viernes, 19 de marzo de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ VIERNES 19/03/2021

 




GIOCONDA CUNTO DE SAN BLAS, EL CARNAVAL NOS MATÓ. AL COMPÁS DE LA CIENCIA

COVID-19 

Tal vez sea cansancio por una encerrona que ya lleva un año completo acorralando nuestras vidas con barrotes invisibles. O quizás, rebelión surgida del omnipresente espíritu gregario de la especie Homo sapiens. O aprietos económicos que nos llevan a la calle en busca del sustento diario. O probablemente, efecto abrumador de mensajes subliminales del régimen, ocultos en los irresponsables programas de flexibilización total en épocas como navidad, carnaval y pronto, semana santa, que trasmiten una falsa noción de final pandémico. El caso es que en los últimos meses hemos interiorizado mecanismos de conducta que nos impulsan a violar, como si se tratase de travesuras infantiles, los sencillos códigos de seguridad recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás autoridades sanitarias de relevancia planetaria para enfrentar la pandemia de la Covid-19, con el consiguiente incremento en contagios. 

Las cifras oficiales del régimen, siempre opacas, siempre maquilladas, no lo reflejan. Pero quienes de alguna manera tenemos relaciones personales o profesionales con miembros del personal de salud de clínicas y hospitales sabemos de la gravísima situación actual en esas instituciones en relación con la pandemia. La baja disponibilidad de camas hospitalarias (8,7 por 10 mil residentes;  promedio latinoamericano, 30), entre otras deficiencias, pinta un cuadro dantesco para quienes hoy buscan desesperadamente hospitalizar a familiares que así lo requieran.

La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman) ha emitido desde mayo de 2020 una serie de documentos, el más reciente en febrero de 2021, en los cuales se rebaten las cifras oficiales de contagios y muertes, poco representativas de la realidad en virtud de la insuficiencia de pruebas diagnósticas aplicadas a la población venezolana. Las proyecciones de la Acfiman, basadas en modelos matemáticos de uso aceptado en epidemiología, merecieron una nada sutil amenaza de funcionarios del régimen contra los académicos. Pero la realidad es tozuda y coincide con esas aproximaciones modélicas. No se queda atrás el Imperial College de Londres, cuando en sus proyecciones sobre Venezuela, concuerda con las propuestas de la Acfiman. 

Ya hay funcionarios del régimen, como la Autoridad Única de Salud del estado Bolívar, que reconocen que “el carnaval nos mató”, que más que variantes del virus, fue la imprudencia gubernamental en  autorizar festejos carnavalescos la responsable por el alto número de contagiados que hoy desbordan los centros de salud. Un sistema de salud pública ruinoso desde hace décadas no podía responder de otra manera. De hecho, el Global Health Security Index 2019 (Índice Global de Seguridad Sanitaria) ubica a Venezuela en la vergonzosa posición 176 de 195 países, con un promedio de eficiencia de apenas 23,0 %, muy por debajo de Argentina en posición 25, México 28, Colombia 65, Zimbabue 92 o Haití 138. 

Dado que no existen medicamentos específicos para curar el mal y en vista de la fragilidad de un precario plan nacional de vacunación cuyos detalles desconocemos (tema que requerirá un nuevo artículo), lo más prudente es hacer todo lo posible para evitar contagiarnos y asumir nuestra responsabilidad personal y social en la prevención, sin esperar a que el estado vele por nosotros. 

A riesgo de lucir repetitiva, el mantra de la OMS (también reflejado en el comunicado conjunto de la Acfiman, la ANM y asociaciones de corte sanitario, julio de 2020) debe ser asumido en su totalidad como parte de una nueva rutina de vida: a menos que sea absolutamente necesario, no salga, quédese en casa. Si necesita salir o si recibe a terceros en su casa (nunca más de tres), mantenga el distanciamiento físico (1,5 a 2 metros) y use mascarilla correctamente, es decir, cubra nariz, boca y mentón simultáneamente; evite las aglomeraciones; evite abrazos y otras demostraciones corporales de afecto con familiares y otras personas fuera de su entorno casero; lávese frecuentemente las manos con jabón o desinféctelas con geles al efecto. Si tose o estornuda, no se cubra el rostro con las manos sino con el codo flexionado. Si por razones personales o laborales requiere reunirse con terceros, privilegie las reuniones telemáticas sobre las presenciales; si esto último es indispensable, mantenga el distanciamiento físico, el uso de mascarilla, prefiera espacios al aire libre, ventile bien las habitaciones. 

El expresivo mensaje del ministro de cultura en su cuenta Twitter (@VillegasPoljak) resume todas estas normas en un par de frases que transcribo tal cual, con las excusas de rigor por la rudeza del lenguaje: “Cuídense, coño. La vaina es en serio”. 

Gioconda San-Blas
gsanblas@gmail.com
@daVinci1412
@DiarioTalCual
http://giocondasanblas.blogspot.com
Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales,
Individuo de Número, Sillón XX
Caracas, Venezuela acfiman.org

JOSÉ RAFAEL HERRERA, CON LA MASCARILLA EN LA PANTORRILLA

“El que se niegue a obedecer a la voluntad generalserá obligado a ello por todo el cuerpo”. J. J. Rousseau, El contrato social

Según afirma Hegel, para comprender qué tipo de relación aparece (erscheinen) en la realidad, es necesario captar el sentido y significado de las ideas y valores que han surgido a lo largo de la historia de un determinado pueblo, a partir del estudio de las características específicas de la formación de sus diversas etapas histórico-culturales, considerándolas en relación con todas las esferas de la vida social: “la religión de un pueblo, sus leyes, su moralidad, el estado de las ciencias, de las artes, de las relaciones jurídicas, el resto de sus aptitudes, su industria, el modo como satisface sus necesidades materiales, todos sus destinos y sus relaciones de paz y de guerra con sus vecinos; todo esto se halla en la más íntima relación.. Lo que importa es determinar qué tipo de relación se da en la realidad”. 

Claro que para los analfabetas funcionales –se vistan de uniforme o con finísima seda– la afirmación de Hegel no resulta importante. Son los que, por su misma ignorancia, suelen definirse como partidarios  o del “materialismo” cubano o del empirismo “lógico” sureño –¡esas copias de malas copias!–, sin percatarse de que semejantes inclinaciones ideológicas ya están, de hecho, contenidas en la premisa principal de la proposición hegeliana. Creen que, viniendo de un idealista que –afirman– nada sabe de “lo concreto”, la frase carece de toda importancia y de todo valor. Es como un “bolívar fuerte” lanzado al viento. Como si lo que con-crece –precisamente, lo con-creto– fuese un ladrillo y no una idea. 

En todo caso, el corso e ricorso de la historia –la real y concreta– ha terminado por conducir a Venezuela, una vez más, a las Memorias de la decadencia descritas por Pocaterra, y con ella al más elevado estadio de su pobreza espiritual. Por lo cual, resulta comprensible que una sociedad que con el paso de los años fue perdiendo sus virtudes públicas terminara reflejándose, primero, en un mediocre y resentido golpista –aciago recuerdo el de haber presenciado a centenares de niños disfrazados de “paracaidistas” del 4F–, y luego, ya en plena instauración del gansterato, en la camarilla presidida nada menos que por el modelo platónico de la estulticia, un tonto útil al servicio de los intereses del narco-tráfico y el terrorismo internacionales. No hay inocencia alguna en este desastre. La ignorancia no es excusa para la inocencia. Sobre todo cuando los “negocios” se colocan muy por encima del bienestar del Ethos. 

Plenos de “conocimientos de oídas o por vaga experiencia”, es imposible cumplir con la sagrada función de administrar los intereses de un Estado. Que a un mandatario le dé lo mismo un mentón que una pierna, que afirme -con cara y tono de especialista en epidemiología- que ha llegado el momento de ponerse la mascarilla correctamente, “desde la nariz hasta la pantorrilla”, no es una frase suelta, ni un lapsus calami –lapsus brutis, se acostumbraba decir jocosamente en la Venezuela de los tiempos de la imaginación productiva. Tampoco se trata de un descuido retórico. Se trata de la confirmación de una falla sísmica, causada por la acumulación de la inmundicia, de la podredumbre que, más que una amenaza a la salubridad pública, es el anuncio “concreto” –o como dirían Leopoldo y Guaidó, “claro”– de la catástrofe que ya se vive. 

No cabe burla acá. Solo cabe indignación. La falla en cuestión ha ido creciendo y ensanchándose durante todos estos años, sin prisa pero sin pausa, y es la fiel expresión de la condición actual de una sociedad absolutamente descompuesta. El único Estado que existe en Venezuela es el de la más absoluta descomposición. La putrefacción del lenguaje confirma la corrupción del Espíritu y, con él, del ser social. No se trata de un problema “moral”, atribuible a tres o cuatro capitostes, responsables directos del desastre. Se trata de un asunto objetivo, de estructura, de dimensiones sustanciales. 

Es el problema de las “visiones” que se concentran en las ideologías, de las cuales, por cierto, conviene advertir que comportan mucho más que una simple afinidad de perspectivas, como si se tratara de ser un fiel y consecuente fanático “magallanero” o “caraquista”. Consiste en la concentración de esfuerzos en la mera expiación hacia lo externo. Es la manifiesta incapacidad de poder explicar de modo inmanente, y a partir de las bases mismas de la estructura de la sociedad, el contenido de sus representaciones religiosas, éticas, estéticas y, a fin de cuentas, culturales. Los prejuicios ideológicos impulsan a desestimarlos como meros errores de apreciación que es mejor vaciar en el cajón de la “falsa conciencia”, dado que no se adecúan a los “niveles” de exigencia de los “marcos teóricos, científicos, tecnológicos o metodológicos”. Y así, se trata, según estos criterios, de una falsa hipótesis, que no es culpa del “enfoque científico” sino, en todo caso, del error de algún investigador atrevido o descuidado. Craso error. Quienes exigen no permitir la ideologización de la educación no se imaginan cuán ideológica es su exigencia. 

Los mismos docentes que protestan contra la ideología que se pretende imponer se reúnen, junto con los padres, representantes y alumnos, para celebrar el día de “la resistencia indígena”. Se comprenderá, entonces, cómo fue posible el hecho de que en las universidades nacionales comenzaran a proliferar los pequeños gansters de ayer, devenidos capos de la corrupción y el crimen organizado de hoy, incluyendo a los “alacranes” y a unos cuantos “pájaros bravos”. 

Detrás del “presidente obrero” hay un discurso, una “Weltanschauung” común que es mucho más que la ridícula sugerencia de ponerse la mascarilla en la pantorrilla. Es un cáncer de proporciones inusitadas. El mal que anuncia la muerte del Espíritu del país que fue y que con no pocas dificultades podrá -si se pone el debido empeño- lograr volver a ser.

José Rafael Herrera,
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv
Venezuela

TRINO MÁRQUEZ, EL COMPLEJO PAPEL DE LOS CASTIGOS INTERNACIONALES

Los países democráticos todavía no han logrado descifrar cuál es la clave para impulsar el tránsito de la autocracia a la democracia en Venezuela. En el país se estableció una claque inamovible, que ha formado una poderosa madeja de intereses en las que participan civiles, militares, grupos irregulares, mafias nepóticas, núcleos de apoyo internacional  y una amplia variedad subespecies que se mueven en zonas opacas, tanto dentro como fuera de la nación.

            En medio de un ambiente dominado por la incertidumbre acerca de la eficacia de las medidas que deben adoptarse,  Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y varios gobiernos democráticos latinoamericanos, como el de Colombia y Brasil, optaron por aplicarle sanciones al régimen de Nicolás Maduro. Se oponen a cualquier tipo de intervención armada, pero consideran que presionar a través de las penalizaciones es la forma más eficiente de forzar cambios democráticos en Venezuela.

            La primera de esas reformas consiste en lograr la convocatoria de unas elecciones libres, transparentes y competitivas para presidente de la República. El punto de quiebre del régimen con la comunidad internacional fueron los comicios de mayo de 2018, cuando Maduro se reeligió mandatario, luego de que la Constituyente convocada por él en 2016 -con el fin de anular la Asamblea Nacional electa en 2015- llamara a unas votaciones que  las naciones democráticas consideraron ilegítimas. Esa ruptura fue la culminación de una larga cadena de abusos del gobernante vernáculo: la feroz represión desatada por los cuerpos de seguridad en 2014, con motivo de La Salida; la condena contra Leopoldo López, a pesar de que no existía ningún indicio serio que lo incriminara como responsable directo de la violencia generada durante las protestas; el total desconocimiento de la AN electa en diciembre de 2015; la creación de ese adefesio llamado Asamblea Nacional Constituyente, cuyo costo aún sigue siendo un misterio para los venezolanos; la interrupción del referendo revocatorio que podría haberse llevado a cabo a finales de 2016 o a inicios de 2017.

            Todos esos episodios, ocurridos en un lapso muy breve, les permitieron a los factores de poder internacional armar un largo expediente contra Maduro. Fueron los datos empíricos a partir de los cuales Estados Unidos, la Unión Europea y los demás países optaron por castigar los desmanes de Maduro. No se trata, por lo tanto, de un modesto mandatario de un país subdesarrollado que ha sido perseguido por las potencias imperiales. Para nada. Lo ajustado a la verdad es señalar que la comunidad internacional ha venido reaccionando desde 2014 a los daños, la brutalidad y arbitrariedad de un personaje colocado al margen de la Constitución y de la legalidad que sus propios correligionarios elaboraron a partir de febrero de 1999, cuando llegan a Miraflores.

            Algunos analistas vinculados con la Mesa de Diálogo Nacional  olvidan de forma interesada la historia verídica. Se refieren a la ‘complicidad’ de la oposición con las sanciones e, incluso, de ser responsable de que se mantengan. Tales afirmaciones constituyentes adulteraciones de la realidad. La verdad es que el régimen de Nicolás Maduro representa un incordio en un continente que, en medio de numerosas trabas, intenta ceñirse a las reglas del modelo democrático: elecciones periódicas transparentes y competitivas, acato a la voluntad de la mayoría, gobiernos alternativos, respeto al Estado de Derecho, a las autonomía de los poderes públicos, a la oposición y a las minorías. Reglas básicas de la convivencia democrática. Maduro no sigue ninguno de estos preceptos. Su obsesión se reduce a atornillarse al poder, sin importarle cuánta ruina cause, cuánta gente se hunda en la miseria, cuántas empresas quiebren y cuánta gente se disperse en desbandada por los países vecinos.

            Maduro no solo es una tragedia nacional. Ya es una desdicha internacional que la padecen  las naciones de Suramérica, Florida y España. Pero que, sobre todo, la sufren los humildes emigrantes que deben soportar la pobreza, maltratos y humillaciones de personajes como Claudia López, alcaldesa de Bogotá; de algunos tenebrosos candidatos a la presidencia  de Perú; o de grupos de exaltados xenófobos surgidos en América Latina.

            Ya dudo  de la eficacia de insistir en las sanciones. No han servido para hacer cambiar o hacer recapacitar a Maduro. El gobernante venezolano ha sido inflexible a pesar de los castigos. Sin embargo, lo más probable es que la ausencia de penas no  habría modificado su conducta arbitraria. Comparto la opinión de Ricardo Hausmann. Hoy sería igual de autoritario, pero contaría con el beneplácito explícito o implícito de las naciones que hoy lo condenan.

            Parece que la alternativa consiste en aplicarle un torniquete diplomático internacional en el cual también actúen China y Rusia. La reacción de ambos gigantes ante el golpe de Estado en Birmania  no permite abrigar muchas esperanzas. Tendremos que ver los próximos pasos que da Biden. Entonces podremos tener una visión más completa.

Trino Marquez Cegarra
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc
Venezuela

JUAN GUERRERO, LA GRAN DECEPCIÓN.

Cuando el autor del libro El oráculo del guerrero, Lucas Estrella, visitó Venezuela, invitado por Hugo Chávez, el presidente casi que se negó a recibirlo al saber que el gran maestro tenía ciertas preferencias sexuales.
 
 
  A partir de ese momento, tanto el autor como su celebrado y recomendado libro, fueron paulatinamente olvidados, tanto por Chávez como por sus acólitos seguidores. De ese libro de espadas plásticas y rosadas enseñanzas, el caudillo saltó hasta las Venas abiertas de Latinoamérica, para desarrollar un elogio a la mentira casi 30 años después de haber sido un libro de cabecera de los ‘enfiebrados cabeza caliente’ del siglo pasado. 
 
  Seguirían después los desfiles de textos, como Don Quijote, Los Miserables, Hegemonía y supervivencia, Así hablaba Zaratustra, entre una serie de textos que muy bien podrían considerarse como ‘densos’ por sus propuestas y por haber sido escritos por autores reconocidos por la crítica universal 
 
  Lastimosamente en el transcurso de los meses y años la realidad terminó demostrando que aquel supuesto ávido lector, nunca terminó de asimilar la densidad de planteamientos que algunos de estos y otros libros poseían. Lo peor de ello fue intentar fusionar pensamientos tan disímiles, opuestos y contradictorios. De esa licuadora de lecturas que fue el cerebro del lector Chávez, surgió la paradoja sobre un pensamiento que se impuso como forma de existencia del Estado: el socialismo del siglo XXI. Esto es el chavizmo: la aglomeración tardía de lo que el mismo Chávez denominó como socialismo-bolivarianismo-robinsoniano/zamorano. 
 
  Alguna vez afirmé que, si alguna ideología poseía el pensamiento marginal muy bien podría ser esto que indicamos: la sumatoria de cualquier tipo de pensamiento que sirva para subvertir el orden socialmente aceptado, cualquier pensamiento que sirva para justificar lo injustificable. 
 
 El chavizmo a lo largo de más de 30 años ha demostrado que es la ideología de la marginalidad, el pensamiento que se nutre del resentimiento social, del odio, la mentira y el engaño. Estos son los ingredientes básicos que sirven de soporte teórico a este pensamiento que logró imponerse en la sociedad venezolana y alcanzó el poder del Estado. 
 
  Siendo así y potenciado desde todos los ángulos posibles, tanto de quienes en su momento supieron apostar y aportar recursos financieros para lograr posicionar este pensamiento marginal, el chavizmo se ha vuelto poder de Estado y, por tanto, un sistema cuyos engranajes han funcionado de manera eficaz para desmontar toda una nación, sus instituciones y fracturado los valores de toda una sociedad. 
 
  Por ello, poco importó la muerte de su caudillo y demás dirigentes históricos. Lo importante es mantener el sistema como tal. Poco importará que en estas circunstancias pueda ser sustituido, Maduro, el segundo líder histórico, o su mujer, Cilia Flores. Porque de lo que se trata es de mantener el sistema y sus engranajes. 
 
  En Venezuela, la izquierda radical ha sabido sacarle provecho al desorden institucional. La incertidumbre social ha sido una gran aliada del pensamiento marginal del chavizmo. La mentira y el engaño, como estrategias del pensamiento marginal, alargan el sufrimiento de la sociedad venezolana. El resentimiento social, como estigma, como motor de odio, rencor y venganza, nutren los días en la cotidianidad de todo agente del chavizmo, e incluso, han logrado permear a parte del liderazgo opositor y sus seguidores. Muestra de ello es la presencia de miles de ‘opinadores’ en las redes sociales, deslenguando su odio contra quienes expresan cordura y racionalidad. 
 
  Será relativamente fácil desplazar a Maduro y su grupo del poder. Es posible que suceda este año. Difícil será sustituir el sistema impuesto y practicado en poco más de 20 años. Sobremanera, la camarilla militar-policial y elparamilitarismo, que son grupos de poder autónomos en espacios territoriales controlados. 
 
  En Venezuela, el socialismo-comunismo (llamado chavizmo) sumará a la carnicería universal que sobrepasa los 150 millones de asesinados a lo largo de su historia, por este tipo de pensamiento, su cuota parte de mortandad y desesperación: poco más de 750 mil malnutridos, desnutridos, minusválidos y asesinados, y más de 5,5 millones de desplazados. 
 
  Sin embargo, sustituyendo a una pequeña pero importante facción del poder del radicalismo de izquierda, será una notable ganancia para las fuerzas políticas que impulsan, aunque con sus desaciertos, la instauración de una sociedad decente, democrática y libre.
 
 Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com   
@camilodeasis    
Venezuela

ENRIQUE PRIETO SILVA, ¡LA POLITICA DE PRESIÓN!

Con mucho detenimiento leímos y analizamos la propuesta del colega y copartidario opositor Antonio Ledezma, quien en dicha propuesta, con el titulo que usamos expuso: “La política de presión no será dejada de lado, más bien por el contrario, se busca reforzarla con el concurso sincronizado de varios gobiernos democráticos del mundo libre, en lo que se conoce como escenario multilateral. Para tales efectos se pondera y trabaja en la articulación de una coalición internacional que tenga como único objetivo presionar al régimen de Nicolás Maduro para producir un giro de fondo en la política nacional. Nada de maquillajes ni de cabriolas para entretener a la audiencia mientras avanzan en su siniestra usurpación de los poderes en Venezuela”. 

Continúa: “No se trata de especulaciones al boleo ni de análisis aislados de observadores que tienen su mira puesta en los acontecimientos que se desarrollan en Venezuela, es una versión tomada de declaraciones atribuidas a voceros del Departamento de Estados de los Estados Unidos, tal como lo hizo el funcionario Ned Price el pasado 12 de marzo, en una entrevista concedida a la periodista Gaby Perozo para la estación de televisión digital VPITV (Venezolana por la Información), en la que Price asegura que esperan consolidar la sincronización de varios líderes y gobiernos dispuestos a asociarse para adelantar una solución pacífica que abra camino a una transición democracia. Esa misión internacional en la que destacarían la Unión Europea, la OEA, el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto, según lo dicho por Price: ‘siguen trabajando intensamente, junto a ocho grandes democracias de la región, para que a través de todos los medios apropiados lograr una transición democrática en el país’. ” 

Del análisis de la propuesta, deducimos una intencionalidad racional por parte del proponente, la cual avalamos sin tapujos, y hacemos florecer la racionalidad que se deriva en ella. Eso queremos, presión política en el verdadero sentido de la expresión y no la baladí locución que solo incluye la solicitud de intervención de fuerza, como presión, que obviamente nunca llegará, porque cualquier intervención que quiera imponerse estaría en discordancia con la famosa y muy nombrada Carta Democrática, que ha servido ignorantemente para mucha especulaciones. 

Creo que debemos insistir en convencer a partidarios opositores y fracasados chavistas que hoy se nos unen, de dejar de lado la sorna que intuye la ignorante presión de fuerza innecesaria; siempre que se pueda, debe hacerse efectiva la presión política en su verdadero sentido. 

En un estudio de alto nivel, intitulado: “GRUPOS DE PRESIÓN POLÍTICA”, Eduardo Vega, en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, explica: “Cuando los partidos políticos tratan de conquistar el poder y ejercerlo, dependen de la decisión de los electores que acuden a las urnas para elegir democráticamente su gobierno. Los votantes no deciden su voto únicamente por las promesas electorales de los diferentes partidos y en respuesta a las actividades desarrolladas por el gobierno anterior. En cambio, los grupos de presión no ejercen las mismas funciones que los partidos políticos, cuyos objetivos principales son alcanzar el gobierno y mantenerlo, pero sí ejercen una importante influencia sobre el poder, los votantes y las decisiones políticas importantes. Es aquí donde juegan un papel fundamental estos grupos de interés.” 

Sin ánimo comparativo, pero si con ánimo educativo, referimos que en esos grupos de presión incluye Vega, tanto a magnates que exigen cambiar la legislación en su favor, como a los sindicatos que mantienen industrias caducas y deficitarias, algunas con exención fiscal e inversión pública, las compañías eléctricas que cuentan con managers de presión, aclarando en su considerando, que los grupos de presión ejercen una de sus mayores influencias sobre el poder, los votantes y las decisiones políticas importantes, debido a su gran poder de manipulación sobre la opinión pública del electorado y por consiguiente sobre los gobernantes. 

Ateniéndonos a lo expuesto por Vega, podemos ver como la Iglesia Católica fue un claro ejemplo de grupo de presión durante la Edad Media, controlando los gobiernos monárquicos europeos para incitarlos a desarrollar las Cruzadas contra infieles y herejes, lo que fue lícito también por parte de la ética civil medieval. Pero la Iglesia no finalizó su influencia al terminar la Edad Media, sino que continuó ejerciendo una gran presión para que los gobiernos europeos de la Edad Moderna mantuvieran una gran variedad de tabús, prohibiciones y obligaciones religiosas sobre la población. Al comenzar la Edad Contemporánea la Iglesia fue perdiendo fuerza sobre la legislación y las decisiones de gobierno, pero la mantuvo en gran variedad de ámbitos como la educación, la confesionalidad religiosa de los estados europeos, adoctrinamientos del poder civil y otros factores. 

Hoy día, hay muchos grupos internacionales de presión política, que la globalización los ha hecho nacionales, tales como los grupos ambientalistas empoderados con la Cumbre de Kioto y la de Paris con el cambio climático, también los defensores de los recursos naturales agua, suelo y flora contra la irracional explotación del Arco Minero del Orinoco; los Defensores de los DDHH, que Venezuela los constitucionalizó; los Defensores de los Derechos del Niño y de la Mujer y muchos otros grupos, más o menos poderosos, que en frecuencia esporádica o momentánea intentan despejar la mente de los venezolanos que siguen creyendo en la necesidad de la consolidación de una poderosa fuerza militar exterior, para eliminar la usurpación del poder en Venezuela, y, también convencerlos, de que la única forma viable es la misma expuesta por los verdaderos políticos: la democrática. 

Debemos tener claridad, que la situación política de hoy en Venezuela, es que hace falta un jefe del Ejecutivo que no quiera defender el resto y la secuela del chavismo. Ninguna fuerza es necesaria para ello, si creemos en la verdad democrática surgida en consecuencia del errado chavismo. Lo que hay que emprender es una campaña sincera y patriótica que impulse el poder del voto como política de presión para salir del marasmo.

Enrique Prieto Silva
enriqueprietosilva@yahoo.com
@Enriqueprietos
Venezuela

CARLOS BLANCO, EL ESTADO ROJO

1.- Veinte años de trituración institucional no pueden ser revertidos. No hay la posibilidad de una vuelta a lo que éramos, a lo que teníamos, a lo que construimos. Lo que existió nos da la medida de lo que fuimos y tal vez somos capaces de hacer; pero, no será igual. La destrucción masiva es el punto de partida.

2.- La mayoría de los venezolanos no conoció lo que los rojos volvieron escombros. Solo conocen directamente los escombros. Sin embargo, saben que hubo otro país; saben que el país de sus padres y de sus abuelos era un país de una ecuación sencilla: si trabajabas podías avanzar. No siempre era así, pero podía ser así. Ese país de la búsqueda del dólar, de averiguar cuándo llega la gasolina a la estación de servicio, si hay o no hay lo que se busca en el mercado, o, sabiendo que hay, si se podrá pagar o no el producto que se requiere, es el más genuino producto de la revolución chavista.

3.- Así ha ocurrido con el Estado. La estructura institucional, con las tres ramas del Poder Público Nacional, con su relativa aunque creciente independencia, con instituciones como Pdvsa, el Banco Central y las Fuerzas Armadas, de funcionamiento de bueno a excelente, desapareció. La administración pública, sí, sometida al clientelismo, pero con áreas de excelencia y de funcionamiento eficaz y probo, yace en el cementerio de la democracia.

4.- Esta colección de ruinas no siempre se ve porque hay ilusiones ópticas como la de esos empresarios optimistas para los cuales la libertad es algo secundario y lo que importa es si el régimen abre los fustanes para que se cuelen negocios. El espejismo de las burbujas locales sostiene la nueva narrativa de que como lo que hay es lo que hay, el esfuerzo debe ser para tener una jaula más cómoda. Lo mismo que decían los optimistas cuando Pérez Jiménez: él mata a los que se meten en política; si tú estás tranquilo, puedes prosperar; y si el tipo está en peligro firmas un manifiesto y te pasas a la oposición.

5.- Por cierto, en los países más arruinados y desventurados siempre hay unos ricos de fastos, fiestas y castañuelas, para los cuales la vida es comodísima y tienen sus bodegones, restaurantes, clubes y ágapes que les hacen la vida amable y hasta divertida.

6.- El Estado como lo conocimos desapareció y algún día habrá que construir otro. Ya no hay la pirámide institucional del pasado sino un sistema de redes entrelazadas que son estructuras de poder autónomas que las regentan los jefes civiles y militares del núcleo duro del régimen. El poder de la gobernación de un estado, del presidente o directivos de una empresa estatal, del comandante de un componente de la FAN, son cosas del pasado.

7.- Ahora lo que hay son mafias que se han repartido territorios y competencias. El oficial o el dirigente que manda está obligado a tener buenas relaciones con los cubanos o rusos, con el ELN o las FARC, o alguno de los carteles de la droga. Venezuela se ha convertido en ese espacio en el cual allá domina el camarada fulano y aquí el general mengano.

8.- No están de descanso y rascándole la barriga o lo que encuentren allá abajo. Están preparándose para una guerra. Dicen que se disponen a enfrentarse con Estados Unidos y sus marines. La realidad es que se preparan para sostener militarmente el proyecto chavista en América Latina y el Caribe.

9.- Ese es el gran proyecto del régimen en el marco de una gigantesca colisión que los jerarcas rojos se preparan a librar. Mientras esta catástrofe está en marcha hay opositores venezolanos viendo pa´San Mateo, en la discusión sobre el G4 y los candidatos a gobernadores. Ah, y también sobre el diálogo blando.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog
Venezuela – Estados Unidos