sábado, 26 de diciembre de 2015

ALFREDO MICHELENA, ¿HABRA PAZ EN 2016?

La comunidad internacional fue un factor clave en la derrota del chavismo el 6D, al dejar muy claro que no aceptarían las burdas manipulaciones de última hora y la violencia, como medio de ganar unas elecciones que a todas luces ganaba la MUD.
Hay que agradecerles que fueron vigilantes y diligentes, pero sus preocupaciones no han terminado. Desde Rusia a EE.UU. pasando por Brasil y los sureños nos han recordado la crucial necesidad de comenzar un diálogo entre las partes.
El 6D fue la primera victoria contundente de la oposición en casi tres lustros. La única elección que perdió “el finado” fue en 2007 con el referéndum constitucional. Quería convertir a Venezuela al socialismocomunista. Pero el escuálido 1% que lo evitó no logró parar su porfía. Utilizó el Congreso para implementar algunas de esas reformas por trascorrales. Ahora la situación es diferente. Los resultados muestran una diferencia de 23% entre la MUD y el PSUV. Y la nueva Asamblea Nacional (AN) tiene todo el poder que le asigna la Constitución al alcanzar la mayoría calificada de 2/3.
Pero la Constitución vigente es presidencialista y le da un limitado poder a la AN, en especial cuando los otros poderes los controlan cuadros chavistas. La nueva AN no podrá por sí misma poner comida en los mercados ni solucionar la inseguridad que nos azota. Cualquier intento será bloqueado por Maduro. Ya anunció que bloqueará la ley de amnistía a los presos políticos.
Maduro no leyó el mensaje del 6D. Como típico revolucionario marxista solo puede entender lo que pasó argumentando que el pueblo fue incapaz de entender sus propios intereses. Intereses que solo las mentes lúcidas de la vanguardia revolucionaria en Venezuela, es decir él y el PSUV, y en Cuba pueden dilucidar. Al final esos intereses se reducen a mantener la revolución “a como dé lugar”. “A cada medida que tome la Asamblea le tendremos una reacción, constitucional, revolucionaria y, sobre todo, socialista” dijo.
“El finado” sabía de tácticas y estrategias, y supo cómo manejar sus derrotas con recules tácticos. Maduro no tiene esa capacidad y sus mentores cubanos nunca lo han aplicado en la isla, donde la ley del garrote – o paredón- se impuso desde el principio.
Estará en manos de la oposición dar cordura a esta situación potencialmente explosiva y seguir avanzando a paso firme en la reconquista de la democracia y las libertades fundamentales. En esto de nuevo la comunidad internacional será de mucha utilidad para sentar las partes a dialogar y negociar una salida a la crisis que vivimos.
Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena

Caracas - Venezuela

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