Cada 12 de marzo, cuando los amigos del Dr. Francisco
Vera Izquierdo solíamos llamarlo para la felicitación cumpleañera, nos
sorprendía un simpático mensaje telefónico,
grabado que decía: “El Señor Don Paco Vera / no cabe en sí de alegría /
pues la patria lisonjera / ha consagrado su día / como el día de la bandera…”
Paco se resistía a celebrar cumpleaños, porque bien decía que “aquel que cumple
años termina en la tumba fría” y aunque no le temía a la muerte, le resultaba
ciertamente desagradable. Paco prefería celebrar el aniversario de su venida al
mundo, en Caracas, el 12 de marzo de 1919, descendiente de la familia Izquierdo y sobrino del eminente medico José
“Pepe” Izquierdo.
En la vida de Paco Vera se da el caso de dos
personalidades curiosamente contrastantes: su formación profesional como
abogado y doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales con un máster en antropología
en la Universidad de Columbia, N.Y., donde se desempeñó como catedrático de
literatura hispanoamericana y latín medioeval y lo que fue la pasión de su
vida, como experto folklorista venezolano, consumado cultor de la música
criolla, aficionado al cuatro y consumado trotamundos, dentro y fuera de
Venezuela. Fue el único venezolano de su
tiempo, en recorrer y conocer hasta el último rincón de la geografía venezolana
y de su gente. Pasión, en fin, hecha sangre.
Paco fue también escritor de buena pluma, columnista decano de El
Nacional, y agudo humorista de fino y ocurrente ingenio.
La vida de Paco Vera, o mejor dicho, su “juventud
acumulada” de 93 años, fue motivo para
una cordial entrevista con la periodista Milagros Socorro, poco antes de su
partida eterna, quien le preguntó: ¿A
qué atribuye su longevidad…? “A no
haberme muerto” fue su certera respuesta.
En la década de los años ´60, no obstante su condición de independiente
convicto y confeso, se incorporó al movimiento electoral de Arturo Uslar Pietri
a la Presidencia de la República y resultó electo concejal de la Municipalidad
de Caracas e integrante de la fracción mayoritaria uslarista, en la cual
compartimos responsabilidades edilicias, siendo designado Presidente de la
Comisión de Legislación. En las sesiones
de cámara, poco dado a la tediosa oratoria, Paco conservaba un discreto
silencio, llenando crucigramas, con los anteojos en la punta de la nariz, pero
atento al debate edilicio. En cierta ocasión, la concejal opositora , Aura de
Carpio, planteó un fogoso debate para denunciar la vergonzosa situación de la
prostitución y la abundancia de casas de cita en San Juan y otros lugares
céntricos de la ciudad. Como la insistente denuncia se prolongaba en solicitud de medidas para el
adecentamiento de la ciudad y las buenas
costumbres, llegó un momento, en el que
Paco Vera, se quitó los lentes y en plan de admonición se levantó y dijo:
“Colegas concejales permítanme recomendarles que no se metan con las putas,
déjenlas tranquilas. Recuerden que la
politica pasa y las amistades quedan…” Ante el explicable estupor, se
interrumpió el debate.
En otra ocasión Paco y yo nos encontramos en los
alrededores del Palacio Municipal. Ajeno a líneas políticas y molesto por
alguna medida adoptada por el partido uslarista Frente Nacional Democrático me
comunicó en mi condición de jefe de la fracción municipal, su decisión de
separarse de la fracción: “Dile al Dr.
Uslar Pietri, -expresó- que he decidido
separarme de la fracción y recuperar mi condición de independiente…” Extrañado le respondí: ¿Pero porqué Paco?. Porque prefiero -dijo-
acogerme a la línea triple “A”: autonomía, ausentismo y arrechera…!
Para su incesante trajinar por tierras propias y
extrañas, Paco Vera, tuvo la suerte de hallar, de improviso a su alma gemela,
la admirable Beatriz Baumeister. Una noche en un sarao bailable, le preguntó al
oído: ¿Por qué no nos casamos..? La respuesta fue: ¿Por qué no..?
Al dia siguiente iniciaron el cumplimiento de los formalismos y sin
mucho ruido se consagró aquella pareja bohemia de compañeros decididos a hacer
de la buena vida, su objetivo de vida, con las maletas siempre a la mano y una
caja de buen vino. Para ellos, viajar era como pasear sueños, o en palabras de
Lope de Vega: “viviendo todo falta,
muriendo todo sobra..”
Un 13 de abril de hace ahora 5 años, el Señor Don Paco
Vera, emprendió el último viaje. Sin retorno. A la espera de su inseparable
Beatriz.
Raul Sanz Machado
rsanzmachado@gmail.com
@rsanzmachado
Miranda - Venezuela
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