lunes, 14 de febrero de 2022

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL II: DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com HOY LUNES 14/02/2022

 


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                           HOY -  OPINIONES  INTERNACIONALES Y NACIONALES  -                                                                     * 14/02/2022 *

PAULINA GAMUS: MENSAJE A CABELLO


CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ: ¿QUÉ ES UNA CONSTITUCIÓN?


JOSEP PIQUÉ: CHINA, UCRANIA Y LAS PARADOJAS DE PUTIN. DESDE ESPAÑA

GABRIEL BORAGINA: COSTOS, BIENES Y NORMAS. DESDE ARGENTINA







PAULINA GAMUS: MENSAJE A CABELLO

A la pregunta de por qué creía que eran tan detestados los judíos, George Steiner contestó: “Porque su identidad étnica e histórica perdura desde hace cinco mil años. El misterio de esa supervivencia es lo que despierta el odio en el no judío, un cierto sentido de lo abominable, y más aún porque el judío ha firmado un pacto con la vida”.

Traigo a colación esa reflexión de uno de los más importantes filósofos contemporáneos, por cierto judío, a raíz de un ataque siempre con el mazo dando y con mucho odio e ignorancia actuando, del diputado Diosdado Cabello, vice presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), al dirigente de Voluntad Popular David Smolansky Urosa actualmente en el exilio por ser un perseguido del régimen de Maduro-Cabello-Padrino y compañía. Agregué el apellido materno de David porque Diosdado Cabello se aferró adrede al Smolansky que suena judío por extranjero y obvió el Urosa muy venezolano.

Los anatemas contra el dirigente exiliado fueron publicados en el diario El Nacional del 2 de febrero último y los resumo así: “Yo no te ataco por tus raíces judías. El pueblo judío es un pueblo bueno, noble. El sionismo sí es malo. No estés diciendo que yo te estoy atacando por tus raíces judías, tú sabes que no es así. Es contigo que representas a ese clan, a esa mafia sionista del mundo», aseguró en el programa semanal «con el mazo dando«. Insistió en que la acusación no involucra al pueblo judío. Enfatizó que respeta al pueblo judío y recalcó que el problema es con Smolansky porque él es un agente del sionismo en Venezuela”.

No sé si la ignorancia del diputado Cabello será tan supina como para no saber que el sionismo religioso está unido indefectiblemente a los cinco mil años de historia del pueblo judío y que todas sus oraciones siempre concluyen con la frase “el año próximo en Jerusalén”. El otro sionismo –el político– fue fundado por Teodoro Herzl, un periodista húngaro-vienés (judío bastante asimilado) quien acudió a cubrir en París el juicio contra el capitán Alfred Dreyfus, en 1894. Herzl quedó tan impactado por la tremenda carga antisemita de ese juicio amañado y por el odio antijudío que desató en la sociedad francesa, que en 1896 publicó su obra fundamental, “El Estado Judío”. En la misma desarrolló su convicción de que los judíos solo estarían seguros y serían respetados si tenían su propia patria.

Si volvemos a la aseveración del diputado Cabello sobre la existencia de una mafia sionista de la que David Smolansky es un peligroso agente, comencemos por el “Padrino” de la mafia, Teodoro Herzl y luego otros peligrosos integrantes de esa Cosa Nostra o Camorra judía, quienes fueron los fundadores en 1918, 30 años antes de la creación del Estado de Israel, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

El primer consejo de rectores de la Universidad Hebrea incluyó a Albert Einstein, Sigmund Freud, Martin Buber y Jaim Weizmann. (En Google, usted Cabello, puede saber quiénes fueron esos “mafiosos” sionistas). Ese Consejo y Teodoro Herzl se dedicaron a recaudar fondos para la construcción de la universidad y el 1º de abril de 1925, Albert Einstein dictó la clase inaugural.

Pero allí no terminan las andanzas de la “mafia” sionista. En 1936, el violinista Bronisław Huberman fundó lo que es hoy, 85 años después, la magnífica Orquesta Filarmónica de Israel. Sus integrantes de entonces fueron músicos expulsados de orquestas de Alemania y Austria por ser judíos. El concierto inaugural tuvo lugar en Tel Aviv el 26 de diciembre de 1936, y fue dirigido por el sionista italiano Arturo Toscanini. (Google con usted Cabello). ¿Díganme ustedes, estimados lectores, cuántos países conocen que hayan creado una universidad y una orquesta filarmónica antes de existir como nación?

La tragedia del Holocausto unida al sionismo político hizo que en 1948 la Organización de Naciones Unidas aprobara la partición de Palestina en dos Estados, uno árabe y uno judío. Venezuela, con la asistencia del canciller Andrés Eloy Blanco (otro sionista), votó a favor de la creación de Israel. Yo era entonces una peligrosa sionista venezolana de apenas 11 años de edad, pero imploraba con mis padres que ese recién nacido estado judío ganara la guerra contra los siete potentes ejércitos árabes que lo atacaron. Y ocurrió.

Al igual que todos los sionistas del mundo, celebré con júbilo el triunfo de Israel en la Guerra de los 6 Días y en la Guerra de Yom Kipur. Lloré con todos los ataques terroristas palestinos que causaron muerte y mutilación de ciudadanos israelíes comunes, de mujeres y niños. Me junté con amigos para ver el video de la visita de Anwar El Sadat a Jerusalén que selló la paz con Egipto.

Me enorgullece que Israel sea una democracia ejemplar, la única en el Medio Oriente y un país del primer mundo. Y celebro que ahora, poco a poco, países árabes o musulmanes como Marruecos y Emiratos Árabes dejen a un lado el odio anti israelí es decir, anti sionista y anti judío y establezcan relaciones con Israel.

Como usted habrá podido entender, diputado Cabello, yo también soy de la mafia sionista internacional. Pero le aseguro que, debido a mi edad, no represento peligro alguno para la continuidad del régimen de destrucción nacional y de represión general del que usted es miembro protuberante.

Paulina Gamus
gamus.paulina@gmail.com
@paugamus
Venezuela

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ: ¿QUÉ ES UNA CONSTITUCIÓN?

Así titula su libro de 1863, el líder socialista Ferdinand Lasalle, una brillante carrera político intelectual que se truncó al morir a los 39 años en duelo por una mujer. Define la constitución como el conjunto normas inviolables que organizan al Estado y, elemento esencial, consagra los Derechos Fundamentales de los ciudadanos para defenderse de los grupos organizados, y del más poderoso de ellos, el gobierno. Desde los griegos, que la llamaban politeia, el pensamiento político se debate entre quienes, Lasalle et.al, concebían una, constitución normativa y los impulsores del populismo constitucional latinoamericano que la llena de ofertas incumplibles, la divorcian de la realidad y la convierten en constitución de fachada. El constitucionalismo medieval, la asociación de la comunidad para defender sus derechos, se materializa en Inglaterra frente al rey Juan Sin Tierra en 1215, quien firmó la Carta magna libertatum. En la Edad Media, la Iglesia y los filósofos de la Escuela de Salamanca, plantean el magnicidio como defensa contra la tiranía.

1. La Constitución normativa es un sistema de reglas basado en el consenso entre mayorías y minorías, y por lo tanto no pueden aprobarse por mayorías electorales, que suelen corresponder a circunstancias o pasiones alrededor de un jefe carismático. Protege a la comunidad del cambio en las reglas del juego que permite al “jefe” imponer, cuando le convenga, que el bateador se ponche con dos straight y no con tres; su perpetuación en el poder, o cualquier otra pulsión que conspire contra los Derechos Fundamentales.

2. La constitución norteamericana, la venezolana de 1961, y muchas otras, nacen de un complejo mecanismo de consenso entre partidos políticos, instituciones, sindicatos, gremios, y factores de opinión, mayorías calificadas de las dos cámaras del Congreso, los concejos municipales y las legislaturas regionales. Ni George Washington ni Rómulo Betancourt aprovecharon la fuerza de sus liderazgos para promover constituciones por votación mayoritaria o “aplanadoras” contra minorías.

3. La constitución normativa debe sine qua non garantizar la separación entre los poderes, y si no, es una constitución de fachada. Es la ley que hace legítimas las leyes en el esquema de Kelsen, concebida para perdurar, principios que el gobernante y los grupos de poder deben respetar, so pena de hacerse inconstitucionales. Según Montesquieu “nadie puede dormir tranquilo si el que gobierna es el mismo que hace las leyes”. En general los dictadores necesitan librarse de esa camisa de fuerza para hacer lo que les da la gana, y así “proteger la revolución y al pueblo” de las perversiones de la disidencia. Las constituciones pueden resentir el paso del tiempo, y para eso ellas prescriben el dispositivo, también por consenso, para sus reformas y enmiendas. “Constituyentes” para “refundar” estados constituidos, es un exabrupto histórico, regresar al pasado.

4. Las asambleas constituyentes surgen en el lejano siglo XVIII para crear estados democráticos y liquidar instituciones absolutistas en Europa, o coloniales en EEUU, implantar derechos fundamentales y configurar la separación entre ramas del Estado. Las dictaduras y los autoritarismos posteriores reencarnaron sus “constituyentes” para desbaratar el Estado de Derecho, destruir el sistema de partidos, las sociedades pluralistas y fundar nuevos absolutismos. El Estado pluralista obstaculizó eso y la constituyente el método para sustituir las “democracias burguesas” por “democracias populares” o “directas”, que muy pronto se tornan autocracias. Lenin convocó una “constituyente” en 1917 con el lenguaje ditirámbico del “renacimiento histórico”, “la sagrada soberanía popular”, “la creación del Estado proletario” y demás yerbas, pero como los bolcheviques perdieron, simplemente la eliminó. Quedó claro cuánto mandaba el pueblo y que “el constituyente” era él. En Chile hablaban de referéndum revocatorio, cuando repuntaba Kast. Por supuesto, ya no.

5. Las revoluciones se apañan en lenguajes jacobinos, en el radicalismo de las refundaciones, del “gran momento histórico”, “la nueva república” y demás romantiquerías, ridiculeces fatales, que aguan los ojos a los simples, para convocar “constituyentes” y destruir el sistema político establecido, los partidos, y poner las instituciones a su servicio. Para actualizar la Ley de leyes, como dijimos, ella consagra mecanismos de reforma o enmienda. En el contexto de sociedades democráticas, la constituyente originaria es una monstruosidad jurídica que establece “asambleas supra constitucionales” todopoderosas, por encima de la ley positiva (“sobre ella, solo Dios y el pueblo”) pero bajo tutela del caudillo de turno. Lo demostró hasta la saciedad la última oleada revolucionaria en Latam, en la que las imponen a los parlamentos y a las demás instituciones.

6. Esperemos que en Chile triunfe la razón. Su “constituyente” recuerda aquella anécdota del médico que dice al paciente “la operación fue un éxito, amigo. Pero hay una mala noticia: le cortamos la pierna que no era”. Las clases medias estaban aburridas y querían emoción revolucionaria pero el camino tomado es una ruptura con el que llevaban, que era excelente. Pero hay que darle chance a la realidad.

Carlos Raul Hernández
carlosraulhernandez@gmail.com
@CarlosRaulHer
@ElUniversal
Venezuela

ROMÁN IBARRA: EUTANASIA POLÍTICA

Como es bien conocido, la eutanasia es: ¨el acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable, para evitar que sufra¨.

No deseamos la muerte física de nadie en absoluto, pues somos defensores de la vida, y de los derechos humanos. Nos referimos eufemísticamente, a la muerte política de los factores que –por acción, u omisión- son los responsables de la debacle de la crisis que afecta a la actual generación de nuestros compatriotas, y que de no corregirse, afectará de manera irreversible a las próximas generaciones.

Esta crisis con expresiones sociales; económicas; políticas, y hasta espirituales, tiene un efecto deletéreo en las mayorías depauperadas de nuestro país, quienes a pesar de ingeniárselas para seguir luchando en busca de soluciones familiares, y personales, no encuentran salidas, y pueden sucumbir frente a la enfermedad, y la muerte prematura, así como también al influjo perverso del delito, o la corrupción.

No hay en el panorama del corto o mediano plazo oferta de soluciones estructurales que enderecen la economía, pues en el seno del gobierno, hay divisiones entre quienes desean profundizar el autoritarismo, y quienes auspician una cierta apertura tratando de entenderse con factores internacionales que incidan en el levantamiento de las sanciones, que como se ha demostrado, afectan al ciudadano común, y no a los gobernantes responsables de la debacle.

De igual manera, en sectores de la oposición hay quienes piensan que las sanciones deben profundizarse, aunque esa forma de hacer ¨política¨ ha sido un fracaso rotundo.

Cuando uno ve a Maduro preguntando a su audiencia obediente, cuándo son las próximas elecciones presidenciales en evidente tono burlón, puede hacerlo porque no tiene una contención organizada con fuerza social, que le obligue a decir la verdad, y actuar responsablemente. Podemos desearle la eutanasia política.

Del mismo modo, ver las declaraciones de Guaidó diciendo que ¨el 2024, está muy lejos para los venezolanos¨, está otra vez induciendo salidas de fuerza como las conocidas, Operación Libertad, y Gedeón, golpes de estado mediocres, controlados por el gobierno con un saldo de heridos, presos y muertos, mientras los responsables andan libres viajando por el mundo a cuerpo de Rey, sin trabajar y llenos de dólares de la corrupción. Frente a estos desmanes, es deseable la eutanasia política para los culpables.

Retrocediendo un poco, los responsables del fracaso que supuso el llamado a la abstención en 2005; 2018; 2020, y 2021, regalando la Asamblea Nacional; las Gobernaciones, y Alcaldías; la presidencia de la República, y otra vez la AN, es obvio que merecen la eutanasia política.

Ver a voceros del gobierno diciendo que el Koki; El Conejo; El Vampi; el Wilexis, y demás socios, son la expresión de factores ligados al ¨imperio¨, a sabiendas de que fueron ellos, Chávez y Maduro los que crearon las ¨zonas de paz¨, cediendo territorio para el control social, y económico a cargo de sus pranes, obviamente merecen la eutanasia política.

Así mismo, cuando se permite la celebración de fiestas ¨chic¨ en una zona ecológicamente vulnerable como un Tepuy; o se devasta territorio sensible con ánimo de explotación salvaje en el Arco Minero; cuando se responde de manera tímida frente a un acto salvaje, como el homicidio de un menor que huía en brazos de su madre hacia Trinidad y Tobago, o cuando se permite que los militares venezolanos, y otros funcionarios trafiquen con gasolina y comida para beneficio propio, queda claro que los responsables merecen la eutanasia política.

Pero esa eutanasia política solo puede ser administrada por una sociedad organizada y dispuesta a alcanzar estadios de desarrollo dentro de la Constitución, cívicamente, en paz, y por la vía electoral, dejando a un lado a sus opresores, y estafadores. Eutanasia política para ambos, son incurables!

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela

JOSEP PIQUÉ: CHINA, UCRANIA Y LAS PARADOJAS DE PUTIN. DESDE ESPAÑA

No parece que Putin esté haciendo un buen negocio con sus amenazas a Ucrania. Además de sacar a la luz sus diferencias con China, ha vuelto a dar sentido a la OTAN y a unir a los europeos.

Inevitablemente, tenemos que volver a hablar de la crisis ucraniana. La situación no es muy distinta a la de hace unas semanas, pero eso es también relevante, ya que no hay distensión ni canales diplomáticos abiertos realmente efectivos, más allá de posicionamientos de cara a las respectivas opiniones públicas.

Es más, Rusia sigue acumulando tropas en el mar Negro y en Bielorrusia, con el pretexto de unas maniobras militares y, lo que es más significativo, sigue desplegando un apoyo logístico que permite aventurar una intervención militar en territorio ucraniano de cierta duración. Por otra parte, Estados Unidos (y Reino Unido) insisten en la inminencia de esa intervención (antes de que las condiciones meteorológicas la hagan más difícil).

Al mismo tiempo, se están acumulando nuevos efectivos en los países de la OTAN más amenazados o en el mar Negro, con la contribución de otros aliados, entre ellos España. Aparentemente, se está logrando una convergencia de posiciones sobre el contenido de las sanciones, incluyendo a los países más reticentes, como Alemania (especialmente el Partido Socialdemócrata, SPD), que ve cómo su ambigüedad no es entendida por sus vecinos europeos ni por EEUU, como se vio en el reciente encuentro entre el presidente Joe Biden y el canciller Olaf Scholz. Hay también diferencias claras incluso en países con gobiernos ideológicamente afines, como Polonia y Hungría, aunque solo este último sigue, de forma desleal, contemporizando con Vladímir Putin.

A pesar de la insistencia en la diplomacia (y en las otras tres “D”: distensión, desescalada y disuasión), no hay avances palpables. El fiasco de la reunión entre Putin y Emmanuel Macron así lo revela, aunque reabrir el Grupo de Normandía para revitalizar los acuerdos de Minsk II pueda suponer algo de esperanza.

Finalmente, la búsqueda común de soluciones a la crisis de suministro de gas que produciría un conflicto, y que pasa por proveedores alternativos (Catar, Australia, Nigeria…), y la mejora de las interconexiones internas en la UE (con un papel clave de la península Ibérica) son muestra de que se trabaja en los peores escenarios posibles.

La búsqueda común de soluciones a la crisis de suministro de gas que produciría un conflicto, y que pasa por proveedores alternativos, y la mejora de las interconexiones internas en la UE son muestra de que se trabaja en los peores escenarios posibles.

Sin embargo, se han producido dos hechos relevantes a destacar.

El primero, la respuesta escrita de EEUU y la OTAN a las exigencias de Moscú. Una respuesta previsible, pero que indica un posible camino. Previsible porque rechaza las demandas políticas por inaceptables y contrarias a los principios de la Alianza y al respeto a las decisiones soberanas de Estados independientes. Pero que abre la vía de unas negociaciones para desescalar y reducir los riesgos, a través de conversaciones de desarme y de reducción de armas tácticas y estratégicas, intentando construir una arquitectura de seguridad en Europa, con concesiones recíprocas y pactadas.

Ello, además, cubre uno de los objetivos de Rusia: ser tratados como gran potencia, con interlocución directa con Washington (lo que acrecienta la necesidad de que la UE espabile en la definición de su autonomía estratégica y en la articulación del pilar europeo dentro de la OTAN).

El segundo hecho es el de visibilizar, de nuevo, el acercamiento entre Rusia y China, con la entrevista, en Pekín, entre Xi Jinping y Putin con el pretexto de los Juegos Olímpicos de Invierno. Este encuentro requiere de una interpretación amplia y compleja, más allá de la visión simplista del avance hacia una alianza en toda regla entre ambos países, unidos por un enemigo común.

No es exactamente así y los intereses de Rusia y China no son exactamente los mismos.

Es obvio que China sigue muy de cerca lo que está pasando en la frontera ruso-ucraniana, por muchos motivos, tanto tácticos como estratégicos. Por una parte, una profundización de la crisis obligaría a EEUU a diversificar su atención de nuevo hacia el Atlántico, ahora concentrada casi en exclusiva en el Indo-Pacífico con el claro objetivo de contener el crecientemente agresivo expansionismo chino en la zona. Y eso es bueno, en principio, para China. Por otra, una débil respuesta occidental mandaría una clara señal en relación con Taiwán y permitiría incrementar la presión crecientemente visible y belicosa hacia la isla, con sobrevuelos constantes y cada vez más amenazadores. De hecho, China ya ha tomado nota de que las consecuencias de acabar con la democracia en Hong Kong y violar los acuerdos internacionales han sido muy tenues. Igual pasa con la represión de los uigures en Xinjiang.

China ya ha tomado nota de que las consecuencias de acabar con la democracia en Hong Kong y violar los acuerdos internacionales han sido muy tenues, igual que pasa con la represión de los uigures en Xinjiang.

China no tiene prisa, pero Xi necesita intensificar la reivindicación sobre Taiwán de cara al Congreso del Partido Comunista Chino en noviembre próximo, cuando debe aprobarse la reelección del presidente. No hace falta insistir en que una eventual ocupación de Taiwán, más allá de su impacto geoeconómico (valga el ejemplo de la fabricación de microprocesadores), implicaría el principio del fin de la presencia norteamericana en Asia, ya que el paso siguiente sería el control del mar de China Meridional y la constatación por los aliados de EEUU en la región (Japón, Corea del Sur, Australia o países de ASEAN) de que ya no pueden confiar su seguridad en Washington. EEUU quedaría relegado a potencia atlántica, dejando de ser una superpotencia global. China conseguiría así su propósito de sustituir a EEUU en ese papel, a través de la hegemonía en Asia y su presencia creciente en África o América Latina.

Demasiado vital para EEUU, que necesita que se olvide su salida de Afganistán y que se recupere su credibilidad como garante de la seguridad en un Indo-Pacífico libre y abierto y su estatus de superpotencia global.

En cualquier caso, esa ambición china se alimenta de la cooperación cada vez más estrecha con la otra potencia revisionista del orden liberal internacional, Rusia. Muchos de sus intereses convergen. Pero ello no implica la desaparición de sus diferencias estratégicas, presentes a lo largo de toda su historia. De hecho, ambas partes se resisten a hablar de una alianza en sentido estricto.

Estamos ante un matrimonio de conveniencia, sin amor (ver mis apuntes del 11 de junio de 2021). Valgan como ejemplo, las disputas inevitables sobre Siberia Oriental, la influencia de China sobre Asia Central (la fulminante intervención rusa en Kazajistán es también, en buena medida, un mensaje a China) o sus pretensiones sobre Afganistán y el Ártico. Cuando se puso en marcha la Organización de Cooperación de Shanghái, Rusia insistió en incorporar a India, secular enemigo histórico de China, y Pekín hizo lo propio invitando a Pakistán. Sus visiones del mundo divergen de manera clara.

Pero hoy, y a corto plazo, convergen en algunos objetivos estratégicos. El más importante es que ambos quieren reformular las reglas del juego y acabar con el orden liberal internacional, encabezado por EEUU. Sin embargo, determinadas tácticas pueden chocar también a corto plazo. La crisis ucraniana puede ser ejemplo de ello.

China está atenta a la reacción de Washington como señal para su reivindicación de Taiwán. Pero no va a apoyar otro ataque a la integridad territorial de Ucrania (de hecho, no ha reconocido la anexión de Crimea) por su clara defensa de la inviolabilidad de las fronteras y la integridad territorial de los Estados, base de su reclamación sobre Taiwán.

Tanto Pekín como Moscú coinciden también en defender la no injerencia en los asuntos internos, dado su común desprecio por la democracia y los derechos humanos. Más allá de ello, sus intereses no son exactamente los mismos.

Pekín no va a apoyar otro ataque a la integridad territorial de Ucrania (de hecho, no ha reconocido la anexión de Crimea) por su clara defensa de la integridad territorial de los Estados.

Obviamente, les interesa debilitar el vínculo atlántico y a la propia OTAN, pero no está nada claro que la amenaza sobre Ucrania lo consiga. Más bien al contrario; puede reforzar una visión europea y de la OTAN más acorde con EEUU en el Indo-Pacífico, algo que a China no le conviene, y que se puede concretar en la definición de la brújula estratégica y en la propuesta de la Comisión sobre una política común europea en la región y, adicionalmente, entrar formalmente en el nuevo Concepto Estratégico de la Alianza, que podría aprobarse en la próxima Cumbre en Madrid.

Por otra parte, los intereses económicos también difieren. El enlace ferroviario directo y marítimo entre China y Europa, hasta Odesa, sin pasar por territorio ruso muestra un claro interés chino de tratar con una Ucrania independiente (invirtiendo por ejemplo en el metro de Kiev), apoyándose en su estrategia global de la Franja y la Ruta, vista con mucho recelo por Rusia. Otra diferencia es que China no tiene interés en debilitar la UE ni en profundizar en un conflicto con ella, después de la suspensión indefinida del Acuerdo de Inversiones que a Pekín le interesa recuperar.

Además, el apoyo chino a Putin en los temas energéticos y financieros, en caso de sanciones, acrecienta la dependencia de Rusia, algo contradictorio con su pretensión de formar parte de una relación tripartita “entre iguales”.

Por ello, a pesar de su última reunión y de su escenografía, el comunicado conjunto, en su versión rusa, expresa el apoyo de Xi a las demandas de Rusia y, en particular, la de impedir la ampliación de la OTAN. Pero no es así, significativamente, en la versión china, que no alude a tal pretensión. Mucho menos, si supone un alineamiento más claro entre Europa y EEUU, algo que, sin duda, China no desea (aunque sus represalias contra Lituania por reconocer de facto a Taiwán no le ayudan en tal objetivo, ya que incrementan los deseos de la Unión de reducir su actual dependencia de China en las cadenas de valor).

Todo lo dicho, lleva a destacar las paradojas producidas por la actuación de Putin.

La primera es que, en lugar de limitar y reducir el papel de la OTAN en el escenario europeo, sus acciones han devuelto a la Alianza un “objeto social”, de alguna manera diluido después del colapso de la Unión Soviética. La Alianza está saliendo fortalecida como organización y su presencia en el Este de Europa se está incrementando como nunca, provocando de paso la más que posible integración en la misma de países como Suecia y Finlandia.

La Alianza Atlántica está saliendo fortalecida como organización y su presencia en el Este de Europa se está incrementando como nunca.

La segunda es que la voluntad de Putin de ningunear a la UE (despreciando no solo a Bruselas, sino a París o Berlín) contribuye a fortalecer la necesidad de avanzar hacia una política exterior, de seguridad y de defensa común y su compatibilidad con el refuerzo de la OTAN. El resultado es más vínculo atlántico y más Europa.

La tercera es que, inevitablemente, conduce a Rusia hacia una mayor y creciente dependencia de China, en una relación cada vez más asimétrica y desequilibrada en favor de esta.

La cuarta es que, ya sea por una intervención militar mucho más compleja y costosa que las anteriores y por el impacto de las sanciones, las consecuencias para el pueblo ruso pueden ser muy negativas, socavando el apoyo ciudadano a su propio régimen.

Y, last but not least, se manifiesta en toda su crudeza que aquellas naciones que han estado bajo la órbita de Rusia, en la época zarista o en la soviética, ahora sienten la necesidad vital de protegerse de ella. Con la excepción de dictadores tan corruptos como Aleksandr Lukashenko en Bielorrusia o los de Asia Central, que quieren garantizarse su supervivencia política y personal.

No parece, en definitiva, que Putin esté haciendo un buen negocio. Los dictadores, en ausencia de críticas y contrapesos, suelen instalarse en su mundo. Y no siempre coincide con el mundo real.

Josep Pique Camps 
@joseppiquecamps
España

https://www.costadelsolfm.org/2022/02/12/josep-pique-china-ucrania-y-las-paradojas-de-putin/

GABRIEL BORAGINA: COSTOS, BIENES Y NORMAS. DESDE ARGENTINA

‘’Ahora bien, aclarado lo que estamos hablando, el costo se puede definir objetivamente como los componentes de la cosa, como un problema de contabilidad y así lo hace buena parte de la ciencia económica contemporánea empezando por los socialistas. O el costo se entiende como un problema subjetivo. El costo de algo es lo que yo dejo de hacer para hacer algo, es decir, la alternativa, el costo de la carpeta es lo otro que pude comprar, el costo de una clase es lo que he dejado de hacer, el costo del novio es el otro novio al que deje para estar con el que tengo’’.[1]

Frente a esta redacción no del todo clara, es menester volver a reiterar lo que dijimos antes: el costo subjetivo no es solo lo que dejo de hacer sino lo que dejo de tener para hacer o tener otra cosa en su lugar. Quizás sea más exacto decir que el costo de algo es el bien o servicio al que debo renunciar para obtener otra cosa que luce a mi juicio más preferible. La palabra más correcta que designa este fenómeno es la de sacrificio.

La voz ‘’bien’’ en este caso no está estrictamente circunscripta a lo que en economía se entiende como bien económico sino que su sentido es mucho más amplio, e incluye todo aquello que produce satisfacción al sujeto actuante, significado que otorga el término más explícito aun de bienestar. Va de suyo que, toda actividad humana que apunte a la incorporación de bienes o servicios a su vida tiene por objeto incrementar el bienestar de la persona que así se comporta. Estos bienes pueden ser tanto de orden material como espiritual o psicológico.

‘’Si hemos contenido o por lo menos recordado o repasado los conceptos de costo, regresemos a nuestro tema. ¿El derecho es gratuito? Obviamente no, y los abogados y los economistas creen que sí. Todos los modelos económicos de equilibrio general creen que el derecho es gratuito y constante. Es decir, creen que cumplir con la ley no cuesta nada, y en segundo lugar creen que las normas legales se cumplen necesariamente. Es decir, que como hay contratos en la legislación, que como hay propiedad en la legislación, que como hay normas en la legislación, esos contratos, esa propiedad y esas normas, existen en la realidad, cuando no hay nada que sugiera semejante creencia. El derecho no es constante ni gratuito. Los abogados por su parte basan toda su gigantesca construcción intelectual en la misma falacia: suponer que el derecho es gratuito’’.[2]

No solo el proceso de elaboración de normas es costoso (como todas las cosas en un mundo de escasez lo son) sino que la puesta en marcha y el cumplimiento de esas normas generan nuevos costos a quienes las ejecutan y a aquellos que deben cumplirlas.

Que la legislación prevea la figura de los contratos y que los regule de una manera o de la otra no necesariamente va a significar que esos contratos se ejecutarán ni que lo harán de la manera en que la ley lo determina. En rigor, las leyes en nuestro sistema positivista originan e imponen costos que si no figuraran en esas normas no existirían. Las leyes normalmente crean figuras que no existen en el mundo real, porque en dicho sistema positivista la intención es que el legislador regule la sociedad y la diseñe a su propia voluntad. Por eso es que el sistema positivista es tan funcional a los regímenes totalitarios.

Si los costos de la formalidad legal los agentes los estiman altos, acudirán a la informalidad legal donde los costos lucen menores y viceversa. Las preferencias subjetivas siempre prevalecerán por encima de cualquier norma externa.

‘’Los iusnaturalistas y los positivistas creen que el derecho es gratis y que cumplir con las normas no cuesta nada, cuando no es verdad. Muchos seguramente ya saben cómo llenar una declaración de impuestos. ¿El derecho es gratuito? Obviamente pagar impuestos cuesta, y no solo cuesta lo que significa la tasa del impuesto, tienes que aprender a pagar impuestos y descubrir cómo se pagan impuestos. Un contrato. Un contrato cuesta no solamente el precio que pagas por el bien o por el servicio, sino cuesta contratar ¿por qué? Porque la información no está en el mercado y tienes que buscarla y descubrirla, y porque para ello requieres tiempo que tiene que invertir y distraer de otra actividad’’.[3]

El autor se está refiriendo a los costos de transacción de los cuales se ocupará enseguida. En realidad no está del todo bien expresado eso de que ‘’la información no está en el mercado’’. Debió haber querido decir que la información no es accesible de manera gratuita sino que debe buscarse e investigarse lo cual obviamente lleva tiempo y dinero, lo cual conlleva los consabidos costos de oportunidad.

En favor de su postura, es posible que la información no esté disponible de momento porque no exista y deba generarse. Pero explicarlo de este modo resulta mucho más diáfano. Una vez que el dato se haya creado, el agente deberá buscarlo y eso, obviamente, tendrá su respectivo costo.

Pero hay un punto que el autor no trata y que creemos importante incorporar: el costo de la legalidad incluye el costo de legislación donde también deben contabilizarse los salarios (dietas en Argentina) que cobran los legisladores por su función de legislar. Estas dietas son muy onerosas y no están en función de la cantidad de proyectos de ley que presentan los legisladores sino que sus estipendios son fijados por ellos mismos en sus sesiones sin control superior de ninguna índole y sin más límite que el que impongan sus propios integrantes de cada cámara. El agravante a todo esto lo constituye el hecho de que ese costo es soportado por toda la comunidad, ya que sus dietas salen de rentas generales, es decir lo pagan todos los ciudadanos, incluso a aquellos a los que las leyes sancionadas no les alcanzan.

[1] Enrique Ghersi ‘’El costo de la legalidad’’. publicado por institutoaccionliberal • 16/01/2014 • El costo de la legalidad | Instituto Acción Liberal http://institutoaccionliberal.wordpress.com/2014/01/16/el-costo-de-la-...

[2] Enrique Ghersi. ibídem

[3] Enrique Ghersi. ibídem

Gabriel Boragina
gabriel.boragina@gmail.com
@GBoragina
Argentina