miércoles, 9 de marzo de 2016

RAÚL SANZ MACHADO, EL SEÑOR DON PACO VERA

Cada 12 de marzo, cuando los amigos del Dr. Francisco Vera Izquierdo solíamos llamarlo para la felicitación cumpleañera, nos sorprendía un simpático mensaje telefónico,  grabado que decía: “El Señor Don Paco Vera / no cabe en sí de alegría / pues la patria lisonjera / ha consagrado su día / como el día de la bandera…” Paco se resistía a celebrar cumpleaños, porque bien decía que “aquel que cumple años termina en la tumba fría” y aunque no le temía a la muerte, le resultaba ciertamente desagradable. Paco prefería celebrar el aniversario de su venida al mundo, en Caracas, el 12 de marzo de 1919, descendiente de la familia  Izquierdo y sobrino del eminente medico José “Pepe” Izquierdo.

En la vida de Paco Vera se da el caso de dos personalidades curiosamente contrastantes: su formación profesional como abogado y doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales con un máster en antropología en la Universidad de Columbia, N.Y., donde se desempeñó como catedrático de literatura hispanoamericana y latín medioeval y lo que fue la pasión de su vida, como experto folklorista venezolano, consumado cultor de la música criolla, aficionado al cuatro y consumado trotamundos, dentro y fuera de Venezuela.  Fue el único venezolano de su tiempo, en recorrer y conocer hasta el último rincón de la geografía venezolana y de su gente. Pasión, en fin, hecha sangre.  Paco fue también escritor de buena pluma, columnista decano de El Nacional, y agudo humorista de fino y ocurrente ingenio.
La vida de Paco Vera, o mejor dicho, su “juventud acumulada”  de 93 años, fue motivo para una cordial entrevista con la periodista Milagros Socorro, poco antes de su partida eterna, quien le preguntó:  ¿A qué atribuye su longevidad…?  “A no haberme muerto” fue su certera respuesta.  En la década de los años ´60, no obstante su condición de independiente convicto y confeso, se incorporó al movimiento electoral de Arturo Uslar Pietri a la Presidencia de la República y resultó electo concejal de la Municipalidad de Caracas e integrante de la fracción mayoritaria uslarista, en la cual compartimos responsabilidades edilicias, siendo designado Presidente de la Comisión de Legislación.  En las sesiones de cámara, poco dado a la tediosa oratoria, Paco conservaba un discreto silencio, llenando crucigramas, con los anteojos en la punta de la nariz, pero atento al debate edilicio. En cierta ocasión, la concejal opositora , Aura de Carpio, planteó un fogoso debate para denunciar la vergonzosa situación de la prostitución y la abundancia de casas de cita en San Juan y otros lugares céntricos de la ciudad. Como la insistente denuncia se prolongaba  en solicitud de medidas para el adecentamiento de la ciudad  y las buenas costumbres,  llegó un momento, en el que Paco Vera, se quitó los lentes y en plan de admonición se levantó y dijo: “Colegas concejales permítanme recomendarles que no se metan con las putas, déjenlas tranquilas.  Recuerden que la politica pasa y las amistades quedan…” Ante el explicable estupor, se interrumpió el debate.
En otra ocasión Paco y yo nos encontramos en los alrededores del Palacio Municipal. Ajeno a líneas políticas y molesto por alguna medida adoptada por el partido uslarista Frente Nacional Democrático me comunicó en mi condición de jefe de la fracción municipal, su decisión de separarse de la fracción:  “Dile al Dr. Uslar Pietri, -expresó-  que he decidido separarme de la fracción y recuperar mi condición de independiente…”  Extrañado le respondí:  ¿Pero porqué Paco?. Porque prefiero -dijo- acogerme a la línea triple “A”: autonomía, ausentismo y arrechera…!
Para su incesante trajinar por tierras propias y extrañas, Paco Vera, tuvo la suerte de hallar, de improviso a su alma gemela, la admirable Beatriz Baumeister. Una noche en un sarao bailable, le preguntó al oído: ¿Por qué no nos casamos..? La respuesta fue: ¿Por  qué no..?  Al dia siguiente iniciaron el cumplimiento de los formalismos y sin mucho ruido se consagró aquella pareja bohemia de compañeros decididos a hacer de la buena vida, su objetivo de vida, con las maletas siempre a la mano y una caja de buen vino. Para ellos, viajar era como pasear sueños, o en palabras de Lope de Vega:  “viviendo todo falta, muriendo todo sobra..”
Un 13 de abril de hace ahora 5 años, el Señor Don Paco Vera, emprendió el último viaje. Sin retorno. A la espera de su inseparable Beatriz.
Raul Sanz Machado
rsanzmachado@gmail.com
@rsanzmachado
Miranda - Venezuela

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