viernes, 18 de marzo de 2016

MARÍA CRISTINA PARRA DE ROJAS, GÉNERO Y DESARROLLO ,MUJER ANALÍTICA

El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, como conmemoración a la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad con los hombres en todos los campos sociales: familiar, laboral y político. Igualdad es, pues, el gran objetivo detrás de este enorme esfuerzo que tanto las organizaciones de mujeres como los organismos internacionales han ido desarrollando a lo largo de más de un siglo, con resultados importantes.
Sin embargo, es muy preocupante observar cómo en Venezuela, luego de una línea ascendente de logros a lo largo de varias décadas, se ha comenzado un camino descendente debido a la crisis social, económica, pobreza, inseguridad y conflicto que actualmente azotan a nuestro país y que afectan principalmente la calidad de vida de las mujeres y las niñas.
Así, tenemos:
- En cuanto a la salud sexual y reproductiva, han aumentado las muertes de mujeres durante el embarazo y el parto, no se tiene acceso a medicamentos necesarios para salvar vidas (como los requeridos para combatir el cáncer de mama, por ejemplo), se ha descuidado la atención médica preventiva y Venezuela ostenta el lamentable récord de haberse convertido en el país de Latinoamérica con mayor índice de embarazo adolescente (101 embarazos por cada mil adolescentes, frente a la media en la región de 76 por mil, ya de por sí alta).
- Con respecto a la protección contra la violencia de género, si bien se ha dictado la Ley Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, con medidas de protección inmediatas a la denuncia, la vergonzosa impunidad que corroe nuestro sistema judicial, aunado a la falta de preparación y conciencia de género de los funcionarios encargados de velar por su cumplimiento y la falta de políticas públicas y recursos para implementarlas, hace que la ley no se cumpla a cabalidad.
- Pese a que la tendencia moderna es a favorecer las llamadas políticas de cuidado, mediante las cuales el Estado dota de recursos y apoyo a las mujeres y a las familias para la atención de sus miembros mayores, incapacitados o enfermos, no existe un programa concreto en nuestro país que atienda estas necesidades, que en consecuencia, se convierten en responsabilidad fundamentalmente de las mujeres en cada hogar, aumentando su carga de trabajo sin beneficio económico y sin derecho al descanso.
-Desde el punto de vista político, a diferencia de varios países latinoamericanos, no se ha promulgado una ley de paridad y alterabilidad de género, para el acceso a cargos públicos de elección o nombramiento. En la actualidad apenas una quinta parte de los diputados a la Asamblea Nacional son mujeres (35 diputadas de un total de 167) y sólo 8 de 31 ministros del Poder Ejecutivo (un 25%).
-En cuanto al aspecto laboral, las mujeres seguimos ganando menos que los hombres por igual trabajo y continúa en aumento la participación en la economía informal, incluyendo el llamado “bachaqueo”, que nos aleja cada vez más del sector formal y aumenta los índices de pobreza femenina.
¿Qué ha ocasionado que todos los índices de igualdad de la mujer en Venezuela se hayan desplomado? La respuesta la encontramos en un axioma que se repite modernamente con frecuencia: Sin desarrollo no puede haber igualdad.
Infortunadamente, Venezuela ha sufrido durante estos últimos años un marcado deterioro, tanto estructural como coyuntural, de sus instituciones. El modelo de Estado basado, por un lado, en el predominio del sector público sobre el privado, con controles excesivos sobre la actividad económica y, por otro, en la hegemonía de un partido político en contra de los principios de separación de poderes y del respeto a los derechos individuales (lo que se ha traducido en una corrupción y desorden generalizados), ha colapsado. Y junto con él, todas las políticas públicas necesarias para mejorar la situación de los ciudadanos.
Se impone, en consecuencia, un nuevo rumbo, en el que se abra de nuevo la participación privada a la actividad económica productiva, con menores controles y limitaciones, se respete la separación de los poderes públicos y se combata efectivamente la corrupción de los funcionarios, al igual que se exijan responsabilidades a los encargados del manejo de los fondos públicos si éstos no se emplean adecuadamente.
Mientras Venezuela no reemprenda el camino del desarrollo económico, político y social, dejando atrás esquemas históricamente superados y gobierno, sociedad civil y sector privado asumamos el desafío de trabajar juntos en la agenda del desarrollo sostenible, la igualdad de género seguirá siendo una utopía.
María Cristina Parra De Rojas
cristina.parra84@gmail.com
@MaCristinaParra
Caracas - Venezuela

Directora Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres

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