Llegamos al 24 de diciembre de 2015 y
pronto se irá el año, “ya se dio lo que se daba –como decía mi santa madre-, y cada
quien que vaya sacando cuentas”, pero con sinceridad.
En un balance que hagamos, seguramente nos
daremos cuenta que Venezuela se encuentra en el foso y que requiere de una
cirugía necesaria, para sacarla del limbo donde la tiene el fracaso chavista y
los tres años de Maduro. Han sido 17 años en los cuales pareciera que le tienen
odio al bienestar; al progreso, a la auto sustentación económica, al empleo, a
la producción económica y a vivir en paz.
En esta navidad, todo el mundo anda
buscando comida para hacer su cena; para hacer sus hallacas, sus ensaladas y la
comida diaria; como si fueran seres trashumantes de negocio en negocio y con
mucha angustia. Yo tuve que caminar un poco buscando harina porque temía no
tenerla para hacer mis hallacas y entonces escuché a mucha gente, quienes
opinan de todo, ante lo que estamos viviendo.
“En tal lado están vendiendo harina, pero solo
a los ciudadanos cuya cédula termine hoy en 2 y 3 -me decía una señora-.
Contestó otro sujeto: “Lástima, yo termino en uno, por eso debo recurrir a los
bachaqueros y pagar mucho dinero por cualquier producto, si lo quiero.”
Un tipo que parecía tarifado por el
gobierno, empieza a gritar: “¿Ustedes no querían cambio? Ahí tienen su cambio,
bastante cola”. Entonces, una señora que venía cargada de bolsas de comida de
otro local le respondió como una culebra que lanza sus colmillos al aire
buscando un tobillo: “Eso no es así, señor, no venga a confundir a la gente.
Yo conversaba con un señor de la
tercera edad, que se quejaba de los traidores-según él- quienes votaron por la
oposición y ya les habían dado apartamentos, canaimitas, pensiones….-decía el
señor, que a esa gente había que precisarla y quitarle todo-.
Gente como uno entiende, que estas
navidades van a ser muy paupérrimas, porque no se ve abundancia, ni posibilidades de tener capacidad de
compra, como para disponer de dinero y adquirir -como en otros tiempos-,
vestidos, zapatos, juguetes, comida a placer, bebidas, obsequiar a la familia,
etc., es imposible que una familia pueda pasar unas navidades como el
venezolano siempre ha estado acostumbrado. Si. Definitivamente, los tiempos han
cambiado.
“A mi me parece que debemos comernos
las verdes, no hay de otra, no podemos hacer magia, estimado señor-me dijo una
venerable señora, cuando me planteaba, que debemos llenarnos de humildad y
poner a un lado las cosas materiales; que si no se puede pintar la casa, pues
que se tenga bien limpia; que si no se puede estrenar, pues no importa, que se
ponga a un lado la tradición y se vistan lo mejor que puedan; que recen , se
mantengan unidos y toleren estas navidades rojas, socialistas, que pintan esta
pobreza por mala cabeza y mala administración. “!Dios nos permita superar este
momento, dios mío-exclamaba la señora - y permite santo señor, que vuelva la
democracia y la libertad! ¡Feliz noche de paz, señor! ”-me dijo-.
Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
Anzoategui - Venezuela
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