El sentimiento de cambio se apoderó de la gente y
no hay maniobra que lo detenga. Querer modificar a última hora la intención de
voto con una raquítica y demagógica
bolsa de comida no tendrá éxito. El cambio se convirtió en un río crecido. Cada día se suman nuevas voluntades y crece
el entusiasmo para acudir a la cita electoral.
Los decididos a votar saben que
una sólida victoria en las elecciones parlamentarias será un muro
de contención para detener el descalabro económico. Una nueva mayoría en el
parlamento, sin atadura con los caprichos autocráticos trabajaría para que se
tomen medidas adecuadas que controlen la inflación. Un cambio en la correlación
de fuerzas rescatará la
autonomía del parlamento y la función contralora como lo ordena la
Constitución. Precisamente, es esta responsabilidad la que, con el mayor
descaro, han abandonado los diputados oficialistas. Por eso, entre otras
razones, ha prosperado la descardara robadera, el
despilfarro, la corrupción generalizada y el grotesco saqueo de los dineros
públicos.
Esto ya no se aguanta. Hay que cambiar o nos
morimos de hambre, repite la gente en las colas. Maduro nos tiene con el agua
al cuello. Si continuamos con este
disparate, nos ahogaremos. Es el comentario frecuente que se oye en todos los
rincones del país. Junto a este grito de desesperación y rabia, viene el
llamado a votar por encima de ventajismos y abusos electorales. Existe el
convencimiento que una votación
masiva,
firme y decidida, sin temores y superando chantajes, acabará con cualquier
pretensión de alterar los resultados electorales.
A sabiendas que competimos con inescrupulosos y marrulleros, acostumbrados a
hacer trampas de todo tipo, nuestro deber es reforzar el trabajo con los
testigos electorales.
Es fundamental seleccionar a personas con coraje que no se amilanen ante las
presiones indebidas de militares inescrupulosos del plan república. Necesitamos
a conocedores del proceso de votación que controlen el voto asistido y estén
muy alerta al momento
del cierre de las mesas. He allí algunas de las claves para defender el voto y
la voluntad popular.
Aprovechemos al máximo las inmensas posibilidades
que tenemos. Hoy, como nunca antes, el viento sopla a nuestro favor. El rechazo
a Maduro y a su anacrónico modelo crece
todos los días llegando casi al 90%. Por montones, los que hasta ayer lo
acompañaban, rompen ataduras para sumarse a la corriente del cambio. En esta
nueva realidad ha jugado papel relevante el descontento y la desaprobación a su
política económica.
La unidad
para cambiar y el abandono de la inútil polarización tomó cuerpo y se está convirtiendo en una inmensa mayoría
convencida de la resonante victoria el 6D.
Marchemos con fe y optimismo a coronar la victoria
el #6D
Fredy Rincón Noriega
fredyrinconn@hotmail.com
@ferinconccs
Miranda - Venezuela
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