jueves, 14 de enero de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ JUEVES 14/01/2021

 





MERCEDES MALAVÉ GONZÁLEZ, GANAR CONFIANZA

El 10 de agosto de 1946, un presidente italiano, Alcide De Gasperi, se presentó a la Conferencia de Paz celebrada en París, luego de que su país fue considerado por las grandes potencias mundiales un exenemigo por haber sido cómplice del nazismo bajo el régimen del fascismo. 

Para De Gasperi, antifascista radical, constituía un auténtico oprobio ser tachado de fascista. No obstante, se presenta ante esa asamblea mundial sin ánimo revanchista ni espíritu victimista sino como doliente de una nación arruinada y condenada al castigo por haber perdido la guerra: “Tomo la palabra –dijo De Gasperi– en esta asamblea mundial sintiendo que todo, excepto vuestra personal cortesía, está en contra de mí; sobre todo por esta condición de exenemigo que me hace ser el imputado que ha venido aquí luego de que los más influyentes de ustedes hayan formulado sus conclusiones en una larga y fatigosa elaboración”. 

De Gasperi tiene la enorme tarea de ganarse nuevamente la confianza de la comunidad internacional. Debía abogar por millones de campesinos y ciudadanos arruinados por la guerra. Llevaba en sus hombros el peso de una nación sometida por sus mismos errores, pues el fascismo había nacido en las entrañas de Italia: “Tengo el deber ante la conciencia de mi país, y para defender la vitalidad de mi pueblo, de hablar como italiano; pero siento la responsabilidad y el derecho de hablar también como demócrata antifascista, como representante de la nueva república que, armonizando en sí misma las aspiraciones humanitarias de Giuseppe Mazzini, las concepciones universales del cristianismo y las esperanzas internacionalistas de los trabajadores, está enteramente orientada hacia esa paz duradera y reconstruida que vosotros buscáis, y hacia esa cooperación entre los pueblos que tenéis la tarea de establecer”, 

El presidente italiano reprochó a las potencias del mundo que el tratado de paz no se haya elaborado en términos de reconstrucción y cooperación internacional, sobre la base del principio de igualdad de las naciones. Cuestionó que Italia no haya sido admitida en las Naciones Unidas ni siquiera “revestida con el hábito del penitente”. 

El tratado de paz no garantizaba a los italianos ni la integridad territorial, ni la independencia política, ni la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, mucho menos la ayuda económica para llevar a adelante un plan de reconstrucción. “¿Se puede creer que esto sea así?” se pregunta De Gasperi conmocionado ante la inmensa situación de desventaja y desprotección en que se encontraba una Italia castigada y sancionada por las potencias vencedoras. 

De Gasperi concluyó su célebre discurso demostrando su talante de hombre de Estado capaz de sobreponerse a sus propias heridas y resentimientos, reservándose los problemas internos de su país y abogando por todos los italianos: “Hoy de nuevo, presentándome aquí bajo la apariencia de exenemigo, apariencia que nunca fue la del pueblo italiano, ante vosotros, cansado del largo trabajo o anhelando una conclusión, me he esforzado por contener mi resentimiento y dominar mis palabras, para que quede claro que estamos lejos de querer obstaculizar, sino que pretendemos favorecer constructivamente vuestra labor en la medida en que contribuye a una ordenación más justa del mundo. Quienquiera que sea el intérprete del pueblo italiano hoy en día está desgarrado por deberes abiertamente conflictivos. Por una parte, debe expresar la ansiedad, el dolor y la angustiosa preocupación por las consecuencias del tratado; por otra, debe reafirmar la fe de la nueva democracia italiana en la superación de la crisis de la guerra y en la renovación del mundo efectuada por instrumentos de paz válidos”. 

El mandatario italiano no solo obtuvo la estima y la confianza de las grandes potencias del mundo sino que fue uno de los artífices de la comunidad europea, precursora de la Unión Europea. Además, consiguió un importante crédito y toneladas de ayuda humanitaria para su país, gracias a haberse ganado la confianza del gobierno norteamericano. 

Que la conciencia de nuestra tragedia nacional nos impulse a imitar los valores y principios que inspiraron la acción política de este enorme estadista contemporáneo. 

 Mercedes Malavé
mmmalave@gmail.com
@mercedesmalave
Directiva de Unión y Progreso
Venezuela

CARLOS BLANCO, FIN DE UN CICLO HISTÓRICO

1. Creo que se cierra un ciclo en Venezuela que va de enero de 2014 a enero de 2021. Siete años es mucho, a veces demasiado, en la vida de cada ser humano. Sobre todo, si ese tiempo es de aflicciones; esperanzas que han ido, venido y vuelto a irse; destrucción catastrófica. Es un porcentaje importante de cualquier biografía; pero, en Venezuela, ha sido de asfixia creciente porque la libertad ha sido suprimida, salvo en espacios cada vez más pequeños y violentados, siempre atravesados por escaseces, temores y urgencias. 

2. Ha sido un período en el cual se ha intentado la salida del régimen de Maduro por todas las vías que cada sector ha propuesto. En unos momentos se impusieron unas; en otros momentos, otras. Las opciones que en la mesa se acogieron fueron diversas y hasta contradictorias: vías electorales –participación y abstención-, las vías insurreccionales civiles y militares, la presión diplomática internacional; y, finalmente, la presión militar internacional, localizada en el Caribe. 

3. El último gran intento fue el de nombrar a Guaidó como Presidente interino lo que logró un unitario respaldo político nacional; una inmensa aprobación popular; y un patrocinio internacional sin precedentes. Todo esto fracasó también; en parte porque una vez que el interinato se asentó a medias, fue interpretado de manera diferente por partidos políticos, cada uno arrastrando la brasa para su sardinita. Unos pensaron que se habían conseguido una batea de chicharrón que les pertenecía por derecho natural; otros le cayeron encima a las empresas y recursos que pasaban bajo control del interinato; otros cuantos se creyeron que de verdad eran gobierno y comenzaron a ejercer sus cargos más o menos simbólicos con despotismo y sectarismo irreconocibles; y en general ese gobierno que sólo se basaba en la legitimidad otorgada por los ciudadanos y la comunidad internacional, se creyó el cuento de que le pertenecía a Guaidó y a su partido, lo que lo enterró. 

4. Con el viaje de Guaidó y el interinato hacia la disolución se llevó en esa torrentera a la Asamblea Nacional que presidía. Su continuidad no es un hecho práctico –el régimen ocupa sus espacios, símbolos y recursos-, no es un hecho político –no hay fuerza social que la respalde, salvo una parte de la opinión pública, la que en general está más ocupada de otros asuntos- y tampoco simbólico –el sectarismo, la ausencia de transparencia y las acusaciones de corrupción al interinato se llevaron en los cachos esa ilusión de una AN representativa. 

5. Maduro, por su lado, ha presidido con pompa y circunstancia el desastre a lo Nerón. Amarrado dentro de la vestimenta que lo comprime, desde sus alegrías de tirano, ve desde arriba cómo se quema la ciudad que su mentor le confió, ya medio arrasada. Trata de lograr una estabilización en medio del caos y, en cierta medida, lo logra. Por una parte, asumió la miseria ciudadana como algo sobre lo cual no siente responsabilidad alguna porque es culpa del imperio; por otra parte, con la ayuda de sus aliados ha encontrado formas de sobrevivir por los caminos oscuros y tortuosos que le proporcionan cubanos, chinos, rusos, iraníes y turcos; y finalmente, porque la dolarización salvaje permite el doble negocio del lavado de dinero y la creación de islas de la fantasía domésticas, así como es un alivio para centenares de miles que pueden recibir remesas. 

6. El gran resultado ha sido la creación de un sistema en el cual las piezas se articulan como en un rompecabezas. El país se ha visto obligado a cohabitar. Aclaremos: éste es un término usado entre nosotros para enunciar a quienes en el campo de la política han estimado menos costoso convivir con el régimen que derrocarlo; sin embargo, hay que decir, los ciudadanos se han visto obligados a esta coexistencia forzosa; no les gusta Maduro, quieren que el régimen se vaya, le atribuyen sus males, pero la vida cotidiana reclama un arreglo aunque sea temporal con la adversidad. Y ese nivel cero de ciudadanía es lo que permite expresiones de felicidad cuando se puede sacar el pasaporte, la cédula o la licencia; cuando un empresario pasa por el pelotón de fusilamiento de los trámites impuestos por los jerarcas; cuando alguien baja la cabeza con dolor por la humillación y lo hace porque de ello depende su trabajo, su comida o su espejismo de tranquilidad. 

7. La cohabitación se da también en muchos de los que están en el exterior, sea por no hacer demasiadas olas que afecten a los suyos de adentro; sea porque como funcionarios del interinato o de algo que tenga que ver con la situación política interna, hayan encontrado una zona de confort; o porque los riesgos de la acción política son obviamente menores desde el exterior, aunque pueden comportar harto sufrimiento espiritual y material. Sí, hay sinvergüenzas; pero no todo el que se aviene a la coexistencia es cómplice sino que puede ser víctima por no ver las perspectivas que los líderes no pudieron, quisieron o pudieron construir. 

8. Una vez que a Guaidó le entregaron todos los implementos para ganar, llegó un momento en que agarró el bate, la pelota y los guantes y arrancó a correr. Jugó solo y perdió. Sin embargo, el problema va más allá. He dicho en otros momentos que no hay ni hubo estrategia compartida a lo largo de estos años; en unos casos hubo divergencias reales y observables; en otros casos, con la apariencia del acuerdo, unos dirigentes madurados con carburo se apropiaron privadamente de lo que pertenecía a la lucha ciudadana y defraudaron. 

9. Como digo, la cuestión va más allá. Se pensó que los partidos podían dirigir y desarrollar el objetivo propuesto o, al menos retóricamente compartido: el desahucio del régimen. Aquí hay un tema de fondo: los partidos están diseñados para actuar en democracia y funcionar para alcanzar el poder por la vía electoral; los partidos son instrumentos políticos, ideológicos y electorales; tiene expresión pública, militancia reconocida, casas de trabajo y eventos regulares. No son instrumentos para derrocar un régimen. En las dictaduras tradicionales todo estaba claro, los partidos estaban disueltos, salvo en algunos casos que se creaban o mantenían aparatos políticos para una que otra farsa electoral; en el caso venezolano, los partidos han sobrevivido (mal, ilegales o al borde la ilegalidad) porque el interés de la Corporación Criminal es mostrar su rostro falsamente democrático ante el mundo; pero, los partidos no son organizaciones insurreccionales ni pueden serlo. 

10. El fin de este ciclo ha arrastrado a la Asamblea Nacional, al interinato, a los partidos y a los modos de plantearse la salida del régimen. Hay quienes ven esto y dan un salto atrás: vamos a las elecciones de gobernadores y alcaldes (para obtener algo similar a lo obtenido por los que participaron en las elecciones de Maduro en diciembre pasado); otros no saben qué hacer. 

11. Este no saber qué hacer es indispensable, conveniente y tal vez promisor punto de partida. Claro que un evento inesperado puede saltar de cualquier rincón y alterar este panorama; pero, si bien lo inesperado es lo más seguro, el reconocimiento del fracaso, el estudio de sus causas, saber el nivel de desconcierto que se vive, pueden ser elementos indispensables para salir del hueco y, luego, volar.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog
Venezuela

JUAN GUERRERO, LA POST-DEMOCRACIA, LECTURAS DE PAPEL

Los acontecimientos ocurridos en gran parte de Occidente, y particularmente en los Estados Unidos de Norteamérica, con el asalto al parlamento de ese país, deben verse como un cambio (no necesariamente positivo) en el devenir de las libertades civiles de los ciudadanos. 

Porque lo trascendental de esto no es que una corporación privada le censure a un presidente en uso de funciones su derecho a expresarse por su plataforma social (que a su vez, hace uso de Internet, sistema libre de uso universal), sino que éste es, en primer lugar, un ser humano, un ciudadano con derechos básicos (-y el derecho a la libre expresión de las ideas es uno de ellos), y después es todo lo demás; usuario de una red social y quien contaba con cerca de 80 millones de seguidores, presidente, ejecutivo, y padre de familia. 

La corporación Twitter es ciertamente una empresa privada que se reserva, bajo licencia con artículos incluidos, su derecho a aceptar o no a quien quiera. Pero también dicha empresa presta un ‘servicio público’ a través del sistema de uso libre y universal de Internet, al permitir que cientos de miles de millones de usuarios expresen sus ideas, como derecho humano a la libertad de expresión. 

Delicado esto que exponemos. Veamos dos hechos. En 1994, en Ruanda la radio y televisión privada de ese país, comenzó una serie de programas donde se promovía el odio étnico y político contra parte de un grupo social, los tutsi y hutus moderados. El gobierno de la época y las naciones occidentales, agrupadas en la ONU, permitieron que ello ocurriera, por desidia, acción u omisión. La consecuencia final fue una gigantesca masacre, a punta de machete, que exterminó a poco más de 800 mil ruandeses, mientras poco más de 500 mil mujeres fueron violadas. 

Todo porque nadie censuró a quienes hacían apología de la violencia o directamente se declaraban partidarios del exterminio de los opositores. Así parece que ocurre cuando no existe un ente, un organismo, una institución que pueda intervenir para establecer límites en esto que se denomina la libertad de expresión, libertad de comunicación o sencillamente, permitir que el Otro-diferente pueda ejercer su derecho a no estar de acuerdo. Peor aún, cuando los medios de comunicación están bajo el dominio político del liderazgo populista, sea de extrema izquierda como de extrema derecha. Esto parece imponerse en gran parte de las grandes corporaciones multinacionales (Big Tech) de las comunicaciones. 

Otro caso más reciente ocurrió –y sigue sucediendo- en Venezuela. En varias oportunidades, usuarios de la red social, Twitter, han sido detenidos y encarcelados, además de recibir maltratos, vejaciones y torturas, por expresarse contra el régimen de Maduro. Líderes oficialistas, incluso, han expresado sus ‘odios’ contra políticos opositores y los ejecutivos de esa red social no han censurado a quienes incumplen las normas. 

Pareciera existir un sesgo evidente y notorio en quienes ejercen como ‘comisarios políticos, religiosos, sexuales’ para determinar quién puede o no expresar sus odios y hacer llamados a la violencia, manifestar sus creencias religiosas o gustos sexuales, como la pedofilia y sus ‘intríngulis’, muy riesgosas y censurables, por cierto. 

Creo que es pertinente generar reflexión sobre ciertos acontecimientos en este pasado reciente que afectan la libertad, la democracia y demás valores en gran parte de las sociedades. Porque resulta hasta simbólico lo ocurrido en el parlamento de los EEUU, como también en Alemania y hasta el ‘extraño’ incendio de la emblemática catedral de Notre Dame, en París, y el resto de iglesias, como en Chile, o los atentados contra estatuas de vírgenes en Italia. 

Años atrás ocurrió el derribo de las torres gemelas, en Nueva York. Todos estos símbolos son valores y generan, por lo tanto, modos de vida que han representado principios sobre los cuales gran parte de las sociedades modernas han fundamentado sus creencias y fortalecido sus culturas. 

Lo que parece estar ocurriendo es el advenimiento de una nueva forma de organización social, desde la base misma de su núcleo, la familia. Y esto trae consigo toda una nueva interpretación, uso y nuevas costumbres para acceder a relacionarnos, tanto con el Otro-semejante, como con aquel Otro-diferente. 

Esta nueva realidad que experimentamos trae consigo, muy posiblemente, la intervención de las llamadas grandes corporaciones, que, con sus innovadores procesos tecnológicos, se abren paso acelerado para establecer sus propios ‘dominios’ e incluso, imponer sus rigurosos sistemas de aplicaciones (App’s), con lo cual pareciera asomarse una particular manera de ‘vida democrática’ y de libertad de expresión y comunicación donde necesariamente, tendremos que transitar por las sinuosas avenidas tecnológicas con sus consiguientes alcabalas, sean sociales, políticas, religiosas, sexuales, étnicas, entre un laberinto infinito donde eso llamado libertad y democracia serán de uso doméstico o circunscrito a un espacio previamente determinado. El parlamento, de existir, tendrá su asiento en espacios como Silicon Valley, desde donde se armarán constituciones en serie. 

No son tanto respuestas que pueda ofrecer como una incógnita inmensa esta que siento para darle sentido a una nueva realidad (-o realidades) que se abren paso frente a nuestro futuro incierto. Lo mejor será releer a Orwell (1984), y a Bradbury (Fahrenheit 451) para encontrar sentido a esta ‘pandémica’ vida que, como un holograma, diseña su existencia.

Juan Guerrero
camilodeasis@hotmail.com    
@camilodeasis    
Venezuela

PEDRO ALCALÁ, LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y EL GRAN HERMANO, LA SOCIEDAD VENEZOLANA Y SU LABERINTO.

Estas citas vienen al caso, porque se quiere enfatizar en el hecho, de que la libertad de expresión como derecho humano fundamental no es nada nuevo; 

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Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada en París por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789.

Artículo 10:” Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aún por sus ideas religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden público establecido por la ley.”

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Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París.

Artículo 19:"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."

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Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entró en vigor el 23 de marzo de 1976.

Artículo 19:

"1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.

2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.

3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para:

a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás;

b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas."

Importante 🡪 Hay que acotar, que las responsabilidades y restricciones deben ser aplicadas, luego que un tribunal competente decida que esas restricciones proceden.

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Francois-Marie Arouet (1694-1778), conocido con el alias de Voltaire:

”Estaré hasta la muerte en contra de lo que dices, pero defenderé hasta la muerte el derecho que tienes para decirlo.”

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Estas citas vienen al caso, porque se quiere enfatizar en el hecho, de que la libertad de expresión como derecho humano fundamental no es nada nuevo; y que además, es después del de la vida, el más importante de todos. Y lo es, porque nos permite ejercer nuestra individualidad, reclamar injusticias y expresar opiniones que forman partidos y gobiernan naciones.  Y recordemos, que no es que los seres humanos tenemos derecho a ciertos derechos básicos,  sino que somos humanos porque ejercemos esos derechos.

Cuando en el ejemplo mundial de lo que debiera ser una democracia funcional regida por el imperio de la ley (como hasta esta semana pasada lo fue USA), se viola descaradamente un derecho constitucional, derecho que además fue ratificado de manera clara, precisa e incuestionable en su primera enmienda, no nos queda más que entender que la libertad de expresión de verdad está en peligro. Y no solo en USA.

Lo sucedido con Donald Trump la semana pasada, no puede pasarse por alto, ni tomarse a la ligera.

La excusa de que la censura obedece a violaciones de políticas de las empresas, no solo es ridícula, sino ilegal; Porque ninguna norma interna de ninguna empresa, puede estar por encima de la ley, y la ley dice que no se puede aplicar censura previa en ninguna parte por ningún medio.

Las redes sociales, al igual que los medios de comunicación, son entidades jurídicas regidas por leyes bien estrictas que dicen que no pueden hacer lo que hicieron. Pero aun así lo hicieron. Y lo siguen haciendo, y el Estado que debe corregir esa conducta ilegal, deliberadamente mira hacia otro lado.

Como consecuencia de lo sucedido con Donald Trump, muchos usuarios de esas redes, a manera de protesta decidieron cerrar sus cuentas y migar a otras, y para sorpresa de todos, las gigantes de alojamiento de aplicaciones y páginas webs, retiraron  esas redes sociales alternativas de sus servidores porque se negaron a sumarse al complot de la censura. Más evidente no se puede ser. Ahora no solo se violan descarada y abiertamente  las leyes de expresión, sino las de libre mercado también, mientras el Estado vergonzosamente sigue mirando a otra parte.

Este escritor no cree en teorías conspirativas, pero debo admitir que lo sucedido me ha hecho cambiar mi visión del tema. Algo está pasando, y es muy malo. Acaso es libre un país donde un sindicato oculto de empresas decide quién puede expresarse y quién no? Qué puede expresarse y qué no? Qué puede saber la gente y qué no? Acaso se puede evitar que una poderosa mafia empresarial que habita en las sombras del poder, pueda terminar imponiendo un pensamiento único y una conducta homogénea en el país más poderoso del planeta?  Eso suena a abonar el terreno para implantar esa leyenda urbana conocida como Nuevo Orden Mundial?

Más importante aún: Es el Nuevo Orden Mundial una leyenda urbana o una amenaza real?

Este escritor no lo sabe. Tal vez sólo está un poco paranoico con lo que está pasando. Pero lo que sí sabe, es que hoy,  lamentablemente, USA, “la tierra de los libres y el hogar de los valientes”, es el hogar del primer intento documentado de gestar un Gran Hermano funcional.

Vae victis.

Pedro Alcalá
pa2a@hotmail.com
@Tazzio1956
Miembro de Vente Canadá.

LUIS A. RAPOZO, HACER OPOSICIÓN EN EL PARLAMENTO VENEZOLANO.

Más de doscientos setenta diputados apiñados en el hemiciclo. Tan pegados unos de otros, que parecía una sala de cine de pueblo, mal calculada para meter más gente. Deberían ponerse de acuerdo para respirar todos juntos y bajar el roce de los hombros. Naturalmente, algunos diputados podrían ser beneficiados con una femenina al lado, con menos contextura. Los gordos tendrán problemas; necesariamente deben adelgazar con urgencia, porque sencillamente no caben con holgura en el parlamento. Lo bueno, es que dormirse durante las plenarias, es una cosa muy incómoda y hasta penosa, esa de que un diputado termine roncando en el hombro del compañero inmediato.

I

Ese segundo día de sesiones, los nuevos diputados se estrenaban, allí estaban algunos diputados que venían de la constituyente y que no tenían experiencia  oratoria, ya que nunca habían tomado la palabra para decir algo; nunca habían hilado un pensamiento y expresarlo en una Constituyente que solo hablaban de cuatro a cinco diputados. Era como para mandarlos a las escuelita de formación de diputados. También estaban los diputados nuevos de la oposición, que parecían potros antes del rodeo; antes de saltar a la cancha, a lucirse con su bravura. Allí estaban también,  un grupo de diputados bravucones, mal formados civilmente y que son blancos útiles para armar cayapas, ser galería de los que quieren implantar un interés, son focas de circo que nunca faltan en cualquier jolgorio. ¿Cómo puede haber dialogo, en un encuentro tan complicado de entusiasmos y controlados no por la libertad de pensar, sino “por lo que yo quiero que se decida”? 

Definitivamente, en la nueva Asamblea Nacional, hay poquísimos diputados con calidad oratoria, que sepan exponer un tema; una denuncia con brillante manejo de la palabra y por el contrario, sobran diputados de rabal, que fácilmente pueden llegar a mentarle la madre a cualquiera, enseñarle el dedo medio de la mano como lo ha hecho la primera vicepresidenta en ese escenario, en otras oportunidades, que llaman “La fosforito”. Darle la oportunidad a la  fosforito a que dirija una plenaria, es apostar a que imponga su ley de odio y eche al suelo, cualquier logro de dialogo posible.

II

En ese escenario tan lindo, se encuentran los 20 diputados de oposición, que han recibido la palabra de Jorge Rodríguez, de conducir el dialogo, el respeto, la participación inteligente para buscarle soluciones a los distintos problemas que tiene el país como ante un barco que se hunde.

Entrar al hemiciclo con esa jauría de rojos, es una cosa desagradable.  Nada más ese inicio, requiere de una fortaleza enorme para encontrarse con una mayoría aplastante de diputados con mal aspecto, trato y comunicación. Recuerdo claramente la asamblea pasada del año 2005. La cosa era similar. Teníamos una representación baja de diputados: varios rostros de oposición vienen a mi mente como la diputada Medina del movimiento ecológico, a diputados de Carabobo, y otros que tuvieron cinco años de censura, maltrato, acoso, hostigamiento, burlas permanentes, etc. Al frente estaba la singular Cilia Flores con su actitud déspota de cortarle el micrófono a un diputado y gritarle que se callara. Una cosa vergonzosa, que no se desea en ningún parlamento del mundo.

III

El primer día de instalación del parlamento, los diputados andaban como en graduación de la escuela primaria. Auto-fotos para todos lados, que recogían el momento histórico, con diputados enfluxados y zapatos nuevos; Con diputadas recién salidas de peluquería, con sus tintes renovados, que resaltaban sus vestimentas coloridas como en una fiesta de quince años en El Yagual.

IV

No pasó mucho tiempo. En el segundo encuentro del parlamento, el diputado Luis Romero de Avanzada Progresista, pidió la palabra para abogar por los presos políticos. Como si fuera un sapo de charco, el Presidente de la Asamblea le bloqueó el camino y le pidió suspender su intervención, aduciendo que estaba en fuera de orden. Nos hizo recordar los mejores tiempos de la presidencia de Cilia Flores, que vulgarmente, mandaba a callar a los diputados y hasta le apagaba los micrófonos. Fue inevitable caer en un negativismo anunciado. Por una simple exposición callaron al diputado. Cuando vengan las discusiones de asuntos más coyunturales, no dudo que veremos aplastamientos inmisericordes y evidentemente, harán valer su superioridad numérica, que no se merecen y que no representan la realidad del país.

Luis Alfredo Rapozo

luisalfredorapozo@gmail.com

@luisrapozo

Venezuela

VÍCTOR BOLÍVAR, SOLO AL PUEBLO LE AFECTAN LAS SANCIONES ECONÓMICAS

“Vuelve a examinar todo lo que te han dicho y descarta aquello que insulta a tu alma”. Walt Whitman 

Desde nuestro obligado retiro del activismo y militancia política, en el 2010, hemos tratado de expresar opiniones con la libertad que supone no estar condicionado a lineamientos políticos  -muchas veces sesgados - que solo responden a las subjetivas posiciones personales de quien o quienes dirigen las organizaciones políticas no siempre sintonizadas con el colectivo que las integran. Habernos mantenido al margen de la diatriba partidista ha resultado ser una indiscutible ventaja visto el alto grado de confrontación que ha dejado bandos irreconciliables en el camino con sus graves consecuencias. 

Esta posición nos ha permitido rehacernos constantemente. Los hechos y los argumentos tienen una dinámica que obliga a distintas lecturas y ajustes en la acción para acoplarla en su desarrollo. Viene al caso la reflexión porque la contundencia de los nuevos acontecimientos indica que estamos ante un escenario que obliga a la revisión del “know how” que desafortunadamente ha venido aplicando tanto el régimen como la oposición. 

La política de la tabula rasa del oficialismo, en su afán de marcar diferencias que justifiquen sus pretensiones ideológicas ha generado serias consecuencias supuestamente excusables por la “fatídica” herencia de la IV república y al “imperio”, cuando lo cierto es que provienen en buena medida de un dogmatismo que aleja a la administración pública de los estándares de eficiencia para contener el gran deterioro del país y detener el inclemente avance de la pobreza. 

Caben al respecto dos observaciones: Una, la solidez con la que en esa IV república fue concebida y construida una gran infraestructura en obras públicas y en parques industriales; así como en servicios y áreas como la educativa y sanitaria, entre otras, lo cual ha permitido que en forma residual el país haya resistido los embates de la impericia, negligencia y omisión. No en balde, aún el corazón del país palpita y apenas mueve algunos músculos. Pero vive aun gracias a lo que se desarrolló. 

La otra, es una consecuencia. Basta recordar la negativa a la ayuda estadounidense en la tragedia de Vargas, para entender el “por qué” y el “desde cuándo” de estas tempestades. La ideologización requería para el régimen del dogmatismo de los odios estratégicos. Mucho pudo hacerse de no haber privado su pretensión excluyente y hegemónica. Desafortunadamente todo derivó en unas sanciones que procuran tener contra las cuerdas al oficialismo, pero que la mayoría de ellas tienen al borde del nocaut a la inmensa mayoría del pueblo venezolano. 

La gran interrogante es si, puertas adentro del chavismo madurismo, existe el más mínimo atisbo de morigerar su dogmatismo visto el planteamiento formulado por Jorge Rodríguez en el que señaló expresamente "De esta Asamblea Nacional saldrá una Comisión Especial para que emprenda el camino del gran diálogo nacional, para la reconciliación, para la paz, un diálogo donde estén todos”. Con algunas señales contradictorias que emiten recientes ejecutorias que no están contestes con ese discurso, pareciera que darle crédito sería pecar de ingenuos cuando tirios y troyanos han demostrado hasta la saciedad su inviabilidad política, pero de lo dicho no se infiere la propuesta de una rendición, menos aun cuando buena parte del bando opositor del G4 se percibe rebasado, con sus banderas arriadas y políticamente con pocas opciones y pretensiones viables. 

Ante la absoluta imposibilidad de viabilizar una propuesta siquiera al mediano plazo que reagrupe, fortalezca y defina una estrategia coherente, con nuevos liderazgos y actores opositores, todo lo cual requiere un tiempo que, de transcurrir sin soluciones puntuales, pondría al borde del abismo a la mayoría del pueblo venezolano, no es descartable poner a prueba el lance. La inmensa mayoría del país necesita que de allí surjan decisiones que le permita de la manera más inmediata la suspensión de aquellas sanciones que impiden la reactivación del aparato productivo y el empleo formal, tener gas, gasolina, comida y mejorar los servicios públicos. 

Por el contrario, el país no le atrae atarse a un sector como el G4 inexplicablemente divorciado de la realidad y tozudo con sus errores, que sigue creyendo en que la salida a nuestros males la encontraremos afuera con el retórico apoyo internacional mediante fantasiosas intervenciones, el aumento de sanciones económicas y con el adefesio de una comisión delegada y un consejo político que no tiene pies ni cabeza. Así se seguiría sumiendo este país en una mayor incertidumbre en forma indefinida. Desde aquí les exhortamos a una revisión de su posición y a un cambio de estrategia que los sintonice nuevamente con ese pueblo que una vez les confió su futuro. 

A los jerarcas del gobierno y a los del G4 no le afectan las sanciones económicas. Solo al pueblo le afectan sus consecuencias. Así de simple.

Víctor Antonio Bolívar Castillo
vabolivar@gmail.com
@vabolivar
Venezuela