Nuestra Constitución
es muy clara en cuanto a la naturaleza de nuestra Fuerza Armada Nacional, a la
que define como (Art. 328) “… una institución esencialmente profesional, sin
militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y
soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico mediante
la defensa militar… está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al
de persona o parcialidad política alguna…”.
Pero toda Venezuela
sabe que, en estos últimos 16 años, este mandato ha sido letra muerta en el
seno de la institución.
Desde que el chavismo
se hizo con el poder, los líderes de esa facción política se han ocupado de
desmontar un trabajo de formación y consolidación de las FFAA que al país le ha
costado lustros de trabajo y mucho sacrificio, esto, debido a la ideología
castrocomunista que es central al chavismo y que cree, que todo componente
armado debe estar al servicio de la revolución y para el dominio de la
población civil que deben su obediencia a un líder máximo.
Y fue por medio de la
politización de sus cuadros, de la indoctrinación comunista, de la corrupción y
la tergiversación de sus principios, que lograron desarticular a la institución
armada y, en clara oposición al espíritu de la ley, la convirtieron en
herramienta de factores políticos nacionales y, lo más grave, asociados a
carteles del crimen internacional y dependientes de la voluntad de gobiernos
extranjeros como es el caso de Cuba.
Apartando toda la
retórica marxista, la manipulación del ideario bolivariano y los llamados a un
supuesto nacionalismo popular e igualitario, para una buena parte de los
ciudadanos de este país, es un motivo de vergüenza, cuando no de asco, el
estado en que se encuentra nuestro FFAA, las que fueran una vez orgullo de
nuestra patria, es hoy vista como una fuerza de ocupación enemiga.
La institución
militar que miramos hoy en día no pasa de ser – con honrosas excepciones - una
banda armada de forajidos y torturadores en continua labor de amedrentamiento y
extorsión de nuestros ciudadanos, sus actuaciones en las invasiones de fincas e
industrias productivas privadas, su lamentable papel como vendedores de
mercancía en los mercados populares, su actuación de encubrimiento de alimentos
podridos y grandes entierros de medicinas vencidas producto de la corrupción,
sus actuaciones en las grandes redadas en las barriadas de las grandes ciudades
y en los decomisos de mercancías en mercados populares, brindándole honores a
los símbolos y autoridades cubanas, su completa entrega a los ideales
revolucionarios comunistas, la participación de sus mandos en actividades a
favor del narcotráfico y la guerrilla, los han convertido en una institución
abominable ante el venezolano decente y demócrata.
Uno de los peores
errores de este régimen chavista ha sido promover la penetración en nuestras
Fuerzas Armadas por ese cáncer social llamado narcotráfico, que convirtió a una
parte de la oficialidad y efectivos castrenses en “mulas”, financistas y
protectores de las actividades de peligrosos carteles internacionales de la
droga, situación esta, que ha tocado muy de cerca la familia inmediata de su
comandante en jefe, el ciudadano colombiano Nicolás Maduro.
Nuestras armas ya no
están al servicio de la nación, nuestra seguridad depende ahora de intereses de
organizaciones criminales que operan fuera de nuestro territorio, algunos de
nuestros altos oficiales activos aparecen, sin ningún castigo ni reprobación,
en la listas de los criminales más buscados por ese infame delito, que es una
de las principales causas de perdición y muerte de la juventud del mundo.
Esta asociación al
narcotráfico que nunca ha sido debidamente investigada menos aún castigada, las
groseras manifestaciones de riqueza y dinero que exhiben algunos oficiales, su
constante aparición en listas de criminales internacionales, ha empañado a toda
la institución militar de modo que el público, el pueblo venezolano tiene una
imagen que se trata de simples criminales usando el uniforme y ejerciendo altos
cargos de gobierno, que estamos en presencia de oficiales que propician una
economía paralela que corrompe al estamento político y judicial del país,
pareciera que quisieran sustituir el ingreso petrolero por el de la droga.
Esto se veía venir
desde el momento en que faltó fibra moral en el Alto Mando Militar, cuando el
gobierno empezó a utilizarlos como colaboradores de las fuerzas
insurreccionales del continente, cuando se inició el auxilio a los enemigos de
la democracia en diversos países vecinos, cuando se empezó a rendir honores
militares a los jefes guerrilleros, a protegerlos, custodiarlos y trasladarlos
bajo protección, por órdenes del Presidente Hugo Chávez Frías; era sólo
cuestión de tiempo que una cosa llevara a la otra.
Es conocido por todo
el mundo que la subversión en Latinoamérica se financia con los expolios de
actividades criminales, sobre todo con la industria del secuestro y la droga.
Está muy claro que,
bajo la excusa de la obediencia debida, nuestros máximos jefes militares,
simplemente, se plegaron a cumplir con lo que les requería su Comandante en
Jefe, con el conocimiento cierto de que estaban violando no sólo la ley, sino
las más elementales normas éticas. Muy convenientemente, el premio al
acatamiento se trocaba ascensos, promociones, remuneraciones y más poder para
nuestros uniformados.
Bajo la excusa de que
estaban haciendo un trabajo “revolucionario”, liberando al país de las cadenas
del imperio capitalista, le estaban vendiendo el alma al diablo y negociando la
soberanía del país a otros intereses transnacionales, lo que claramente
constituye un delito de traición a la patria.
Es de conocimiento
público que el comunismo tiene raíces en un internacionalismo a ultranza, es
decir, cuando un gobierno se torna comunista inmediatamente hay una labor de
apoyo en bloque de diversos gobiernos y organizaciones para proteger sus
intereses políticos y económicos, esta coalición comunista en nuestra región,
está liderada por Cuba y es ahora Raúl Castro, quien la comanda, a él se plegó
el gobierno chavista, y de esta manera nos convirtieron en colonia cubana y
nuestro ejército de libertadores, en esclavistas trabajando para el comunismo,
en contra de los intereses patrios.
Una vez enredados en
ese perverso juego de intereses del comunismo internacional, no tardaron en
aparecer factores extranjeros a los que se les permitió posición de mando en
nuestras Fuerzas Armadas y, poco a poco, empezó una infiltración que, tememos,
sea profunda y hasta irreversible.
Ante los
acontecimientos que se están desarrollando actualmente en nuestro país, con una
ciudadanía activa y en la calle y sus protestas por la restitución de sus
derechos inculcados, debido a la calamitosa situación nacional, prácticamente
de quiebra de nuestra económica, por la peligrosa situación de
desabastecimiento, por la inseguridad desbordada como nunca, donde asistimos a
la barbárica agresión de unos grupos pro-gobierno armados y disparando en
contra de gente inocente y desarmada, dueños de la calle y con el apoyo de
órganos de seguridad del Estado.
Ante esta situación
de anomia social, y dado el enorme deslave de apoyo popular que el gobierno de
Maduro ha tenido en vista de los posibles resultados de las elecciones del 6D,
mi llamado, como simple ciudadano, alarmado ante el estado de quiebre
institucional, es para lo que queda sano de nuestras Fuerzas Armadas, incluso
mi llamado se extiende para aquellos oficiales que están involucrados,
involuntariamente, en estas actividades criminales, que se pongan a derecho y
cumplan con la Constitución Nacional, para que no sólo se nieguen a recibir
órdenes de oficiales extranjeros, sino que procedan a sus arrestos, los
desarmen y los confinen para su posterior expulsión del territorio nacional.
Nuestras
instalaciones militares deben permanecer libres de todo componente armado extranjero;
si se conoce de alguna instalación donde se encuentren reunidos estos
mencionados agentes extranjeros, deben asegurarla, desactivarla y entregar sus
armas y personal a los tribunales militares, quienes deben proceder para hacer
efectivo el cumplimiento de la ley y no por órdenes de un partido político.
La ley es muy clara,
el artículo 324 dice que sólo el Estado puede poseer y usar armas de guerra, y
que quien estuviere en posesión de algunas de esas armas debe ser
inmediatamente desarmado y arrestado.
Aquellos oficiales y
tropa involucrados en actividades de narcotráfico de manera indirecta,
esperando de ellos su complicidad pasiva, si saben que se está desarrollando
una actividad criminal en medio de sus operaciones de rutina, o les ordenan a violar
la ley, no obedezcan esas órdenes,
reúnan toda la evidencia posible en contra de quienes manejan las operaciones y
si es posible, procedan a su arresto y presentación en los tribunales militares
acompañados por la prensa libre e independiente.
Si un partido
político quiere traer y mantener en nuestro territorio fuerzas mercenarias
extranjeras, a costa del erario nacional, para su uso particular, está violando
claramente la ley y los más sagrados preceptos de nuestra seguridad nacional;
cualquier componente o soldado de la patria debe actuar de inmediato para
inutilizarlas y ponerlas bajo su control, y llevar a sus promotores ante la
justicia por delitos de traición a la patria.
Hay un interés
político de una parte del gobierno chavista, en desprestigiar el nombre de las
FFAA involucrándolas en violaciones a la ley y en crímenes en contra de la
humanidad bajo premisas de defensa del socialismo que, a todas luces, es
inconstitucional.
Utilizan a sus
miembros para procedimientos ilegales en contra de las personas y
organizaciones civiles donde no se guardan las garantías de ley, los utilizan
para detenciones, allanamientos, torturas, ejecuciones sumariales y uso de
fuerza desproporcionada en contra de personas y manifestaciones pacíficas, en
estos casos la obediencia debida ni es excusa ni puede ser interpuesta como
cumplimiento del deber, son acciones inmorales y fuera de la norma, que traerán
consecuencias y fomentan un clima de violencia insoportable para la sociedad.
La disciplina, la
obediencia y la subordinación no implican en absoluto, la renuncia a ser
venezolano, ni a renunciar a principios morales y éticos y mucho menos a
despreciar a quienes no estamos de acuerdo con el gobierno comunista.
Pero ante todo, en
cara a las elecciones del 6D, y la importante participación que tendrán las
FFAA en el Plan República, que sirve de resguardo y garantía al proceso de
elecciones democráticas, debe ser manejado apegado con todo rigor a la ley y a
la Constitución, conscientes que el Poder Electoral está manipulado por los
intereses criminales que desde el extranjero, están tratando de preservar el
poder comunista y del narcotráfico en nuestro país, deben asegurarle a los
ciudadanos las condiciones de seguridad y paz para que puedan acudir a votar.
Si nuestras FFAA, en
un gesto de decencia y legalidad, preservan la transparencia de este difícil
proceso electoral estoy seguro que la ciudadanía y el pueblo todo de Venezuela
lo verá como un gesto de rectificación a la conducta negativa sostenida hasta
el presente, sino, la misma institución pondrá punto final a su historia como
componente armado de la república y pasará a ser una banda criminal a quienes
habrá que darles el trato de terroristas.
La única manera de
detener esta vorágine de violencia que está consumiendo el país está en manos
de nuestras Fuerzas Armadas, quienes deben retornar a su papel institucional y
establecer, de una vez por todas, su rol como garantes de la seguridad de la
nación, es por ello que los ciudadanos que vamos a ejercer el soberano mandato,
esperamos de nuestras FFAA que mantenga las calles y los centros de votación a
buen resguardo, que no permitan asaltos de motorizados armados, ni agresiones
en contra de los votantes, ni otras violaciones a la ley electoral vigente.
No se dejen comprar
por camionetas chinas, ni por aumentos de sueldos, ni por becas, ni por
proveedurías donde se consigue de todo de lo que los venezolanos carecemos,
ustedes y sus familias necesitan un país para vivir, una sociedad donde
funcionar, un futuro para ustedes y sus hijos, si destruyen ese futuro de nada
les va a servir esos bolívares recién impresos que cada vez valen menos en un
país donde solo se producen los muertos, torturados y detenidos que el gobierno
quiere que ustedes se encarguen de proporcionarles.
No se les pide otra
cosa, que cumplan con la Constitución Nacional a la cual se deben por
juramento, es la única manera de un retorno pronto a la paz y al orden en
nuestro país.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
Miranda - Venezuela
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