viernes, 18 de marzo de 2016

POLO CASANOVA, ADIOS AL MARXISMO: LA ANTILÓGICA DEL TOTALITARISMO I Y II

1)      Este es un abrebocas de mi Tesis Doctoral en Ciencias Políticas, Universidad Simón Bolívar, “Adiós al Marxismo”. Para deslastrarse de creencias, juicios, juramentos, lealtades, y quién sabe cuántas cosas más, de una filosofía política o de un pensamiento político hay dos maneras: a) una manera de decir adiós es haberlo suscrito, defendido, creído en él y, por las razones que sean, te separas, te deslastras, te sacudes de él, igual como quitarse una camisa, la historia del pensamiento político está llena de ejemplos, de personalidades, estudiosos, exégetas, intérpretes, líderes políticos, intelectuales, periodistas, escritores, que le han dicho “adiós al marxismo” de esta manera: Roger Garaudy, Claude Lefort en Francia; Danilo Zolo, Antonio Negri en Italia; Jorge Semprum en España; Gorbachov en la Rusia Soviética; Teodoro Petkoff, Manuel Caballero, Américo Martín, Hector Pérez Marcano, Antonio Paiva Reynoso, Emeterio Gómez (todos mis amigos), en Venezuela, y la lista sería interminable; y b) hay otra manera de decir “adiós al marxismo”, los que jamás hemos sido marxistas, y no lo seremos porque esa bazofia desaparecerá como pensamiento político en la civilización post-moderna; en este lado de la acera se agrupan los liberales, los socialdemócratas, los democristianos, y los qué como yo, venimos del pensamiento cristiano, y somos republicanos, cristianos y bastante liberales, como diría Luis Castro Leiva.

Ese adiós no significa separarse de él para que siga existiendo, ese adiós significa su desaparición física dentro del pensamiento político, la ciencia política, la sociología política, o la filosofía política, porque sus fundamentos, las categorías filosóficas que los sostuvieron, han sido demolidas; al no disponer de sustrato alguno, fundamentos o bases sobre los cuales pueda sostenerse, su desaparición es inevitable.

En la filosofía política post-moderna un filósofo marxista clásico no tiene cabida, y, a la inversa, en la filosofía política post-moderna, el marxismo clásico está muerto.

¿POR QUÉ?

2)      Las categorías filosóficas que sostuvieron al marxismo clásico se desarrollaron pari-passu con las categorías filosóficas de la modernidad, el uno forma parte del todo, las primeras son parte integrante de las segundas; al ser demolidas las segundas, las primeras no pueden sobrevivir.

Tratemos de enumerar un listado de las categorías filosóficas que sostuvieron al marxismo clásico, y que, por ende, sostienen todo el pensamiento neo-marxista (un estudio exhaustivo de todas ellas las encontraremos en mi Tesis Doctoral en Ciencias Políticas): la teoría del valor-trabajo; la determinación; la dialéctica y sus leyes (tesis, síntesis, antítesis); la lucha de clases; la desaparición del Estado; la binariedad; el tiempo como el conjunto de los “ahoras”; la dictadura del proletariado; el comunismo como etapa final de la lucha de clases; la planificación central como único medio para resolver el problema de cualquier sociedad, por primitiva que sea, de: qué, cuánto, cómo, dónde, quién produce qué y cómo distribuir lo producido; la internacionalización de la lucha de clases; el ejército industrial de reserva; el hombre nuevo; el totalitarismo; el cientismo o cientificismo; el partido único; (y unas cuantas más).

Todas esas categorías filosóficas sólo pueden ser entendidas y explicadas en una civilización, en un mundo que se acaba, que fenece, que está en trance de desaparecer.

¿POR QUÉ?


ADIOS AL MARXISMO: LA ANTILÓGICA DEL TOTALITARISMO
II
Por: Polo Casanova

3)      Las categorías filosóficas de la modernidad han sido demolidas (un examen exhaustivo de sus razones las encontraremos en mi Tesis Doctoral en Filosofía para la Universidad Simón Bolívar), por ende, las categorías filosóficas que sostuvieron al marxismo clásico, que forman parte integrante de ellas, también lo han sido, han sido inevitablemente arrastradas por el paso y la fuerza inexorable de esa corriente.

Tratemos de analizar algunas de ellas. Comencemos con “la teoría del valor-trabajo”. La teoría del valor-trabajo tiene su origen en los clásicos de la Teoría Política: Smith, Ricardo, Malthus; siendo, de alguna manera, perfeccionada por Federico Engels y Carlos Marx. Su fundamento es sencillo, todo el valor económico producido por una sociedad es generado por el trabajo humano, y sólo por él. En su sencillez, está su inaplicabilidad. La teoría del valor-trabajo tiene un problema irresoluble: su incapacidad de medición del valor, que se supone es lo que pretende; es imposible la reducción a un “lo UNO”, que puede extrapolarse a su múltiple, para que podamos medir “lo UNO” y lo múltiple; Marx y Engels, y con ellos todos los marxistas y neo-marxistas que sostuvieron ese bodrio fueron incapaces de producir un “constructo ideal” que sirviese de base de medición, cómo el hombre lo hizo con el metro para medir las distancias, con el termómetro para medir la temperatura, con la balanza para medir el peso, con el tacómetro para medir la velocidad, con el anemómetro para medir la corriente eléctrica en amperios, y así sucesivamente. Esa incapacidad de medición es su perdición, ahí radica su inaplicabilidad. Esa tesis fue magistralmente desarrollada y presentada por Ludwig von Mises en un ensayo que publicó en 1920.

Sigamos ahora con la determinación. La determinación es un principio que viene de la física de la primera modernidad, de aquí viene la relación marxismo y ciencia. El principio de la determinación fue demolido por el físico alemán Werner Heissenberg cuando anunció su principio de indeterminación, “si medimos la localización de una partícula, no podemos medir simultáneamente su velocidad, ambas son excluyentes”. El principio de la determinación es fundamental para el marxismo: la lucha de clases, el cientismo o cientificismo, la concepción del tiempo como el conjunto de los “ahoras” y las leyes de la dialéctica, todos se guindan de él; al desaparecer el principio de la determinación, todo lo demás se viene estrepitosamente al suelo, no existe.

Veamos ahora la concepción del tiempo, en la post-modernidad, la concepción del tiempo es la misma que la del viejo Aristóteles, el tiempo es una sucesión de “ahoras”, no el conjunto de los “ahoras”. Esa sencillez, expresada así, ingenua, de cierta manera incomprensible, con su cara de “yo-no-fui”, es devastadora para toda la teoría marxista y neo-marxista. En la postmodernidad, el pasado no existe, el cono de Bergson sólo lo podemos redimir en tiempo presente, mediante la memoria, ergo, en el ahora presente; el ahora pasado, todos los “ahoras” pasados no existen. Hasta ahí, la teoría marxista puede sobrevivir, pero siguiendo con la argumentación, el ahora futuro tampoco existe, está completamente indeterminado; esa indeterminación del ahora futuro es devastadora para la teoría marxista, porque si el futuro está indeterminado y lo que priva son la estadística, las series, las leyes estadísticas, la lucha de clases, la dialéctica y sus leyes, no se pueden sostener. El resto lo veremos en mi tesis doctoral en Ciencias Políticas para Universidad Simón Bolívar.

4)      ¿Todo esto qué tiene que ver con “La Lógica del Totalitarismo” de Claude Lefort?

El totalitarismo es una categoría filosófica del marxismo clásico, sin totalitarismo no hay marxismo, el control total totalitario (yo sé que es una tautología) de toda la sociedad es absolutamente necesario para la teoría marxista; sin un sistema absolutamente centralizado de un ente público que decida: qué, cómo, cuándo, donde, quién, y, cómo distribuir lo producido, el marxismo no existe, no puede existir, y eso está más que demostrado que es imposible (ver mi tesis de maestría en filosofía para la Universidad Simón Bolívar).

En la economía política postmoderna, donde el valor económico mayoritario que será producido por la sociedad provendrá de sectores económicos que yo he llamado: cuándo todas las cosas hablen, la imagen y el trabajo inmaterial, que serán sectores profundamente arraigados y centrados en “la venta de subjetividad”, el control totalitario es imposible, su fundamentación filosófica es profundamente individualista, no hay método científico conocido, ni lo habrá, para conocer lo que cada ser humano tiene en la interioridad de su consciencia, el hombre es dueño absoluto de su conocimiento, de lo que posee en esa caja negra interior, de la cual es el único poseedor, y sólo él.
En consecuencia, en una sociedad postmoderna la lógica del totalitarismo es antilógica.

Yo sé que afirmar que la desaparición lógica de los fundamentos filosóficos de un pensamiento marxista totalitario en un topos donde todos lo sufrimos es aventurado, pero esos son los estertores finales, cuando un ser está en camino de desaparición se mueve, para nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros bisnietos, y nuestros tataranietos,

NUNCA MÁS.

Polo Casanova
clubcotoperix@hotmail.com
Aragua- Venezuela

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