Me he pasado cierto tiempo viendo los canales oficiales después de las
elecciones del 6 de diciembre y no veo o escucho sino las jóvenes voces de unos
ancianos prematuros a quienes les inocularon (sé que el verbo es insoportable y
es por eso que lo meto en cursivas) toda la mazorca chavista completa, desde la
idea de que el Comandante Eterno sigue guiándolos desde el postigo de lo que no
existe, hasta la torcida creencia –torcida y al mismo tiempo ingenua- de que la
situación actual no ha cambiado: la revolución parece seguir igualita para la
mayor parte de ellos y tan se acabó. No me alegra esa confusión. Menos cuando
quienes la exhiben son todavía unos chamos imberbes que culpan a la Cuarta
República de todos los males sin haberla vivido ni mucho menos estudiado, razón
por la cual sus informaciones provienen cuando mucho de ciertas devociones muy
cuestionables.
Asombra ver un chamo de 25 años hablando como si hubiera vivido los
tiempos del pitecantropus y fuera a vivir también los del porvenir más
infinito.
¡Señores, que la eternidad no existe y hablar desde ese lugar es más
peligroso que fumarse la lumpia que Aristóbulo Isturiz le dijo a Chávez que se
había fumado en una ocasión!
Antonio Vale
angelvenus88@gmail.com
@AntonioBriceo1
Caracas - Venezuela
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