Primero que todo —y aun antes de darles la bienvenida— déjenme que les
diga que están ustedes en muy mala compañía.
Porque ser escogidos, retratarse y andar con Ernesto Samper es, como
decimos en Venezuela, una raya.
Ustedes
tienen que saberlo pero, por si no, les resumo el asunto: ese señor, para poder
ganar las elecciones para presidente, recibió donaciones por algo más de seis
millones de dólares del “Cartel de Cali”.
Cuando se descubrió la inmoralidad, al Fiscal General de Colombia
—aunque era su copartidario— no le quedó sino procesar a la joyita.
Ese affaire
se conoce en Colombia como “el escándalo del proceso 8000” porque ese fue el
número que le correspondió al expediente.
Hago una digresión: a pesar de la infusión de dólares del narcotráfico,
Samper obtuvo la presidencia por un muy escaso margen, similar al que, según
Tiby Lucena (a quien ya deben haber conocido) dizque ganó quien ocupa el
Palacio de Miraflores actualmente.
Retomo
el hilo. Ese dinero, era entregado en
vistosos empaques envueltos en papel-regalo.
El tipo, indudablemente, se hizo el loco, dijo que no sabía nada de las
donaciones. La mejor respuesta a ese
aserto la dio el entonces cardenal de Colombia, monseñor Rubiano. Dijo que no saber que dinero sucio se había
empleado en la campaña era similar a que alguien dijese que no se había
percatado de la presencia de un elefante en el recibidor de su casa. El proceso quedó inconcluso porque, luego de
muchos trapicheos y compra de votos, la Cámara de Representantes, lo
absolvió. Pero si el caso hubiese
llegado a la Corte Suprema, el tipo todavía estuviera preso. Esa es la calaña de quien anda con ustedes.
Ahora sí, luego de la larga introducción, me permito desearles una
estada agradable, fructífera, a nuestra patria.
Venezuela se ha caracterizado por recibir amablemente a los
extranjeros. Eso, desde los mismos
tiempos del descubrimiento y la colonia y persistiendo hasta el día de
hoy. Cómo seremos de hospitalarios, que
hasta asesinos de ETA moran aquí y reciben estipendios generosos de parte del
régimen actual. Cómo seremos de
protectores, que el régimen desatiende solicitudes de los tribunales españoles
y, por el contrario, les da buenos sueldos a estos señores. También puedo contarles de los campos de
entrenamiento que tienen terroristas de Al Qaeda en diferentes partes del
territorio patrio, o cómo nuestras llanuras sirven de zona de descanso para los
guerrilleros de las FARC. Todo con la
anuencia del régimen, que hasta les presta aviones para sus viajes. Viajes que llevan la escolta de aeronaves de
la Fuerza Aérea. O sea, si a estos los
recibimos, ¿por qué no a ustedes? En fin
de cuentas, tenemos que presumir la buena fe con la que vienen sus señorías,
aunque hay muchos indicios en contrario…
En todo caso, lo que espera el pueblo de Venezuela es que, al final del
proceso, digan la verdad en los informes que han de escribir. Que entiendan que la figura de “acompañantes”
es un invento del PUS y sus conmilitones, casi un placebo; que lo que pauta las
Naciones Unidas son “observadores” que se rigen por unas normas de las cuales
somos signatarios. Todos, sus países y
el nuestro. ¿Será mucho pedir que,
pasando un poquito por encima de las asépticas reglas que quiere imponerles el
CNE, se extiendan en sus informes?
Pudieran decir, por ejemplo, que el ventajismo oficial —alcahueteado por
Tiby y su banda—se demuestra con las frecuentes cadenas de radio y televisión
donde el tipo aquel se hace acompañar de candidatos de su tolda, con el empleo
de vehículos oficiales para la movilización de sus adeptos, con el grosero
empleo de fondos públicos para ganancia política y —como ven que nada de lo
anterior les ha resultado y que la alternativa democrática sigue liderando las
encuestas— con un chantaje emocional descarado: “si votas por nosotros, te hago
casas, si no, no”; “estos 2500 taxis se los regalo, y vienen más después de las
elecciones”; o la afirmación de un imbécil que nadie sabe cómo llegó a
ministro: “al día siguiente de las elecciones aparecerá la comida y se acabarán
las colas”.
Pueden, también, dejar informado otras impúdicas triquiñuelas que emplea
el régimen: inhabilitar y hasta encarcelar ilegalmente a líderes de la
oposición; la descarada manipulación de las circunscripciones electorales para
que los circuitos en los cuales hay una ventaja histórica a favor de la
oposición se elijan menos diputados; el inmoral e ilegal recurso de torcerle el
brazo a los empleados públicos para que voten por el PUS (si tienen dudas,
pídanle a alguien que les muestre el audio donde uno de los mandamases de la
Aduana de Maracaibo exige a sus subalternos tomarle una foto al voto emitido y
presentársela al día siguiente; si no, están despedidos); establecer estado de
excepción en zonas donde la oposición va ganando, nada más que para dificultar
la campaña a los opositores. Ya van más
de dos meses que lo decretaron. Por
comparación, les pongo el caso de Mali: en razón de la carnicería llevada a
cabo por unos terroristas en un hotel de Bamako, se decretó un estado de
excepción, pero solo por diez días. Como
desproporcionada la vaina, ¿no?
Nuevamente, bienvenidos.
Humberto Seijas Pittaluga
hacheseijaspe@gmail.com
@seijaspitt
Carabobo – Venezuela
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