miércoles, 9 de marzo de 2016

ROMÁN J. DUQUE CORREDOR, SANTA TERESA DE JESÚS Y SOR JUANA INES DE LA CRUZ; EMPODERADAS Y EMPODERADORAS

El 8 de marzo de 2016 se celebra el Día Internacional de la Mujer, que este año  la  ONU promueve  bajo  el lema “Por un Planeta 50-50: demos el paso para lograr la igualdad de género” y  fija el 2030  para conseguir esta meta. Lo cierto es que pesar que toda persona es igual ante la ley, las mujeres no tienen la misma igualdad de oportunidades.  Es decir, más que discriminación es la  paridad de opciones.   Que para las mujeres se les hace más difícil. Me decía alguien que será porque no quieren, no porque no pueden.  Me atreví responder, no, es porque no se sabe que pueden y cómo pueden.  El tema, creo, pues, es de hacerlo saber no solo a las mujeres sino también a los varones.  Es decir, a la sociedad.  Con aquello de lo débil se ha estereotipado a la madre, esposa e hija, como la única opción de la mujer. Cuando, por el contrario, la mujer es más fuerte potencialmente, porque además de saber del hogar es capaz de dirigir países. Tiene la virtud de liderar más allá del  hogar.  Los varones, lo general, es que no seamos líderes hogareños. Son estereotipos culturales: la mujer para el hogar y el hombre fuera del hogar. De allí se crea la distinción entre lo  femenino y lo masculino, haciéndolos contrarios y contradictorios.

Estas reflexiones, próximas al 8 de marzo, me hicieron repasar lecturas que más que ilustrativas  me hicieron  recapacitar.  Volví a releer biografías  de mujeres cuya vida y obra me han hecho admirar más a la mujer. Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, y Sor Juana Inés de La Cruz,  sabia y poetisa.  Ambas  que se supieron emprendedoras y se empoderaron.  Que mejor ejemplo  vivencial, de estas féminas,  de  la igualdad entre los géneros y de empoderamiento de la mujer,   que hoy es uno de los  17 objetivos  de desarrollo sostenible de la agenda de la ONU para trasformar nuestro mundo.
 Santa Teresa de Jesús,  de quien se dijo que “pese a ser mujer y monja, se movía por el mundo con la autoridad de un hombre”,  y que llegó a sentar cátedra no solo de misticismo y de doctrina, alcanzó a ser la primera mujer reconocida como “Doctora de la Iglesia",  que es un título que otorga el Papa o un concilio ecuménico a los santos en razón de su erudición, como reconocimiento de ser un eminente  maestro de la fe para los fieles de todos los tiempos. Y que junto, con San Juan de La Cruz,  se le considera como la cumbre de la mística experimental cristiana.  Santa Teresa de Jesús no  dejó de ser hija y hermana consecuente y solidaria con su familia para ser  líder religioso y literario.   Y  que reyes,  nobles y jerarcas eclesiásticos respetaban y quienes no se negaban a recibirla y a consultarla.  Santa Teresa de Jesús, o Teresa de Ávila,  según la escritora Cathleen Medwick,  es “un ícono feminista”,  no solo porque llegó a ser el eslabón perdido entre la sexualidad y espiritualidad femeninas, sino también por su capacidad para funcionar dentro de una sociedad dominada por los hombres.
  Sor Juana Inés de la Cruz, en  quien Amado Nervo veía a todas las mujeres de su país y de su raza,  religiosa de la Orden de San Jerónimo,   se le considera una de las máximas exponentes  del  Siglo de Oro de la literatura en español   y que  por la importancia de su obra,  se le  califica de «el Fénix de América», «la Décima Musa» o «la Décima Musa mexicana». Se iguala su obra religiosa y profana, en la literatura española,  a la de Góngora, Calderón y Quevedo.  Su ensayo “Respuesta a Sor Filotea”, fue  una exigencia, para la época,  por  el derecho a la educación de la mujer,  a su derecho al saber, al conocimiento, a la natural inclinación por el saber que le otorgó Dios.   Y su escrito  “Hombres Necios”,   un reclamo  a la hipocresía moral de los hombres con respecto a las mujeres.  A  ambas obras   se les  considera verdadera literatura de liberación femenina.  Sor Juana,  abogó por la igualdad de los sexos y por el derecho de la mujer a adquirir conocimientos, por lo que se le considera  pionera en la literatura española del movimiento moderno de liberación femenina. Además,  usó  la voz neutra en su poesía.   En su obra lírica,  “Primer Sueño”,  se refiere a lo que llama “fluidos corporales femeninos”  como la  menstruación y la lactancia, para destacar el  papel de la mujer en el ciclo de la vida,  creando una simbiosis entre ambos fluidos que  identificaba con  un  proceso de un don divino.  Por su orientación y la intención de sus obras,  se considera que  en el campo literario Sor Juana Inés de la Cruz  promovía que la mujer reinara por encima de todas las cosas, en  su realidad social y en su momento histórico.

  Se  ha proclamado en la IV Conferencia de Acción  de Beijing que el empoderamiento de las mujeres  es necesario para  lograr la igualdad,  entendido  no como  dominación, sino como  la capacidad  de la mujer de aumentar su autoconfianza para participar e influir individual y colectivamente  en la sociedad y sus cambios y para que logre tomar decisiones como sujetos de derecho no sometidas a los controles culturales,  en los diferentes campos sociales.  En ese orden de ideas,  Santa Teresa de Jesús y Sor Juana Inés de La Cruz,  son ejemplos  de  mujeres empoderadas individualmente y socialmente.  Bien vale rememorarlas en el Día Internacional de la Mujer.

Roman Duque Corredor
duquedeprado@gmail.com
@romanjoseduque
Miranda – Venezuela

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