El 8 de marzo se
celebra el Día Internacional de la Mujer, como conmemoración a la lucha de las
mujeres por alcanzar la igualdad con los hombres en todos los campos sociales:
familiar, laboral y político. Igualdad es, pues, el gran objetivo detrás de
este enorme esfuerzo que tanto las organizaciones de mujeres como los
organismos internacionales han ido desarrollando a lo largo de más de un siglo,
con resultados importantes.
Sin embargo, es muy
preocupante observar cómo en Venezuela, luego de una línea ascendente de logros
a lo largo de varias décadas, se ha comenzado un camino descendente debido a la
crisis social, económica, pobreza, inseguridad y conflicto que actualmente
azotan a nuestro país y que afectan principalmente la calidad de vida de las
mujeres y las niñas.
Así, tenemos:
- En cuanto a la
salud sexual y reproductiva, han aumentado las muertes de mujeres durante el
embarazo y el parto, no se tiene acceso a medicamentos necesarios para salvar
vidas (como los requeridos para combatir el cáncer de mama, por ejemplo), se ha
descuidado la atención médica preventiva y Venezuela ostenta el lamentable
récord de haberse convertido en el país de Latinoamérica con mayor índice de
embarazo adolescente (101 embarazos por cada mil adolescentes, frente a la
media en la región de 76 por mil, ya de por sí alta).
- Con respecto a la
protección contra la violencia de género, si bien se ha dictado la Ley Sobre el
Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, con medidas de protección
inmediatas a la denuncia, la vergonzosa impunidad que corroe nuestro sistema
judicial, aunado a la falta de preparación y conciencia de género de los
funcionarios encargados de velar por su cumplimiento y la falta de políticas
públicas y recursos para implementarlas, hace que la ley no se cumpla a
cabalidad.
- Pese a que la
tendencia moderna es a favorecer las llamadas políticas de cuidado, mediante
las cuales el Estado dota de recursos y apoyo a las mujeres y a las familias
para la atención de sus miembros mayores, incapacitados o enfermos, no existe
un programa concreto en nuestro país que atienda estas necesidades, que en
consecuencia, se convierten en responsabilidad fundamentalmente de las mujeres
en cada hogar, aumentando su carga de trabajo sin beneficio económico y sin
derecho al descanso.
-Desde el punto de
vista político, a diferencia de varios países latinoamericanos, no se ha
promulgado una ley de paridad y alterabilidad de género, para el acceso a
cargos públicos de elección o nombramiento. En la actualidad apenas una quinta
parte de los diputados a la Asamblea Nacional son mujeres (35 diputadas de un
total de 167) y sólo 8 de 31 ministros del Poder Ejecutivo (un 25%).
-En cuanto al aspecto
laboral, las mujeres seguimos ganando menos que los hombres por igual trabajo y
continúa en aumento la participación en la economía informal, incluyendo el
llamado “bachaqueo”, que nos aleja cada vez más del sector formal y aumenta los
índices de pobreza femenina.
¿Qué ha ocasionado
que todos los índices de igualdad de la mujer en Venezuela se hayan desplomado?
La respuesta la encontramos en un axioma que se repite modernamente con
frecuencia: Sin desarrollo no puede haber igualdad.
Infortunadamente,
Venezuela ha sufrido durante estos últimos años un marcado deterioro, tanto
estructural como coyuntural, de sus instituciones. El modelo de Estado basado,
por un lado, en el predominio del sector público sobre el privado, con
controles excesivos sobre la actividad económica y, por otro, en la hegemonía
de un partido político en contra de los principios de separación de poderes y
del respeto a los derechos individuales (lo que se ha traducido en una
corrupción y desorden generalizados), ha colapsado. Y junto con él, todas las
políticas públicas necesarias para mejorar la situación de los ciudadanos.
Se impone, en
consecuencia, un nuevo rumbo, en el que se abra de nuevo la participación
privada a la actividad económica productiva, con menores controles y
limitaciones, se respete la separación de los poderes públicos y se combata
efectivamente la corrupción de los funcionarios, al igual que se exijan
responsabilidades a los encargados del manejo de los fondos públicos si éstos
no se emplean adecuadamente.
Mientras Venezuela no
reemprenda el camino del desarrollo económico, político y social, dejando atrás
esquemas históricamente superados y gobierno, sociedad civil y sector privado
asumamos el desafío de trabajar juntos en la agenda del desarrollo sostenible,
la igualdad de género seguirá siendo una utopía.
María
Cristina Parra De Rojas
cristina.parra84@gmail.com
@MaCristinaParra
Caracas
- Venezuela
Directora
Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres
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