La comunidad internacional fue un factor clave en
la derrota del chavismo el 6D, al dejar muy claro que no aceptarían las burdas
manipulaciones de última hora y la violencia, como medio de ganar unas
elecciones que a todas luces ganaba la MUD.
Hay que agradecerles que fueron vigilantes y
diligentes, pero sus preocupaciones no han terminado. Desde Rusia a EE.UU.
pasando por Brasil y los sureños nos han recordado la crucial necesidad de
comenzar un diálogo entre las partes.
El 6D fue la primera victoria contundente de la
oposición en casi tres lustros. La única elección que perdió “el finado” fue en
2007 con el referéndum constitucional. Quería convertir a Venezuela al
socialismocomunista. Pero el escuálido 1% que lo evitó no logró parar su
porfía. Utilizó el Congreso para implementar algunas de esas reformas por
trascorrales. Ahora la situación es diferente. Los resultados muestran una
diferencia de 23% entre la MUD y el PSUV. Y la nueva Asamblea Nacional (AN)
tiene todo el poder que le asigna la Constitución al alcanzar la mayoría
calificada de 2/3.
Pero la Constitución vigente es presidencialista y
le da un limitado poder a la AN, en especial cuando los otros poderes los
controlan cuadros chavistas. La nueva AN no podrá por sí misma poner comida en
los mercados ni solucionar la inseguridad que nos azota. Cualquier intento será
bloqueado por Maduro. Ya anunció que bloqueará la ley de amnistía a los presos
políticos.
Maduro no leyó el mensaje del 6D. Como típico
revolucionario marxista solo puede entender lo que pasó argumentando que el
pueblo fue incapaz de entender sus propios intereses. Intereses que solo las
mentes lúcidas de la vanguardia revolucionaria en Venezuela, es decir él y el
PSUV, y en Cuba pueden dilucidar. Al final esos intereses se reducen a mantener
la revolución “a como dé lugar”. “A cada medida que tome la Asamblea le
tendremos una reacción, constitucional, revolucionaria y, sobre todo,
socialista” dijo.
“El finado” sabía de tácticas y estrategias, y supo
cómo manejar sus derrotas con recules tácticos. Maduro no tiene esa capacidad y
sus mentores cubanos nunca lo han aplicado en la isla, donde la ley del garrote
– o paredón- se impuso desde el principio.
Estará en manos de la oposición dar cordura a esta
situación potencialmente explosiva y seguir avanzando a paso firme en la
reconquista de la democracia y las libertades fundamentales. En esto de nuevo
la comunidad internacional será de mucha utilidad para sentar las partes a
dialogar y negociar una salida a la crisis que vivimos.
Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
Caracas - Venezuela
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