Ante la pérdida de
credibilidad y el descalabro de su imagen en la opinión pública Colombiana,
Juan Manuel Santos y sus nuevos aliados tratan de sobrevivir mediáticamente,
ordenan la detención de Santiago Uribe y lanzan una ola creciente de amenazas
de cárcel contra la familia del ex-presidente, demostrando hasta donde están
dispuestos a llegar para remover esa piedra de tranca contra el
narco-terrorismo, la corrupción, la delincuencia organizada y los irregulares
de la guerrilla, como lo es el Dr. Álvaro Uribe.
El pueblo Colombiano
no merece ser arrastrado por un presidente sumiso con delincuentes y
terroristas, que traiciono los principios e ideales de su mentor y en medio de
titubeos no es capaz de decir la verdad a sus gobernados, los resultados de sus
políticas están a la vista, por un lado le entrega contratos millonarios a
parientes de sus ministros y allegados y por el otro el país a las Farc, no es
difícil comprender el manejo que hace del Fiscal y vice-Fiscal General de la
República, así como de otros entes judiciales, para perseguir a quien es una
fuerza inquebrantable frente a los grupos criminales.
Juan Manuel Santos se
ha ganado para la historia el triste mérito de ser el presidente que se
arrodilló ante los delincuentes de las Farc, y con una actitud cobarde y
entreguista, genera un escándalo mediático atropellando a la familia Uribe solo
para tapar su impopularidad, utiliza algunos medios de comunicación social
tarifados por su gobierno, para callar: La grave crisis económica, el colapso
del sistema eléctrico, el conflicto en Ecopetrol, el desempleo creciente, la
desgracia humanitaria en la Guajira, la caída de la exploración petrolera, la
crisis de la salud pública, la toma y asaltos terroristas en ciudades y
carreteras y el más alto nivel de desempleo, que según estadísticas superó este
mes el nivel de respaldo a su gestión como Presidente de la República.
Esconderse detrás del
gobierno y de las instituciones, utilizando el poder judicial para perseguir a
quienes en el pasado le brindaron su confianza y le tendieron la mano para
lograr el poder, es un acto de cobardía, perseguir a quienes han sido críticos
a sus políticas de seguridad y paz con impunidad a los delincuentes, es un acto
de cobardía, mandar a meter presos al entorno familiar del ex-presidente Uribe,
por asumir posiciones firmes desde el Senado de la República contra políticas
herradas que saltan a la vista, es un acto de cobardía, de tal manera que
remover esta piedra de tranca, con el peso moral y político que le acompañan,
no será tarea fácil para los cobardes y bandidos hoy aliados contra el Dr.
Uribe y el Centro Democrático, que representan la más firme esperanza de
progreso para Colombia.
Nestor Solano
solano.nestorep@gmail.com
@SolanoNestorep
Tachira – Venezuela
Completamente de acuerdo con Nestor Solano, además Santos es un traidor, se montó en la popularidad de Uribe para ganar las elecciones y luego comenzó a deshacer todo lo que Uribe había avanzado en el tema de la seguridad democrática, habiendo sido su ministro de defensa. Uribe comprendió que la prioridad para Colombia era rescatar la soberanía del Estado sobre el territorio y la población controlados por el narco-terrorismo (un 40% cuando Uribe asumió su primer mandato).
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