Lo más insólito y
disparatado que se pretende con el
nombramiento de un Parlamento de las Comunas, que no aparece
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, constituye en
principio el desconocimiento de las
facultades constitucionales de Asamblea Nacional y las potestades administrativas de Gobernaciones y Alcaldías, eliminando el
secreto del voto para controlar a los convocados a elegir algunos funcionarios
de dichas comunas, mediante la amenaza de los comisarios políticos del PSUV que
vigilarán a quienes levanten las manos o se nieguen a hacerlo, en asambleas
reunidas para tales fines.
Es decir, que funcionarios atemorizados por los
defensores de la revolución para que voten sus propuestas, podrían recibir
tanto o más dinero del Presupuesto Nacional que el porcentaje que la
Constitución Nacional vigente asigna a los gobernadores y alcaldes electos a
través del voto universal, directo y secreto.
Como si no existiera
de una experiencia fracasada en la Unión Soviética. China y Cuba, para
mencionar las más conocidas, el Presidente de la República insiste en imponer
en nuestro país las Comunas como el centro de la vida en la sociedad, violando
la Constitución Nacional Bolivariana y desafiando no sólo a los venezolanos que
votaron en contra de dicha propuesta en el Referendo de 2007, sino también al
mundo democrático a cuyas instituciones libertarias se han unido,
en defensa de la democracia, como el Tratado de Mercosur, que establece
la libertad de empresa y el libre
comercio.
Pero el problema no sólo es jurídico
sino también político, eminentemente político, al crear una legislación al
margen de la Carta Magna y luego admitir como existentes únicamente a los
Consejos Comunales integrados por quienes apoyan al gobierno y se proclaman
defensores del socialismo. Así como fracasaron en países gobernados por tiranos que cobraban la disidencia con el crimen
y hasta el asesinato, Nicolás Maduro con un personal sin cultura política ni
preparación para cambiar toda una forma de vida, en la que la mayoría, mal que
bien ha hecho de la propiedad privada su esperanza de mejorar la calidad de sus
vidas y el bienestar de sus familias, fracasará más rápido.
Muchos
chavistas podrían estar entre los primeros en protestar si le imponen políticas
contrarias a sus intereses, tal como sucede con algunos dirigentes sindicales
que hacen huelgas a cada momento porque no les pagan sus salarios, ni sus
prestaciones sociales, como en la ¨Guayana Socialista¨ de las empresas
estatales quebradas, por la incapacidad y corrupción de los comisarios
políticos impuestos desde Miraflores.
Sin embargo, es importante señalar que
desde hace varios años vienen funcionando algunas comunas y sobre todo consejos
comunales, atendidos la mayoría por alcaldes con vocación de servicio público,
que desde antes de que la Asamblea Nacional aprobara las leyes comunales que
les envió Chávez cuando ejercía la Presidencia, han venido discutiendo con las
comunidades las prioridades para elaborar los presupuestos respectivos, que
respondan a las necesidades de los sectores populares. Tales son los casos de
los municipios Sucre, Chacao, Baruta e Iribarren, cuyos alcaldes, lo mismo que
los Gobernadores de Miranda, del Estado Lara y de Amazonas, han hecho público
las reuniones que celebran con los consejos comunales para discutir cada
presupuesto, en el entendido de que ese dinero que ingresa a las alcaldías y
gobernaciones, es para resolver los problemas de las comunidades y no pertenece
a los alcaldes ni a los gobernadores, como el dinero que ingresa al Fisco
Nacional no pertenece a Nicolás Maduro ni a sus ministros.
La política comunal aplicada por el gobierno,
además de ser inconstitucional, ha sido un fracaso más de las manipulaciones
que ha hecho la cúpula maduro-cabellista, para ganarse el apoyo de los sectores
de menores recursos económicos, que son nombrados a dedo, después de ofrecerles
villas y castillos, y al final no les han cumplido. Esto quedó demostrado por
el repudio que la mayoría de los electores expresó en las urnas electorales
contra la administración de la dupla Maduro-Cabello en las Elecciones
Parlamentarias del 6 de diciembre. De allí que no hay que temerle a las
fanfarronadas de la cúpula oficialista, porque sus políticas fundamentales los
ha llevado al más estruendoso fracaso socio-económico. Hoy hay más pobres, más
desempleados, más robos, escasez, alto costo de la vida e inseguridad que ha
cobrado miles de vidas de personas, la
mayoría inocentes, sobre todo jóvenes que mueren en manos del hampa, y si no
hay rectificación en las políticas económicas y sociales del gobierno, muy
pronto lamentaremos la muerte por hambre
de miles de venezolanos, sobre todo entre los más pobres.
Es cierto que hoy podemos confiar en
una Asamblea Nacional democrática, cuya dirección ha presentado varias leyes que tienden a corregir los
extravíos económicos y sociales que afectan a la mayoría de los venezolanos,
pero si no hay entendimiento y colaboración por parte del Poder Ejecutivo, el
malestar del ciudadano se agravará, hasta que Nicolás Maduro salga de la
Presidencia por renuncia, revocatorio u otros mecanismos establecidos en la
Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
Juan
Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila
Miranda
- Venezuela
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