El grado de manipulación, de
dogmatismo, intolerancia e injusticia que este gobierno comunista ha emprendido
contra los ciudadanos es sencillamente criminal; el bombardeo comunicacional
que desde el Estado nos lanzan diariamente, 24 horas al día, tratando de
cambiar nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos debe ser tan intenso
como las trompetas de Jericó tratando de derribar sus muros.
Ya alguna gente ni cuenta se da de lo
que está sucediendo con sus vidas; la perciben como un constante “ruido”, que
los aturde, permeando las defensas de la conciencia y haciéndolos creer que en
realidad lo que está haciendo el gobierno está bien, que Chávez era un buen
tipo, patriota, bien intencionado y que nombrar a Maduro como su sucesor fue
una gran idea; algunos llegan hasta creer el país está mejor que antes, a pesar
de que diariamente nos golpea la delincuencia, la inflación, los malos
servicios, el desabastecimiento; piensan que vivimos mejor que nunca.
Hoy no podemos hablar de lo que nos
gusta, criticar al gobierno, ver nuestras telenovelas, o desear para nuestros
hijos un futuro mejor, no podemos elegir libremente lo que queremos comprar en
el supermercado, ni siquiera lo que vamos a leer, no encontramos lo esencial
para nuestro aseo personal, no podemos elegir trabajo o practicar nuestra
profesión, tampoco podemos salir de noche a bebernos una cerveza en una tasca
y, lo peor, ya mucha gente siente que lo que sucede es “normal”.
La propaganda del gobierno es feroz, si
uno se pasea por la inmediaciones de la Asamblea Nacional, en el centro de
Caracas, el espacio público está prácticamente tomado por una facción política
de gente violenta y de mal aspecto, que amenaza cualquier manifestación
diferente – ni siquiera opuesta - al chavismo; si se trata del edificio del
Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología, en la planta baja
hay, usualmente, una instalación con cinco televisores de plasma gigantes y un
sistema de sonido, que repiten todo el día las consignas y la obra del
gobierno, a todo volumen y prácticamente en la calle.
La presencia visual del líder máximo,
su hijo colombiano y su gobierno rojo es apabullante, está en todos lados,
asomado detrás de cada pared, de cada edificio, en cada autopista, ni qué decir
de las oficinas públicas… el culto a la personalidad de Chávez y de Maduro es
lo más cercano al sueño orweliano del Big Brother, o a la ilusión panóptica del
dueño del país observándolo todo; es la aplicación de la propaganda de guerra a
la ciudadanía, una avalancha de imagen y sonido que aturde y agota.
Son millones de dólares gastados en una
continua campaña de manipulación e indoctrinación, aprovechándose de todos, de
los niños, de las mujeres, del campesino, de los indios, de los sexo-diversos,
de los afroamericanos, de cualquier tema - sea la basura, la salud, la defensa
nacional, el comercio, la guerra económica…-, cualquier oportunidad es
sistemáticamente aprovechada para dictar cátedra, en cadena nacional, sobre el
nuevo hombre y la nueva Venezuela, de lo bien que la estamos pasando, de la
Justicia Social, con el odio de clases impuesto a trocha y mocha y la
justificación de porqué todo debe ser del Estado.
Cada día un evento, una concentración,
una nueva prohibición, un cierre de empresa, una violación a los derechos
humanos… la actividad es constante y alienante, no hay respiro para que la
gente sienta el peso de la esclavitud que poco a poco va aplastando a la sociedad;
la distracción es tremenda, los escándalos surgen unos tras otros, la
confrontación es interminable… desde hace diecisiete años nadie duerme en paz
en nuestro país, la gente está enferma y deprimida, ni siquiera los que están
robando lo hacen con entusiasmo, todo el mundo, menos el que se dice
Presidente, ese tal Maduro, se da cuenta de que estamos perdiendo el país, pero
perdiéndolo de la manera más cruel, enfermándolo y desquiciándolo.
No hay perdón para estos supuestos
venezolanos que nos mal gobiernan, aliados a los cubanos, socios de los
narcotraficantes, hermanos de la guerrilla comunista y ahora de los
fundamentalistas de ISIS y cuanta alimaña salga bajo las piedras de la
intolerancia y la violencia.
Nos están aplicando un lavado de
cerebro como nunca antes en la historia se había hecho; el axioma de Mao, que
recomienda tener al pueblo en constante estado de crispación, tiene en
Venezuela su mejor ejemplo, nadie está tranquilo, todos vivimos bajo sospecha,
marcados en alguna lista, en cualquier momento podemos perder el trabajo,
nuestro negocio y nuestras propiedades, nos levantamos y no estamos seguros si
podemos conseguir comida en el supermercado, ni siquiera si podremos regresar
vivos a nuestros hogares.
De pronto el mundo y la vida se nos convirtió
en una concesión que el gobierno, en cualquier momento, nos puede quitar; desde
hace diecisiete años somos usuarios pasivos de estos socialistas perversos, que
saben todo sobre nosotros, dónde vivimos, lo que tenemos en el banco, lo que
compramos en el supermercado, cómo votamos, ya no tenemos vida privada, todo
pretende ser comunal.
Y el mundo que nos platean es uno de
pesadilla y horror, de continua interferencia y opiniones de extranjeros
malintencionados y pagados, que vienen al país a hablar mal de la oposición y
de la verdadera democracia, los programas de televisión que dicen que occidente
es malo y el oriente es bueno, que el cristianismo es explotador y el islamismo
la verdadera religión, que en los EEUU viven los demonios pero en Corea del Norte
vive un libertador.
Lo que han hecho con la salud del
pueblo es verdaderamente abominable: destruyeron nuestra reconocida planta
médica y redes de atención para instaurar unas entidades cubanas de atención
primaria que son los esos módulos, hoy en ruina, de los CDI.
Han arruinado a nuestros profesionales
de la medicina, destruidas sus escuelas, han tratado de sustituirlos por
extranjeros, los han obligado a emigrar y dejar al país en manos de traficantes
de órganos y vendedores de elíxires que lo curan todo.
El manejo de los medicamentos, en manos
de una red de corrupción y muerte, especializada en traer al país medicinas
vencidas, con principios activos adulterados, con una calidad que no merecerían
ni los animales, ha logrado la eliminación de buena parte de nuestros enfermos.
Con la política de no atención a los
trabajos de prevención y combate de epidemias endógenas tropicales, que por
muchos años habían sido controladas, y ahora con un pavoroso repunte, han
logrado incapacitar a buena parte de nuestra población productiva.
La criminal negligencia que ha
consentido en nuestros hospitales ha conducido a que se infecten mujeres y
niños durante el período de alumbramiento produciendo una escalada en muertes
en neonatos, como nunca antes se había registrado en ningún país en
Latinoamérica.
La carencia de atención para los
pacientes de cáncer, diabetes, SIDA y dolencias renales ha enlutado miles de
hogares en nuestro país, lo que debe ser interpretado como un claro ejemplo de
políticas de exterminio hacia la población, enfermarse en Venezuela es un
crimen revolucionario que se paga con la muerte.
El plan de Chávez, que se interpreta de
todas estas medidas que afectaban directamente nuestra capacidad biológica de
sobrevivencia, era sembrar taras en nuestra herencia genética para hacer un
país de socialistas obedientes; si hay alguna duda, miren quiénes son los que
visten las franelas rojas y levantan el puño gritando “patria, socialismo o
muerte”, son gente con graves problemas de desnutrición y afectadas por
enfermedades degenerativas… Maduro se ha encargado de quitarle la alimentación
a toda una generación de infantes y niños para que sufran de problemas de
aprendizaje y conducta ¿Qué otra razón lo asisten para haber hecho algo tan
malévolo?
Maduro está propiciando el embarazo
precoz en nuestras niñas y adolecentes, que les arruina la vida y, lo que es
peor, logrando que el país se sumerja en la espiral de la degeneración genética
que nos tienen diseñada con el firme propósito de crear una nueva raza de seres
imbéciles y obedientes al mandato del socialismo.
Venezuela va en vías de desaparición,
para crear en su lugar un país de zombis, una especie de paraíso de los
piratas, donde todo tipo de maleante y criminal internacional pueda venir a
temperar y a compartir con el líder de los desadaptados ¿Es eso lo que
queremos? ¿Ese fue el sueño de nuestros libertadores?
Hay personas que fruncirán el ceño,
alarmadas por mis argumentos, pero la realidad se impone; las estadísticas, que
a duras penas podemos manejar, debido a que estos nazis, con la cesura de la
información oficial no quieren que nos enteremos de la realidad que es una y
nos indica que los chavistas le han propinado un duro golpe a nuestro genoma
humano.
Los hermanos Castro en Cuba quienes
tienen un particular desprecio por los venezolanos, querían hacernos daño y lo
están logrando con el ataque a nuestras resistencias y herencias biológicas.
Mientras más tiempo estén en los
chavistas en el gobierno más daño le harán al país, la oferta de Maduro es
radicalizar la revolución que no es otra cosa que infringirnos más daño, su
actitud es impedir soluciones, boicotear salidas, entorpecer el rescate que la
nación quiere y necesita.
Esa es una de las razones por las que
Maduro y su gobierno no pueden estar un día más en el poder; son criminales que
se han prestado a la ruina y desaparición de Venezuela, con toda la saña y
determinación de depredadores y verdugos. -
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
Miranda - Venezuela
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