Comentarios a un correo:
"Comparto en casi su totalidad el contenido de este correo. Y una de las
cosas con la que no estoy de acuerdo es que acepta que la guerra económica sea
una realidad. No, la guerra económica es una excusa para justificar un
desabastecimiento provocado por el propio gobierno con sus ataque de toda
índole contra los sectores productivos del país. Y para probarlo, sólo habría
que hacerse la siguiente pregunta: ¿cuánta cantidad de alimentos tendrían que
guardar o esconder diariamente los productores del país para dejar sin comida a
una población de 37 millones de habitantes? Millones de toneladas diarias. ¿Y
dónde, en qué parte, se podría esconder esta gigantesca cantidad de rubros
alimentarios, incluyendo la leche en polvo? ¿Dónde, en qué parte, se podrían
almacenar los millones de litros de leche
dejados de enviar diariamente al mercado? ¿De qué tamaño tendrían que
ser los equipos de refrigeración para
conservar en buen estado ese alimento durante más de cuatro años? No existen
esos equipos ni esos lugares, porque ni siquiera en los distintos estadios del
país se podría alojar tal cantidad de alimentos.
De manera que lo que en
realidad sucede es algo muy distinto: lo que ocurre es que los productores, en
desacuerdo con los precios que el gobierno les fija a sus productos, en algunos
casos han cerrado y en otros simplemente
han reducido la producción para no tener que bajar definitivamente la
santamaría.
Lo sucedido recientemente
con los huevos es muy revelador de lo que en realidad está ocurriendo. Estos
productores, o al menos algunos de ellos, optaron por dejar que se pudriera
esta mercancía. Pero otros apelaron a acciones más radicales y extremas, como
la de destruir la mercancía en plena vía pública. Y todo, como ya dijimos, por
no estar de cuerdo con los precios que les impuso el gobierno. Algo de razón
debían tener cuando prefirieron perder las inversiones hechas y el esfuerzo
realizado antes que vender los huevos a esos precios.
Pero, además, la escalada
inflacionaria, que ya ha colocado este indicador en los tres dígitos y que ha
elevado el costo de la vida a niveles como jamás se habían registrado en
nuestro país, ¿también será, por casualidad, consecuencia de la guerra
económica? Cuál será la explicación que estos gobiernos chavistas podrían
ofrecer en relación con este fenómeno? No ofrecen ninguna, porque la que
podrían dar les resultaría demasiado comprometedora. Ya que una de las causas
que ha provocado el desmadre de los precios es sin duda el torrente de dinero
que el gobierno, a través de mecanismos como las pensiones y otros gastos
improductivos -Chávez otorgó 2 millones quinientas mil y éste otras 500 mil- ha
echado a la calle, con el consiguiente desbarajuste del proceso económico
nacional. En relación con este hecho que
no dudamos de calificar de insensato, tal vez sería conveniente aclarar
que además de las implicaciones negativas que en el aspecto económico esta
irresponsable regaladera de dinero ha tenido, la misma constituye un delito de
malversación. Y eso no es todo, porque esa malentendida política social
practicada en favor de unos pocos, ha tenido, mediante la grave distorsión de
la economía provocada por esa política, unas consecuencias sociales desastrosas
para la mayoría. Es decir, se les regala dinero a unos pocos y otros muchos
pagan las consecuencias. ¿Dónde están entonces las ventajas de la tan cacareada
política social del gobierno? Lo cierto del caso es que esa política de la
regaladera no podía quedar impune y tarde o temprano tenía que pasarles factura
y se las pasó.
Por otra parte, el profundo
deterioro del valor adquisitivo del bolívar ¿también podría atribuirse a la
guerra económica? Estos gobernantes todo lo que hacen, como lo demuestra la
práctica sistemática del nepotismo, es pensando en su intereses particulares y,
especialmente, en su permanencia en el gobierno. En ellos no existe otra
preocupación que esa. De allí que nunca hayan dudado en tomar decisiones
populistas´y electoreras, sin importar las nefastas consecuencias que las
mismas pudieran tener. Un buen ejemplo de esto son las mencionadas
pensiones.Como se podrá suponer, para poder cumplir con este descomunal
compromiso el ejecutivo tiene que disponer de una gigantesca masa de bolívares
que no tenía ni tiene ahora, porque más bien desde hace bastante tiempo viene
arrastrando un importante déficit fiscal y los precios del petróleos se han
venido desplomando. ¿Qué hacer entonces? Bueno, a la mentalidad tan simplista
de nuestros gobernantes no se les ha ocurrido otra cosa mejor que devaluar,
obtener más bolívares por los dólares que le vende al Banco Central. Esta
práctica era la que el ejecutivo venía utilizando para obtener los mencionados
recursos, pero como a la misma resultaba ya completamente imposible seguir
apelando, han empezado a emplear otra no menos nefasta que la anterior. Se
trata, como lo ha denunciado Rodríguo Cabeza, de imprimir y echar a la calle un
dinero carente por completo de respaldo. Es decir, para abreviar, una masa
dineraria que supera ampliamente las necesidades del mercado y de las
transacciones comerciales y económicas del país. Resultados de la utilización
inmoral de la maquinita de hacer billetes, ha sido una elevada inflación y la
consiguiente pérdida del valor del bolívar. Por eso volvemos a preguntar: ¿este
profundo deterioro del valor de nuestra moneda ¿también se debe a la guerra
económica?
Pero volviendo a los controles de
precios, en torno de este tema publicamos varios artículos en Aporrea
solicitándole al gobierno la derogatoria de estos controles, porque estimábamos
que esa era la causa principal del desabastecimiento y de los elevados precios
que la gente estaba pagando por los artículos que en el mercado negro lograba
conseguir. Pero, además, hacíamos esa solicitud, porque era evidente que lo
importante para las personas era conseguir los productos sin importarle casi lo
que tuvieran que pagar por los mismos. Sin embargo, con una soberbia inaudita
que nada tenía ni tiene de revolucionaria, sin importarle a Maduro las
tribulaciones que la gente estaba pasando debido a la crítica escasez de
alimentos, desoyó estas recomendaciones y continuó y aun continúa con los malhadados
controles de precios. Con lo cual consiguió entre otras cosas terriblemente
funestas, que los niños en edad de lactancia tuvieran que renunciar a sus
teteros. Es decir, que prefirió regalar pensiones, prefirió regalar canaimitas
y centenares de miles de tabletas, realizar actos de un dudoso beneficio para
el país, que abastecer el mercado de leche a fin de que nuestros niños pudieran
contar con un alimento para el cual, en el caso de ellos, no existe sustituto.
Sólo por esta vía, por la vía de la desaparición de la leche, el gobierno
perdió como mínimo el voto de 2 millones o dos millones y medios de madres que
han pasado por el trago amargo de tener que dejarle de dar el tetero a sus
hijos, y eso, como ya dijimos, por la crónica e injustificable escasez de
leche. Es decir, por la desaparición de
uno de los tres alimentos completos que existen y que es indispensable
sobretodo durante el período de la formación de los huesos. Con lo cual se está
creando una generación, la generación Maduro, de raquíticos y desnutridos en
Venezuela. Y ese flamante organismo que es la LOPNA, cuya función es velar por
la niñez de nuestro país ¿Qué? ¿Qué ha dicho al respecto? Nada, porque si se
atreve a abrir el hocico para protestar por esta dramática situación que vive la
niñez en nuestro país, serían botados sin contemplaciones. Ya que ellos no
están allí para realizar las funciones que supuestamente deberían realizar sino
con fines propagandísticos y publicitarios.
En torno de esta importante
cuestión de los controles de precios,
llegamos a escribir en la propia página del PSUV lo siguiente:
"¿Qué sentido tiene mantener en pie una medida como los controles de
precios que no controlan nada. Que por el contrario, han resultado un rotundo y
estrepitoso fracaso, y que más bien han
servido para incrementar desorbitadamente el costo de la vida, provocar
desabastecimiento y ahuyentar a quienes tendrían interés de invertir en
Venezuela? Estos controles, como lo ha estado exigiendo la experiencia, deben
desaparecer. Y hacerlo en el marco de un política de incentivos a las
inversiones. Pero también, en lugar de estar atacando a los productores, lo que
se debe hacer es ofrecerles incentivos fiscales que los induzcan a incrementar
la producción y a la creación de nuevas
empresas. Es así como se construye en nuestros días el progreso y prosperidad
de las naciones, y no con fantasiosas quimeras irrealizables, que lo único que
han logrado es conducir a otros países a dolorosos y decepcionantes
fracasos". Como es ya la característica de estos gobiernos, cero
respuesta.
Alfredo Schmilinsky Ochoa
alfredoen_schmili@hotmail.com
Zulia – Venezuela
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