No fue un escenario
previsible, no lo fue. Duplicar la votación al chavismo, ganarle como le
ganamos, con una cifra que jamás sacó Hugo Chávez en ninguna de sus votaciones
desde 2010 y con un barril a 100. Que perdieran con una cifra menor, a la que
sacó la oposición, es decir menor -a la menor- de “los escuálidos”, no tiene
precio. El pueblo salió a la calle masivamente, contra todo pronóstico, con
toda la amenaza de un poder abusivo y la repulsiva trampa, contra una campaña
que violaba descaradamente las leyes hasta el mismo día de la contienda y el
derroche de los dineros públicos al servicio de candidatos oficialistas como
nunca antes.
El pueblo, habló. El
pueblo, el pueblo se hartó en el 23 de Enero, en Coche, en el Valle, en la Vega
y se hartó el doble en Altagracia o en Santa Rosalía. El pueblo votó contra
Chávez y sus ojitos en Caucaguita y en Petare. Se hartaron los indígenas, se
hartaron en el Estado de Chávez, en el Callao o en la Gran Sabana y en las
zonas donde inventaron el Estado de Excepción. Para colmo de males, los ojitos
de Chávez, solo llevaron a 44 diputados, porque los restantes 11 no hubieran
salido solo con los votos del PSUV, exacto allí “arriba, a la izquierda, donde
los ojitos” solo sacaron 44 diputados, los restantes salieron gracias a los 500
mil votos del muchas veces pateado chiripero chavista, que terminó suicidándose
paradójicamente sin obtener representación alguna por primera vez en su
historia. De hecho, no solo fue un plebiscito, sino que en una elección
legislativa, sacamos 100 mil votos más que Maduro como Presidente tramposo, lo
mejor fue el mensaje enviado: “Maduro no puede hablar en nuestro nombre, en el
nombre del Pueblo” así que el planeta entero le dará la espalda en breve.
¡Pero cuidado! Es un
gran momento para disfrutar del triunfo, pero ese regocijo no nos debe hacer
que desviemos la atención sobre lo importante. Lo primero que hay que hacer es
tomar el control, que no será tarea fácil. (Y es bueno que los ciudadanos lo
entendamos así). Porque la Asamblea tiene tres mil empleados que no se pueden
remover por ley o como hicieron ellos cuando botaron a los empleados y obreros
del extinto Congreso, a patadas. la oposición solo contará con 407 cargos de
libre nombramiento y remoción. Así que el 5 de enero, a Ramos Allup de acuerdo
a lo establecido en el Reglamento Interior y de Debates (no se si hay alguien
de mayor edad) le corresponderá tomar la palabra para designar a la nueva
Directiva de la Asamblea y allí, tendremos la primera de las muchas luchas
políticas, si somos demócratas (y espero que así sea) algún puesto en la
directiva le corresponderá al PSUV, si no, lógicamente será usado como arma
política. Acto seguido se conformará una Comisión para escoger la directiva de
las comisiones, en los que la MUD escogerá de primero las que más le convengan
(lógicamente Finanzas, Contraloría, Energía y Petróleo, Política Interior,
Administración y Servicios, Medios de Comunicación y Defensa) acto seguido la
lógica indica que los representantes indígenas presidan Pueblos Indígenas y si
somos demócratas, el PSUV obtendrá, algo inédito en la ex 5ta Republica, la
Presidencia de otras cinco Comisiones.
Lo segundo es
blindarse jurídicamente. En estas semanas el gobierno va a por el diputado 112,
el de los 2/3, a como de lugar, ese es el diputado mas peligroso de todos y no
escatimará recursos para voltearlo. La MUD debe actuar como en el pasado, los
diputados suplentes deben incorporarse también al trabajo diario para evitar
males mayores y la Ley anti talanquera debe no solo ser aplicada, sino
blindada.
Desde el punto de
vista estratégico, opino que lo más importante que debería hacer la nueva
Asamblea no es imponer agendas, lo más importante es que no se revierta el
triunfo y vuelva un neochavismo furioso con la oposición a gobernar a
Venezuela. Debemos entender el triunfo desde una perspectiva en exceso
objetiva, ganamos por el buen trabajo realizado es cierto, pero el triunfo
hubiese sido imposible sin el voto castigo, que es efímero, no es un voto de
confianza y ciertamente un préstamo a mediano plazo. Es decir ganamos por el deseo
de cambio de una mayoría, pero también por la arrechera de muchos. Triunfamos,
ahora viene el desgaste lógico, es momento de más unión, (sí, más que antes)
compromiso profundo con el reto que tienen por delante y es el añorado momento
de la política, pero con muchísima astucia porque habrán de hilar muy fino.
Debemos actuar como el Congreso de Brasil, que logró que Dilma Rousseff
asumiera como propias todas las políticas impopulares. Es Maduro y no la
Asamblea la que debe responsabilizarse de la locura chavista, es Maduro quien
debe implementar las políticas fiscales, financieras y los aumentos (gasolina,
servicios etc.). No debemos permitir jamás quedar como corresponsables de una
crisis que nunca generamos. Esa factura no podemos permitir que nos la cobren,
porque no la consumimos.
Es importante tener
presente el contexto en el que comenzará a funcionar la Asamblea. El 2016
promete ser el año más aterrador en materia económica que hayamos vivido jamás.
Porque si todo marcha según lo previsto, el barril venezolano traspasará la
barrera de los veinte dólares en enero, devolviéndonos de un golpe a 1998 o
mejor dicho de un solo porrazo, la pobreza extrema se propagará a lo largo y
ancho de Venezuela, tendremos las mismas reservas internacionales de hace 20 años
y no habrá un centavo partido por la mitad. En un escenario progresivo de
incumplimiento, tendremos los resultados de los juicios del CIADI y los pocos
dólares no darán ni para pagar la deuda. Para colmo de males el Presupuesto
Nacional no incluye ni los aumentos, ni la inflación del próximo año y se
necesitarán un billón de bolívares que no existen, solo en créditos
adicionales. Por eso repito, estratégicamente debemos, en este contexto
convencer a quienes votaron como castigo y a los chavistas que se abstuvieron
de que nosotros no somos corresponsables del desastre. Pretender un cambio de
modelo es ya un hecho, que alguien quiera un cambio de gobierno en semejantes
condiciones, es un verdadero suicidio. Imponer una Agenda liberal en 2016 es
paradójicamente lanzarle un salvavidas político a Maduro.
El Pueblo habló, pero
lo más importante es que ahora sea escuchado y también educado políticamente
para que sepa señalar el día de mañana a los responsables. ¿No volverán?
¡Volvimos! Aprendamos entonces esa lección que parecía imposible, “Un gran
poder conlleva una gran responsabilidad” si nosotros volvimos, ellos también
pueden volver. Dependerá de la Asamblea y de los pasos que den que se termine
de enterrar al chavismo.
Bienvenidos los
nuevos representantes del pueblo, Dios guíe vuestro trabajo.
Thays Peñalver
thays.penalver@me.com
@thayspenalver
Caracas - Venezuela
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