1) Este es un abrebocas de mi Tesis Doctoral
en Ciencias Políticas, Universidad Simón Bolívar, “Adiós al Marxismo”. Para
deslastrarse de creencias, juicios, juramentos, lealtades, y quién sabe cuántas
cosas más, de una filosofía política o de un pensamiento político hay dos
maneras: a) una manera de decir adiós es haberlo suscrito, defendido, creído en
él y, por las razones que sean, te separas, te deslastras, te sacudes de él,
igual como quitarse una camisa, la historia del pensamiento político está llena
de ejemplos, de personalidades, estudiosos, exégetas, intérpretes, líderes
políticos, intelectuales, periodistas, escritores, que le han dicho “adiós al
marxismo” de esta manera: Roger Garaudy, Claude Lefort en Francia; Danilo Zolo,
Antonio Negri en Italia; Jorge Semprum en España; Gorbachov en la Rusia
Soviética; Teodoro Petkoff, Manuel Caballero, Américo Martín, Hector Pérez
Marcano, Antonio Paiva Reynoso, Emeterio Gómez (todos mis amigos), en
Venezuela, y la lista sería interminable; y b) hay otra manera de decir “adiós
al marxismo”, los que jamás hemos sido marxistas, y no lo seremos porque esa
bazofia desaparecerá como pensamiento político en la civilización post-moderna;
en este lado de la acera se agrupan los liberales, los socialdemócratas, los
democristianos, y los qué como yo, venimos del pensamiento cristiano, y somos
republicanos, cristianos y bastante liberales, como diría Luis Castro Leiva.
Ese adiós no
significa separarse de él para que siga existiendo, ese adiós significa su
desaparición física dentro del pensamiento político, la ciencia política, la
sociología política, o la filosofía política, porque sus fundamentos, las
categorías filosóficas que los sostuvieron, han sido demolidas; al no disponer
de sustrato alguno, fundamentos o bases sobre los cuales pueda sostenerse, su
desaparición es inevitable.
En la filosofía
política post-moderna un filósofo marxista clásico no tiene cabida, y, a la
inversa, en la filosofía política post-moderna, el marxismo clásico está
muerto.
¿POR QUÉ?
2) Las categorías filosóficas que sostuvieron
al marxismo clásico se desarrollaron pari-passu con las categorías filosóficas
de la modernidad, el uno forma parte del todo, las primeras son parte
integrante de las segundas; al ser demolidas las segundas, las primeras no
pueden sobrevivir.
Tratemos de enumerar
un listado de las categorías filosóficas que sostuvieron al marxismo clásico, y
que, por ende, sostienen todo el pensamiento neo-marxista (un estudio
exhaustivo de todas ellas las encontraremos en mi Tesis Doctoral en Ciencias
Políticas): la teoría del valor-trabajo; la determinación; la dialéctica y sus
leyes (tesis, síntesis, antítesis); la lucha de clases; la desaparición del
Estado; la binariedad; el tiempo como el conjunto de los “ahoras”; la dictadura
del proletariado; el comunismo como etapa final de la lucha de clases; la
planificación central como único medio para resolver el problema de cualquier
sociedad, por primitiva que sea, de: qué, cuánto, cómo, dónde, quién produce
qué y cómo distribuir lo producido; la internacionalización de la lucha de
clases; el ejército industrial de reserva; el hombre nuevo; el totalitarismo;
el cientismo o cientificismo; el partido único; (y unas cuantas más).
Todas esas categorías
filosóficas sólo pueden ser entendidas y explicadas en una civilización, en un
mundo que se acaba, que fenece, que está en trance de desaparecer.
¿POR QUÉ?
ADIOS AL MARXISMO: LA
ANTILÓGICA DEL TOTALITARISMO
II
Por: Polo Casanova
3) Las categorías filosóficas de la
modernidad han sido demolidas (un examen exhaustivo de sus razones las
encontraremos en mi Tesis Doctoral en Filosofía para la Universidad Simón
Bolívar), por ende, las categorías filosóficas que sostuvieron al marxismo
clásico, que forman parte integrante de ellas, también lo han sido, han sido
inevitablemente arrastradas por el paso y la fuerza inexorable de esa
corriente.
Tratemos de analizar
algunas de ellas. Comencemos con “la teoría del valor-trabajo”. La teoría del
valor-trabajo tiene su origen en los clásicos de la Teoría Política: Smith,
Ricardo, Malthus; siendo, de alguna manera, perfeccionada por Federico Engels y
Carlos Marx. Su fundamento es sencillo, todo el valor económico producido por
una sociedad es generado por el trabajo humano, y sólo por él. En su sencillez,
está su inaplicabilidad. La teoría del valor-trabajo tiene un problema
irresoluble: su incapacidad de medición del valor, que se supone es lo que
pretende; es imposible la reducción a un “lo UNO”, que puede extrapolarse a su
múltiple, para que podamos medir “lo UNO” y lo múltiple; Marx y Engels, y con
ellos todos los marxistas y neo-marxistas que sostuvieron ese bodrio fueron
incapaces de producir un “constructo ideal” que sirviese de base de medición,
cómo el hombre lo hizo con el metro para medir las distancias, con el
termómetro para medir la temperatura, con la balanza para medir el peso, con el
tacómetro para medir la velocidad, con el anemómetro para medir la corriente
eléctrica en amperios, y así sucesivamente. Esa incapacidad de medición es su
perdición, ahí radica su inaplicabilidad. Esa tesis fue magistralmente
desarrollada y presentada por Ludwig von Mises en un ensayo que publicó en
1920.
Sigamos ahora con la
determinación. La determinación es un principio que viene de la física de la
primera modernidad, de aquí viene la relación marxismo y ciencia. El principio
de la determinación fue demolido por el físico alemán Werner Heissenberg cuando
anunció su principio de indeterminación, “si medimos la localización de una
partícula, no podemos medir simultáneamente su velocidad, ambas son
excluyentes”. El principio de la determinación es fundamental para el marxismo:
la lucha de clases, el cientismo o cientificismo, la concepción del tiempo como
el conjunto de los “ahoras” y las leyes de la dialéctica, todos se guindan de
él; al desaparecer el principio de la determinación, todo lo demás se viene
estrepitosamente al suelo, no existe.
Veamos ahora la
concepción del tiempo, en la post-modernidad, la concepción del tiempo es la
misma que la del viejo Aristóteles, el tiempo es una sucesión de “ahoras”, no
el conjunto de los “ahoras”. Esa sencillez, expresada así, ingenua, de cierta
manera incomprensible, con su cara de “yo-no-fui”, es devastadora para toda la
teoría marxista y neo-marxista. En la postmodernidad, el pasado no existe, el
cono de Bergson sólo lo podemos redimir en tiempo presente, mediante la
memoria, ergo, en el ahora presente; el ahora pasado, todos los “ahoras”
pasados no existen. Hasta ahí, la teoría marxista puede sobrevivir, pero
siguiendo con la argumentación, el ahora futuro tampoco existe, está
completamente indeterminado; esa indeterminación del ahora futuro es
devastadora para la teoría marxista, porque si el futuro está indeterminado y
lo que priva son la estadística, las series, las leyes estadísticas, la lucha
de clases, la dialéctica y sus leyes, no se pueden sostener. El resto lo
veremos en mi tesis doctoral en Ciencias Políticas para Universidad Simón
Bolívar.
4) ¿Todo esto qué tiene que ver con “La
Lógica del Totalitarismo” de Claude Lefort?
El totalitarismo es
una categoría filosófica del marxismo clásico, sin totalitarismo no hay
marxismo, el control total totalitario (yo sé que es una tautología) de toda la
sociedad es absolutamente necesario para la teoría marxista; sin un sistema
absolutamente centralizado de un ente público que decida: qué, cómo, cuándo,
donde, quién, y, cómo distribuir lo producido, el marxismo no existe, no puede
existir, y eso está más que demostrado que es imposible (ver mi tesis de
maestría en filosofía para la Universidad Simón Bolívar).
En la economía
política postmoderna, donde el valor económico mayoritario que será producido
por la sociedad provendrá de sectores económicos que yo he llamado: cuándo
todas las cosas hablen, la imagen y el trabajo inmaterial, que serán sectores
profundamente arraigados y centrados en “la venta de subjetividad”, el control
totalitario es imposible, su fundamentación filosófica es profundamente
individualista, no hay método científico conocido, ni lo habrá, para conocer lo
que cada ser humano tiene en la interioridad de su consciencia, el hombre es
dueño absoluto de su conocimiento, de lo que posee en esa caja negra interior,
de la cual es el único poseedor, y sólo él.
En consecuencia, en
una sociedad postmoderna la lógica del totalitarismo es antilógica.
Yo sé que afirmar que
la desaparición lógica de los fundamentos filosóficos de un pensamiento
marxista totalitario en un topos donde todos lo sufrimos es aventurado, pero
esos son los estertores finales, cuando un ser está en camino de desaparición
se mueve, para nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros bisnietos, y nuestros
tataranietos,
NUNCA MÁS.
Polo Casanova
clubcotoperix@hotmail.com
Aragua- Venezuela
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