jueves, 23 de febrero de 2017

JOSÉ VICENTE CARRASQUERO A., LA VIOLENCIA COMO POLÍTICA

VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS


El gobierno de Maduro hace rato que no se ocupa de los problemas de la gente. Cualquier observador notará que todos las dificultades que afectan gravemente a los venezolanos no son atendidas por esta administración y por lo tanto empeoran día tras día. La primera consecuencia se vio en la encuesta que sobre la pobreza realizan las universidades, más de la mitad de las familias venezolanas viven en pobreza extrema, en la miseria. Solo el 18 porciento califica como no pobre, lo que no quiere decir que no esté en riesgo de pasar el umbral que lo separa de la penuria que impone el modelo económico chavista.
Como consecuencia directa de esta situación, la popularidad de Maduro es cada vez menor. Nueve de cada diez venezolanos piensa que la situación del país está mal. Lo que es peor, los venezolanos no son optimistas frente al futuro.

A Maduro solo le ha quedado apelar al recurso de todo aquel no comprometido con los principios democráticos. La violencia. La misma se expresa de diferentes maneras y en eso este gobierno no tiene parangón en los anales de nuestra historia. Si alguna clase política ha hecho caso omiso a las normas elementales de la convivencia política ha sido este primitivo chavismo que solo sabe de imposición y de mecanismos de fuerza.

Veamos las distintas dimensiones de la violencia del gobierno. La primera es el desconocimiento abierto y descarado del dictamen electoral del 6D2015. A través de trapisondas e irregularidades de todo tipo, el chavismo procedió a cortarle las alas a la Asamblea Nacional aún antes de instalarse. Para ello escogió al pueblo más débil del país. Un estado con poca densidad poblacional y una gran presencia aborigen fue el seleccionado por la cúpula del PSUV para expropiarles su representación parlamentaria.

En la misma vía de la violencia parlamentaria, los inescrupulosos ductores de la política del gobierno decidieron sembrar armas a un diputado que siendo ex recluso, había hecho las pases con la sociedad. Pagó su condena y dirigía acciones sociales a favor de la población. Le pareció adecuado al inhumano socialismo escoger a esta víctima en la presunción fascista de que siendo un ex presidiario, la gente se tragaría su cuento. Ha llegado su “Ignorancia Suprema” Maduro a decir que como es un diputado suplente no tiene inmunidad parlamentaria. Cómplices activos de esta violencia contra el parlamento son los miembros de la sala constitucional del tribunal supremo (minúsculas intencionales). Pasivamente, la fiscal y el defensor del pueblo no han hecho mayor esfuerzo por diferenciarse de sus compinches en esta materia.

La violencia también se aplica al pueblo. Una por la vía política. La obligación de tener un documento adicional a la cédula de identidad para acceder a un derecho que no concede el gobierno nacional sino la nación. En otras palabras, los trogloditas que ocupan Miraflores piensan que la gente está obligada a agradecerles los servicios que se le otorgan. No se podía esperar otra cosa de esta ristra de ignorantes que usan el poder como si lo hubiesen tomado por asalto.

No contentos con violentar el derecho a los servicios universales que el estado está obligado a prestar, el gobierno de Maduro y sus cómplices someten al pueblo al hambre y la desatención médica. El problema de la comida es cada vez más severo. El asunto de las medicinas clama ante los ojos de Dios con el agravante de impedir que llegue ayuda de otros países o instituciones preocupados por la suerte de los venezolanos.

Cada vez que hay una protesta en cualquier lugar del país, vemos un despliegue de policías y militares que muchas veces supera en número a la cantidad de manifestantes. El gobierno está presto para la represión incluso la violenta. Es la única respuesta que tiene para los problemas de los venezolanos. Si alguien está protestando en una cola, tiene altas probabilidades de ser detenidos por estos esbirros que, por cierto, tienen acceso privilegiado a alimentos que el resto de los venezolanos no consiguen.

Otro acto violento del chavez-madurismo es hacerse los locos con las elecciones que se debieron haber realizado en Diciembre de 2016. Se la ha conculcado al pueblo el sagrado derecho a elegir sus gobernadores, alcaldes y representantes ante los distintos órganos estadales y municipales. El cómplice fundamental en esta aventura violenta no es otro que ese Consejo Nacional Electoral que Chávez creo como poder con la excusa de evitar que lo que está sucediendo se pudiera dar. Al final, el gran farsante no cumplió tampoco con la promesa de dejar un CNE independiente que facilitara y promoviera la expresión popular. Por el contrario, quienes conducen este organismo no tienen empacho alguno en inventarse cínicas excusas para impedir los procesos electorales.

Otra expresión de violencia es el uso como brazo de propaganda de la red comunicacional a la orden del gobierno. VTV es un verdadero asco. Si Maduro ordenó sacar CNN del aíre, debiera hacer lo mismo con este órgano que funciona como altavoz de una minoría en contra de los derechos de la mayoría que es la que lo financia.

La violencia cómplice de las fuerzas armadas es alarmante. Que se esté gastando dinero en jugueticos para los de uniforme mientras que los venezolanos padecen hambre y sufren los embates de la delincuencia es un asunto que en su momento deberá ser investigado para establecer las responsabilidades de rigor. El espaldarazo del ministro al vicepresidente resulta escandaloso y pone en tela de juicio la idoneidad del liderazgo militar del momento.

Otra expresión de violencia gubernamental es el trato preferente que tienen los delincuentes en este país. Tienen territorios que explotan como si fuesen pequeños estados. Tienen mejor capacidad de organización y están mejor armados que los policías. Rara vez se investiga un crimen y causa estupor como la justicia los envía a la calle sin castigo.

La violencia de este gobierno tiene diferentes rostros. No se percatan de que lo que hacen a los venezolanos es punible. Que deberán responder por sus fechorías. Piensan que estarán el poder para siempre o que saldrán ilesos de sus actos criminales. La justicia les llegará con la severidad que corresponde ante la atrocidad de sus crímenes.


Jose Vicente Carrasquero A.
botellazo@gmail.com
@botellazo
Caracas - Venezuela

ORLANDO VIERA BLANCO, LA TIRANÍA DE LOS IMBÉCILES…

PEREGRINOS DE LA LENGUA

“Cuando desde un flanco político se insulta a otro en tono muy ofensivo, quien tiene las de perder es el agresor”

El uso cuidadoso de las palabras es muy importante. Michel de Montaigne dejó claro que nadie está libre de decir estupideces, y lo malo es decirlas con énfasis.  En estos días algunos auto consagrados gurús de lo políticamente correcto, han calificado de “imbecilidad” la asistencia de Lilian Tintori a la Casa Blanca, estrechando manos con Donald Trump. Los  zeus del olimpo político criollo, han sentenciado con su tridente (twitter), que “la sentencia del TSJ contra de Leopoldo López fue consecuencia de esa foto. Nada más incierto. Ni la más hiriente intelectualidad chavista habría apelado semejante idiotez.

En el pensamiento más profundo no puede faltar el necio perfecto (Les Fleurs du mal, Charles Baudelaire). Hay muchos ejemplos de discurso baladí, cliché, soso, intrascendente…“Ojo: yo por las buenas soy muy bueno, pero por las malas, peor…” Un  decir desabrido, tautológico, falaz, que pretendiendo intimidar termina confesando vaguedad e insustancialidad. 

No por casualidad algunos afirman que los imbéciles “no cambian de opinión”. Incapacidad de discernir propia de las “personas tontas, que carecen de criterio e inteligencia” (DRAE). Quien le dice a otro imbécil, ofende sin elegancia, sin creatividad y con una rudeza que lo desnuda cómo tal. El insulto no sólo denota al ofendido, sino busca molestarlo. Además de enojar al mosqueado, busca rebajarlo patológicamente de incapaz. En resumidas, es una expresión muy fuerte que en el terreno político se revierte. Tachar a otro de imbécil es tan fulminante como boomerang; tan deshonroso como impertinente, por el grado de respeto que el colectivo exige a los hombres de poder (legítimos) o que demandan de éste a  ciudadanos que se conducen como tales (dixit Savater). 

¿Alguien duda que Lilian defiende una causa justa y ciudadana? ¿Alguien en su sano juicio puede llamarla imbécil por ir adonde le pidan en pro de la libertad de su marido, de su país y la felicidad de sus hijos, de sus compatriotas?

Repasando archivos encuentro que el Diario británico 'The Guardian' elaboró una lista gradual con las citas más tontas de los presidentes de EE.UU., revelando que la calidad lingüística de los discursos de los máximos mandatarios, ha caído en picada con el paso de los siglos. Utilizando como prueba de legibilidad la nomenclatura Flesch-Kincaid, misma que mide la capacidad de comprensión de un documento, el estudio arroja que el primer presidente, George Washington y sus compañeros fundadores, registraron niveles de lectura que rondaban la puntuación 20, es decir, utilizaban un vocabulario que refleja 20 años o más de estudios. Los presidentes contemporáneos de EE.UU. apenas alcanzan 10 puntos. George H.W.Bush obtiene 8.6 pts. Es conocido por frases como: "no creo que los ateos deban ser considerados ciudadanos, ni patriotas…Esta es una nación regida bajo Dios" o "es el momento que la raza humana entre en el Sistema Solar"(…)Barack Obama obtiene una puntuación de 9.4. Dijo que “EE.UU. estará a salvo siempre y cuando todos los ciudadanos tengan un leño en la mano" o "no me opongo a todas las guerras, me opongo a una guerra estúpida" (…) Gerald Ford -7 puntos- es recordado por su elocuente, "si Lincoln estuviera vivo, se retorcería en su tumba"; o Ronald Reagan (8pts.), por su comentario de Jimmy Carter: "Una recesión es cuando tu vecino pierde su empleo. Una depresión es cuando tú pierdes el tuyo. Y recuperación es cuando Jimmy Carter pierde el suyo". Declaraciones contradictorias, arrogantes, que habiendo sido señaladas como imbecilidades por “ilustres líderes de opinión”, éstos terminaron siendo maldicientes y aquellos presidentes. Y hoy Trump es Presidente…

En Venezuela tenemos nuestros propios peregrinos de la lengua: “Si yo me muero y a mí me matan”; “El futuro es mañana”; “En el país de lo ciegos el muerto es ley” Otros: “Cristo redentor se hizo carne, se hizo nervio, se hizo verdad en Chávez(…) Hoy tenemos millones y millonas de Bolívar”. Afirmaciones que demuestran torpeza en el discurso. Sin duda. Pero aquél que siendo ilustrado les insulta, lejos de demostrar sobriedad y compostura académica, exhibe un incontenible ego y soberbia. El ridículo o la impronta del gazapo será mayor en el humor o en el cotillón de boca a boca. Pero no en la voz de un profesor.

Cuando desde un flanco político se insulta a otro en tono muy ofensivo, quien tiene las de perder es el agresor. Y cuando la ofensa es hacia un aliado, la imbecilidad se invierte. El asunto no fue estar con Trump. El tema es que quien critica ese encuentro, no aguantaría dos pedidas para atender una invitación de Donald o de quien venga, a la Casa Blanca…El TSJ no condenó a López por el estrechón de manos de Tintori y el aprendiz. López fue condenado el primer día que espetó en plaza abierta (y repleta) la palabra libertad. Y hasta el más humilde sabe qué día saldrá Leoplodo de su celda.


¿Qué puntaje le daría Ud. a quienes ofendieron encendidamente a Lilian Tintori? En todo caso una miserable actitud que responde muy bien a la pregunta, por qué la oposición sigue dividida. Quizás la anarquía, la tiranía de los imbéciles y la mezquindad, duermen más de nuestro lado que del lado contrario.

Orlando Viera-Blanco
ovierablanco@vierablanco.com 
@ovierablanco
Caracas - Venezuela   

EDDIE A. RAMÍREZ S., CELESTINAS DE AYER Y DE HOY

FUERON, ESTÁN Y EXISTIRÁN
                                                                              
Las celestinas existieron desde mucho antes de que Fernando De Rojas escribiera su famosa tragicomedia de Calixto y Melibea. Todavía perduran,  no solo para lograr que un amante rechazado logre que su Melibea lo acepte, sino para vender supuestas virtudes de un gobernante e incluso  ser cómplices de sus atropellos.

En tiempos del dictador Juan Vicente Gómez fueron muchos los que lo alabaron y colaboraron en su gobierno.  Algunos fueron intelectuales de gran prestigio tales como Pedro Manuel Arcaya, Gil Fortoul , Laureano Vallenilla Lanz  y Gurmersindo Torres, quienes  hicieron importantes aportes al país en cuanto a la  legislación, historia, sociología  y política petrolera, respectivamente. Quizá hoy en día se pueda criticar su cercanía con el sátrapa, pero en descargo debemos ubicarnos en una época en la que Gómez logró acabar con  constantes montoneras para que el país pudiese avanzar. Esto no exculpa al dictador de sus atropellos, sino que permite entender el colaboracionismo de muchos que ansiaban la paz, aunque a un costo inaceptable.

Después de la muerte de Gómez disminuyeron las loas a los gobernantes de turno. Sin embargo, cuando surgió la dictadura de Pérez Jiménez,  algunas personalidades la apoyaron. Tal es el caso de Fernando Travieso, quien presidió un Congreso Nacional espurio. También, en las postrimerías del régimen, el mundialmente famoso investigador Fernández Morán y el distinguido y apreciado José Giacopini Zárraga aceptaron ministerios. Quizá la  excusa, no válida, fue  que el tirano de Michelena estaba enrumbando el país hacia el progreso, después del gobierno populista del trienio adeco 1945-1948.

Hoy  resurgieron los adulantes,  similares a los denunciados por Pio Gil en  ¨Los felicitadores¨, quienes además de alabar son cómplices necesarios de los atropellos del régimen. Estas  celestinas no solo  tienen un   nivel intelectual muy por debajo de los anteriormente citados, sino que tampoco disponen de  argumentos  para apoyar el totalitarismo rojo. El país está en la bancarrota, la inseguridad, escasez e inflación azotan a los venezolanos y residentes  y, por si fuera poco, pesan acusaciones   en contra del vicepresidente de la República  por supuesto narcotráfico y apoyo a terroristas y dos sobrinos de la esposa del presidente de facto fueron condenados por ese motivo en un país en donde la justicia es independiente del Ejecutivo.

En el grupo de celestinas  incluimos a personas como Iris Varela, quien  llama ¨arrastrada¨  a Lilian Tintori por entrevistarse con Trump, mientras ella se ha sentado en la cama con el pran que fue conocido como ¨El conejo¨. También  a la resentida Delcy, quien acusa a Lilian Tintori de ¨colearse¨en la Casa Blanca, olvidando que la única coleada fue ella  en Mercosur.  Desde luego son celestinas Roy Chaderton, Isaías Rodríguez,   Ernesto Villegas, Jorge Rodríguez,  Eulogio Del Pino, Rafael Ramírez y Padrino López, integrantes de una larga lista de civiles y militares.

Alcahuetas y principales responsables de que el Ejecutivo viole la Constitución son la Fiscal Luisa Ortega y los integrantes del CNE y del TSJ.  Las rectoras del Consejo Nacional Electoral : Tibisay Lucena, Sandra Oblitas, Socorro Hernández y  Tania D´Amelio. Los integrantes de la Sala Constitucional del TSJ:  Gladys  Gutiérrez, Maikel Moreno, Calixto Ortega, Carmen Zuleta de Merchán, Marjorie Calderón, Luis Damiani, Lourdes Suárez Anderson, Juan José Mendoza Jover, Marco T. Dugarte Arcadio Delgado, Luisa Estella Morales y  Francisco Carrasquero. Los magistrado de la Sala Electoral  : Fanny Márquez, Cristian Zerpa, Juan J. Núñez Calderón, Fernando Vegas, Malaquías Gil, Indira Izaguirre y Jhannette Madriz. 

¿Qué podrán alegar estas celestinas  ante el juicio de la historia? ¿Qué  podrán decir a sus hijos, nietos, familiares y amigos cuando dejen el poder y sean sometidas al escrutinio y a la vindicta pública?  Pasarán a la historia como las alcahuetas  de un régimen que  condujo al país a ser considerado corrupto, tolerante del narcotráfico, violador de los derechos humanos, que falló en todos los aspectos  y fue nefasto para los venezolanos al hacer caer estrepitosamente el nivel de vida e inducir a la emigración ¡Qué infelices!

Como (había) en botica: Inobjetables las designaciones de la  MUD: Roberto Picón en el área técnica electoral, Ángel Oropeza en lo político,  Alfredo Padilla y Tinedo Guía en lo social y  José Luis Cartaya en la coordinación de estos equipos, así como la integración del G 9 para la toma de decisiones y el Congreso de la Sociedad Democrática despiertan nuevas esperanzas. Ojalá que el G9 acepte la mayoría de las recomendaciones de estos equipos.  Nuestro agradecimiento a Chuo Torrealba por su esfuerzo para mantener la unidad. El general Padrino López y Eulogio Del Pino han debido solicitar las pruebas en contra de Tarek El Aissami  y no defenderlo a priori  en comunicados que dan vergüenza.  Felicitaciones a la joven Rafaela Requesens, nueva presidenta de la Federación de Estudiantes UCV. Maduro  tiene pánico a Trump. Lamentamos el fallecimiento de la gran Sofía Imber   ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!


Eddie A. Ramírez S.
eddiearamirez@hotmail.com
@eddieAramirez
Miranda - Venezuela

CARLOS E. AGUILERA A., “LA REVOLUCIÓN PERDIDA”

INTOLERANCIA

Ernesto Cardenal, poeta, sacerdote, teólogo, escritor, traductor, escultor y político nicaragüense militó en las filas del sandinismo y por su valiente posición, directa y crítica sobre la situación de Nicaragua bajo el gobierno, desde el año 2007, de Daniel Ortega, hace pocas semanas reelecto por tercera vez, renunció tras la derrota del sandinismo en 1990, al entrar en conflicto sus ideales con las limitaciones de la revolución, así como con la jerarquía sandinista y el culto a Daniel Ortega.

En su obra “La revolución perdida”, Cardenal refleja  sus memorias personales y su testimonio sobre la revolución sandinista de su país en los años 70. Ministro de Cultura en el año 1979, es uno de los exponentes de la teología de la Liberación,  tras la renuncia a su militancia en el Frente Sandinista, se convirtió en el más acervo crítico del gobierno de Ortega desde su retorno al poder en el año 2007.

Cardenal, autor además de otros libros como “El evangelio de Solentiname”, en “La revolución perdida”, renueva el pasado para poner a la sociedad nicaragüense actual en contacto más directo con un tiempo que tiene mucho que revelarnos. Sigue siendo a sus 92 años de edad una persona recta, íntegra, dedicada a su arte y opuesto a la manipulación y tergiversación de una revolución por la que él dio lo mejor de sí. En 2009 obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía “Pablo Neruda”, que recibió de manos de la entonces presidenta chilena, Michelle Bachelet,  y el 15 de noviembre de 2012 en el Palacio Real de Madrid, recibe el premio de poesía dotado con 42.000 euros que lleva el nombre de Doña Sofía.

La disidencia en el cuerpo político de las tan mentadas revoluciones siempre ha sido un detonante, más aún cuando se trata de emblemáticos hombres que  lucharon por sus causas y luego se vieron defraudados por una y mil razones como recoge la historia, pues a nombre de una falsa democracia se han perpetuado en el poder hombres que se han legitimado como irreemplazables, burlando en consecuencia las aspiraciones populares. A cuenta de una falsa revolución con tilde de democracia, se han creado grupos de pillos y corrompidos que mancillan la dignidad de la gente que confió en ellos. En nuestro  sufrido país, a nombre de la tan mentada “democracia participativa”, slogan que a diario utilizan Maduro y sus huestes de corifeos, se protegen y otorgan visas a los inmorales de cuello rojo; se enaltece la soberanía de los que se creen dueños de los Ministerios, empresas del estado e instituciones del país, y se persigue y desdeña la presencia en las calles de las masas hambrientas de justicia y de comida y se ha destruido nuestra identidad  al permitir la intromisión de Cuba en los asuntos venezolanos, convirtiendo en consecuencia al país en un laboratorio infernal de experimentos de una revolución socialista, marxista y mal llamada bolivariana. En pocas palabras, en un verdadero desastre, como saltan a la vista “los logros” de este régimen, cuyo slogan es: ¡Hecho en socialismo!

La tolerancia es una virtud que tiene sus límites. Como tal, la tolerancia se basa en el respeto hacia lo otro o lo que es diferente de lo propio, y se puede manifestar como un acto de indulgencia ante algo que no se quiere no se puede impedir, o como el hecho de soportar o aguantar a alguien o algo. Ignoran, sin lugar a dudas Maduro y sus desenfrenados acólitos chavistas-maduristas, que la tolerancia es también el reconocimiento de las diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de culturas, religiones o maneras de ser o de actuar, y que la tolerancia es también un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes, por lo que es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Es por ello que se le denomina tolerancia social.

La tolerancia es vital y con ella se evita que los pueblos duerman con pesadillas, como es el caso que vivimos millones de venezolanos, hartos de tan aciagos y desesperados momentos, pues estamos en presencia de un círculo cerrado por la manipulación del poder de quienes pretenden entronizarse en el mismo, evitando la convivencia humana en libertad, condición misma de la existencia humana. Sartré sostenía: “Los seres humanos estamos condenados a ser libres”, por lo tanto, no existe libertad si no existe justicia social, pues el ser humano no busca únicamente satisfacer sus necesidades vitales, sino que persigue su plena realización en toda la dimensión de la palabra.

Las prácticas antidemocráticas obligan a revalorizar los sectores marginados como punto de partida para un cambio social, para que haga posible acabar con lo que pareciera el síndrome de Estocolmo, pues mientras más pasamos secuestrados, más tenemos la posibilidad de desarrollar sentimientos de tolerancia y de benevolencia hacia los secuestradores, llegando al tal extremo de aceptar la insolencia, violencia, mentira, el insulto procaz, la corrupción, la mediocridad, todo lo cual violenta nuestra otrora pacífica manera de ser y vivir y de la cual siempre disfrutamos. El británico Sir Francis Bacon solía decir que “es muy difícil hacer compatibles la política y la moral”, y al mismo tiempo afirma que “todos tenemos una escala de lo despreciable, que va desde lo que nos molesta un poco, hasta lo que nos parece claramente repugnante, difícilmente soportable y nos produce asco”.

Una revolución se pierde cuando un país como el nuestro se posiciona con la mayor inflación del mundo y la crisis económica lleva a la nación a una subida de precios que finalizó el pasado año 2016 en un 500% y a pocas semanas iniciándose el nuevo año 2017 obtuvo un record que no se festeja, pues entró en hiperinflación. Los precios se duplican en Venezuela cada 17 días y la inflación superó una tasa del 50% por 30 días consecutivos.

También se pierde una revolución, cuando no se atienden las necesidades básicas de sus gobernados, cuando se humilla, ofende, agravia, insulta, denigra y expone al escarnio público a sus opositores nacionales o extranjeros, y también cuando el régimen no acepta ser culpable de la debacle que agobia a los sectores sociales, sin el menor asomo de crear estrategias que mejoren las condiciones de vida, de aquellos que menos tienen y más necesitan, a todo lo cual se suma la imperante corrupción que desborda todos los límites.

Venezuela vive una paradoja que a los ojos del mundo resulta inexplicable. Un país con abundantes riquezas hoy en deplorable estado de pobreza, abandono, inseguridad, desempleo, y  una patética crisis económica, social, política y militar jamás vista desde el nacimiento de la República, por la ineptitud, negligencia y abuso de poder, tras 17 años de desgobierno de sus actores que presumen ser socialistas, marxistas y mal llamados bolivarianos, protagonistas como reza el título del libro de Ernesto Cardenal, de “La revolución perdida”.

Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
*Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP.122)
Aragua - Venezuela

DARÍO ACEVEDO CARMONA, EL BARCO HACE AGUA, CASO COLOMBIA

"TODO LO QUE PUEDA SALIR MAL, SALDRÁ PEOR"

Me refiero, por supuesto, al Gobierno de este bello y alegre país. Algún día tenía que llegar la hora en que el buque, con su casco agrietado, agujereado, carcomido por el óxido, la carroña y sobrecargado de ratas y pestilencias empezara a hundirse sin remedio.

En una situación de profunda crisis moral de buena parte de la clase gobernante tiene precisa aplicación el principio de Murphy según el cual "todo lo que pueda salir mal, saldrá peor". Y en Colombia a ese punto hemos llegado aunque, sesudos sociólogos y virtuosos columnistas impolutos interpreten en hondas cavilaciones que la que anda mal es la sociedad, que lo que da vergüenza es este pueblo del cual abjuraron el 2 de octubre cuando la mayoría, “insignificante”, decían, rechazó la paz entreguista del Gobierno que han defendido a rabiar

Hay que abrir bien los ojos para ver y entender que la inmundicia y el hedor tenían que aparecer después de tantas arbitrariedades, trampas, estafas, artimañas y mentiras dichas y cometidas que convirtieron el país y a su pueblo en rey de burlas.

Y es que, como dicen los abuelos “lo que mal empieza mal termina”, con el agravante de que los perjudicados somos la inmensa mayoría que vivimos del trabajo honrado, que aún creemos en la ley como virtud máxima y elemental premisa de toda convivencia.

Ayer el país avizoraba recuperación, confianza, seguridad, esperanza, y en cosa de pocos años tenemos la patria girando no alrededor de su Constitución sino del intragable Acuerdo de La Habana. ¿Puro pesimismo? Juzgue Usted amable lector:

Todo empezó con la trampa que le tendió Juan Manuel Santos al uribismo y al expresidente Uribe con quienes se había comprometido a continuar sus exitosas políticas. En ninguna democracia seria es admisible que se gane el gobierno con un programa y se aplique el de los derrotados.

El paso siguiente consistió en reversar el camino, declarar mejores amigos a los agresores, iniciar negociaciones de paz sin exigirles a guerrillas deshumanizadas el cese de sus acciones terroristas, prometer que no se discutiría la Agenda nacional, que habría cárcel para responsables de delitos atroces, que no se tocaría la Constitución, ni el estatus de las Fuerzas Armadas, etc. Todo ello fue tapado con tierra, cascajo y cemento.

En nombre de la paz, el país fue dividido en dos mitades, sus instituciones deformadas y desnaturalizadas, su Constitución violada, eliminada la separación de poderes, anulados los órganos de control, apaleada la Justicia, pisoteada la voluntad popular.

En nombre de la paz, convertida en principio supremo, este Gobierno concentró todos los poderes, se dotó, con la aquiescencia de las mayorías del Congreso y el visto bueno de la guardiana de la Constitución, de poderes absolutos para implementar los acuerdos con las FARC con los cuales podrá hacer y deshacer a su amaño porque el pacto con las FARC contempla todos los temas y asuntos de la sociedad.

¿Cómo es que hemos llegado a esta indeseable situación? ¿Será que nos gobierna un portento de líder, inmaculado, visionario, convincente y lleno de sabiduría? ¿Cómo, vale preguntar, si es todo lo contrario de lo dicho, ha deshecho un país promisorio hasta llevarlo a su perdición? haciendo honor a aquello de que “quien la hace a la entrada la hace a la salida”. Porque hay que reconocer, un desastre de esta magnitud no se logra en solitario y sin el apoyo de otros poderes.

El líder del desastre es un virtuoso para engañar, hacer trampas, picardías, jugar a las cartas y es conocedor de las debilidades del bolsillo de quienes lo rodean. Sí, con eso que su exministro de Hacienda llamó la MERMELADA, que no es otra cosa que el erario público usado para asegurar la gobernabilidad, el habilísimo capitán del barco embadurnó a todos los poderes y a todos los poderosos. Alcanzó hasta para el nobel de paz. Esa mermelada tuvo ingredientes podridos, como el Odrebecht, según nos dijo en primera instancia el Fiscal antes de ser llamado al orden.

Si el poder absoluto corrompe absolutamente todo, en nuestro caso ese principio fue ejercido hasta límites innombrables por quien se creyó invulnerable y pensó que podía, indefinidamente, “hacer lo que se le dé la gana”, por ejemplo, ganando la reelección con montajes hakerianos y gastando millonadas no declaradas en publicidad con dineros turbios de una multinacional corrompida hasta los tuétanos.

Ese poder absoluto que no admite la intervención de la Procuraduría ni la del Fiscal ni la de ninguna otra instancia, está instalado y ha hecho, como cáncer terminal, metástasis, amenazando a toda la sociedad con sus desastres.

Mientras el capitán, con desparpajo acusa del naufragio a quienes lo critican, pide a estribor una lancha salvavidas para él y su familia por si acaso, pues no sabe si podrá repetir la “gloriosa e inmarcesible” proclama del famoso elefante que gritó “¡aquí estoy y aquí me quedo, huepajé!”.


Ruben Dario Acevedo Carmona
rdaceved@unal.edu.co
@darioacevedoc
Colombia

LUIS MARIN, EL LEGADO DE OBAMA, CASO ESTADOS UNIDOS

MUCHO RUIDO Y POCOS NUECES

Los venezolanos recordaran a Barack Hussein Obama II por haber decretado que este país es “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos” por lo que declaró “una emergencia nacional para hacer frente a esta amenaza” y luego no haber hecho nada al respecto.

Salvo las medidas dictadas inicialmente contra siete funcionarios, lista que se ha ido ampliando más por presiones del Congreso que por iniciativa de la Administración, pero aquellas siguen siendo las mismas, que no son sanciones propiamente dichas, porque si privar de visa fuera una sanción entonces la mayoría de los pocos venezolanos que las solicitan estarían sancionados; como el bloqueo de bienes, que presupone tenerlos en EEUU y que no impide que, por ejemplo, si alguno falleciera, sus herederos pudieran reclamarlos, por no decir que con toda seguridad los tienen a nombre de terceros.

Luego la Administración terminó casi que disculpándose por haber dictado el Decreto, ante el escándalo del Foro de Sao Paulo, aduciendo que ciertamente Venezuela no es una amenaza creíble para EEUU, pero tenía que hacerlo así porque es un requisito exigido por leyes de emergencia que permiten aplicar sanciones económicas, o sea, que es una cuestión de mera forma.

La disculpa es más bien una confesión, porque si se decreta que es amenaza quien en verdad no lo es, sólo por cumplir requisitos establecidos para la aplicación subsecuente de normas concatenadas, en español eso se llama fraude a la ley, esto es, modificar deliberadamente los factores de conexión establecidos en las leyes para conseguir la aplicación de aquellas que sean más favorables a la realización de los propios deseos, burlando una restricción legal. 

La motivación del Decreto es la violación de DDHH, corrupción pública significativa y la inexistencia de un mínimo democrático en Venezuela y si bien es necesaria una alta elucubración para entender cómo es que esto amenaza la seguridad nacional y la política exterior de los EEUU lo más arduo es hacerlo compatible con la política de apertura al régimen de Castro, responsable directo de todos aquellos desmanes.

Si hasta la Conferencia Episcopal de Venezuela ha llegado a la conclusión de que la causa de este desastre es la imposición de un modelo totalitario, plasmado en el llamado Plan de la Patria, que no es otra cosa que la implantación del castrocomunismo en este país, cabeza de puente para su expansión a todo el continente. 

Así sacaron a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo porque hacía seis meses que no participaba en esas actividades y, según el New York Times, renunció a sus relaciones con organizaciones terroristas; aunque es público y notorio que el secretariado de las FARC vive a cuerpo de rey en La Habana, junto a los Panteras Negras, los Macheteros de Puerto Rico y cualquier otro terrorista de ranking mundial. 

Ni por asomo aparecen las palabras comunismo, guerrilla, islamismo, yihad, que no calzan en la retórica de Obama; pero lo más inquietante es que no perciba violaciones de DDHH, corrupción pública significativa e inexistencia de un mínimo democrático, en Cuba. 

Todo el cambio de enfoque de su política hacia Cuba se basa en el supuesto de que las de diez administraciones anteriores “no funcionaron”; alguien debería decirle que la suya hacia Venezuela no solo no funciona sino que resulta payasesca.

Los funcionarios sancionados han sido todos recompensados por el régimen, elevados a la categoría de héroes de la patria y no parece que ni siquiera la exposición pública internacional haya disminuido un ápice la saña criminal con que siguen actuando. 

En cambio, sirve para la campaña propagandística más ridícula y falsaria de la historia, en la que se muestran pescadores de Margarita, indios del Amazonas, campesinos de los llanos, ancianos, niños (pero ni uno solo de los corruptos sancionados) clamando: “¡Obama, deroga el Decreto ya!” 

Cuando se hace una falsificación, lo que queda en el mundo es lo falso, no lo que pretenden los farsantes. Ese es el legado de Obama y otros legados. 

AUTORRETRATO HABLADO

En su discurso de despedida de la presidencia el 10 de enero, Obama ofreció una oportunidad como pocas para hacer una condensada interpretación de contenido de la retórica izquierdista que es parte indisoluble de su mensaje. 

En general, el común denominador es la incongruencia entre la proclamada adhesión a una tradición fundamentada en “los principios de quienes crearon esta gran nación” y las proclamas revolucionarias, clasistas y racistas, que obviamente no tienen nada que ver con los “Padres Fundadores”, blancos, anglosajones, protestantes. 

En particular, habría que ir desgranando las frases dejadas caer aquí y allá como al pasar que son groseramente ambiguas y vagas, que no dicen lo que dicen, de manera que cada quien puede interpretarlas como convenga o según se ajusten a sus prejuicios, mezcladas con medias verdades y francas mentiras.

Valgan unos pocos ejemplos: Si les hubiera dicho hace ocho años “que abriríamos un nuevo capítulo con el pueblo cubano”. ¿Qué significa eso? No parece ni bueno ni malo “un nuevo capítulo”; pero, ¿con el pueblo cubano? Es una flagrante falsedad. Obama nunca se reunió ni pactó nada con el pueblo cubano sino con Raúl Castro. Los afiches con los que empapelaron La Habana lo exhiben con el tirano, respaldándolo, ante ese pueblo oprimido que quizás haya sentido tanto o más desencanto que el venezolano. 

Y continúa: “que cerraríamos el programa nuclear de Irán sin disparar un tiro”. Esta sí que es una mentira escalofriante. El programa nuclear de Irán nunca ha sido cerrado, ni siquiera suspendido. Si acaso recibió una tregua por diez años, lo que es significativo porque como se han cansado de advertir los expertos israelíes, sin que nadie escuche, es exactamente lo que hizo Mahoma en su canónica “tregua con la tribu de Quraish”. 

Un hecho histórico que se remonta al año 628, conocido como Tratado de Hudaybiyyah, que estableció una tregua por diez años entre Medina y Quraish y que Mahoma rompió tan pronto como tuvo la fuerza suficiente para aplastar a los infieles. Desde entonces los musulmanes hacen rutinariamente lo mismo “cuando el enemigo es duro y fuerte”, sólo mientras no puedan vencerlo. 

“Que íbamos a conseguir la igualdad en el matrimonio”. ¿Y esto qué es? ¿La igualdad entre marido y mujer? No puede ser que Obama consiguió eso. ¿O será su respaldo al llamado matrimonio Gay? Pero no lo dice claramente, sino que suelta algo de contenido difuso, muy propio de su estilo pero para nada puritano.

Si al principio dijo que el país se basa en “la idea de abrazarlos a todos y no sólo a unos pocos”, reitera que “unos pocos prosperan a costa de la clase media”, y que “nuestro comercio debe ser justo y no sólo libre”, deslizando la vieja contraposición socialista entre justicia y libertad, olvidando que quien sacrifica la libertad en aras de la justicia se queda sin ninguna de las dos. 

“Darle a los trabajadores el poder de fundar sindicatos para tener mejores salarios” es una posición ideológica que presupone que el nivel salarial es un problema político, de poder, y no económico, de productividad, que haya más torta que repartir y no más poder para quedarse con un pedazo mayor de la misma torta e incluso de una menor, que es lo que ocurre cuando se grava excesivamente la actividad productiva. 

Pero la verdad histórica es que los capitanes de empresa que “hicieron la grandeza de este país” tuvieron que luchar contra los sindicatos y derrotarlos a veces a sangre y fuego, porque la mentalidad sindicalista gira sólo en un ritornelo: reducir la jornada laboral (trabajar menos) y aumentar el salario (ganar más); y esto ha sido denunciado por los mismos marxistas: no en balde lo primero que hacen los comunistas cuando llegan al poder es desmembrar los sindicatos e imponer los propios. 

Si el clasismo de Obama es repugnante, su racismo es una burda impostura. No sólo porque sea hijo de mujer blanca y padre transeúnte que volvió a Kenya sin mayor nexo con EEUU, sin antecedentes de esclavitud, discriminación, participación en luchas por los derechos civiles o que haya nacido en Hawái, donde jamás hubo segregación racial o educado en Chicago, muy lejos del Sur y de plantación alguna; sino porque es el niño mimado de Harvard, que goza del favoritismo de la élite y del aplauso clamoroso y sostenido de la izquierda más exquisita, sofisticada, frívola e irresponsable del planeta. 

No obstante, puede articular su diatriba contra “los poderosos” desde el podio de la Presidencia, decir que después de su elección “se hablaba de una  nación post racial. Esa visión, por bien intencionada que haya sido, nunca fue realista”.

“Si cada cuestión  económica se enmarca como una lucha entre una clase media blanca trabajadora y las minorías indignas, entonces los trabajadores de la más diversa índole terminarán luchando por migajas mientras los ricos se retiran aún más en sus enclaves privados”. “Para los norteamericanos blancos significa reconocer que los efectos de la esclavitud y (las leyes) Jim Crow no desaparecieron repentinamente en los años 60”. 

El espíritu americano, la fe en la Razón y en la empresa, la primacía del Derecho sobre la fuerza, es “lo que nos permitió derrotar al fascismo y la tiranía durante la Gran Depresión y construir un orden posterior a la Segunda Guerra Mundial”. Es inevitable observar aquí un salto histórico interesado: lo que se conoce como Gran Depresión fue el crack económico de 1929 y entonces el desafío a la democracia lo planteaban el comunismo y el anarcosindicalismo. EEUU no entró en la II GM sino en diciembre de 1941, bien lejos de la Gran Depresión; pero el antifascismo es una obsesión izquierdista. 

En la actualidad el reto está planteado primero “por violentos fanáticos que dicen actuar en nombre del Islam” (sólo lo dicen), a los que habría que combatir desde una posición de principios, para no dejar de ser lo que somos. 

“Por eso hemos terminado con la tortura, trabajado para cerrar Guantánamo, es por eso que rechazo la discriminación contra los musulmanes estadounidenses (ovación, la más larga de todas). Aquí, a punto de extenuación, cabe advertir que no son los musulmanes quienes discriminan a los que llaman infieles, degüellan cristianos, ejecutan atentados suicidas, dicen que los judíos no pueden profanar el Monte del Templo “con sus sucios pies”, ni permiten a nadie siquiera pisar en Tierra Santa, que es toda Arabia, no, éstas son invenciones islamófobas: La verdad, de Obama, es que los musulmanes son los discriminados, doblemente, si son musulmanes negros.

El discurso de Obama es el exacto retrato de sí mismo. 

LA LISTA DE TRUMP
  
Es abismal la diferencia entre el inicio del período de Obama y el de Trump, aquél recibido con regocijo por los poderes mundiales al punto de que le adelantaron un premio Nobel de la Paz, no por lo que había hecho sino por lo que se supone que  podría hacer en el futuro; éste, con una rechifla universal que le anticipa un impeachment, algo sorprendente porque se supone que procede por actuaciones atinentes al cargo y para entonces todavía ni siquiera había tomado posesión; lo acusan de loco, amenazan con asesinarlo y hay quienes solicitan que sea depuesto por un golpe militar. 

La virtud hasta ahora inigualada de la democracia americana es la transferencia pacífica del poder de un presidente a otro libremente electo. Obama dice que “le prometí al Presidente Trump que mi administración garantizaría una transición sin problemas”; pero ¿es eso lo que está ocurriendo? 

Todavía antes de que asumiera el cargo ya había violentas manifestaciones en las calles de varias ciudades, generosamente replicadas en los medios, contra un gobierno que ni siquiera había comenzado, sin señal de que vayan a detenerse sino de todo lo contrario. 

Esto sí que es un gran cambio en la concepción de la democracia porque implica que las políticas de la Administración anterior no van a poder cambiarse por la siguiente, de signo contrario, porque eso terminaría con la paz de la República, ignorando así el voto de la mayoría, que antes era el estandarte de la democracia en América. 

El cambio lo marcó Obama al decir que la Constitución no es más que “un pedazo de papel”, que es la tesis de Ferdinand Lassalle, fundador y más influyente ideólogo de la socialdemocracia alemana, para quien “la esencia de la Constitución de un país es la suma de los factores reales de poder que rigen en ese país”. 

De manera que no tiene ningún valor inmanente, ni sagrado, sino que es la expresión del crudo balance de los poderes fácticos de una sociedad histórica concreta; bueno, eso no es lo que creían los “Padres Fundadores”, ni los Presidentes juran sobre una conjunción real de poder, sino sobre aquel venerable “pedazo de papel”. 

En Latinoamérica ya lo hemos vivido y observamos cómo se han establecido dictaduras perpetuas mediante el expediente de desestabilizar en la calle cualquier otro gobierno de modo que nadie pueda mantenerse en el poder sino el autócrata insurgente. 

Es el caso de Bolivia, Ecuador, Nicaragua; pero éstos son los últimos de la fila, nadie podía imaginar que esta táctica pudiera aplicarse a tan gran escala y en la primera potencia del mundo. Sin embargo, la izquierda ha comprobado que la temeridad rinde frutos inesperados en un mundo que premia la “post verdad” y donde la manipulación de las conciencias no parece tener límites. 

En verdad, ya lo hicieron cuando se lanzaron en una arriesgada campaña contra el establishment a favor del “Vietnam heroico”: todo el mundo se escandaliza por la conspiración de Nixon en Watergate; pero nadie repara en la conspiración contra Nixon que llevó a su derrocamiento, orquestada por el New York Times y el Washington Post. Algo semejante vimos en Venezuela con el derrocamiento de Carlos Andrés Pérez. 

De manera que es muy pertinente el aserto de Trump de devolverle el poder al pueblo, que ha desatado la furia de los poderes facticos, que pretenden aniquilarlo antes de que pueda hacer algo. 

Prometió revertir la apertura de Obama hacia el régimen comunista de Castro y ajustar cuentas con su filial en Venezuela, restableciendo el orden de lo principal a lo accesorio. Obama nunca dijo lo más importante: Que el Partido Comunista Cubano tiene que abandonar el poder como prerrequisito para cualquier transición en la isla.


Lo que está por verse es si Trump podrá llevar a cabo siquiera uno de los puntos de su lista de promesas: si manda el pueblo o el New York Times.

Luis Marin
lumarinre@gmail.com
@lumarinre
Caracas - Venezuela

ALBERTO MANSUETI, TANQUES DE ACCIÓN POLÍTICA, DESDE BOLIVIA

SE HABLA POCO DE ELLOS

Los “tanques de pensamiento” liberales nos muestran casos de países cuyas economías, arruinadas por el socialismo, experimentaron recuperaciones casi “milagrosas” en pocos años, con soluciones de libre mercado. Hasta aquí todo bien, excelente.

Pero jamás nos hablan de los “tanques de acción política”, los partidos que hicieron el arduo, paciente y penoso trabajo de formar y capacitar a los líderes y cuadros medios, luego convencer a la opinión pública para conseguir votos, en agotadoras campañas electorales; y después, ya desde Gobiernos y Parlamentos, sostener con fuerza esas políticas, contra la tenaz oposición de factores contrarios.

En este artículo, que te invito a leer, quiero hacer justicia.

(1) Detrás del famoso “milagro alemán” de la II Posguerra, estuvo el Partido Demócrata Cristiano, fundado en 1945 por un acuerdo entre los líderes protestantes del norte y católicos del sur. Sin su firme y denodado apoyo, el Canciller Adenauer y su Ministro de Finanzas Ludwig Erhard, aliados a los liberales, no hubieran podido abrir las compuertas de la economía, contra la opinión de los medios, las Universidades y los representantes de potencias aliadas, que pretendían una alianza de la DC con los socialdemócratas, y un “modelo mixto”.

(2) El “milagro italiano” se atribuye al economista liberal Luigi Einaudi, segundo Presidente de la República. Es correcto. Pero Einaudi se apoyó en el Partido Liberal, el de su antecesor en el cargo, Enrico De Nicola. Y en la Democracia Cristiana, que como “Partido Popular” fundó en 1919 el cura Don Luigi Sturzo, y en 1943 refundó Alcide De Gásperi, Presidente provisional en 1946; Italia no se habría podido recuperar sin su triunfo electoral, tras la agitada y terrible campaña de 1948, contra el Pacto socialista-comunista. En esos días los católicos no se iban todos por la izquierda, y los liberales no eran anticlericales o anticristianos.

¿Y cómo después sostuvieron el PDC y el PL sus políticas de libre mercado, contra la implacable propaganda de izquierdas? ¡Ese fue el “milagro”! De Gásperi tiene su causa de beatificación en las oficinas vaticanas.

(3) En Japón, la recuperación económica se debió al Partido Liberal, fundado en 1945 por Shigeru Yoshida, cinco veces Primer Ministro entre 1946 y 1954. En 1953 sufrió una división, liderada por su rival interno, Ichiro Hatoyama, que fundó el Partido Democrático; pero en 1955, para combatir a los crecientes y agresivos partidos socialista y comunista, se unificaron en el Partido Liberal-Demócrata, que fue dominante. El PLD hizo “fusionismo” de libre mercado con conservatismo político, social y moral; pero en los ’70 y ‘80 se hizo muy estatista, y la economía perdió su empuje.

(4) En Inglaterra, tras la I Guerra Mundial, el Partido Liberal, para competir con el Conservador, se copió de los laboristas. Pero si hay originales, ¿quién quiere copias? Los laboristas desplazaron a los liberales, y en 1945 treparon al poder; y en su letal “Pacto Social” con los conservadores, hundieron el país. Pero Margareth Thatcher, admiradora del economista Friedrich Hayek, por fortuna no siguió su fatídico consejo de huir de la política, y en 1959 se hizo congresista.

El resto es una historia de éxito: Thatcher conquistó para el liberalismo a los jefes de su Partido conservador, no fue fácil; y luego a sus bases, más difícil aún. Sin embargo, en 1975 ganó el liderazgo partidista, y la jefatura de la oposición al Gobierno laborista surgido tras la apretada elección de 1974. Como enseña la Biblia en el caso de David, encabezó la oposición, antes de ser Gobierno.

En 1978, el Premier James Callaghan anunció que ese año no habría elecciones generales sino el siguiente; desde su banca, Thatcher les gritó “gallinas” a los laboristas, porque estaba lista para el combate, y comenzó su campaña informalmente, muy bien asesorada en publicidad y mercadeo por la agencia Saatchi & Saatchi. A principios de 1979 el oficialismo perdió una moción de confianza, y se convocó a comicios. Thatcher apeló a “la mayoría silenciosa”; así el Partido Conservador ganó con un cómodo 44 % de los votos, y bancas de sobra para hacer mayoría en los Comunes, y ella se convirtió en la primera Premier en la historia del Reino Unido.

(5) En los años ’40, Ronald Reagan era un actor, de izquierdas, como casi todos sus colegas. Pero en los ’50 comenzó su giro a la derecha, que completó en las elecciones de 1964, cuando Barry Goldwater compitió con los estatistas de su partido por la candidatura republicana, y después con los estatistas demócratas por la Presidencia. Ganó Lyndon Johnson, pero Reagan ganó enseñanzas de ese fracaso, y destacó su discurso “Tiempo de Elegir”, entre socialismo y capitalismo, usando con brillo la táctica de la “polarización”: hay que decidirse, por una cosa o por la otra. “¡Y es tu decisión!”

Una vez alguien se burló de Reagan, calificándole de "un tonto simpático". Simpático era, pero no tonto: también admirador de Hayek, tampoco siguió su mal consejo. En 1966 ganó la Gobernación de California, y fue reelecto en 1970. Falló después dos veces para tener la nominación presidencial del Partido Republicano, pero la tuvo en 1980. Y ganó, con una campaña de propuestas concretas, aunque explicando sus bases ideológicas netamente liberales clásicas; afortunadamente el “libertarianismo” de Rothbard era todavía muy marginal, y por tanto no podía hacer daño.

Conclusión: los buenos economistas nos enseñan libre mercado, pero no cuentan que cuando lo hubo, fue por la acción decidida e inteligente de líderes y partidos de derecha que lo asumieron como tarea; y que cuando no lo hubo, fue por ausencia, falta de apoyo, ineptitud o cobarde renuncia a esa labor.

En 2001, la editora Free Press publicó un libro: Reagan, In His Own Hand (“Reagan en sus propias palabras”). Es una colección de 270 ensayos de Reagan, escritos de su puño y letra, en su mayoría como libretos para sus programas radiales, auspiciados por la empresa General Electric, por 8 años, entre 1954 y 1962. En sus escritos descubrimos que Reagan fue un intelectual, con sólida formación, si bien autodidacta (Steve Hanke: “Reagan, el intelectual”, ElCato, 21 de febrero de 2001). Y que a diferencia de Hayek, no veía contradicción entre ser un intelectual, con buen manejo de buenas ideas, y a la vez poder comunicarlas a la gente corriente, aspirando al servicio público, para ponerlas en práctica. Los liberales hablamos de política y economía, no de Física Cuántica o Biología Molecular. ¿Qué clase de intelectual debe encerrarse en alguna torre de marfil académica, incapaz de transmitir su mensaje a los electores?

Los “tanques de pensamiento” tienen al liberalismo en el puro pensamiento; hasta ahora lo que prevalece en nuestra América y casi en todo el mundo, son las izquierdas. Pero el marxismo es un disparate, y el socialismo una feroz tiranía. ¿Y por qué la gente cree, y vota por ellos? Porque hasta aquí los liberales no han traducido las “ideas de la libertad” en un plan de Gobierno concreto, para seducir a los partidos existentes, o crear y empujar otros nuevos, a mediano plazo, y comunicarlas con éxito a los votantes, quitando el poder a las izquierdas.


En Europa, Japón y EE.UU. lo hicieron aquellas “derechas buenas”, como les llamamos. Ahora, con ayuda de Dios y apoyo de un creciente número de liberales prácticos de varios de nuestros países, lo intentamos nosotros los del Foro Liberal de América Latina. Puedes consultar nuestra “Web amarilla”, y sumarte al proyecto. Como Reagan lo dijo: “¡Es tu decisión!”

Alberto Mansueti
albertomansueti@aol.com
@MansuetiAlberto
@alberman02
Bolivia