«Cuando conjugo el verbo
tiranizar advierto que no puedo hacerlo en futuro simple: a los déspotas
aguarda una ceremonia que no es religiosa, sino de celebración con heroica. El
pensamiento bajo sus efectos abate, y más poderosamente que una detonación nuclear»
Antes que los abuelos, padres y vástagos del «Estado
Tiránico Venezolano» irrumpiesen en el «Plató de la Política Centro/
Suramericana», menos de aproximados veinte intelectuales de nuestro continente
advertíamos no muy lejana la trágica irrupción del «Estado Tiránico
Venezolano»: cierto, en la patria que fue «bolivariana». Lo harían para
experimentar con nuestras vidas, confiscándolas y sometiéndolas a inmerecidas
penurias. Recuerdo el rencor que ciertos cuentistas, poetas, novelistas,
ensayistas y profesores que solían discutir en los cafetines y claustros de las
universidades autónomas fomentaban hacia autores como: Juan LISCANO, Octavio
PAZ, Reinaldo ARENAS, Guillermo CABRERA INFANTE, Ricardo GIL OTAIZA, Camilo
José CELA y Jorge Luis BORGES, entre varios, sin excluirme porque en la de Los
Andes fui con persistencia hostigado por ellos. Sembraban el odio, la
división de la Nación Venezolana y una guerra entre civiles tras los cuales
estaban militares insurrectos.
Cuando fui asesor del artista plástico Carlos
CONTRAMAESTRE, Director de Publicaciones de la Universidad de Los Andes (1979),
con frecuencia recibíamos un panfleto de la «Organización de Liberación de
Palestina» (OLP) que cometía ataques terroristas similares a los de «ISIS,
«Boko Haram» u otros que en el Año 2015 mantienen en zozobra a los viejos
imperios del planeta. Discrepábamos, afables el uno con el otro, sobre las
intenciones de esos asesinos de eliminar a Israel. Que unos propugnen eso que
se conoce como la «Yihad» o sean menos exterminadores carece, absolutamente, de
relevancia: porque son sus irrefrenables propósitos de dominación violenta,
degenerada y primitiva lo que debemos repudiar de todos ellos por cuanto
comporta provocar el fracaso de «Civilización» y el triunfo de la «Barbarie
Doctrinal».
Durante aquellos tiempos, el «terrorista prototipo» no
tenía el recurso de las «redes de disociados» (RDD): empero, sus actos igual
impactaban gracias a la difusión de «imágenes vía satélite». Destacaban los
secuestros de aviones y personalidades del mundo, las matanzas o ejecuciones
callejeras (extrajudiciales) en nombre de la «liberación de los pueblos e
independencia». Ese «terrorista prototipo» recibía financiamiento de algún
poderoso país petrolero o vendedor de armas de guerra.
Ya yo escribía y publicaba mis «estoraques» (así, en
el «Corredor de la Muerte» porque ambos pertenecemos al «Sector de la Edad
Tercera», los ha insólitamente calificado mi amigo Teódulo LÓPEZ MELÉNDEZ)
contra todos los afamados tiranos de la época, algunos de los cuales todavía
están en este mundo y hacen mucho daño. Los todavía no fallecidos son, en estos
tiempos nada episcopales, abuelos de quienes conforman el «Estado Tiránico
Venezolano»: sostenido mediante formas parasitarias/criminales de actuar y
doblegar a pueblos con los cuales experimentan cruelmente.
El abominable, nada supremo y ya difunto padre del
«Estado Tiránico Venezolano», sobre cuya memoria suelo esputar, colocó los
tubos estructurales de una edificación destinada al funcionamiento de oficinas donde
peligrosísimos delincuentes administrarían inmensos recursos de origen imperial
norteamericano para destruir nuestra nación y otras. Fueron inoculados con el
«Virus de la Brutalidad» y viajan para propagarlo por un continente donde los
únicos prescindibles son ellos.
En el curso de mi existencia, he tenido probadas
premoniciones: motivo por el cual hoy anuncio que está en ciernes el día cuando
inhumaremos al «Estado Tiránico Venezolano» impuesto hace más de tres lustros,
para desgracia de quienes nacimos y vivimos en la patria que fue «bolivariana».
República convertida en santuario de criminales por la «Casta de Terroristas
del Siglo XXI»
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
Merida - Venezuela
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