La saliente Asamblea
Nacional ha venido aprobando disposiciones fuera de lo establecido en la
Constitución Nacional, y se ha apoyado en argumentos espurios, para levantar la
moral a sus radicales, y generar chantaje a la nueva mayoría legislativa.
La decisión de los
ciudadanos en la elección de la nueva AN, no es un cheque en blanco, trae
implícito frenar la corrupción, impunidad, inseguridad, escasez, y los acuerdos
internacionales contrarios al interés nacional.
Es el mandato de
devolver la autonomía institucional, para resguardar la sana convivencia
ciudadana, y ello pasa por revisar el nombramiento de altos funcionarios, y de
Leyes aprobadas fuera de la norma constitucional.
Una cosa es el
dialogo político para alcanzar entendimientos para el regular funcionamiento
del Parlamento y el Ejecutivo, y otra, muy distante de la aspiración ciudadana,
es continuar con negociados a favor de la ausencia moral y ética institucional.
La creación del
parlamento comunal, ya rechazado por los ciudadanos vía referendo, es un
capricho del oficialismo, que le sirve para facilitar la entrada al Capitolio
de los COLECTIVOS ARMADOS, y sabotear las responsabilidades de la nueva AN.
Igual sucede con la
designación de los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para
rechazar Leyes demandadas por la nueva AN, y proteger a corruptos comprometidos
con el régimen.
Las Fuerzas Armadas
Nacionales (FAN), fieles testigos del mandato ciudadano, tienen el deber de
cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional, amén de garantizar la
seguridad de los nuevos diputados, quienes sin dilación alguna se juramentarán
el próximo 5 de enero.
No hay tiempo para
aceptar manipulaciones y perdonar a corruptos y cómplices del desastre en que
se encuentra la sociedad venezolana.
Llego la hora, el 5
de enero 2016, es el inicio del reencuentro ciudadano.
FELIZ NAVIDAD.
Josue Arturo Molina
Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
Tachira - Venezuela
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