lunes, 11 de noviembre de 2019

ÁLVARO MONTENEGRO FORTIQUE: LA COMUNICACIÓN COMO FACTOR DE PODER

Hay un profesor español muy reputado en la Universidad de Berkeley de California llamado Manuel Castells, que postula que la forma de poder reside en la capacidad de modelar la mente y que la coacción por sí sola no puede afianzar la dominación. En esta época plagada de gobiernos que utilizan la fuerza para dominar a sus pueblos, parece pertinente estudiar el poder quitándole por un instante la capacidad de violencia que siempre tiene. Estudiando la “sociedad de la información” Castells nos hace ver en que la capacidad para lograr consentimiento es fundamental para las relaciones de poder. Así entonces nos alejamos totalmente de la discusión de poder y dominación al aceptar que “el poder es relacional, mientras la dominación es institucional”. 

Las relaciones de poder se construyen, siempre según Castells, en la mente a través de los procesos de comunicación. Llega más profundamente en su reflexión el investigador, al preguntarse si estas conexiones ocultas pudieran ser el código fuente de la condición humana. Es posible que así sea y para complicar aún más las cosas, aquí entra un concepto adicional de las “redes horizontales” que permite la auto comunicación de masas, convirtiendo a todos los usuarios en emisores de mensajes, o en proveedores de contenido informativo. Este enfoque le otorga mucho más poder a la sociedad, por el uso de las redes comunicacionales tan difíciles de controlar por el poder y las instituciones del Estado. Esta teoría del poder introduce nuevos actores a través de las estructuras comunicativas de las redes. 

Otro investigador de lingüística cognitiva en la misma universidad, George Lakoff, encuentra en sus investigaciones que “la mente humana se activa accediendo a los mapas del cerebro mediante el lenguaje” y afirma que nuestro cerebro piensa con metáforas, y que a través de las metáforas se construyen narraciones. Al buscar ejemplos actuales sobre esas metáforas, resulta evidente pensar en historias cotidianas como el bloqueo económico, la invasión extranjera o el intento de golpe de Estado, que tanto difunden todos los gobiernos latinoamericanos en apuros a través de los medios masivos de comunicación bajo su control. 

Por otro lado, la teoría de la “Inteligencia Afectiva” propuesta por Castells indica que las emociones más importantes para el comportamiento político son el entusiasmo enfrentado a la depresión, y el miedo opuesto a la calma. El mismo profesor ayuda a resolver el dilema afirmando que los medios no ostentan el poder, que no son el cuarto poder, pero que son mucho más importantes porque representan el espacio donde se crea el poder. Propone que existen unos “campos de exterminio semánticos” donde el poder transforma el lenguaje y lo utiliza en su beneficio. Algo así como la neo lengua de Orwell en su novela de ficción política 1984. ¿Le suena familiar el concepto? 

En un trabajo de la profesora Ava Gómez de la Universidad de Salamanca, se señala que la regulación venezolana generó un cambio y un avance en la estructura mediática, que la hizo más plural y equilibrada en cuanto a la propiedad. El sector público y el comunitario crecieron como propietarios de medios de comunicación en Venezuela, aunque con “cuotas de audiencias muy bajas”. Sin embargo la profesora encontró que tanto los medios públicos como los comunitarios, manejan una línea editorial afín al gobierno. Y concluye que el avance habrá culminado, cuando esos medios se conviertan en instituciones independientes del gobierno. Entonces si los medios son los espacios donde se crea el poder como afirma Castells, bajo este enfoque parecen ser los escenarios más visibles donde se desarrolla un capítulo más de la eterna lucha por el poder.

ÁLvaro Montenegro Fortique
alvaromont@gmail.com
@alvaromont

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