jueves, 12 de noviembre de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, DIARIO DE OPINIÓN, VIERNES 13/11/2020






























ANA MARÍA MATUTE, DE RUINAS Y FANTASMAS,
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 6 hours ago
I La reunión de mi familia materna ocurría siempre en septiembre por dos razones. La primera, el aniversario del fallecimiento de mi abuela Andrea. La segunda, la celebración de la fiesta de la Virgen del Valle. Las cuatro hermanas con todos sus hijos llegaban a la casita de Paraguachí. Margarita siempre tuvo problemas con los servicios públicos, especialmente la electricidad, por ser una isla. Sin embargo, en los años de democracia logró desarrollarse un tendido eléctrico que mejoró las condiciones de vida. Pero cuando era niña todavía las idas y venidas de la luz eran la excusa....
CARLOS BLANCO, TRUMP, BIDEN Y VENEZUELA
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 6 hours ago
1.- Entre venezolanos es muy áspera la controversia por lo que hasta la fecha es la derrota de Trump y el triunfo de Biden (debates legales, mediante). Hay elementos ideológicos, políticos, comunicacionales y afectivos. Tengo amigos que estiman que ya toda esperanza se perdió en la lucha por la libertad y que ahora vendrá un baile pegadito entre el nuevo gobierno de Estados Unidos y la Cuba de Raúl Castro, si es que este todavía está por allí para enero. La verdad es que he encontrado pocos compatriotas que vean oportunidades en Biden-Harris, salvo algunos que se presentan casi co...
JOSÉ RAFAEL HERRERA, ENGELS Y MARX ¿SOCIALISTAS?
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 6 hours ago
Federico Engels cuenta, entre sus méritos, con el hecho de haber sido un hombre de bien. Sin duda, enalteciendo su propio apellido, Engels fue un gentiluomo sensible y educado, culto y honesto, pero, sobre todo, portador de un gran corazón, con un sentido de la solidaridad humana y de la amistad como pocos y quizá contados casos. Lo que desde el punto de vista estrictamente especulativo -es decir, teorético-conceptual- no llegó a tener, no obsta para no reconocer y valorar su talante profundamente humano, en el estricto significado del término. Quizá porque, al igual que el resto ...
TRINO MÁRQUEZ, LA DEMOCRACIA NORTEAMERICANA: ¿ES O NO ES?
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 6 hours ago
Apenas tres lustros después del derrumbe del Muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría, cuando parecía que el planeta que se enrumbaba hacia la mundialización de la democracia liberal como forma de gobierno, comenzaron a aparecer en distintos países autócratas que manifestaban un desprecio olímpico por los valores liberales: respeto a la independencia de los poderes públicos, manipulación de los organismos electorales, uso del voto popular para eternizarse en el poder y acoso a los medios de comunicación independientes, entre muchas otras expres...
JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE, UN PROCEDIMIENTO CONTRA LA DESINFORMACIÓN
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 6 hours ago
El contenido de viejo dicho según el cual “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, (espero que las y los defensores del lenguaje neutro, del feminismo, la igualdad de sexo, género y especie, no se molesten conmigo por no incluir a la mujer, pero en todo caso, no es mi culpa) pudiera, muy bien, extrapolarse al campo de la política y más concretamente al caso de los gobiernos que, al fin y al cabo, son conformados por seres humanos. Un buen ejemplo de esto último lo encontramos en la reciente decisión del gobierno de España de crear un “procedimie...
NÉSTOR SUÁREZ: LUDWIG VON MISES, VENEZUELA Y EEUU
Unknown, EL REPUBLICANO LIBERAL II - 7 hours ago
En 1922 , Mises escribió “Socialismo” mostrando las razones por las cuales el Socialismo es intrínsecamente inviable, y está fatalmente destinado a fracasar donde y cuando se experimente, en cualquier país, momento o situación. Mises demuestra y comprueba que el Capitalismo es el único sistema capaz de producir bienes y servicios con eficacia plena, y de distribuirlos con justicia. Por qué? Porque el Capitalismo y solo el Capitalismo se basa en la admisión y reconocimiento de los precios libres , la propiedad privada, los empresarios individuales como coordinadores de los factores...














ANA MARÍA MATUTE, DE RUINAS Y FANTASMAS,

I

La reunión de mi familia materna ocurría siempre en septiembre por dos razones. La primera, el aniversario del fallecimiento de mi abuela Andrea. La segunda, la celebración de la fiesta de la Virgen del Valle. Las cuatro hermanas con todos sus hijos llegaban a la casita de Paraguachí.

Margarita siempre tuvo problemas con los servicios públicos, especialmente la electricidad, por ser una isla. Sin embargo, en los años de democracia logró desarrollarse un tendido eléctrico que mejoró las condiciones de vida.

Pero cuando era niña todavía las idas y venidas de la luz eran la excusa. La imaginación y las tradiciones contribuían. La casita estaba rodeada de más de una hectárea de terreno sin vecinos que quedaba completamente a oscuras bajo la noche estrellada más hermosa que he visto.

Las tías comenzaban a contar cuentos de espantos. Que si el Tirano Aguirre arrastrando sus cadenas por el camino tal. Que si los enanitos verdes que aparecen debajo de la mata de uva de playa. Que si el novio que mató a la novia por accidente detrás de la puerta.

II

Nada de eso me asustaba. Nunca le he tenido miedo a los fantasmas. Una noche, las tías decidieron que iríamos a El Salao a visitar al tío Jóvito Alcántara. De Paraguachí hasta su casa son 10 minutos a pie, pero se fue la luz.

Cuando ya todos se encaminaban, yo me devolví a la casita. Entré y vi una figura vestida con un traje blanco. Era un hombre moreno claro que estaba recostado de una de las matas del patio interno. Su mirada se dirigía hacia el Guayamurí que está detrás. Relajado y pensativo, bebía de una taza de café. Cuando me sintió, se volteó y me sonrió.

No recuerdo por qué me devolví sola a la casa, pero todavía tengo la imagen en mi memoria como si lo acabara de ver. No voy a negar que me asusté un poco y corrí hasta alcanzar a los demás. No le dije nada a nadie.

Con el tiempo, ya grande, se lo conté a mis tías que son mayores que mi mamá. Esta fue su respuesta: Ese era tu abuelo. Solía tomar así su primer café de la mañana y siempre estaba vestido de blanco, de tela cruda.

III

Cuando digo que no le temo a los fantasmas, no estoy siendo totalmente sincera. Hay fantasmas que me aterran y que veo todos los días.

Aparecen entre las ruinas de las calles de Caracas. Se pasean por los caminos destruidos de pueblos desolados. Están a simple vista, pero hay quienes se hacen la vista gorda. Estoy segura de que recorren campos y avenidas. Estoy convencida de que deambulan por Miraflores y el Fuerte Tiuna.

Aterran desde las puertas de las casas desnudas y a oscuras. A veces parecen zombies que registran las bolsas de la basura. Piden comida a las puertas de supermercados y panaderías.

Siento que estoy en una novela de terror. Y es la impotencia la que me atropella. Calles destruidas, las casas muertas de Miguel Otero Silva. ¿Estaremos llegando al final?

Ana María Matute
amatute@el-nacional.com
@anammatute
@ElNacionalWeb

CARLOS BLANCO, TRUMP, BIDEN Y VENEZUELA

1.- Entre venezolanos es muy áspera la controversia por lo que hasta la fecha es la derrota de Trump y el triunfo de Biden (debates legales, mediante). Hay elementos ideológicos, políticos, comunicacionales y afectivos. Tengo amigos que estiman que ya toda esperanza se perdió en la lucha por la libertad y que ahora vendrá un baile pegadito entre el nuevo gobierno de Estados Unidos y la Cuba de Raúl Castro, si es que este todavía está por allí para enero. La verdad es que he encontrado pocos compatriotas que vean oportunidades en Biden-Harris, salvo algunos que se presentan casi como autores de la victoria demócrata.

2.- He expresado y sostengo una visión diferente. El régimen de Maduro ha emergido como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos y de varios otros países de la región, por sus vínculos con el narcotráfico, el terrorismo, el lavado de dinero, la trata de personas y el cultivo de grupos paramilitares. En relación con el Norte, esta amenaza ha sido detectada por su comunidad de inteligencia desde hace años y por los militares del Comando Sur. No se trata si en la Casa Blanca gustan Maduro y sus agremiados, sino lo que estos representan para la seguridad de ese país.

3.- En 2015 Obama declaró a Venezuela “una amenaza a la seguridad nacional” y sancionó a siete oficiales del régimen (https://lta.reuters.com/article/latinoamerica-eeuu-venezuela-obama-idLTAKBN0M51OE20150309 ), lo cual no impidió su acercamiento a Cuba y, en el contexto de entonces, tal gesto ayudó a confundir el carácter de la lucha en Venezuela ya identificado su régimen como un socio en la empresa criminal de La Habana.

4.- El gobierno de Trump, por su parte, muy temprano definió una política que escaló las sanciones con el congelamiento de las cuentas y bienes, la prohibición de transacciones, confiscación de bienes, embargos de armas y prohibiciones de viaje, de muchos de los próceres de la revolución. Luego vinieron la sanciones de la OFAC contra personas e instituciones y en seguida la operación de asfixia a Pdvsa y, por tanto, al financiamiento a Maduro. Más adelante, Trump dio en 2019 el paso audaz y sin precedentes de reconocer a Guaidó como presidente interino y permitió una representación diplomática del interinato, además de facilitarle recursos al por mayor. También Trump detectó con claridad que el gobierno de Cuba no era algo distinto al régimen de Maduro y que enfrentar a este significaba enfrentar a aquel.

5.- Esa política dura de Trump no eliminó las ambigüedades. Sus representantes para el tema venezolano abandonaron, al lado de Guaidó, el objetivo del “cese de la usurpación” y lo transmutaron en el de “elecciones libres”. Aunque pareciera que no puede haber elecciones libres con el régimen en el poder, en la práctica lo que han dicho es que puede hacerse una alianza con factores del chavismo (como en la mamarrachada del 30 de abril de 2019) para que sin Maduro –pero con el Maikel si cumple “su palabra” y otros más– se pueda hacer la “transición pactada”. Tan comprometidos han estado esos representantes con el G4 que se han permitido ser actores de la política interna opositora, con cierto descaro imperial. Basta nada más recordar las irrespetuosas declaraciones de Abrams y de Story contra María Corina.

6.- Por el compromiso de Trump con la salida del régimen de Maduro hay, sin duda, multitud de venezolanos agradecidos, y temerosos de que el gobierno de Biden desande el camino en lo que a dureza y fuerza se refiere. Las razones están en las vinculaciones de muchos apoyos de Biden por parte de la izquierda norteamericana y mundial, así como por el antecedente del “apaciguamiento” con Cuba del gobierno del cual era vicepresidente.

7.- Tengo una visión distinta. La realidad dura del régimen venezolano como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos no ha variado ni va a variar. Por encima de las carantoñas que Maduro y su corte hacen a Biden, los elementos estructurales del peligro regional ni cesan ni disminuyen. Pienso que el nuevo gobierno de Estados Unidos no va a retroceder en las sanciones a los altos oficiales del régimen y no creo que esté inclinado a aflojarle plata a Maduro a través de Pdvsa. Sí especulo sobre una aproximación más regional, más atención a los venezolanos migrantes y tal vez una mejor comprensión de las fuerzas de cambio, civiles y militares, internas.

8.- Me parece que a Biden no le queda más sino escalar el enfrentamiento al régimen venezolano; de lo contrario no es solo que abandonaría la solidaridad con un pueblo que sufre; solidaridad que se ha construido a lo largo del gobierno de Trump, sino que comprometería la seguridad de Estados Unidos. En este sentido, no cabe más que esperar unas semanas. Viene ya un punto de definición: las elecciones socarronas convocadas por Maduro el 6 de diciembre; sobre ese evento se verá lo que hay que ver.

9.- Guardo un moderado optimismo sobre la continuidad de lo que se maneja en la Sala de Máquinas de la comunidad internacional. Los líderes de Estados Unidos, Colombia y Brasil han adquirido un compromiso con la libertad en Venezuela y deben continuar. Si así lo hicieren, que Dios y sus patrias los premien; si no, que se los demanden. Eso sí, rapidito.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog

JOSÉ RAFAEL HERRERA, ENGELS Y MARX ¿SOCIALISTAS?

Federico Engels cuenta, entre sus méritos, con el hecho de haber sido un hombre de bien. Sin duda, enalteciendo su propio apellido, Engels fue un gentiluomo sensible y educado, culto y honesto, pero, sobre todo, portador de un gran corazón, con un sentido de la solidaridad humana y de la amistad como pocos y quizá contados casos. Lo que desde el punto de vista estrictamente especulativo -es decir, teorético-conceptual- no llegó a tener, no obsta para no reconocer y valorar su talante profundamente humano, en el estricto significado del término. Quizá porque, al igual que el resto de sus condiscípulos, obsesionados por dar el combate contra el anti-hegelismo imperante, prestaron demasiado interés a las calumnias del viejo Schelling o del resentido Schopenhauer contra Hegel, en cuyas interpretaciones se puede hoy -a la luz de la perspectiva histórico-hermenéutica que ofrece el presente- descubrir, con relativa facilidad, la trampa -no exenta de mala fe- de querer contrabandear “el gato” de la dialéctica por “la liebre” de la lógica de la identidad, propia del entendimiento reflexivo y, por eso mismo, abstracto. 

El hecho de que en alguna de sus cartas le reconociera a Marx lo difícil que le resultaba lograr comprender sus “giros dialécticos”, especialmente en el capítulo dedicado a la teoría del valor, da cuenta del handicap ontológico que pautó el sendero de sus ensayos. Como también permite adentrarse en las distinciones -más tarde, adulteradas y fijadas como vulgar propaganda por el stalinismo- entre un “socialismo utópico” y un “socialismo científico”, a pesar de que en él todavía el término distaba mucho de las ciencias particulares de hoy, aproximándose, más bien, a la Wissenschaft en sentido filosófico.

En su extraordinaria biografía de Hegel, Jacques D’Hondt -uno de esos franceses excepcionales y, por eso mismo, término opuesto del more liliputiensis de algunos otros- da cuenta del respeto y la admiración que sentían Hegel y sus discípulos por las ideas de Claude-Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, quien, por cierto, tuvo una importante influencia sobre las ideas del maestro de Simón Bolívar, Don Simón Rodriguez. Saint-Simon no pretendía el establecimiento de un mundo social y políticamente “perfecto”, que es lo que se desprende de los grandes sueños utópicos, desde Platón, pasando por Moro y Campanella, hasta la Icaria de Cabet. Más bien, retoma el juicio de los primeros críticos de la naciente sociedad liberal-burguesa, no tanto por los excesos formales en la proclamación de la libertad como por los defectos prácticos que la miseria va poniendo en evidencia. En este sentido, sigue a Babeuf, quien, no sin vehemencia, señalaba: “No queremos la igualdad escrita en una tabla de madera, la queremos en nuestras casas, bajo nuestros techos”.

De hecho, la tan anhelada sociedad que surgió de la Revolución francesa no fue, como muchos esperaban, el fin de las injusticias sociales o de las desigualdades ya denunciadas por Rousseau. No era, pues, que los socialistas se opusieran a la sociedad liberal sino al hecho de que su puesta en escena  debía asumir conciencia de sus fallas y corregirlas, porque, como afirmaba Saint-Simon, la función de quien gobierna consiste en mejorar la situación material y espiritual de quienes trabajan, a objeto de poner fin a la pobreza. Más concretamente, su propuesta consistía en el desplazamiento de los sectores parasitarios e improductivos de la sociedad, en la organización de un Estado mínimo y en el incentivo de los sectores productivos, quienes estaban llamados a dirigir la nación, restándole cada vez más peso a la burocracia gubernamental y aumentando las dimensiones de quienes producen la riqueza y el bienestar de todos. Ese es el socialismo de Saint-Simon. Un socialismo guiado por los preceptos del cristianismo, que no sólo no se opone a la propiedad privada sino que auspicia el mérito y el esfuerzo de quienes contribuyen con el desarrollo de la industria en el sentido amplio del término, que es, a su juicio, el gran centro, el motor inmóvil, de la sociedad, dado que sólo sus frutos pueden satisfacer las necesidades de todos, generar equidad, superando así la pobreza y evitando las injusticias, que son la fuente de los enfrentamientos, las confrontaciones y la guerra.

A medida que el joven Marx, hegeliano y propulsor de un liberalismo radical, desde sus artículos en la Rheinische Zeitung, iba denunciando las injusticias cometidas por el despotismo de la aristocracia y la monarquía alemanas, e incluso, mientras iba profundizando en una concepción cada vez más histórica y menos normativa del quehacer social, que lo condujo a romper con la cartografía de los socialismos húmedos, en esa misma medida, su filosofía reivindicaba la condición esencial de las fuerzas productivas de la sociedad frente a las desgastadas relaciones jurídico-políticas que pretenden cercar de continuo las fuerzas creadoras de la historia. El problema, a su juicio, consiste en la superación de las relaciones “positivas” que justifican el asalto, la explotación, a la que son sometidos los verdaderos demiurgos, los profesionales, técnicos, especialistas y obreros que generan la riqueza y potencian el desarrollo económico y social. El capital no es algo personal, es un poder social. Y en la medida en que la estructura política sea cada vez más insignificante y la sociedad esté más y mejor educada, en esa misma medida será más libre. La restitución del ser social en su completitud no depende ni de las abstracciones ni de las simplezas que invocan la “igualdad por abajo” mediante la abolición o la destrucción de la propiedad privada, sino, simultáneamente, de su superación y conservación (Aufhebung des Privateigentums zusammenfasser).

Pero esta argumentación no es, por cierto, ni similar a la que fuera torcida y difundida por el stalinismo y por toda la inescrupulosa manualística de los “intelectuales comprometidos” en Occidente, que operaron como promotores a sueldo del gran fraude soviético que ha resultado ser el origen visible del actual gansterato que ha hecho de la praxis política un territorio de criminalidad. 

¿Realmente, son semejantes delincuentes socialistas? Es verdad que el camino hacia el infierno está precedido por un empedrado de buenas intenciones. Pero el haber adulterado los viejos ideales hasta la torcedura y venderla como la “doctrina oficial” de una estatolatría despótica, al mejor estilo del modelo -Gramsci dixit– de los regímenes absolutistas asiáticos, esos por los que Marx sentía tanto desprecio, comporta algo más grueso que una simple canallada. La filosofía podrá ser muy amiga de Platón, pero es mucho más amiga de la verdad. Nada tiene en común el concepto clásico de socialismo con la actual representación de “socialismo” acuñada y estigmatizada desde la postguerra, como el trademark de un poderoso y amenazante cartel: la franquicia castrista -”forista”- del gansterato mundial.

José Rafael Herrera, 
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv

TRINO MÁRQUEZ, LA DEMOCRACIA NORTEAMERICANA: ¿ES O NO ES?

Apenas tres lustros después del derrumbe del Muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría, cuando parecía que el planeta que se enrumbaba hacia la mundialización de la democracia liberal como forma de gobierno, comenzaron a aparecer en distintos países autócratas que manifestaban un desprecio olímpico por los valores liberales: respeto a la independencia de los poderes públicos, manipulación de los organismos electorales, uso del voto popular para eternizarse en el poder y acoso a los medios de comunicación independientes, entre muchas otras expresiones de odio al orden democrático.

Ese fenómeno, que comienza a cobrar fuerza a mediados de la primera década del siglo XXI, adquiere velocidad de crucero durante los últimos diez años, período en el cual se consolidan o surgen fenómenos como Putin, Xi Jing-pin, Erdogan, Duda, Duterte, Bolsonaro, Ortega y Maduro, para solo citar algunos de los autócratas más conocidos. Estados Unidos, la nación con la democracia más poderosa del mundo, parecía estar a salvo de la onda autoritaria. La elección en 2008 de Barack Obama para la presidencia de la República fue un signo alentador. Por primera vez en la historia un negro se instalaría en la Casa Blanca, algo insólito de imaginarse hace apenas cincuenta años, cuando el Black Power y los Black Panters acudían a la violencia terrorista para denunciar la discriminación contra la gente de color. 

Esa línea ascendente comenzó a detenerse y, luego, a quebrarse en enero de 2017 cuando Donald Trump asumió la presidencia. La división entre blancos y negros reapareció con furia. Trump dejó de ser el Presidente de todos los ciudadanos para convertirse en el representante de los blancos anglosajones, ultranacionalistas y supremacistas. Dejó de ser el símbolo de una nación cosmopolita e incluyente, para ir derivando en el líder de un sector arrogante, fanático y muy agresivo. Se distanció del centro.

Las elecciones del 3 de noviembre le dieron la victoria a Joe Biden, sin embargo, Trump canta fraude sin ningún tipo de pruebas que respalden esa denuncia, que ha puesto a crujir todo el andamiaje institucional en el que se funda el Estado federal norteamericano. El sistema electoral de esa nación es un complejo mecano diseñado hace más de dos siglos por los padres fundadores, con la finalidad de garantizar la representación política equitativa en el Poder central de los estados que decidieron confederarse, con el fin de protegerse mutuamente y potenciar sus capacidades productivas. 

El examen de los resultados en algunos estados muestra la amplitud con la que los norteamericanos asumen el acto de votar. En el pequeño estado de Maine, Joe Biden le ganó a Trump con 53.5%. El Partido Demócrata obtuvo los dos candidatos a la Cámara de Representantes. Pero, el Partido Republicano se quedó con el senador del estado, cargo esencial. En Pennsylvania, Biden ganó, pero de los 17 diputados del estado, el PR se quedó con nueve, la mayoría. En Wisconsin, también ganó Biden, sin embargo, el PR se lleva cinco de los ocho diputados, representantes. En el Senado, el PR tendrá al menos cincuenta miembros. Si el PR llega a ganar en Georgia, obtendrá la mayoría en esa cámara. 

De esta pequeña, pero representativa muestra, derivo dos conclusiones: los ciudadanos votaron contra Trump, quien perdió por casi cinco millones de votos ante Biden; y, al mismo tiempo, sufragaron por el Partido Republicano, que podría volver a ser mayoría en el Senado y, además, aumentó su presencia en la Cámara de Representantes. La otra conclusión es que el fraude solo existe en la cabeza de ese narciso que no quiere admitir la derrota que el pueblo estadounidense le propinó. Su arrogancia está poniendo en un serio peligro a la sociedad norteamericana. 

Su actitud irresponsable me trae a la memoria una historia que conté en un artículo reciente y que me parece conveniente repetir. En Venezuela, en las elecciones presidenciales de 1968, el candidato del gobierno era Gonzalo Barrios, uno de los fundadores de AD, político de larga tradición y prestigio. En esos comicios, los más ajustados que se hayan realizado en el país, Barrios perdió por 32.000 votos, 0.89%, frente a Rafael Caldera, el líder de Copei. Los resultados no se anunciaron la misma fecha de las votaciones. La diferencia era demasiado estrecha. Se abrió un compás de espera. Fueron días de angustia. Con el transcurso de las horas fueron apareciendo signos de fraude en algunos estados dominados por la maquinaria copeyana. A Barrios sus correligionarios le propusieron gritar fraude y desconocer la pequeña ventaja que al parecer le había sacado Caldera. Barrios se negó de forma rotunda, acuñando una frase que quedó para la historia: “el Gobierno puede perder por 32.000 votos; pero no puede ganar por 32.00 votos”. Sabía que una victoria turbia habría puesto en riesgo la democracia que él tanto había contribuido a fortalecer. Según Barrios el triunfo de quienes gobiernan tiene que ser claro e inobjetable. No puede dejar ninguna duda o sospecha. El doctor Barrios le habría dado el siguiente consejo al Trump: gane con dignidad; no ande por ahí instigando a la violencia y mendigando votos que no ha obtenido; la decisión de un tribunal no puede sustituir la voluntad libre de los ciudadanos.

Trino Márquez
trino.marquez@gmail.com
@trinomarquezc

JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE, UN PROCEDIMIENTO CONTRA LA DESINFORMACIÓN

El contenido de viejo dicho según el cual “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, (espero que las y los defensores del lenguaje neutro, del feminismo, la igualdad de sexo, género  y especie, no se molesten conmigo por no incluir a la mujer, pero en todo caso, no es mi culpa) pudiera, muy bien, extrapolarse al campo de la política y más concretamente al caso de los gobiernos que, al fin y al cabo, son conformados por seres humanos. 

Un buen ejemplo de esto último lo encontramos en la reciente decisión del gobierno de España de crear un “procedimiento para actuar en contra de la desinformación”, publicada en el Boletín Oficial del Estado, Nro. 292, del 5 de este mes de noviembre. Si bien, aparece formalmente revestida como una Orden Ministerial, es decir, como una norma de rango inferior a una ley, basta con detenernos unos minutos en leer su contenido para darnos cuenta de que, bajo el ropaje europeo y comunitario, y a pesar del coronavirus y espionaje ruso con que se le pretende justificar, se esconde un auténtico acto legislativo, con objetivos, órganos y autoridades diversos, así como varios niveles de actuación, entre otros aspectos relevantes.  Una normativa, por lo demás turbia en su concepción, opaca en su lenguaje y finalidad, un punto en que los expertos parecen coincidir, y que, en sí misma, constituye un ejemplo claro de lo que puede hacer un gobierno cuando busca desinformar a la opinión pública. Un intento más, dentro de tantos otros habidos en la historia política de las naciones, por parte de un gobierno surgido en el sistema democrático, de meterle la mano a la información que le llega al público, a la libertad de expresión y, ¿por qué no?, también a la verdad y a la mentira. 

En Venezuela, sin necesidad de irnos muy al pasado, podemos recordar como Rafael Caldera, durante su segunda presidencia, no pudo evitar la tentación de exponer su punto de vista sobre el ejercicio del periodismo y la manera de contar la verdad de la prensa de entonces, para propulsar la tesis de la “información veraz, objetiva y oportuna” que quedó plasmada en el texto final de las conclusiones de la VII Cumbre Iberoamericana realizada en la isla de Margarita en noviembre del año 1997. No obstante que Caldera le dio un matiz ético, cuyo propósito era avivar en los periodistas su responsabilidad como sostenedores de la democracia al momento de informar, algunos vieron en esa propuesta que no llegó a tomar forma legal, un intento soterrado de atenazar la libertad de prensa y de controlar la información. 

Por motivos similares, también su sucesor Hugo Chávez jurungó el tema, con un estilo mucho más directo y sin ambages. Para Chávez, los monopolios de la información, a los que Caldera se refirió alguna vez, eran los culpables de que hubiera una información mentirosa. Aunque su gobierno conformó el grupo de medios más poderoso del país, con una media docena de televisoras, cientos de emisoras de radio y varios medios impresos a bordo, fue la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, del 2004, que pasaría a ser conocida popularmente como la Ley Resorte, y su reforma en el 2010, la que le puso la guinda al pastel, luego de que una serie de regulaciones a la información, incluida la del Código Penal creando nuevos delitos de opinión, todas con el propósito de proteger al pueblo y garantizar su derecho a la información veraz y oportuna, habían hecho el trabajo, previamente, de minar la libertad de expresión y de prensa. El aporte, a su vez, del gobierno de Nicolas Maduro a este denso cerco contra la libertad de expresión en aras de la verdad informativa, fue la creación del “Noticiero de la verdad”, que en la práctica supuso la continuación con nuevo nombre y protagonista del exitoso Aló presidente dominguero, a través del cual Chávez expuso su verdad al pueblo, informando como es debido y, de paso, haciendo los ajustes necesarios con el pasado mediante esa especie de túnel del tiempo que es la memoria histórica.

Estamos seguros de que no será el gobierno de Sanchez, el último en España, ni en el resto del mundo, que intente imponer normas, definiciones, procedimientos, comisiones, o lo que sea, con el fin de “precisar o ajustar” esa información que tanto molesta cuando se siente el aliento de los medios detrás de la oreja, ni tampoco el único al que, imitando a gobiernos como el de Chávez o Maduro,  se le pase por la cabeza la justiciera idea de combatir a los medios privados constituyendo su propio  monopolio de medios, bien comprando algunos de los ya existentes o bien quitándoles la concesión, en un ejercicio de poder que no es más que una forma antigua de represión y de censura sofisticada. 

Que si el gobierno de Sánchez no puede bajar el IVA de las mascarillas contra el covid-19, para abaratar su precio de venta al público como lo han hecho otros países europeos, porque el reglamento de la UE se lo impide; que, si Biden hizo trampa en Pensilvania o en Georgia por unos cuantos miles de votos en pugna, no obstante que le ha sacado a Trump una diferencia de votos totales en el país de casi cinco millones. ¿Dónde está la verdad y la mentira? ¿Quién informa o desinforma?

El problema de fondo radica, aun aceptando el hecho cierto de que los medios y los monopolios son capaces de mangonear la información en obediencia a determinados intereses, en reconocer que los ciudadanos, el pueblo, sigue siendo la parte débil de la relación individuo-Estado y que, por lo mismo, la prensa, a pesar del auge de las redes sociales,  constituye el único y auténtico contrapoder con el que equilibrar el torrente informativo proveniente de las fuentes gubernamentales, sin el cual, la ciudadanía andaría aún más desinformada y a la deriva, de lo que está ahora mismo.

José Méndez
xlmlf1@gmail.com
@xlmlf

NÉSTOR SUÁREZ: LUDWIG VON MISES, VENEZUELA Y EEUU

En 1922 , Mises escribió “Socialismo” mostrando las razones por las cuales el Socialismo es intrínsecamente inviable, y está fatalmente destinado a fracasar donde y cuando se experimente, en cualquier país, momento o situación.

Mises demuestra y comprueba que el Capitalismo es el único sistema capaz de producir bienes y servicios con eficacia plena, y de distribuirlos con justicia. Por qué? Porque el Capitalismo y solo el Capitalismo se basa en la admisión y reconocimiento de los precios libres , la propiedad privada, los empresarios individuales como coordinadores de los factores productivos, y los mercados o redes de intercambios voluntarios, expresados en contratos celebrados sin coacción legal o de otra clase. Todo otro “Sistema” es improductivo, empobrecedor, cruel e injusto. Hasta ahora, la historia del mundo no ha hecho sino darle la razón.

Porque solo en el Capitalismo la tecnología se aprovecha plenamente, la especialización rinde sus frutos, la creatividad y el ingenio se ven recompensados, todos los recursos son asignados a sus empleos óptimos, y la riqueza se produce máximamente. Y se distribuye también, ampliamente, en el mismo proceso de mercado, a través de las distintas compensaciones a los diversos factores : sueldos y salarios (al trabajo) , intereses y dividendos ( al capital) , beneficios o utilidades, si las hay ( al empresario).

Nada de esto funciona fuera del Capitalismo.

Ludwig Von Mises muestra como el Socialismo es la imposición por los Gobiernos de frenos, restricciones y trabas a los precios, a la propiedad, a los empresarios y los mercados, y a los agentes productivos y sus contratos. Es el deterioro paulatino y progresiva destrucción de las instituciones propias del mercado, más que un sistema, que en la práctica no existe como tal, es un antisistema : no un sistema de producción comparable al Capitalismo. Pero incapaz de producir, es sin embargo el Socialismo capaz de impedir que el Capitalismo produzca, y eventualmente de destruirlo.

Años más tarde, entre 1926 y 1940 , Mises dedicó una serie de ensayos a la forma relativamente moderada de Socialismo conocida como “Intervencionismo” o “Tercera Vía” , mostrando las razones por las cuales el Intervencionismo es intrínsecamente inestable, y tarde o temprano desemboca en el Socialismo, si no se corrige a tiempo el rumbo. Es lo que ha pasado en Venezuela y está tratando de ocurrir en EEUU. Y es que toda intervención estatal en los mercados es destructiva y no logra su propósito declarado, pero entonces, los gobernantes aumentan la dosis.

En el Intervencionismo, poco a poco, y mediante leyes y decretos, los factores políticos intervienen en todos los corredores productivos, desde la agricultura al transporte, los servicios y la banca, pasando por la industria y el comercio, y en todas las etapas de los procesos de mercado. Está degradación puede tomar meses, o años y aún décadas. Pero una cosa es segura : cada vez los intervencionistas emplean medios más drásticos. Cómo son por ejemplo, difamación a las empresas privadas y a los empresarios particulares, calumnias a los capitalistas y propietarios, falacias propagandísticas en contra de los mercados y en pro del Socialismo, y un conjunto de reglas draconianas, imponiendo a la economía severas obligaciones, prohibiciones y restricciones, cuya violación actual o presunta es penalizada con multas, inhabilitaciones y prisión. Así se empobrece a la sociedad. Y se llega al Socialismo Completo.

Otra cosa es segura : el Socialismo completo y abierto, francamente declarado, nunca reemplaza a regímenes capitalistas exitosos, sino a experimentos Socialistas fracasados. Mises pone los ejemplos del Socialismo nazista de Hitler y el Socialismo soviético de Lenin y Stalin.

Acaso cuando el hitlerismo llegó, en 1932, funcionaba en Alemania una economía de libre mercado? No, en absoluto, lo que había era la República de Weimar, un sistema Intervencionista muy rígido, decretado en 1918 (al fin de la Primera Guerra Mundial) por los socialdemócratas, y apoyado por todos los demás partidos políticos, que trajo hambre y penurias a los alemanes. Y antes de eso el prusianismo de los Hohenzollern y Bismarck, otro sistema Intervencionista. La opinión pública creyó entonces que las tropas de asalto de Hitler pondrían orden en la economía e implantarían el Socialismo nacional.

Y cuando el marxismo leninista soviético llegó, en Octubre de 1917, funcionaba en Rusia una economía de libre mercado? No, en absoluto, lo que había era la democracia de Kerenski, un sistema Intervencionista igualmente muy rígido, decretado en febrero de 1917 por los socialdemócratas y apoyado por todos los demás partidos, que trajo hambre y penurias a los rusos. Y antes de eso el zarismo, otro sistema Intervencionista. La opinión pública creyó entonces que los comunistas pondrían orden en la economía e implantarían el Socialismo proletario.

Y en Venezuela? Igual : a partir de 1958 , los gobiernos socialdemócratas y socialcristianos, estimulados por la izquierda neta, procedieron a la progresiva destrucción de lo que teníamos de Capitalismo, que no era mucho, y más rápidamente desde los 70 , de tal modo que para 1989 el descalabro era muy grande, y así mismo la ignorancia, la confusión y los complejos. Así llegamos al “Socialismo Bolivariano destructivo del Siglo 21″en Venezuela. De crisis en Crisis, y tomando siempre por la izquierda en cada crisis. Nos creímos ricos. Ignoramos que la riqueza se produce, y olvidamos y descuidamos sus condiciones de producción. En algún punto de la fatídica ruta debimos reunirnos muchos venezolanos a reaprender desde el principio los conceptos de libertad, justicia, riqueza, ley, orden, progreso, democracia, recursos naturales, gasto público, impuestos, etc . Pero no lo hicimos. Debimos quitarle al Socialismo sus disfraces, pero no lo hicimos. Pero no lo hicimos, y el estatismo o Intervencionismo se nos impuso en nombre del “progreso” hasta 1958, y de la democracia desde entonces. Primero en sus versiones introductorias : nacionalismo y populismo. Diversos grados de elitismo, populismo e ineficiencia acaban con las instituciones y la democracia. La izquierda sabe como destruir las instituciones, como enredar y confundir, y acomplejar a los ciudadanos, pero en especial a los sectores empresariales.

Hay un párrafo de Mises muy redondo en “Intervencionismo” . Refiere que no hay ni puede haber un Intervencionismo limitado. Dice : “No hay otra opción : o se renuncia por completo a intervenir en el libre juego del mercado, o se transfiere por completo la producción y la distribución a la autoridad gubernamental. O Capitalismo o Socialismo. No hay Tercera Vía. Frase lapidaria.

Finalmente, Ludwig Von Mises después de la Segunda Guerra mundial cuando se fue a EEUU comenzó a ver con preocupación la situación económica y cultural de las universidades, sobre los hombres políticos, profesores y personalidades públicas. Vio con desesperación en el futuro el declive de la civilización occidental. Le preocupaba convertirse como diría su esposa Margit Von Mises en el historiador de la decadencia. De allí su frase : “Si quieren destruir la humanidad practiquen el Socialismo” . En esto Jean Francois Revel fué también muy claro cuando afirmó : Lo que marca el fracaso del comunismo no es la caída del Muro de Berlín, en 1989 , sino su construcción en 1961. Era la prueba de que ” el Socialismo real” había alcanzado un grado de descomposición tal que se veía obligado a encerrar a los que querían salir para impedir les huir.

Los enemigos de libertad han logrado convertir en inútiles todos los conocimientos que los teóricos del Liberalismo Clásico y los historiadores han aportado acerca de la utopía más trágica que ha conocido la humanidad. Han logrado ocultar en una gran mascarada de calumnias y tergiversaciones todas sus culpas y responsabilidades Morales por los millones de víctimas del comunismo. Y han conseguido cargar esas culpas y responsabilidades sobre su gran chivo expiatorio : los EEUU, la nación que más ha contribuido en el Siglo XX a la defensa de la libertad en el mundo. El destino de occidente y del mundo libre se pudiera estar decidiendo en esta elección de los EEUU. La carta de Monseñor Carlo María Vigano ,dirigida al Presidente Trump es muy gráfica y advierte también de ese peligro.

Desde los años 60 , tanto en América Latina como en EEUU , en la universidades se formaron generaciones de jóvenes, con un adoctrinamiento progresista en el frente político, y modernista en el religioso. El Papa Benedicto XVI , también lo advirtió en su ensayo de la “Teología de los principios católicos” . La adhesión a un marxismo anarquista y utópico, contó con el respaldo en primera línea de muchos capellanes universitarios. El mayo francés de 1968 , tras sus barricadas hubo dominicos y jesuitas. Abstenerse ante lo que ocurre en el mundo occidental hoy y en particular en EEUU , ya es en si una decisión. Supone un consentimiento tácito del mal. Nunca antes una elección en los EEUU había tenido tanta importancia.

Nikita Krushchev hace 60 años en la ONU dijo lo siguiente : “Los hijos de tus hijos vivirán bajo el comunismo, ustedes los occidentales son tan crédulos que no aceptarán comunismo directamente, pero seguiremos alimentándoles con pequeñas dosis de Socialismo”.

La supervivencia de nuestra civilización está en juego, depende en gran medida de nuestra capacidad para convencer a la sociedad que solo una auténtica democracia liberal y limitada, y una economía de libre mercado pueden garantizar la libertad, el bienestar y el progreso de la humanidad. Especialmente el de los más desfavorecidos. Tanto en Venezuela como en los EEUU ,para estar en política es indispensable apoyarse en principios sólidos y coherentes. La libertad y la paz no son gratis.

Nestor Suarez
nsuarez07@hotmail.com
@NestorSuarezRB