domingo, 11 de abril de 2021

ESPECIAL DEL DOMINGO. RAUL AMIEL: DEFINICIÓN Y DOCUMENTACIÓN DEL PLAN DE PROYECTO POLÍTICO. EL MOVIMIENTO REPUBLICANO.

 ESPECIAL DEL DOMINGO

RAUL AMIEL:  DEFINICIÓN Y DOCUMENTACIÓN DEL PLAN DE PROYECTO POLÍTICO. EL MOVIMIENTO REPUBLICANO.

ANTECEDENTES 

Nacidos en 1997. El Movimiento Republicano ha tenido una historia muy  peculiar. Ha sobrevivido a lo largo de estos 24 años por cumplir en Junio. Tres hitos históricos han marcado su devenir. 1.- En las legislativas del 2005  y ante el llamado a la abstención de todos los partidos de oposición, tomamos la decisión de mantener nuestras postulaciones y  presentarnos a la convocatoria. Obteniendo el 5º puesto detrás de los partidos de gobierno. Ante la exigua participación nos faltaron 200 votos para obtener representación en el ParLatino. Lo que nos dio el privilegio de quedar legalizados en próxima contienda electoral. 2.- Fuimos aceptados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) participando como Miembro Pleno en el Comité Ejecutivo y en tantas comisiones como nos fue posible. Destacándose la Comisión de Políticas Publicas. Con protagonismo en la toma de decisiones y co-redacción para la elaboración del ProyectoPais2010, “Cien Soluciones para la Gente”  3.- En las legislativas 2010 con tarjeta propia, en alianza de postulaciones únicas con la MUD y la fortuna de algunos recursos económicos, tuvimos presencia radial y de Tv. Obtuvimos un máximo histórico de 146.000.

Hoy superamos una querella judicial en la Sala Electoral por la representación directiva que tardo mucho tiempo, para sentenciar finalmente a favor de Manuel Rivas quien fue autorizado jurídicamente para reorganizar al MR.  En virtud de ello podemos participar en procesos electorales si así se amerita. De haber tenido mayor inteligencia y madurez hoy seguro tendríamos una posición consolidada en el mundo de la política. 

Las colectividades humanas son por definición diversas, no solo por estar integradas de individuos sino porque éstos tienden a agruparse en función de sus particulares intereses y su manera de ver las cosas. En tal sentido, parece natural que allí donde hubiere humanos aparecieran formas de organizarse y de representar determinadas realidades o aspiraciones. Sin embargo, los partidos políticos, tal como hoy los entendemos, son una creación del siglo XIX, como consecuencia de la aparición de los regímenes democráticos representativos y el desarrollo del sufragio. 

Venezuela  tiene un sistema de gobierno  Federal, presidencialista  multipartidista, caracterizado por un gran número de partidos políticos. Pero estos la mayoría de las veces terminan aliándose a las grandes cúpulas partidistas para formar coaliciones de gobierno. 

Aunque desde la misma firma del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela en 1811, han surgido agrupaciones políticas en muchos casos de existencia efímera, pero de peso trascendental, tales como los conservadores o radicales, de este último grupo nace lo que es considerado como la primera fracción política de Venezuela, aunque no necesariamente de tipo partidista, la Sociedad Patriótica, que se encontraba liderada por Francisco de Miranda, Simón Bolívar, entre otros; dentro de ese mismo grupo radical que propugnaba la independencia política de Venezuela sobre la dominación española, también se encontraba el Club de los Sin Camisa. Pero lo que se puede considerar como el primer partido político venezolano como tal, es el Partido Liberal fundado por Antonio Leocadio Guzmán en 1840, el cual hace que los conservadores que habían gobernado desde 1830 a ese país se agrupen formalmente en el Partido Conservador. Las luchas entre los partidos Liberal y Conservador eran exclusivamente de las élites de poder, ya que el ciudadano común no tenía el derecho al voto, salvo aquellos que eran alfabetos o tuvieran propiedades.

PREÁMBULO NECESARIO

¿Qué es un partido político? Parecerá de Perogrullo pero es menester su recordatorio.

La política engloba a todas aquellas actividades que están orientadas en forma ideológica a la toma de decisiones para alcanzar objetivos. El término también se usa para nombrar al ejercicio del poder para la resolución de conflictos.

La noción de partido, por su parte, tiene múltiples significados. Uno de ellos es aquel que refiere al grupo de personas que defienden una misma causa u opinión. 

Estas dos definiciones nos permiten acercarnos a la idea de partido político, que es el conjunto de individuos que se reúnen y trabajan en conjunto con el objetivo de acceder al poder y concretar sus propuestas para la organización social.

 

Los partidos políticos están regidos por doctrinas y teorías que explican su modo de interpretar la realidad. Un partido político de tendencia liberal, por ejemplo, nunca propondrá la abolición de la propiedad privada, ya que eso iría en contra de sus creencias.

 

Más allá de lo ideológico, los partidos políticos tienen estatutos o reglamentos  que sus afiliados deben respetar. Solo de ese modo podrán proponerse como candidatos del partido en un proceso de elecciones o participar de la toma de decisiones del partido.

 

Para difundir sus propuestas y seducir a los votantes, los partidos políticos elaboran una plataforma y diversos programas donde detallan los principales problemas de la sociedad y las soluciones que proponen a cada uno de ellos.

En una democracia representativa, los electores encuentran, a la hora de votar, las tarjetas de cada partido político con los candidatos a ocupar los cargos gubernamentales o legislativos.

 

Con respecto a su organización, uno de los aspectos fundamentales que ayuda a determinar si una agrupación de personas con objetivos en común es en realidad un partido político, existen diversos rangos característicos dentro de su estructura, los cuales se exponen a continuación:

 

* Dirigencia: se trata del núcleo de la organización, del punto en el cual se enfocan los recursos de poder. Actúan de cerca con otros integrantes esenciales del sistema y llevan a cabo la toma de las decisiones más importantes;

* Candidatos: son las personas que se postulan para ocupar los cargos públicos, tanto los ejecutivos como los legislativos. Su selección está a cargo del resto de los integrantes del partido;

* Burocracia: se trata del personal administrativo;

* Intelectuales y técnicos: son quienes brindan asesoramiento constante a los dirigentes, ayudan a redactar los proyectos y colaboran con los candidatos durante las campañas electorales;

* Militantes: son las personas que se encuentran afiliadas al partido, quienes brindan su participación activa y constantemente;

* Afiliados: se trata de quienes se inscriben en el padrón del partido y ofrecen ayuda de tipo monetario, mediante el pago de cuotas. Por otro lado, participan de la elección interna de las autoridades y de los candidatos;

* Simpatizantes: si bien no integran el partido como parte de su organigrama, son aquellas personas que están de acuerdo con sus ideas y principios, y lo expresan, pero limitan su colaboración a las votaciones y la opinión pública.

 

La ideología es un elemento fundamental de un partido político, ya que lo distingue de los demás, lo define claramente y guía su accionar. Los componentes de una ideología son los siguientes: doctrinas (todas aquellas creencias que considere aceptables y favorables como base de su actividad), teorías (interpretaciones de la realidad social, económica y política, tanto actuales como probables), plataforma (los problemas más importantes que atraviesa una sociedad a cada momento), programas (las acciones que propone para resolver todos los conflictos), consignas (lemas o eslóganes que lo representan).

 

De la rectitud con la que un partido defienda su ideología depende en gran parte la confianza de los ciudadanos; sin embargo, es sabido que muchos recurren a medidas que distan de la honradez para conseguir sus votos, y es por culpa de esta situación que la percepción del concepto de partido político suele ir de la mano de la corrupción, incluso cuando no existen hechos concretos que lo justifiquen. La realidad venezolana actual da muy bajo puntaje de afiliación y simpatías a las organizaciones políticas del momento. 

Premisa básica

De cara a los nudos críticos que afectan a nuestra sociedad, es necesario crear una nueva Estrategia de Desarrollo Cívico y su atinada difusión, con base a una verdadera participación Ciudadana. Un proyecto de comunicación de varios componentes, todos apuntando a incidir en la opinión pública con una visión positiva para desarrollar y fortalecer las habilidades de comunicación y liderazgo en la difusión de nuestra visión programática.

Basados en nuestros objetivos esenciales. La Formación de Líderes Éticos, Respetuosos, Coherentes, Innovadores y Democráticos. La Promoción del Ciudadano Universal. Promover eventos de foros, talleres, cursos, conferencias, congresos, coloquios, programas de radio y Tv entre otros; relacionados al tema del desarrollo político, económico y social desde nuestra visión programática.

Un nuevo enfoque definiría las directrices en cuanto a la forma y fondo en que se proyecte un “Empoderamiento Ciudadano”, atendiendo a un nuevo perfil cívico, a las necesidades de sus habitantes, al rescate de su identidad y al resguardo de su patrimonio cultural e histórico. Además de su entorno y habitat.

La elaboración de esta estrategia estará dada en un marco de amplia participación ciudadana. Donde las ideas y propuestas de desarrollo fundamentadas desde la comunidad y para la comunidad constituyan la base de esta nueva forma de enfocar el futuro de la Nación. Sólo se logra un cambio significativo en el desarrollo de las sociedades si se cuestionan propositivamente los patrones del poder existentes. Una definición positiva concibe este término como el poder de hacer, de ser capaz, así como de sentirse con mayor control de las situaciones.

Es en un solo enunciado: la creación, fomento y desarrollo del activismo político de nuestros afiliados como Emprendedores sociales. 

OBJETIVO GENERAL 

El Movimiento Republicano  tendrá por objetivo contribuir a elevar la capacidad de respuesta a las exigencias organizacionales y las demandas ciudadanas para el abordaje de las situaciones ordinarias y/o extraordinarias que emergen de la relación con la sociedad en estos momentos de turbulencia política.

Dinámica que pasa por la superación de las resistencias a la política y que permitan el logro del mayor grado posible de satisfacción a las demandas y aspiraciones de la sociedad, así como la superación de las resistencias que debemos enfrentar al momento de su ejecución y difusión. 

Posicionarnos como la organización política con la doctrina de mayor avanzada para el rescate de la institucionalidad republicana y conectada con la visión de futuro y alternativa de cambio que queremos para Venezuela.

Nuestro enfoque es profundamente humanista: respetamos las diferencias individuales, valoramos la responsabilidad personal y protegemos los derechos de la minoría más pequeña: el individuo.

Creemos que todas las personas merecemos vivir una vida libre e independiente, en un sistema que nos permita vivir, amar, trabajar, jugar y soñar de la forma que queramos y con quienes queramos, asumiendo las consecuencias de nuestros actos, cualesquiera que sean. Queremos una sociedad que respete a cada individuo y que nos permita alcanzar lo mejor de nosotros; un sistema que estimule las relaciones armoniosas entre todos.

Debemos ofrecer un programa de acción a partir de la visión del país que se requiere construir en el futuro. Un programa que nos involucre a todos, pues sus lineamientos permiten a los sectores, organizaciones y ciudadanos ubicarse en el, porque perciben que tienen allí un lugar, un papel, y saben cual es, que no es otro que, el país que todos queremos poner en marcha.

Es inyectar un shock de optimismo y esperanza. Es un sueño en acción por una verdadera lucha frontal contra la inopia.

ES EL MOMENTO PRECISO PARA NUESTRA OPORTUNIDAD

Poco a poco se va estrechando en Venezuela el espacio para los análisis, los diagnósticos y las diferentes interpretaciones de la realidad. La mayoría de los análisis y diagnósticos coinciden. Y coinciden porque la realidad ya es inocultable. La quiebra institucional del país salta a la vista. El futuro de las promesas de ayer es la realidad de hoy, quedando claro que con esta interpretación de la democracia (versión socialismo del siglo XXI)  ni se come, ni se cura, ni se educa. Han pasado las épocas en las que se podían minimizar estos fenómenos tratando de taparlos con alguna promesa esperanzadora.

En Venezuela no están fallando aspectos parciales de un sistema aceptable a partir de la nueva constitución del 99. Lo que está fallando, lo que nació fallado de entrada, es el sistema mismo. Construido sobre quimeras que nunca fueron más que hermosas expresiones de deseos; alimentado por utopías infantiles cuya inviabilidad política ha quedado palmariamente demostrada; sostenido por una cantidad increíble de hipocresía y eternamente dependiente de decisiones externas cuyo objetivo jamás coincidió con el interés nacional. El sistema sociopolítico actual — o el "proceso" como han dado en llamarlo — son sencillamente insostenibles.

Consecuentemente, lo primero que Venezuela necesita es una estructura de poder político correcta que permita tomar las medidas necesarias para restaurar a la economía. En otras palabras: la recuperación del poder político es la condición necesaria que forzosamente debe preceder a la reconstrucción económica. De otro modo, las decisiones políticas tomadas carecerán de credibilidad; la falta de credibilidad inevitablemente se traducirá en falta de confianza y no hay economía en el mundo entero capaz de funcionar sobre la base de la desconfianza y la incertidumbre.

Desde el momento en que el órgano del poder político por excelencia es el Estado, la primer propuesta tiene que ser, pues, la de restaurar al Estado. Y restaurarlo no significa ni desmantelarlo para tener un Estado ineficaz pero barato; ni significa tampoco inflarlo hasta dimensiones elefantiásicas para tener un Estado muy benefactor pero ineficiente y, por añadidura, carísimo. Lo que necesitamos es un Estado correctamente dimensionado que cuente con:

*          El poder necesario para superar las divergencias internas y lograr una síntesis de las fuerzas y los intereses contrapuestos que desgarran a la sociedad.

*          La capacidad de planificar a largo plazo en función de un futuro positivo para el país, con planes estratégicos coherentes que no resulten tergiversados después a propósito de cada coyuntura electoral.

*          La autoridad moral y el prestigio necesarios para conducir a la Nación construyendo consensos alrededor de objetivos concretos y viables.

La restauración del Estado implica, así, tres grandes metas:

1.         Restaurar las estructuras del poder político para que las decisiones necesarias se puedan tomar en tiempo y forma; y para que, una vez tomadas, se las pueda hacer cumplir de un modo efectivo y persistente.

2.         Realizar el planeamiento estratégico para establecer un nuevo Proyecto de Nación con metas, objetivos, cronogramas, recursos y responsabilidades.

3.         Poner la ejecución en manos de personas capaces y honestas, cuya personalidad, cuyo comportamiento y cuya idoneidad profesional generen la certidumbre necesaria para recuperar la confianza y la fe en el futuro.

Cualquier gran cambio político, en cualquier parte del mundo, en cualquier momento de la historia se ha compuesto de dos elementos principales:

A) Un factor impulsor representado por un cuerpo cultural formado por ideas, opiniones, ideologías, filosofías, mística, dogma, tradiciones, — es decir: todo lo que podríamos incluir en el concepto algo genérico de "ambiente cultural" — y, además,

B) Un factor aglutinante representado por un conjunto organizado de seres humanos que abarcaría a líderes, agrupaciones, partidos, organizaciones, corporaciones, facciones, instituciones, — es decir: todo lo que podríamos incluir en ese otro concepto genérico de "movimiento sociopolítico".

Para poner en marcha nuestra iniciativa de un “Contrato Ciudadano para la Prosperidad Democrática”, los actores sociales para emprenderlas están públicamente disponibles. Hacen falta la lucidez, el coraje, la voluntad política necesaria para asumir este desafío y captarlos para nuestra causa.

Y es aquí donde entramos en escena. Somos “Democracia Liberal Republicana”. Con el cual, expresamos un contenido con significación precisa. Un tipo de régimen político, que es también una forma de vida. Caracterizado por un complejo orgánico sociopolítico y vivencial, que trata de realizar tres grandes anhelos, valores o ideales, como son: "LA VIDA, LA LIBERTAD Y LA PROPIEDAD” Con un Gobierno Limitado. Ciudadanos Empoderados. En un País de propietarios de conciencia ecológica y social.

PLAN DE COMUNICACIÓN Y DIFUSIÓN DE NUESTRO IDEARIO.

El éxito y el impacto de un proyecto innovador como pretendemos que sea el nuestro dependen en gran medida de las actividades de comunicación y difusión. La creatividad e imaginación son los protagonistas.  Para garantizar desde el principio una planificación estratégica y una gestión eficaz de las actividades y herramientas de comunicación y difusión eficaz.

Si bien es absolutamente cierto que el activismo de calle y el contacto personal es la base fundamental de la difusión de las ideas programáticas. No es menesterosa la creación de un centro tecnológico conveniente con la actividad que nos proponemos. En las actuales circunstancias es un imperativo necesario para la masificación de nuestro ideario. Coadyuvando al propósito con el uso de las redes sociales. 

La creación de un Laboratorio Comunicacional será la herramienta fundamental con la puesta en marcha de una página WEB propia del Movimiento. Será un espacio de trabajo matricial, ligado a la organización, con un doble flujo de autoridad (vertical desde el punto de vista jerárquico y horizontal desde el punto de vista técnico o de proyecto); conformado mediante la formación de equipos con integrantes de varias áreas de la organización para llevar a cabo proyectos en donde se conjugan diferentes haberes para la identificación y estudio de situaciones coyunturales o no, el análisis de los factores que los determinan, las soluciones más viables y factibles de acuerdo con el contexto local y el monitoreo y evaluación de los resultados obtenidos después de la aplicación de las decisiones tomadas.  En definitiva una Sala Situacional.

Las redes sociales se han convertido en un canal de mucha importancia para las organizaciones políticas. Las Redes Sociales permiten mejorar el conocimiento y comunicación con la ciudadanía y en especial los electores. Las Redes Sociales permiten llegar de forma directa a la ciudadanía sin la participación de los periodistas. La cantidad de personas presentes en Redes Sociales crece todos los días. Las Redes Sociales permiten dar un tratamiento personalizado a nuestra audiencia.

Conociendo la audiencia y objetivos de la participación en redes sociales, se debe definir las redes sociales en las cuales se participará.  Las redes sociales más importantes para la participación que apreciamos y recomendamos son:

Twitter: este canal es ideal para informar lo que sucede en la campaña o gestión pública en tiempo real. Es además un excelente medio de propagación de información de lo que se publica en otros canales como el sitio Web,

Facebook: esta red social permite hacer un manejo más emocional y cercano. Las fotos y videos generalmente son muy efectivos en este canal.

Youtube: sirve como repositorio de videos que genere las campañas o estrategias de comunicación política 2.0. Esta información se debe viralizar con las otras redes sociales como Twitter, Facebook, etc.

Instagram: después de Facebook es la segunda red social del mundo que tiene más usuarios activos en un mes. Algunos estudios han comprobado que es más emocional que Facebook.

La democracia es un diálogo en dos direcciones. La democracia paso de ser una comunicación unidireccional a un diálogo con los electores. Esto hace necesario que la forma de comunicación  sea cercana y cálida.

El uso de Redes Sociales en la política es un trabajo de largo plazo. Se debe evitar crear e implementar una estrategia de política 2.0 poco tiempo antes de las elecciones ya que no se lograría cumplir los objetivos propuestos en la parte inicial. Es importante anotar que nunca se deben abandonar las Redes Sociales luego de las elecciones.

Cambio radical de actitud. Se debe tener en consideración que el ciudadano tiene mucho más poder en la Política 2.0 que en las campañas políticas tradicionales debido a que tienen a su disposición una herramienta de comunicación tan poderosa como las redes sociales.

En Redes Sociales no se le puede mentir a la gente. Si los tweet no los escribe el candidato se debe aclarar en la biografía de la cuenta para que la audiencia lo sepa.

REFLEXIÓN  FINAL.

Nosotros  en el Movimiento Republicano, como equipo de trabajo pensamos que necesitamos decir cosas; y no cualquier cosa, cosas que movilicen, cosas que representen a todas aquellas personas que no tienen la posibilidad de expresar sus inquietudes y sus aportes a las soluciones. Hacemos comunicación también para aportar a una transformación positiva de la sociedad, a una concientización de cada una de nuestras realidades, desde lo cotidiano e individual hasta lo colectivo.

Porque creemos en el potencial que tienen las nuevas tecnologías para la transformación de la sociedad nos apropiamos de ellas. Porque creemos que el conocimiento debe compartirse. Porque creemos que la comunicación y la capacitación construye nuevas realidades.

Buscamos una receta propia, muy dinámica y rigurosa, una especie de sello que nos diferencie de las fórmulas clásicas aplicadas a estos menesteres. Solo implica una razonable inversión de recursos financieros. Mecenazgo, donativos y aportes de afilados serán bienvenidos.

La motivación es fundamental para desarrollar un espíritu emprendedor. Será divertido y excitante ponerlo en ejecución. Pero esencialmente estaremos construyendo  ciudadanía y liderazgo para esta Patria que tanto lo necesita.


Raúl Amiel
raulamiel@gmail.com@raulamiel
Coordinación Ejecutiva Republicana Nacional.
¡Un estado DE, POR y PARA ciudadanos!
https://generacioncreole.blogspot.com
https://movimientorepublicanoliberal.blogspot.com
http://www.facebook.com/raul.amiel
https://login.skype.com/ raulamiel
http://twitter.com/raulamiel @raulamiel
https://artemisa.com.ve
Venezuela

La actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto. Si tienes una actitud positiva hallarás la verdadera riqueza de la vida.

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ DOMINGO 11/04/2021





 

MIBELIS ACEVEDO DONÍS: DEL BUEN SENTIDO

“A López se le conoce por el lema “Calma y Cordura”, decía en entrevista reciente la doctora Mercedes López de Blanco, hija del presidente Eleazar López Contreras. “Pero yo lo recuerdo por su frase favorita: no hay talento que sustituya al sentido común”. En tiempos como los que corren, tan marcados por el apego al error, la perplejidad, el miedo de toda índole, los ecos de aquella frase resultan especialmente relevantes. Esa capacidad natural para juzgar de modo razonable lo que ocurre y aplicar métodos que funcionan; eso que, inmerecidamente, algunos reducen (lo denunció un polemista Voltaire) a “razón tosca, sin pulir, primera noción de las cosas ordinarias”, ha terminado siendo un bien esquivo, casi exótico entre venezolanos. El sentido común del cual deberíamos valernos -según sugería el piloto de la transición postgomecista- para no cometer disparates, se subestima como brújula a la hora de elegir ciertas rutas y descartar otras.
 
No poco se ha disertado sobre la utilidad de tal brújula, sin embargo. A pesar de la tensión que a menudo interpuso el propio pensamiento filosófico, a pesar del prejuicio que malea en buena medida la percepción de lo político, no en balde el sentido común ha bailado a lo largo de la historia junto a cualidades como la “phronesis”, el “bon sens”, la “prudentia”, el “comnon sense”, el “Urteilskraft”. Discernimiento, buen juicio, talento discursivo, comprensión imaginativa, sabiduría práctica, para más señas. Atributos que, vigorizados por el mundo de la experiencia, se oponen al descarrío de la sensatez.
 
Sobre el “Koine aisthesis” dice Aristóteles que es el primero de los “sentidos internos”: una función del conocimiento sensible que al asociar la información que aporta el resto de los sentidos, permite distinguir lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, lo cauto de lo absurdo. Del Sensus Communis hablaron también los romanos, aludiendo con ello a la humildad, la sensibilidad, la disposición para captar lo justo y sublime. Un valor social que, anudado a las costumbres, habilitaría eficazmente la convivencia.
 
Tomás de Aquino, por su parte, distingue allí una verdad intuitiva a la que se inclinaría la naturaleza racional de todo hombre. Vico, a su vez, propone una visión de la Historia llevada por un criterio universal de validez, esa “sabiduría vulgar de los pueblos" que regula la necesaria “concordancia de las mismas cosas humanas”; un sentido que funda la comunidad. La perspectiva de Henri-Louis Bergson apunta a una consciencia inmediata, a noción de la materia, una “facultad para orientarse en la vida práctica”. Todo ello borda, en fin, provechosa pista para entender el impacto del sentido común en la esfera pública.
 
¿Y a qué remite el sentido común en la política? El enfoque de Arendt, su concepto sobre mentalidad extendida, es pródigo al respecto. A este se vincula la capacidad de imaginarse en el lugar del otro, aceptar la diferencia, gestionar la ruptura que existe entre el “yo” y los otros, trascender el interés privado para zambullirse en el nosotros. Esa base de realidad compartida destinada a generar cierta lógica fundada en vivencias comunes, funge de referente para la auto-interpelación implícita en la deliberación, lo que a su vez “nos permite juzgar como espectadores” comprometidos desde nuestra experiencia. Arendt tilda de “locura” prescindir del sentido común, ese producto de la intersubjetividad que, al aportar elementos de comparación, sirve de base para que los ciudadanos juzguen, deliberen, decidan correctamente y actúen. Su pérdida, advierte, conduciría a la banalidad que abre puertas a la invalidación de la conciencia, al aislamiento, a la imposibilidad de generar lazos políticos.
 
Entonces, avivar ese “buen sentido” que, según Descartes, es la facultad mejor repartida en el mundo, supone también luchar contra el solipsismo que impide percibir a los demás, que no sabe sino licuar la diferencia en una uniformidad caníbal. Dicha perspectiva gana peso si se considera que la pandemia amenaza con acentuar la desintegración con la que la sociedad venezolana lidia desde hace rato. Invocar esa base de conocimiento y valores tendiente a construir espacios de comunidad humana, es más que una simple rogativa para un país sumido en la incertidumbre, abandonado a su suerte. En medio de este tenaz no-saber, cultivar nexos se vuelve forzoso. Rehabilitar el carácter “commonsensical” de la política -y que hoy lleva, por ejemplo, a promover acuerdos para la concreción de planes de vacunación masiva- es apremio para atender armados no de furia, sino de prudencia. 

Sí: ante el dilema práctico, lo deseable será contar con sensibilidades capaces de sacar provecho al ojo, al oído, al tacto, al olfato aguzado por el peligro que nos pone entre la espada y la pared. Un don “perfectamente corriente, empírico y casi estético” que Isaiah Berlin asocia al juicio político, y cuya virtuosa emergencia antes ha permitido que la humanidad salga más o menos entera de sus tremebundos atascos.

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis
@ElUniversal
Venezuela 

OSWALDO ÁLVAREZ PAZ: ALERTA MÁXIMA EN VENEZUELA

Ojalá y la Semana Santa haya servido para que la dirigencia del país reafirme sus obligaciones en estas horas tenebrosas. Los sucesos de Apure, aún en desarrollo, son un reflejo fiel de los peligros existentes. Más allá de la cantidad de muertos, heridos, desaparecidos y la nueva ola de migrantes fronterizos me resulta imposible evitar poner el acento en el narcotráfico y el terrorismo como protagonistas abiertos y encubiertos de cuanto sucede.

Hay quienes opinan que el régimen ya está bajo el control de las mencionadas estructuras criminales. Ha sido un trabajo largo y sostenido, pero ya no queda ninguna duda. Se acabó el Derecho, no hay Ley ni orden y las instituciones se desmoronan en nuestras narices. Llegamos al llegadero. Si queremos conservar lo que tenemos, la vida, la libertad, el derecho a trabajar en paz, tenemos que despertar y rebelarnos. Repito lo afirmado muchas veces, están en peligro la libertad y la existencia misma. 

Pido a mis compañeros y amigos de la oposición que pongan de lado las circunstanciales diferencias existentes. El enemigo está al frente. En consecuencia no deben continuar disparando hacia los lados. Es más, empiezo a considerar a quienes no entienden o no actúan en consecuencia, como parte del régimen que adelanta una estrategia clara para dividir a quienes se le oponen. Sin embargo, tienen tantos o más problemas que la del país, la corrupción más escandalosa de nuestra historia y la lucha por sobrevivir de algunos que empiezan a marcar distancia presintiendo el final, crea un cuadro dramático para Maduro y quienes lo acompañan en las alturas del régimen. Todos se están cuidando las espaldas. 

A pesar de la lógica incertidumbre del desenlace, en esta etapa decisiva se necesita mucho coraje y relativamente poco pensar. Todo está dicho y a la vista. Tenemos un régimen ajeno a las obligaciones constitucionales. En alguna oportunidad dijimos que los viejos izquierdistas se asombrarían al ver a estos “socialistas del siglo XXI” convertidos en sinvergüenzas millonarios y al país arruinado completamente. 

Nadie podrá censurar al pueblo venezolano por ejercer su derecho a la legítima defensa. No será fácil, pero no debemos lamentar anticipadamente lo que luce inevitable. Lo de Venezuela parece una enfermedad cancerosa que ha destruido bastantes órganos vitales. Tiene que ser extirpado de manera resuelta y definitiva. 

Protagonistas somos y seremos todos. Dejamos claramente establecido que, en nuestra modesta opinión, ninguna “negociación” electoralista nos garantiza la libertad y el funcionamiento pleno de una verdadera democracia. Es necesario volver a los principios y valores fundamentales que nos trajeron a la lucha política. Alguien dijo alguna vez que el mejor gobierno es el que gobierna menos, pero atiende los problemas prácticos de los más necesitados. 

Oswaldo Álvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
Venezuela

LEANDRO AREA PEREIRA: !MATARON A GAITÁN! !MATARON A GAITÁN!

No hay agua sin sed. De vez en cuando aparece la figura de Jorge Eliécer Gaitán por las calles de América Latina. A veces vivo, a veces muerto, a veces como olvido. 

Asesinado por un loco o una conjura, yace proscrito en un billete de mil pesos en el que reza, cual epitafio, una de sus frases lapidarias: “Yo no soy un hombre, soy un pueblo. El pueblo es superior a sus dirigentes”. Resucita y vuelve a morir. 

Para 1948 se había convertido en el más importante dirigente, del hoy venido a menos, Partido Liberal Colombiano. Era caudillo de inmenso poder sobre la masa urbana de su natal Bogotá, bella, friolenta y lloviznosa. Su asesinato fue vivido cual trágica frustración que trajo consigo un mar de violencia que aún dura y que cambió la historia de Colombia como él no lo hubiera deseado. A los sucesos que ocurrieron seguidamente se les conoce con el nombre de “El Bogotazo”. No hay inferencia histórica entre uno y otro, aunque sí relación secuencial.
 
Se han escrito cientos de páginas para recrear esos dos eventos, uno solo en el tiempo, que ameritan ser estudiados por separado. Me quedo entre tanta tinta escrita con “Mataron a Gaitán”, libro de Herbert Braun, publicado en 1987 en edición de la Universidad Nacional de Colombia, en el que se desnuda, a partir de un hecho “accidental e impredecible” el complejo social tejido alrededor de un instante crucial.
 
En lo de “circunstancial” coincide con Braun, por ejemplo, Alejandro Vallejo, quien estuvo con Gaitán en el momento en que le dieron los balazos que acabaron con su vida y que publicó “Hombres de Colombia”, texto en el que califica los hechos como “la más súbita y fantástica revuelta que ha estallado en el mundo y la más espontánea”.
 
El mismo Gaitán afirmaba en el “Discurso-programa de su candidatura presidencial” en 1945 lo siguiente: “Casi todos los movimientos sociales y políticos que han transformado a un país o alterado la historia del mundo han aparecido en forma sorpresiva”.
 
Por su parte, Fidel Castro, quien se encontraba en Bogotá ese 9 de abril, da su versión de los hechos en entrevista concedida a Arturo Alape: “Yo te puedo asegurar que lo del 9 de abril no lo organizó nadie… Te puedo asegurar que fue una explosión espontánea completa, que ni lo organizó nadie ni lo podía organizar nadie. Únicamente los que organizaron el asesinato de Gaitán podían imaginarse lo que podía ocurrir”.
 
Para los que observamos los procesos políticos, es cómodo pensar en términos de causa y efecto, tal vez por imitación o costumbre de lo que heredamos de las ciencias exactas. Ha sido ilusión la quimera de predecir el porvenir a partir de los hechos o datos con los que contamos y que se expresan en la práctica en forma de estadística. Lente para reducir nuestra perplejidad y domar la subjetividad desde la que cada quien interpreta lo vivido para encontrarle sentido a lo que ocurre y amaestrar los acontecimientos encerrándolos en la jaula de la comprensión de la que casi siempre escapa la fiera hosca de la realidad. Por eso a veces acudimos al látigo de la quiromancia.
 
Así, por lo que vemos, nada está escrito. Si no la esperanza o la casualidad serían absurdas. Su fuerza sería inválida frente al destino escrito cual un vicio. Como la suerte trágica de Gaitán

 

Leandro Area Pereira
leandro.area@gmail.com
@leandroarea
Venezuela

AURORA LACUEVA: RENDIR CUENTAS AL SOBERANO

Cuando un funcionario público hace balance debe darnos cifras. Como ciudadanía necesitamos datos para poder juzgar cómo van las cosas, mas desde hace años el secretismo ha sido la respuesta del gobierno sobre los resultados de su gestión. Podemos entender que frente a las “sanciones” económicas de EEUU no se revelen importantes informaciones sobre, por ejemplo, producción y venta de petróleo o de oro. Informaciones que podrían dar pie a nuevas sanciones y limitaciones. Pero, en otras áreas, mantener la transparencia es imprescindible en una democracia. Un ejemplo: el 29 de marzo el ministro Aristóbulo Istúriz declaró para VTV sobre nuestra educación y un resumen de lo dicho puede consultarse por Internet: ni un solo número. Entré en la ciberpágina del Ministerio para ver si allí había algo, pero la misma estaba en mantenimiento. 

Dice la reseña de VTV que el ministro “aseguró (…) que durante la pandemia por la covid-19, el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela ha garantizado la educación al pueblo y preserva el derecho a la salud y la vida”. Y más adelante se añade: “Istúriz explicó que la educación a distancia implica poner en práctica todas las plataformas comunicacionales existentes al servicio de la educación: la televisión, la radio, los medios digitales e impresos y redes sociales”. Pero lo que nos interesa saber es cuántos estudiantes hoy pueden comunicarse con sus docentes por las redes sociales y hacer tareas consultando ciberpáginas diversas, gracias a que disponen de una computadora o teléfono inteligente y tienen acceso más o menos regular a Internet. También, cuántos educandos gozan de un servicio eléctrico estable y de señal televisiva y han seguido las transmisiones educativas por ese medio. Cuántos se han apoyado en los programas radiales. Y qué porcentaje ha tenido a la mano textos que los ayuden. Si no sabemos eso no sabemos nada. El MPPE debe tener información de cada zona y puede hacer sondeos muestrales.

Añade el ministro según la reseña: “Se han garantizado las políticas de protección estudiantil con la entrega de textos, computadoras canaimas, morrales, útiles, uniformes, así como el sistema de becas y el sistema de asistencia integral al educando”. Pero ¿cuántos niños y niñas recibieron cada uno de esos beneficios? ¿O todo es retórica y apariencias?

 

Aurora Lacueva

lacuevat@hotmail.com

Aurora Lacueva

@AuroraLacueva

@Unoticias

Venezuela

LUIS MANUEL AGUANA: UNA CUESTIÓN DE REPRESENTACIÓN

Ya era hora que los partidos decidieran quitarse la máscara de “sociedad civil” que se pusieron en el Aula Magna de la UCV hace tres años, y asumieran de una buena vez su responsabilidad. Ya no más decir que nos representan en ningún “Frente Amplio” o que llevan nuestra voz a ninguna reunión fuera del país. Son ellos y punto. A partir de ahora se representan a ellos y a nadie más. 

El comunicado publicado por el llamado G4 y algunos partidos firmantes del Pacto Unitario del 7 de Septiembre de 2020 que acordó la realización de la Consulta Popular, puso fin histórico a esa mascarada que nos hizo un daño inmenso a la sociedad civil opositora, poniéndole oficialmente en manos de los partidos, la opinión y el parecer –la representación pura y simple- de la gran masa de venezolanos que no militamos en ninguna posición partidista, a los principales partidos políticos opositores (ver comunicado de los partidos publicado por el Centro de Comunicaciones de la Asamblea Nacional, en https://twitter.com/Presidencia_VE/status/1379585467423789060). 

Esa interceptación de la voluntad de la sociedad civil por parte de los partidos en la arena política lo que hizo fue llevar aun mas al fondo la poquísima credibilidad que ya habían perdido al fundar ese nuevo Frente Amplio en Marzo de 2018 y eso no podía terminar de otra manera en como terminó esta semana, con ese comunicado de los partidos sincerando su situación. Pero eso no lo hicieron porque quisieron. Lo hicieron porque así se los exigieron en esa famosa reunión en Bogotá y la solicitud de los Estados Unidos por una representación genuina de los venezolanos de esos liderazgos que dicen representarnos. 

Cuando el Embajador de los Estados Unidos anuncia esa nueva plataforma de la oposición venezolana que los partidos políticos ahora publican como una “reconfiguración de la Alianza Unitaria y la construcción de una coalición más amplia con la sociedad civil”, no se fue al detalle adonde se ubicaba la sociedad civil en ese contexto porque de hecho esta se hallaba secuestrada por los partidos y su Frente Amplio. De allí que desde ese momento yo lo señalara como un engaño mas a la población (ver NELA, el próximo engaño, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/03/nela-el-proximo-engano.html). A partir de este nuevo comunicado los partidos dejan de asumir la representación de la sociedad civil y llaman paradójicamente “sociedad civil” al Frente Amplio (¿?), que si en alguna oportunidad tuvo representación de algún sector de la sociedad civil, ya definitivamente no la tienen porque se sostenían de los partidos políticos. A partir de ahora ese Frente Amplio, si continúa existiendo en el futuro, representará a alguien en la sociedad civil que ellos mismos deberán revelar a los venezolanos porque ya los partidos se los sacudieron… 

A mi juicio esto que está sucediendo es sano. Los partidos son los partidos, y la sociedad civil es la sociedad civil, y está integrada por todos esos factores enunciados en ese comunicado publicado por los partidos (organizaciones y personalidades promotoras de la Consulta Popular, los estudiantes, gremios, sectores productivos, sindicatos…) quienes al fin y al cabo hemos estado luchando y seguimos en la pelea sin que nadie nos represente, ejerciendo nuestra propia vocería y representación en contra del régimen y su oposición. A partir de ahora nadie podría atribuirse la representación ciudadana si los partidos están aceptando y solicitando que de ahora en adelante sea la misma sociedad civil quien acuerde con ellos, los políticos, las acciones que de una u otra manera deberán realizarse para salir del régimen. 

Pero esos acuerdos no podrán ser como ocurrieron hasta ahora, cuando los partidos se atribuyeron la representación ciudadana y fueron a negociar fuera del país sin que los venezolanos estuviéramos de acuerdo con ese proceder. No. Ahora los términos deberán ser diferentes. Tiene que haber una plataforma abierta donde todos estemos en el mismo nivel de decisión, con la Comunidad Internacional como testigo, y donde ellos respeten la condición de la representación ciudadana y colaboren directamente con ella y no a través de los partidos, como ha venido sucediendo hasta ahora. Si el Embajador James Story está hablando de una nueva plataforma unitaria (NELA), no podrá ser para reencauchar al Frente Amplio de hace tres años, que de hecho está muerto y enterrado por los mismos partidos a partir de ese comunicado, porque si es así, el llamado que está haciendo está condenado a muerte antes de nacer.

Luego de la Consulta Popular, las cosas han cambiado para la sociedad civil en Venezuela. Los 6,4 millones de personas que participamos en ese evento cívico de proporciones aun no completamente reconocidas nacional e internacionalmente, estamos impulsando a través de quienes propusieron y organizaron la Consulta Popular, una plataforma para la defensa de ese mandato claro del pueblo venezolano. No estamos haciendo una “organización” nueva para representar a nadie porque cada uno tiene su propia representación dentro de la sociedad civil. Estamos convocando y congregando a través de un Pacto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional a todas aquellas voluntades investidas o no de autoridad como lo establece el Artículo 333 de nuestra Constitución. 

Esta es la verdadera fuerza de la sociedad venezolana que se está parando como una sola entidad ante los desmanes de un régimen genocida, sin otro interés que el de hacer cumplir lo que los venezolanos ordenamos en esa Consulta Popular. Si los partidos políticos opositores están interesados o no en salir del régimen, eso será sopesado por la sociedad venezolana en su justa medida y nosotros no nos quedaremos de brazos cruzados ante eso. No podemos ignorar a los partidos políticos porque ellos institucionalmente todavía son parte del reconocimiento que se ha hecho internacionalmente a la representación política del país. Pero tampoco ellos pueden ignorar a la gente que sufre en Venezuela y que está padeciendo los resultados de su ineficiencia en la conducción política de esta crisis. Si ellos representan al país político, los venezolanos en su mayoría predominante representamos al país nacional. Si entendieron por fin quienes son, esperamos que hayan igualmente entendido quienes somos el resto de los venezolanos. Y en una situación de mutuo respeto quizá sea posible una solución para Venezuela. 

Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Venezuela

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: PANDEMIA Y CIUDADANÍA

Es imposible dudar que la pandemia ocasionada por el surgimiento y propagación del Covid-19, ha actuado como la razón de crudos y enormes problemas que han atascado el desarrollo del planeta en casi toda su extensión. Tanto ha sido, que la pandemia ha visibilizado, amplificado y agudizado importantes dinámicas económicas, políticas y sociales. Aunque no por los precedentes de tan particulares conmociones, las mismas pudieron evitarse o descontarse entre las causas que devinieron en las crisis que siguieron luego profundizándose.  Tan cierto ha sido todo esto, que con la llegada de la pandemia los conflictos preexistentes no marcaron mayores diferencias con las controvertidas situaciones causadas por la incidencia del virus.
 
 
Las convulsiones generadas desde la irrupción del peligroso virus, en todas las instancias de la sociedad, indistintamente del tamaño de los países afectados, alcanzaron abrumadoras proporciones. Aun cuando uno de los espacios donde mayor daño indujo, tuvo que ver con lo que ostenta el ejercicio de la ciudadanía. 
 
Las medidas de aislamiento impuestas a la población a manera de prevención sanitaria, provocaron el resurgimiento de uno de los problemas que con más fuerza ha deshilachado las vestiduras de las libertades y de los derechos humanos. Incluso, hasta desnudarla de los principios que configuran sus consideraciones. Aquellas que escudriñan los resquicios donde se ocultan las desigualdades sociales. 
 
Precisamente, es el tejido en el que se articulan las realidades que suscriben la ciudadanía. La ciudadanía entendida como ejercicio de la política, fundamento de la convivencia, aliciente de la pluralidad y ancla de valores morales. Y por razones que explica la teoría de la democracia, es el contexto del cual, en contraste con la igualdad o valor sobre el que se construye el Estado democrático y social de Justicia y de Derecho, brotan las desigualdades sociales. 
 
En el fragor de tan aberrantes contradicciones, el campo político ha sido bastión de crisis, fluctuaciones y movilizaciones que han puesto en entredicho conceptos que fundamentan la teoría de la democracia. Las limitaciones suscitadas del forzado confinamiento que ha venido viviéndose, a consecuencia de la susodicha pandemia, forman parte de la retahíla de torpezas que, en el marco de la democracia, han constreñido libertades y derechos. 
 
Muchas realidades se han visto incitadas a rebatir estas limitaciones que impiden el alcance de objetivos libertarios trazados a manera individual o colectivo. De hecho, la economía se vio profundamente arrollada por el ímpetu de tan excesivas imposiciones. Asimismo, las sociedades han reducido sus necesidades casi que obligadamente. Sin embargo, esto no ha sido óbice para que el ejercicio de la política se aproveche de las debilidades expuestas para radicalizar ejecutorias que rayan con el abuso que finalmente ha permitido todo tipo de revancha, improvisaciones y decisiones acusadas de intemperancia.  
 
Muchas de estas acciones de gobierno, pueden verse como la continuidad de las crisis que, años atrás, pusieron de manifiesto la indignación de sociedades que venían resistiéndose a problemas de todo orden y tamaño. Más aún, este problema sigue notándose o adquiriendo consistencia de toda clase. 
 
¿Cómo se afectó la ciudadanía? 
 
En el fragor de tan convulsivas y conmocionadas situaciones, la ciudadanía vio acentuar su crisis de desarrollo. Las condiciones que impuso la pandemia bajo el argumento del cuidado individual, con sus manipuladas medidas “preventivas”, terminaron frustrando importantes esfuerzos encaminados en la dirección de ampliar libertades y derechos del ciudadano. Es decir, esfuerzos dirigidos a validar potencialidades como personas autónomas frente al poder político. Más, cuando éste pretende mantener al ciudadano  recluido en ámbitos cerrados. 
 
Estos esfuerzos, han buscado consolidar el concepto y sentido de ciudadanía. Tanto como se plantea su dignificación. Aunque la normativa jurídica y algunos preceptos constitucionales, han intentado afianzar políticas que construyan ciudadanía. Sólo que la oquedad del ideario político bajo la cual los Estados intentan ordenar criterios y postulados constitucionales, salvo escasas excepciones, no se corresponde con las necesidades que clama la resolución de problemas que fluyen por la dirección de la ciudadanía. El ejercicio de la política, en tales casos, contrario a lo que describen sus discursos, insufla vacíos e imprecisiones jurídicas que desvirtúan la construcción de ciudadanía. 
 
En el fondo, estos ha sido el “caldo de cultivo” de todo lo que evidencia una ciudadanía escasa de estructura, identidad y pertinencia. Y es el terreno proclive en donde las carencias y ausencias han adquirido la fuerza necesaria para que la concepción de ciudadanía haya sucumbido ante convencionalismos y formalismos sectarios y arbitrarios. 
 
Es ahí de donde emergen hechos que por, obstinados y ampulosos de mediocridad, se convierten en causales de problemas que asfixian la ciudadanía en su esencia. Sobre todo, al horadar lo que envuelve la convivencia. Particularmente, promoviendo acciones de violencia, regresivas y de la peor calaña en cuanto a sus estamentos de valores morales. 
 
La pandemia, al concebir el confinamiento de las poblaciones de modo reactivo, sobre todo, en países con tendencias autoritarias y totalitarias, desafiantes de la institucionalidad democrática, implicó el arraigo de las crisis humanitaria y de salud que ya venían haciendo estragos en importantes grupos de población. De ahí derivaron conflictos ocasionados por la polarización entre facciones políticas, la estigmatización de comportamientos sociales, el surgimiento de mecanismos sociales de violencia, los desplazamientos y migraciones de grupos humanos, entre otros.
 
No hubo el apoyo necesario de esos regímenes para contrarrestar con efectividad el susodicho abanico de problemas. El impacto de una pandemia de contrariadas dimensiones y secuelas chocadas, desnaturalizó el ejercicio de la política. Tanto así, que se afectaron aquellos esfuerzos que dieron a la tarea de apalancar el desarrollo sobre lo que podía apuntalar la construcción de ciudadanía. Así ha sido esta realidad. Como la versión más afinada de la disconforme relación pronunciada entre pandemia y ciudadanía.
 
Antonio José Monagas 
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela