sábado, 16 de enero de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ DOMINGO 17/01/2021


 


MIBELIS ACEVEDO DONÍS, RENUNCIAR A LO PERDIDO

¿Cómo atravesar el erial que deja la pelea fallida y encontrar fuerzas para recomenzar, para seguir adelante? ¿Cómo encarar el futuro sin caer en la tentación que condenó a la mujer de Lot: sin quedar petrificados, estatuas de sal, despojados de ese movimiento salvador que surge de la elaboración de la pérdida? El recuerdo de un mundo que se licúa, el de un país prácticamente borrado de los referentes -el de la democracia imperfecta pero funcional, el de las instituciones defectuosas pero vivas, el de líderes no infalibles pero dueños de una excepcional facultad para leer la circunstancia, desafiar las condiciones hostiles y domeñarlas- insiste en ceñir la expectativa. En contra de lo que vigoriza, la nostalgia se va convirtiendo no en acicate para aspirar a algo distinto, mejor; sino en lastre que hace insuperable ese trozo de verdad que dimana del pasado e impide vislumbrar el siguiente paso.

“Quiero el país que ya no tengo, el país que se fue. Quiero que me lo devuelvan los que me lo arrebataron”, declaran abiertamente algunos ante la noción de la oquedad, de lo lastimosamente ido. Y no sorprende. Ya Sigmund Freud se había paseado por las espinas de esa “exigencia de eternidad”, un producto tan propio de nuestra vida desiderativa “como para reclamar un valor de realidad”. Sin embargo, en “La transitoriedad” (1916), una peculiar, casi poética y alentadora reflexión sobre la melancolía y los enigmas del duelo, nos invita a pensar sobre la belleza de lo perentorio. Sobre la utilidad de perder, desprendernos genuinamente de lo que ya no se tiene, re-encauzar el impulso vital hacia lo próximo, lo que espera y nos renueva. Hela allí, pues, la esperanza. 

Tras dialogar con un poeta escamado por la fragilidad de toda belleza natural o humana, Freud se pregunta: “¿por qué este desasimiento de la libido de sus objetos habría de ser un proceso tan doloroso? No lo comprendemos, ni por el momento podemos deducirlo de ningún supuesto. Sólo vemos que la libido se aferra a sus objetos y no quiere abandonar los perdidos, aunque el sustituto ya esté aguardando. Eso, entonces, es el duelo”. Así Freud ilustra su propio asombro, su incertidumbre ante la cura. Eso no le impide ver, sin desazones, que lo transitorio tiene valor cuanto menos tiempo perdura. Esa brevedad, paradójicamente, suma resbaladizo encanto a los objetos, los reviste de significación, hace más tenso el ritual de tener y perder. De regocijarse, superarlo y crecer, finalmente. 

En esta Venezuela acogotada por el "dolus" y el "duellum", donde la mordiente melancolía ha ido naturalizando las parálisis, tales pensamientos caen como un propicio volitivo. Esa energía individual y colectiva que luce tan enflaquecida sin duda tiene chance -debe hacerlo- de recomponerse. El asunto es saber exactamente de dónde partir, a cuenta de qué insumos emprender ese camino, cómo reencauzar ese impulso sin que haya cargas que, por innecesarias, lo atajen a priori. 

Entre la dirigencia política se habla de rectificación, por ejemplo, de retomar la vía electoral desatendida, de restablecer la conexión con la sociedad civil y sus agendas. Y la pregunta que cabe es si implícito en ese propósito hay una genuina comprensión del empobrecimiento, la adulta aceptación de un fin y la gestión de su inevitable malestar, el compromiso con la evolución. Esto, porque nos consta que el pasado de toda índole, desde el más remoto al más cercano, desde el más épico al más profano, siempre insiste en ser reanimado, no siempre para bien. Y no es que no tengamos derecho a la añoranza de tiempos que juzgamos gloriosos, a condenar el infame retroceso o a abrazar, como a la tabla que auxilia en medio de un mar picado, hitos que surcan el gentil abecedario de nuestra idiosincrasia. Pero hay peligro en no advertir cuán desnudos o no estamos para emprender aquí y ahora un recomienzo, para “corregir una cosa para que sea más exacta o perfecta”. No es lo mismo rectificar un rumbo ligeramente desviado que asumir una obra prácticamente desde la base y sin recursos. 

Este es quizás nuestro caso. Durante los últimos años ha habido demasiada distorsión y menoscabo identitario, demasiado descenso y catacumba como para no notarlo. Un plan realista consideraría entonces ajustar nuestros paradigmas a los nuevos contextos y sus nuevas estrecheces, fluir con la circunstancia sin dejar de apelar a una honesta, madura consciencia del fracaso. Sin eso, que supone distinguir cuánto de nuestra amarga resistencia remite a una rebelión contra el duelo, costará más aprehender la esquiva democracia. El atasco en el Taedium Vitae, la “revuelta contra esa facticidad aseverada” frena la capacidad para sustituir lo malogrado por otros objetos que, plenos de verdad, también pudiesen resultarnos entrañables y valiosos. 

Dolor y reestructuración. Separación, discernimiento de la ausencia y auto-recomposición. Todo eso nos está pidiendo este vidrioso pero no menos interesante momento. Pensar otro país -no uno que calce en las hormas siempre pulcras e irrepetibles de la memoria, sí uno que se vaya rearmando a partir de estos deshilachados fondos- parece ser lo saludable. Lejos de cualquier bellaca acusación de conformismo, se trata de restañar la vieja llaga, de reconciliarse con lo disponible y enfocar esa energía hacia el cambio posible. En ese sentido, y habiendo sido testigo de las feas pulsiones que la historia de la humanidad hizo patentes, incluso el incisivo Freud se permitió un gesto de optimismo: tras superar el duelo, tras renunciar a todo lo perdido, “lo construiremos todo de nuevo, todo lo que la guerra ha destruido, y quizá sobre un fundamento más sólido y más duraderamente que antes”. 

Mibelis Acevedo D.
mibelis@hotmail.com
@Mibelis
@ElUniversal
Venezuela

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿Y AHORA QUÉ?

¿Y ahora qué? Es la pregunta que a muchos inquieta. Su respuesta, involucra tantas variables como ámbitos políticos, económicos, sociales o culturales, configuran las realidades. Sobre todo, a consecuencia del nuevo año que, de facto, ya comenzó a correr.

Es un problema acogido bajo el concepto de “incertidumbre”. Ante la pregunta ¿y ahora qué?, se alza la incertidumbre. Su condición etimológica implica el desconocimiento que se tiene sobre el futuro que se abalanza en lo que viene de un nuevo trazo de tiempo. 

En lo específico, no es posible conocer la probabilidad de ocurrencias de eventos en el tiempo inmediato o siguiente. Aunque pudieran esbozarse conjeturas. Pero sin que las mismas comprometan la previsibilidad exacta de los hechos a ocurrir. 

La teoría de planificación, intenta resolver esos problemas. Sin embargo, aclara que deben distinguirse problemas bien estructurados, de problemas no bien estructurados. Luego de superar tal diferencia, propone algunas soluciones. Siempre desde distintas perspectivas situacionales, ya que lo contrario sería caer en el oficio del timador que juega a ser “pronosticador de coyunturas”. 

Lidiar con la incertidumbre aunque esté mal definida, es lo que más puede acercar una conjetura a una postura algo próxima a una realidad posible. Aún así, es un atrevimiento que podría resultar oneroso. O ser costoso en todo sentido.  Sin embargo, la política no escarmienta ni tampoco escatima esfuerzos al momento de apostar a responder preguntas como la que esta disertación busca analizar. ¿Y ahora qué? 

La política es tan osada, que se lanza a “lo loco” a una carrera. Sólo para convencer a quienes se prestan a caer en su juego. Y lo hace con el mayor descaro que las circunstancias permiten. Sin medir consecuencia alguna. Más aún, con presumida actitud. Sin sentido de la desvergüenza ante la pretensión asumida. Quizás, fue la razón que llevó al actor estadounidense metido en política, a decir que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar luego los remedios más equivocados” 

¿Y ahora qué?Es la pregunta que muchos venezolanos, a sabiendas de las amenazas, peligros y problemas en ciernes, se hacen. Sin que nadie pueda responder. Sin embargo, nadie duda de que la política es osada. Más, cuando a decir del léxico ordinario, la desinformación es el mejor caldo de cultivo para fecundar realidades. O sea, para preñarlas de presunciones, exageraciones o tribulaciones. Y que después se acojan a cualquier desparpajo emitido. Tal vez, así puede sopesar, calibrar  o pulsar el ambiente político imperante. Y por tanto, sembrar la trampa calculada. Incluso, tantear la ingenuidad de ilusos prosélitos. 

Lo arriba referido, no es óbice para suponer que, en efecto, la vida política, social y económica en Venezuela, no será igual. Podría menguar más aún. O arreciar. O como pregona el saber popular: “Todo depende del color cristal con que se mire”. 

En todo caso, no es inmoderado decir que la Consulta Popular, entendida como “medio de protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía(…)” abrió un compás de deducciones con una fuerza narrativa capaz de despejar caminos conducentes a forjar decisiones fundamentales en lo que concierne al ordenamiento jurídico nacional. 

Respecto de lo que es posible inferir, luce indiscutible negarle importancia al hecho cuantitativo que significó tan reconocido acaecimiento político. También de condición jurídica, dado el carácter vinculante que la Constitución le otorga. Numéricamente, dicho evento superó las expectativas. Asimismo, hizo ver el calado de la sociedad democrática que impugna la actual situación político-económica que tiene atascado el desarrollo nacional. En todas sus manifestaciones. 

Aunque resulta algo forzado, el hecho de cotejar estos resultados con la situación que el régimen estableció al imponer elecciones parlamentarias el 6-D, sirve para inferir lo que pudiera dar algunas respuestas a la pregunta que intitula esta disertación: ¿Y ahora qué?Por demás, cuestionadas y poco o nada creíbles. 

Y es que si bien se sabe que la idea que animó la ejecución de tan fraudulento evento comicial, fue la reconquista de los escaños de la Asamblea Nacional, igualmente dicha realidad ya consumada permite nuevamente reconocer el talante represivo que caracteriza al régimen cuando quiere tomar para sí cualquier instancia pública que considere necesaria a sus intereses. 

¿Y ahora qué? A decir de por dónde viene o han ido las tendencias, es posible que algunas conjeturas no se atasquen en los predios de la incertidumbre. Habida cuenta, el régimen no ha dejado de funcionar sin olvidar que su gestión política la ha podido apuntalar detonando dignidades y principios a punta de arreglos de toda calaña y cuantía.  

Y aunque en el fondo de la pregunta ¿Y ahora qué? rondan las secuelas de la incertidumbre, el desconocimiento de situaciones conexas o de información veraz, sus posibles respuestas no dejarán de inquietar. Particularmente, a venezolanos que mantengan, entre sus prioridades, el propósito de prestar la posible colaboración a la tarea de hacer que Venezuela recupere la democracia sobre la que escribe la teoría política. Tanto como del país con el cual sueñan tantos venezolanos que bien merecen vivir bajo las libertades por las que precursores y libertadores, lucharon y regaron su sangre. 

Así que ante la falta de certeza sobre las realidades próximas, o de eventos que habrán de cabalgar sobre un conocimiento cierto en torno a los tiempos que pesan en el futuro inmediato de Venezuela, siempre seguirá deambulando la interrogante ¿Y ahora qué? 

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela

LEANDRO RODRÍGUEZ, BANANISMO POLÍTICO

Que difícil la tenemos los venezolanos cuando la tragedia económica es producto del bananismo político exacerbado que ha imperado en el país desde hace más de 20 años, lo peor de todo, en este 2021 continuamos adentrándonos por ese mismo sendero. No hay mal de la denominada “cuarta república” que no haya empeorado a la enésima potencia.

El gran secreto del chavismo ha sido la desinstitucionalización del país, hacer de lo público agencias del partido de gobierno. Por tal motivo, cuando el exfiscal General Javier Elechiguerra acusó a Chávez de haber malversado el Fondo de Estabilización Macroeconómica (FIEM) a principio de su gestión, inmediatamente fue depuesto en el 2000 por el parlamento de mayoría chavista, designando a Isaías Rodríguez como sucesor, públicamente chavista. 

Poco tiempo después, el país tuvo que padecer la tragedia del conflicto político desde 2002 ante la negativa de Chávez de medirse en un referéndum consultivo con un CNE que no controlaba totalmente. No fue sino hasta 2004 cuando Jorge Rodríguez fue nombrado presidente del CNE que finalmente aceptó. Luego del revocatorio, Rodríguez fue premiado por su labor siendo nombrado por Chávez como vicepresidente de la nación. Al poco tiempo, 2006, quienes en terreno de lo civil debían resguardar la constitucionalidad sucumbieron, los magistrados TSJ vociferaron en acto oficial “Uh ah Chávez no se va”… la institucionalidad formalmente había fallecido. 

Una notoriedad del momento, fíjense: En la recientemente ocurrida “Toma del Capitolio de EEUU”, inmediatamente se tomaron medidas como toque de queda, búsqueda, detención y procesamiento de los detenidos, posible destitución de Trump, entre otras acciones. El 5 de julio 2017 hordas chavistas vinculadas a Jorge Rodríguez tomaron la AN ocasionando daños, heridos, lesiones a los parlamentarios y NO HUBO ninguna acción del Estado… es la diferencia entre lo que llaman primer mundo y las repúblicas bananeras… esto, como simple ejemplo de lo que ocurre cuando no hay constitucionalidad, cuando las instituciones del Estado se convierten en parcelas partidistas. 

2021 comienza mal, con una oposición legítima muy cuestionada, pero siendo sinceros, con margen de maniobrabilidad cero dentro del país, ejercer oposición partidista o ciudadana es un terreno muy cuesta arriba cuando la represión del régimen contra toda disidencia es atroz. 

Este año, el régimen una vez más tratará de desviar la atención del país hacia lo electoral, un terreno donde su control absoluto sobre las instituciones del Estado le augura no perder ni perdiendo, con un escenario mucho más favorable en cuanto la comunidad internacional tiene sus propias preocupaciones con el covid-19 y sus secuelas económicas-políticas. 

La mejor estrategia opositora ha sido la abstención ¡sumarse a ella! pues la abstención no es ordenada por éstos, sino que es el sentimiento más sublime enclaustrado en los venezolanos como rechazo, justamente, a la desinstitucionalización del país, donde el voto desde hace mucho tiempo no premia, no castiga, ni genera cambios. Sin embargo, la abstención por si sola no basta, se debe acompañar con otras estrategias aún ausentes. 

Entiéndase, lo electoral/abstención ya dio sus frutos, para generar cambios Venezuela necesita un liderazgo político muy capaz y decidido, donde “formalmente” el chavismo tiene todas la de perder porque todo lo que detenta es ilegal e ilegitimo, pero en la “práctica” es amo y señor del país al controlar a su real placer no solo las instituciones del Estado, sino sus recursos y armas. Es una estrategia que, queramos o no, involucra a los aliados internacionales de los venezolanos y del chavismo. 

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela

SOLEDAD MORILLO BELLOSO, SOBREVIVIREMOS.

Pinta raro el 2021. Más allá del lenguaje empalagoso con el que algunos pretenden inyectarnos esperanza, el año pinta difícil y enrevesado. Con aumento de lo malo y con muchas dificultades para la mejoría de nuestros males. Y confuso, muy confuso.

Los economistas nos dirán que la inversión a borbotones que vamos a observar va a provenir de dineros "de dudosa procedencia" (eufemismo que define a esos miles de millones que nos fueron robados) pero nos apuntarán que esas inversiones son "necesarias" para sacarnos de estas arenas movedizas. Que hay que bien venirlas pues sin ellas no hay paraíso. Nos dirán que esos capitales permitirán que los servicios públicos y privados mejoren y que entonces el aparato productivo tendrá menos obstáculos y podrá arrancar. Nos anunciarán también que el dólar seguirá rumbo arriba y que eso le viene de perlas al régimen, que es el único que opera en bolívares. 

Cualquier politólogo con dos dedos de frente nos explicará, sin frases churriguerescas, que absorber las alcaldías (nuevo plan del abigeato político del régimen) no soluciona problemas operativos de los vecinos y que este nuevo espelucamiento no es sino una jugarreta de poder político. Sirve para irritar. 

Los sociólogos nos dirán que la migración aumentará. Que para fines de este se habrán ido unos 2 millones más. Y nos explicarán cómo eso es un tremendo dolor de cabeza para los países receptores, sobre todo para Colombia, que no puede rechazar a los migrantes porque muchos de ellos tienen derechos civiles y políticos que no se pueden despachar así nomás, por mucha xenofobia que escupa doña Claudia. Y el asunto no es dato menor considerando que en 2022 hay elecciones presidenciales en Colombia. Como quien dice, a la vuelta de la esquina. Y esos votos valen. 

Muchos analistas nos van a explicar, algunos por fortuna en lenguaje comprensible y sin cursis citas en otros idiomas, que sin embargo, aunque por la gritamentazón el régimen no parezca proclive a ella, la negociación entre los apoltronadosen Miraflores y cuarteles y la oposición (la de verdad) va a ocurrir. Que no hay de otra. De hecho, está en antesala. Y en este caso nadie será triunfador. Nadie cantará victoria. Y eso hará que las posibilidades de acuerdo aumenten. 

Algunos consultores nos anunciarán que los liderazgos cambiarán. Que algunos sobrevivirán pero otros caerán con callos y todo por el barranco, previo ser carcomidos por las hordas. Y vaticinarán que aparecerán nuevos actores, tanto en un bando como en otro. 

Alguien declarará que sin los militares, sin Cuba, sin la Unión Europea y sin los países de América Latina, no hay acuerdo posible. Y a pesar de correr el riesgo de ser acribillados en las redes, algunos puntualizarán una verdad difícil de tragar: que cuando se está en una situación tan grave, ningún bando tiene "irrenunciables", porque ambos necesitan sobrevivir. 

¿Qué puede estar al final de este año? Quizás un gobierno transitorio, mixto, medio extraño y que en realidad guste a pocos, con inversión privada pero manteniendo la propiedad del estado. Sí, con muchas cosas a media luz y con muchas más a medias. Y con muchos y variados atajaperros. 

Los extremistas de uno y otro bando terminarán desactivados. Este país ya no tiene los recursos que tuvo en abundancia en el siglo XX y ya no hay cómo creer en pajaritos preñados volando en retroceso. El país ya no tiene cómo ni con qué apalancar fantasías. Muchos países que no tienen recursos naturales saben trabajar sin recursos. Nosotros no. Pero lo aprenderemos. Maestra vida. 

La menguada clase media venezolana sufre todavía de delirios de grandeza. Pero a punta de coger más palos que gata ladrona agarrará mínimo y entenderá que tiene que dejar de mirarse el ombligo. 

Tenemos que vernos a nosotros mismos como un país pequeño, un bueno, pujante, progresista. Que dé pasos pequeños pero seguros, que abandone la visión de héroes, gestas, batallas y la cambie por ese aburrido asunto de la rutina. Menos altibajos. Con buenas aspiraciones pero sin delirios de grandeza. 

Los nuevos jóvenes lo tienen clarito. Me refiero al país que será, el país que quieren que sea para ellos, para sus hijos y sus nietos. Incluso los jóvenes de la Revolución. Un país pequeño, multiproductivo, con un Estado eficiente, con equidad social. Si sentáramos en una mesa a Guaidó y a Héctor Rodríguez nos sorprendería la cantidad de cosas en las que coinciden. Cuando se quitan las etiquetas babosas y se deja de hablar para los titulares, ajá, ahí surge el encuentro que deshace el desencuentro. Pero tienen correas que los restringen. Porque cada uno depende de apoyos. Si patean a sus respectivos apoyos, pierden. Todavía hay mucho vetusto en ambos bandos. 

Esa nueva Venezuela la lideran los jóvenes. Hay que escuchar a los jóvenes metidos en política, a eso que tienen menos 50 años. Esos son los constructores. 

Los políticos construyen la infraestructura para que la sociedad pueda producir. La carrera más importante en Japón es la educación. Y la segunda más importante es la política. 

El mayor error de la oposición en Venezuela no ha sido los traspiés que ha dado; ha sido el comunicar más los horrores del régimen y no enfocarse en vender su propuesta, que la tiene, estructurada y escrita. Cualquiera sabe más de los horrores que dice y hace el régimen que de la propuesta de la oposición. Y eso es un disparate. 

Hay que comportarse como alternativa , no como oposición. El ser "anti" sirve un rato, unos meses. Luego hay que conquistar. 

En Venezuela a la oposición le va a caer la locha; va a entender que no sirve ser oposición, sirve ser la alternativa. Y para ello tiene que conquistar más o menos unos 3.3 millones de venezolanos que no están con el régimen pero que no apoyan a la oposición. 

La señora Venezuela si no le gusta un marido y tampoco le gusta el otro, va a buscar un tercer marido. 

En fin, año difícil. Sí. Pero, sobreviviremos. 

Soledad Morillo Belloso

soledadmorillobelloso@gmail.com

@solmorillob

Venezuela

ROMÁN IBARRA, VERDAD VS CINISMO

En uno de sus más recientes discursos, el señor Nicolás Maduro ha dicho que los índices de pobreza en nuestro país alcanzan al 17%, y en cuanto a pobreza extrema al 4% de la población general.

Para las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar, y Católica Andrés Bello, responsables de la encuesta de condiciones de vida, ENCOVI, las cifras que reflejan ambas categorías (pobreza y pobreza extrema), son radicalmente opuestas a las ofrecidas por el gobierno de Maduro. La encuesta ENCOVI-2019, refleja los datos siguientes: Pobreza 96,3 %, y Pobreza Extrema, 79,2 % de la población. Es de suponer que con la profundización de la crisis en nuestro país, las cifras respectivas de 2020, deben ser peores aún. 

Para las naciones Unidas, el tratamiento de la pobreza cuenta con varias aristas que obviamente no está tomando en cuenta el gobierno para dar su versión falsa e interesada. 

Dice la ONU, que con relación al 2020 nadie en el mundo ha resultado indemne al tema de la pandemia Covid-19, y que en consecuencia es un elemento a ser considerado en el análisis y balance que de la pobreza se pueda hacer. Cita además, que deben ser tomados en cuenta –por lo menos- asuntos, como: la desigualdad; la economía; la educación; la migración, y la lucha científica contra la pandemia. 

Dos agencias de la ONU: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), advierten que solo con motivo de la pandemia del Covid-19, podrían sumarse unos 207 millones de personas a las filas de la población que vive por debajo de la línea de pobreza como consecuencia de la crisis, para alcanzar unos mil millones de personas en el mundo en tales condiciones. 

Estos datos dramáticos en sí mismos, se agravan más en los países menos desarrollados, en vista de que tienen menos recursos financieros e instituciones para enfrentar y responder a este tipo de emergencias. Cuánto de esa nueva cifra de pobreza recae sobre Venezuela? Está por saberse, pero no por las cifras oficiales, lamentablemente. 

En los otros considerandos que hace la ONU, es decir, la desigualdad; la economía; la educación; la migración, y la lucha científica contra la pandemia, el gobierno de Maduro está raspado en todos penosamente. 

Pero más allá de que las cifras que ofrece Maduro acerca de la pobreza sean la expresión de un gobierno mentiroso, el asunto está en que la respuesta contundente que dan las universidades citadas, se conoce muy poco en vista de que cada día se cierran más espacios informativos por la censura, la persecución a periodistas y medios, y el sometimiento a la justicia controlada por el Estado-Psuv de todo intento de información independiente. 

Es aquí cuando se advierte, y se pone de bulto la necesidad imperiosa de contar con una organización política poderosa, y coherente que luche para controvertir las pretensiones del oficialismo, que sin contendor real, puede hacer y decir lo que le venga en gana, sin que haya respuesta. 

Esto es una advertencia para quienes sostenían que el llamado a la Abstención era correcto, y además hicieron una consulta a la población para preguntar lo obvio, siendo ellos su propio árbitro. Con el añadido burlón y mentiroso, según el cual la consulta tenía carácter vinculante. Vale la pena preguntar entonces, si ya Maduro se fue, o hay que notificarle? 

En fin, una estafa la del oficialismo, y otra la de la oposición que al abandonar la AN, dejan ambos a la población en estado de total indefensión. 

Desesperanza, frustración, miseria, enfermedad, hambre y muerte, son las dueñas de la escena venezolana. Hasta cuándo?

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela

VICENTE BRITO, ¿PODREMOS VOLVER A TENER LA CALIDAD DE VIDA DE HACE 30 AÑOS?

A pesar de las dificultades a las cuales nos encontramos sometidos, los Venezolanos sostienen sus esperanzas en que si podemos volver a tener la calidad de vida que tuvimos hace 30 años atrás, Esas aspiraciones se sostienen en que somos un país de múltiples recursos y de grandes oportunidades, como muy pocos en el mundo. Tenemos un potencial de desarrollo el cual se mantiene intacto a pesar de las desmejoras observadas en buena parte de la infraestructura pública y las afectaciones que hemos tenido los privados por la política estatizada de nuestras propiedades. Esto unido a la alta formación profesional y técnica que poseemos los Venezolanos, nos permite ser optimistas de que si podemos alcanzar estos niveles de desarrollo.

 A lo largo de nuestra historia hemos visto cómo hemos superado guerras, enfermedades tales como el paludismo, gripe española, etc. Igualmente hemos alcanzado niveles de crecimientos económicos como en el siglo XIX con la explotación ganadera, la producción y exportación de café y cacao. En el siglo XX la explotación petrolera trajo grandes beneficios a nuestro desarrollo donde los gobiernos de turnos utilizan buena parte de los ingresos petroleros, para mejorar las condiciones de vida de la población, al invertirlos en el desarrollo de: vialidad, agua, electricidad, viviendas, planteles educativos, hospitales, etc. Logramos convertirnos en la década de los 50 y 60 dentro de los 20 países del mundo con mejor infraestructura pública. Fuimos el país con mayor flujo de inmigrantes a nivel mundial, siendo beneficiados con millones de ciudadanos procedentes de más de 20 países. Lo cual le dio un gran impulso a nuestro desarrollo por sus conocimientos y pujanza para el trabajo. 

El crecimiento de la actividad privada fue un factor determinante en ese desarrollo con su evidente impulso en alcanzar mejoras en calidad de vida, al poder cancelar salarios que nos colocaron a nuestros trabajadores en los segundos mejores pagados del continente. La construcción de más de un millón y medio de viviendas para beneficiar a la clase trabajadora está a la vista siendo financiadas por la banca hipotecaria y el sistema de ahorro y préstamo a más de 20 años permitiendo que nuestros trabajadores tengan vivienda propia. La industria privada permitió producir en el país casi el 80% de lo que antes se importaba generando más de un millón de puestos de trabajo directos e indirectos. La agricultura y ganadería crecieron multiplicando su capacidad productiva en cuatro veces en menos de 10 años. El crecimiento de la producción avícola fue impresionante pasando a ser exportadores de pollo, igual sucedió con la producción porcina convirtiéndolos a las empresas procesadoras de jamones en exportadores al mercado caribeño. Alcanzamos a ser el quinto productor de atún del mundo con un gran impulso en el desarrollo socioeconómico de varios estados como Sucre, Falcón, Anzoátegui y Nueva Esparta. El turismo nacional e internacional aumentó tres veces en 8 años y pasamos a ser un destino turístico que competía con los demás países del caribe, siendo una fuente de empleo que impulsó el desarrollo y crecimiento social de 8 estados. La empresa privada era el motor que impulsaba el bienestar de la gran mayoría de las familias Venezolanas al generar el 80% del empleo 

Por estas razones el venezolano sostiene sus expectativas de que si podemos alcanzar nuestra anterior calidad de vida y las mejoras sociales de las cuales disfrutamos. Gracias que a pesar de todas las trabas y afectaciones de la propiedad privada. La empresa privada se sostiene activa, así lo demuestra que produce y comercializa el 80% de lo que no se importa, sigue sosteniendo su capacidad de empleo en casi cuatro millones de trabajadores directos e indirectos, son los mejores remunerados donde sus salarios están por encima del establecido oficialmente entre 5 y hasta 30 veces del salario mínimo, a pesar de que muchas empresas sus propietarios sostienen sus pérdidas y hacen magia para seguir operando. Es por ello que la empresa privada es parte de las esperanzas de los venezolanos de recuperar su calidad de vida a través del trabajo y esfuerzo propio. Así lo demuestra el grado de aceptación y confianza que ha logrado obtener nuestra empresa privada al alcanzar un 70% de aprobación popular. 

Vicente Brito

vicent.brito@gmail.com

@vicentejbrito

Presidente Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución

Venezuela 

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ SÁBADO 16/01/2021