera y la
opositora? ¿Cómo evitar que las mesas apartadas de la selva, sin testigos
disidentes, firmen actas falsificadas? Las preguntas son muchas, la respuesta
es una sola.
Por todos esos
miriñaques, trampas del estalinismo en su versión caribeña castrista, usadas en
pasados comicios, por eso exactamente y a propósito, hay que votar, pues aunque
se logre con dificultad la mayoría simple que nada cambia, y un milagro de
varios dioses incluso los de ninis conscientes al fin, permita la mayoría calificada que sí
logra sustituir al régimen.
De cualquier modo
esta vez el chavismo implosiona políticamente, quedan desnudas como nunca antes
sus triquiñuelas y la olla de presión popular estalla cuando menos lo piensen,
sucedió con el pèrezjimenismo ganador del plebiscito falsificado y perdedor
pocos días después por causas auténticas
del gigantesco rechazo global.
Es una operación
limitada a una zona llena de pus, con mucho uniformado cómplice de la
guerrilla FARC y otras, pero como en el país no hay anestesia local
se debe aguantar
despiertos el dolor para
detener la infección generalizada y definitiva. Es lo que sucede en este caso.
Votar a sabiendas de que somos víctimas de viejas artimañas para legitimar su dictadura,
impuestas y renovadas por un
reputadìsimo CNE amaestrado por el G2 cubano experto en su isla donde se vota pero no se elige, esta vez quedarán claramente retratadas, se
pulsa las teclas del aparato que te
autorizan para dejar al descubierto cómo, dónde y quién engaña, quiénes mienten
como sistema repetido para perpetuarse en el poder. Lo que
justifica elegir cuanto antes un nuevo rector electoral entre
otros cambios urgentes.
A través de asperezas
se llega a los astros, dice un anciano lema en latín que en venezolano común sería Desde los esfuerzos se logra el
triunfo y en términos creyentes Dios ayuda a quien madruga y volteado con picardía
popular Por mucho madrugar, claro que amanece más temprano.
A la verdad por el error tituló su aleccionador libro
biográfico el eminente científico Jaim Weizmann, primer presidente de Israel.
Nos toca pues finalizar este nefasto ciclo. Es ley de la historia nacional.
Alicia Freilich
alifrei@hotmail.com
@aliciafreilich
Caracas – Venezuela
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