domingo, 7 de febrero de 2021

ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ LUNES 08/02/2021


 

OFELIA AVELLA, HUMILDAD

El 12 de diciembre tuve la oportunidad de asistir por primera vez en mi vida a una ordenación sacerdotal. El momento en que los llamados por Dios se postran en el suelo, con el rostro en tierra, sobre sus manos, en señal de humildad, es conmovedor. Para mediar entre el cielo y la tierra, y comprometerse a servir a los hombres en nombre de Cristo, se precisa de algún gesto externo que imprima en el alma el recuerdo de que es Dios quien va a obrar a través de ellos a lo largo de su vida. Los símbolos están cargados de un contenido hermoso que, sin palabra alguna que explique algo, lo dicen todo. 

Lo que cualquier futuro sacerdote pueda pedir en ese instante de la postración es probablemente escuchado con particular amor por parte de ese Dios a quien se donan. En silencio, se cantan las letanías detenidamente, sin apuros. Se invocan nombres conocidos por muchos: ángeles y santos a los que nos dirigimos tal vez con frecuencia, convencidos de que nos escuchan. En virtud de su fe y amor a Jesús, María y los ángeles, estos santos fueron hombres y mujeres que lucharon, sufrieron y amaron, como nosotros, en épocas muy distantes unas de otras. El canto de las letanías es la particular memoria de todo cristiano acostumbrado a dirigirse a Dios y a conversar con muchos de estos amigos que le ayudan desde el cielo. Son personas concretas, vidas plenas de sentido, con quienes los creyentes hemos intimado al leer y meditar en las historias de sus almas. 

Podría parecer que agruparlos a todos en dos palabras, “ángeles” y “santos”, bastaría para resumir lo que sucede en el momento de la postración. Nombrarlos uno a uno, sin embargo, es signo de la conciencia del valor de cada vida; de la ayuda que cada uno puede prestarnos; del camino singular, excepcionalmente único, por el que Dios los fue llevando hasta su presencia. Cada uno tuvo una misión. Y cada uno fue fiel a ella. En la lista hay pocos, pues siendo miles, hay que abreviar de tanto en tanto, agrupándolos con las palabras “patriarcas”, “profetas”, “mártires”, y “todos los santos y santas de Dios”. 

Empezando por Cristo, y seguido de Su madre, se invoca a San Miguel, a los Santos Ángeles de Dios, a San Juan Bautista, a San José́, a todos los santos patriarcas y profetas, a San Pedro y san Pablo, a San Andrés, a San Juan, a todos los santos apóstoles y evangelistas, a San Mateo, a Santa María Magdalena, a todos los santos discípulos del Señor, a San Esteban, a San Ignacio de Antioquía, a San Lorenzo, a las Santas Perpetua y Felicidad, a Santa Inés, a todos los santos mártires, a San Gregorio, a San Agustín, a San Atanasio, a San Basilio, a San Martín, a San Benito, a los Santos Francisco y Domingo, a San Francisco Javier, a San Juan María Vianney, a Santa Catalina de Siena, a Santa Teresa de Jesús, a Santa Teresa del Niño Jesús, a Todos los santos y santas de Dios. 

Recordarlos a todos alimenta el alma de los que escuchan en un clima de recogimiento como el que se experimenta en un acto tan sagrado. 

Pensando en el país, como lo hacen día a día tantos venezolanos, me vino a la memoria esa ordenación. Como también he estado meditando en la Providencia, por debajo de esta larga lista de nombres han pasado por mi mente esos que Augusto Mijares pondría de relieve para nutrir nuestra memoria colectiva de lo afirmativo venezolano. Podríamos recordar a muchos: a Juan Germán Roscio, a Andrés Bello, a José María Vargas, a Fermín Toro, a Rómulo Gallegos, a Mariano Picón Salas, a Mario Briceño Iragorry, a José Gregorio Hernández, al mismo Augusto Mijares, y a tantos otros que puedan tal vez venir a nuestras mentes como referentes buenos, íntegros, relevantes en momentos claves de nuestra historia. 

El momento presente exige de la purificación de nuestra memoria (personal y colectiva) como condición necesaria para acoger el don de la esperanza. Esa limpieza de corazón nos compete a cada uno en lo más íntimo, pues es allí, en el núcleo más sagrado de la propia conciencia, donde solo nosotros sabemos qué hemos podido hacer mal, qué tenemos que perdonar y a quiénes deberíamos tal vez pedir perdón. Solo nosotros conocemos qué nudo interno nos mantiene revueltos, estancados, encapsulados en un “yo” humillado en su soberbia, impidiéndonos superar ciertas percepciones o interpretaciones del pasado. No tendríamos que postrarnos en tierra de modo literal, pero bien podríamos intentarlo en el espíritu, en la soledad de un examen de conciencia: en lo secreto, ocultos a las miradas de todos, porque con la propia basta. 

Los venezolanos que están en el exterior, planificando con toda la buena voluntad lo que querrían hacer si pudiesen volver al país, contemplen la necesidad de contrastar sus ideas con las que tenemos los que aquí estamos. La humildad es necesaria para una futura comunión de subjetividades: hay que asegurarse, dentro de las contingencias de la vida real, que los planes que ideamos todos encajen del mejor modo posible con las verdaderas necesidades del país. De igual modo, los que aquí estamos, debemos hacer un esfuerzo para dejarnos nutrir por otras miradas. Muchos de los que están fuera podrían venir cargados de experiencias que nos son desconocidas. Asimismo, los que lleguen, escucharán miles de experiencias tal vez conocidas, pero de lejos. En la reconstrucción del país seremos necesarios todos: los que están fuera, los que aquí estamos, los adultos, los de mediana edad y los jóvenes. 

En la coexistencia de diversas generaciones, ese cruce de ideas y experiencias que se verifica en todas las edades de la vida, se precisa de la humildad de las partes para aprender unos de otros: de esas otras perspectivas que es imposible que cada uno posea en exclusividad. Si los mayores y los de mediana edad debemos abrirnos a escuchar a los jóvenes, estos últimos deben también aprender a apreciar las luchas de años de los adultos. Es bueno recordarles alguna que otra equivocación, pues educar en que los logros coexisten con los fracasos y las debilidades humanas es, en estos momentos, tan relevante como poner de relieve los esfuerzos. No todo fue fracaso, ni tampoco puros éxitos. Y esa humildad facilita la comunicación, la receptividad a la escucha del otro: del mayor al joven; del joven al mayor. 

Todos “estamos montados sobre hombros de gigantes”, como reconoció con humildad Newton, cuando dijo que pudo ver “más allá” gracias a los esfuerzos de Copérnico, Kepler y Galileo. Por eso, más que insistir en los errores del pasado, como si el panorama fuese una gran mancha negra en una hoja en blanco, descubramos en nuestra historia en qué hombros debemos montarnos para poder ver de otro modo lo que podría estar por venir si somos humildes, pues lo que vivimos puede redundar en una profunda transformación espiritual y cultural muy fructífera. 

Es momento de postrarnos en espíritu con la conciencia en tierra para pedir a Dios la grandeza de alma que precisará la desafiante reconstrucción de un país destruido en el que, por lo mismo, está todo por hacer. Es momento de abrir la conciencia a la luz para que brille en lo más íntimo lo que cada uno debe cambiar. Solo así podremos avanzar, con el alma liviana, libre del resentimiento. 

La luz es fruto de la cruz. Por eso nos viene bien mirar al cielo, cara a los próximos días de cuaresma, símbolo fuerte de los años del desierto, de esa gran prueba de fe, rumbo a la tierra prometida. 

Como signo de un itinerario que promete un nuevo tiempo, un comenzar otra vez, tras superar en lo más íntimo todo obstáculo que impide la unión entre los hermanos, se nos abren literalmente unas semanas en las que se nos ofrece la oportunidad de rogar (a Dios), como en ese momento de la postración de los ordenandos: 

“Para que concedas paz y concordia a todos los pueblos de la tierra, te rogamos, óyenos"

 

"Para que tengas misericordia de todos los que sufren, te rogamos, óyenos."

 

"Para que nos fortalezcas y asistas en tu servicio santo, te rogamos, óyenos”.

 

“Para que logremos perdonar (y trascender) lo que ya no podemos cambiar, te rogamos, óyenos”.

 

“Para que a Venezuela se le abran nuevos caminos, te rogamos, óyenos”.

 

Ofelia Avella
ofeliavella@gmail.com
@ofeliavella
@ElNacionalWeb

CARLOS R. HERNÁNDEZ, LA FERIA DE BESTIAS IMAGINARIAS

Según los biólogos evolutivos, pese al llantén del fundamentalismo ecológico no hay que deprimirse por las especies que desaparecen, pues es la ley de la supervivencia del más apto, e incluso lo consideran una “astucia de la naturaleza” que sobrevivan los fuertes. Los países desarrollados destinan recursos para salvar algunas en vías de extinción, pero eso tiene límites. 

Para Darwin el hombre existe porque durante millones de años, desaparecen los animales que lo extinguirían y cuando apareció, se posesiona de las demás especies. No hubiera sobrevivido entre los dinosaurios, por ejemplo. La ley de la selva predominó por miles de años también en la vida social, y la fuerza era casi la única relación 

Pero la racionalidad del homo sapiens, la semilla de Moisés y luego el cristianismo, minan la barbarie y van creado los valores para proteger a los débiles (no matarás, no robarás, amarás al prójimo y temerás Dios). La razón, capacidad, destreza en la vida pública desde Maquiavelo, es cambiar nuestra posición en la cadena alimentaria, de depredables a depredadores y eso obliga a desarrollar instintos, habilidades y fortalezas. 

Príncipe por un día 

En otras palabras, para Maquiavelo un gafo difícilmente podría ganar ser el Príncipe salvo por azar y por momentos y tendría un mal final. Pese a la protección que crea la democracia, representación proporcional, sistemas electorales confiables, métodos de adjudicación de bancas, fuero parlamentario, etc., quien no tiene con qué, no sobrevive. No es lugar para débiles dijo Javier Barden mientras disparaba su pistola neumática. 

Pero lo que natura non da, Salamanca no lo presta y si carecemos hasta del más mínimo sentido común (en el buen sentido de la palabra) uso de razón o mero instinto para conservarnos, nos devoran. Veamos: una fuerza que en 2015 se hizo mayoría política amplia en la AN, conquistada con votos, y que con más o menos refriega ganaría las elecciones posteriores, decide tirarse al barranco por el que tenía 98% de probabilidades de desnucarse. 

La cadena culminó en uno de los episodios más ridículos de la historia política nacional abstenerse en elecciones de 2018 y 2020 (lo hicieron en 2005 y no aprendieron nada) en las que el gobierno rechazado por 80% de la ciudadanía gana todo. Desataron a través de sus palangristas una campaña desaforada, inclemente, feroz contra la convivencia política, las reputaciones de otros. 

Gobierno organillero 

Lo que es más grave: contra el voto como tal y el diálogo, únicos mecanismos reales para resolver las crisis políticas. Me he esmerado en buscar ejemplos de puerilidad comparables, pero necesito ayuda, “solo no puedo”. No los destruyeron en una confrontación, masacres brutales, estilo Videla, paredones como el Che, sino simplemente con darle al organillo y ponerlos a bailar. 

Así se extinguieron como cualquier especie frágil. Invocan que “la dictadura quitó a los partidos sus directivas legales”. Y da ganas de llorar que alguien no tenga el instinto de conservación de un grillo como para saber que en medio del drone de la Av. Bolívar, la invasión frustrada del 23F, la autoproclamación, el golpe de la autopista y Gedeón, vendría una respuesta de la dictadura totalitaria, que hace sonar el organillo y los deja en libertad. 

Me pregunto si algún gobierno en el mundo, después de semejantes eventos, hubiera procedido así pero los datos evidencian que les conviene activa semejante comparsa. Según encuesta que circula en las redes, 88% desaprueba gestión de Guaidó, 7 puntos de rechazo más que Maduro, quien aparece con 81%. El desagrado por los políticos (todos) repite 88%, y a 84% solo le interesa que se enfrente la situación económica y la crisis de los servicios. Cero política. 

El grupo mantequilla 

50% no se identifica con gobierno ni oposición. Después de provocar semejante naufragio, los enconados anti colaboracionistas, anti apaciguadores, los que sacarían la usurpación, menean la colita y dicen que ahora si hay que participar en las elecciones de gobernadores. Como si se tratara del desliz en una partida de dominó y no de un debate en el que se jugaba la suerte del país, dicen coquetamente: “¡me pelé darling!” y preparan sus candidatos. 

“!Qué mantequilla!” comentó una amiga y a partir de ahí los llama el grupo mantequilla. Por si fuera menuda la paliza electoral recibida el 6D, ahora surge otro error comparable con abstenerse: ir a una megaelección a finales de año. El equivalente de que alguien, luego de un accidente con poli fracturas, decida participar en el maratón de N.Y en unos cuantos meses 

He oído los argumentos más surrealistas: que la mega permitiría mayor capacidad de acuerdo entre los partidos porque hay más cargos para negociar, que los activistas “están cansados”: elecciones en 2018 y en 2020 los agotaron. La mala noticia es que con los resultados del 6D, la oposición céteris paribus, no ganaría ni un solo alcalde ni un solo gobernador. 

Y esas negociaciones satisfactorias sería el intercambio de elefantes rosados, por unicornios azules, cronopios y pegasos, una feria de criaturas imaginarias. Más bien, cualquier entrenador medianamente apto recomendaría “haz todo lo que puedas para defender las gobernaciones que tienes, gana otras y prepárate para competir el año que viene por las alcaldías”. 

Carlos Raúl Hernández
carlosraulhernandez@gmail.com
@CarlosRaulHer
@ElUniversal
Venezuela

VICENTE BRITO, ¿CÓMO SE LOGRA EL DESARROLLO SOCIAL SIN CRECIMIENTO ECONÓMICO?

Cuando evaluamos el creciente desarrollo social de los países donde se alcanzan mayores niveles de calidad de vida, los mismos están sustentados en su crecimiento económico, ya que las empresas producen en cantidades cada vez mayores, lo cual permite que sus trabajadores obtengan buenos salarios que les facilitan cubrir sus necesidades básicas, adquirir una vivienda, un automóvil etc. lo cual es posible y lo observamos en cualquier país del mundo donde las empresas privadas son estimuladas por el estado, como la solución social al ser la fuente generadora de puestos de trabajo y a la vez ser grandes contribuyentes. Recursos que usan los gobiernos de esos países en mejorar la infraestructura pública, la seguridad personal, entre otros servicios recibidos por la ciudadanía.

Es necesario destacar el rol de la propiedad privada como elemento fundamental para alcanzar estos elevados niveles de calidad de vida, lo cual se convierte en factor fundamental para el crecimiento de las empresas, ya que la propiedad privada al ser garantizada por el estado, esta facilita las transacciones financieras al obtenerse financiamiento con las garantías hipotecarias de esas propiedades, con lo cual se logra el aumento de la producción y la productividad, alcanzando altos niveles de empleo bien remunerado lo cual se logra al las empresas poder obtener los ingresos necesarios, que les permiten sostener su crecimiento y renovación tecnológica, así como ampliar su capacidad de almacenaje y distribución. 

En Venezuela se observa una preocupante desmejora social, al observarse un decrecimiento en todos los sectores económicos con sus consecuencias en la pérdida de empleo y la imposibilidad de sostener salarios bien remunerados, que permitan proteger el ingreso de los trabajadores de la inflación que lo diluye. La pérdida del poder adquisitivo tiene sus consecuencias en la capacidad de consumo, observándose que en los últimos 5 años este se redujo a un 35% como promedio nacional, estimándose que dos tercios de la población su nivel de consumo disminuyó hasta un 30%. 

Los valores de la cesta básica no son accesibles al 92% de las familias ya que sus ingresos mensuales están por debajo del valor de esta, lo cual incluye la adquisición de alimentos, medicinas, transporte, ropa, zapatos, etc. Sólo los sectores A y una parte del B son los que disponen de los mayores ingresos, por lo cual  cubren sus necesidades familiares. La canasta alimentaría cubre las necesidades de alimentos para una familia de un mes, solo un 20% de la población alcanza a obtener estos ingresos necesarios para su compra, para muchos Venezolanos las remesas del exterior complementan para cubrir su adquisición. Se estima en 250$ el valor promedio de la canasta alimentaría. 

Se hace evidente como el desarrollo social está estrechamente vinculado al crecimiento económico, sustentado en la actividad privada así lo ratifican los ingresos promedios recibidos por los trabajadores hace 20 o 30 años atrás. Llegando a estar nuestro país entre los más altos del continente Americano, Si analizamos como en la medida en que fue desmejorando la actividad económica en los últimos años se fueron minimizando los niveles de desarrollo social. Lo demuestran las cifras de desempleo, el valor del salario real y capacidad de consumo, así como el crecimiento de la pobreza sobretodo la extrema. Así lo indican los números publicados por los organismos que se dedican a estos análisis, donde se ve como año a año se viene desmejorando cada uno de ellos. En los últimos veinte años se considera una caída entre 65% y 75% de estos niveles de desarrollo social, así lo podemos observar en las distintas carencias y limitaciones al cual se encuentra sometida la población Venezolana. 

Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución Vicente Brito
Venezuela

AURORA LACUEVA, CARRERAS PRIORIZADAS

El Ministro de Educación Universitaria ha planteado la necesidad de priorizar carreras vinculadas a grandes necesidades del país, carreras que preparen a profesionales que están haciendo falta para desarrollar nuestra economía y atender a requerimientos de nuestra ciudadanía. Sería el caso, por ejemplo, de medicina integral comunitaria, química o informática, entre otras. Ya aclaró el alto funcionario que no se trata de cerrar especializaciones humanísticas como filosofía o antropología, sino de expandir la formación en áreas hoy no suficientemente atendidas. Todas las especialidades son importantes para una sociedad sana y equilibrada: desde arte hasta veterinaria, desde ingeniería mecánica hasta psicología. Pero es razonable que de acuerdo a las circunstancias se trate de fomentar el mayor crecimiento de algunas. 

Lo que sí hay que evitar son las medidas aisladas. Se necesitan políticas bien pensadas, que se entrelacen y complementen. Y que orienten iniciativas a corto, mediano y largo plazo. El Ministerio, junto a otros entes gubernamentales de planificación y economía, debe estudiar hacia dónde va el mundo, qué orientaciones van tomando los veloces cambios tecnológicos y científicos, y qué impactos podrán generar en todos los ámbitos. Necesita además considerar cuáles son nuestras posibilidades de avance en ese contexto y cómo concretarlas. Ello, creemos, apuntando a un país de justicia, democracia y bienestar, y no a un país extractivista, de pobreza y opresión. 

Al ver las cosas así, seguramente se manifestará la necesidad de ir priorizando unas u otras carreras a lo largo del tiempo. Pero ello acompañado de otras políticas importantes: fortalecer la calidad de la Educación Media y despertar allí vocaciones; asegurar justas condiciones de vida al profesorado universitario; estimular la investigación y desarrollo; tejer redes entre las universidades nacionales para que se refuercen y actúen en sinergia; activar vínculos estables con universidades de alto nivel de otros países, que permitan formar mejor a nuestros profesores universitarios y vincularlos a proyectos de investigación internacionales; construir programas de trabajo entre universidades venezolanas y otras de América Latina y el Caribe, que hagan posible realizar entre varias lo que ninguna sola puede realizar…

Aurora Lacueva
lacuevat@hotmail.com
@AuroraLacueva
@Unoticias
Venezuela

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN VENEZUELA?

Venezuela se encuentra sumergida en un ciclo político autodestructivo, el cual consiste en elecciones ilegales/ilegítimas que producen abstención masiva, instancias no reconocidas internacionalmente y sanciones, al unísono, los problemas que padecen los venezolanos se agravan paulatinamente.

El régimen chavista se juega el todo o nada en cada pretendida elección, tal como ha sido su costumbre, juega políticamente al suma-cero, es decir, ganar todo haciendo lo posible para lograr la destrucción total de sus adversarios, al menos, es lo que intenta. Por tal motivo, prefirió crear una falsa oposición que lidiar con la reconocida mundialmente.

De este modo, profundiza la crisis, aunque su oposición de bolsillo (la electorera) está muy bien amaestrada en el discurso (mismo del régimen), tratando de endilgar el agravamiento de los males nacionales a las sanciones, el venezolano mayoritariamente sabe lo que empeora la crisis no son las sanciones, éstas son solo una consecuencia del problema real el cual es la retención inconstitucional y antidemocrática del poder por parte del chavismo… no hay discusión al respecto.

En las actuales condiciones de inconstitucionalidad y de ausencia de democracia, nadie se atreve invertir más allá de aliados del chavismo con inversiones muy puntuales, lo que ha asesinado lentamente la economía del país, aunque cada vez más aprisa. Nadie invierte en un país políticamente en un conflicto que empeora, sin instancias reconocidas por la mayoría de los países de mayor peso y con una inestabilidad social producto de la imposición de un modelo absolutamente ajeno a la venezolanidad… esto es lo que está destruyendo a la otrora envidiada Venezuela.

En consecuencia, nada de lo que haga el régimen chavista en el poder implicará mejorías para la nación, al contrario, es un más de lo mismo empeorado. Tan es así, que la rimbombante (para ellos) elección e instalación de la nueva Asamblea Nacional quedó en el olvido, se sumó (no puede hacer más) al mismo rol de las demás instituciones rojas rojitas, al politiqueo signado a atacar a la oposición reconocida y demás disidencias por encima de los problemas sentidos y reales de la población.

Esto es lo que ocurre en Venezuela, donde la oposición orgánica y la ciudadana es poco lo que puede hacer acorraladas por instituciones públicas psuvizadas, escudo de protección de los jerarcas del socialismo del siglo XXI y su elite. No es una dictadura tradicional, es el feroz castrismo, pero con infinidad de recursos económicos, aferrado frenéticamente al poder.

Entonces, Venezuela requiere un liderazgo capaz de hacer el país salga de este ciclo de autodestrucción, un liderazgo capaz de reconducir la nación al camino de la ley, de la democracia, única vía posible para abandonar este oscurantismo y retomar el camino al desarrollo sostenido. Este ansiado liderazgo puede/debe surgir de cualquier sector, de la sociedad civil, de los partidos, de la oposición actualmente reconocida, o, incluso, del mismo chavismo. En este complejo entramado la comunidad internacional tiene mucho peso.   

Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela   

ANTONIO J. MONAGAS, TORPEZAS, MIEDOS Y AMENAZAS

Tan rápido como la digitalización acelera sus aplicaciones, asimismo anda el desespero. Pero esta vez, en complicidad con la represión y el miedo. Es así como ciertas políticas lucen incoherentes. Porque están estructuradas con base en la idea de incitar una honda conmoción. Buscan manipular el poder político con intenciones de alterar el mundo según ideologías que rayan con torpezas, miedos y amenazas. Así está sucediendo, en un todo de acuerdo con solapadas teorías de la conspiración. 

Aunque parecieran tiempos sin precedentes los que se aproximan, igual pueden verse como tiempos propios para configurar oportunidades dirigidas a desafiar los problemas que acompañarían dichos momentos. En esos casos, la economía debería prestarse a actuar como agente de reto ante situaciones imbuidas por oscuras incertidumbres. Sobre todo, cuando son vivencias propias de caros enredos. Pero así no acontece. Ni allá, ni acá. 

La recesión económica inducida por la crisis de salud provocada por el Covid-19, es expresión de tiempos de “oscuros” que han causado y acusado estragos de toda índole. Más aún, sin la más mínima compasión de las golpeadas realidades. Además, realidades abruptamente asechadas por múltiples problemas que vinieron acumulándose. 

Asimismo, los embates de obstinadas presunciones políticas, hacen fila para emprender una lista de cometidos. Supuestamente dirigidos a resolver gruesos entuertos. Pero que en el fondo, apuntan a complicar más aún las presentes realidades. Sobre todo, luego de haber reivindicado importantes derechos humanos y libertades políticas. Todo ello, a fin de favorecer el desarrollo económico y social, entendido como palanca que promueve cambios inminentes de todo tenor y alcance. Pero las cosas siguieron fracturándose. 

Sin embargo, las realidades no dejaron de mostrar su crudeza. Se convirtieron en escenarios de duros enfrentamientos entre modelos económicos y políticos de opuestos fundamentos ideológicos. De hecho, estos desencuentros comenzaron a vaciar esfuerzos que habían liderado la cimentación de importantes propuestas socioeconómicas y sociopolíticas. Propuestas que, como la globalización, el liberalismo social o la democracia representativa, establecieron significativos paradigmas o válidos referentes que intentaron promover valores desde y para la “sociedad del conocimiento”. 

Y aunque puede asegurarse que tan cuestionados reacomodos o trastornos políticos y desarreglos económicos vinieron procurándose desde tiempo atrás, sus efectos se han acelerado inexorablemente. Incluso, sin medida ni previsión de sus consecuencias. Quizás, ha sucedido todo muy de prisa como resultado de la irrupción del Covid-19. O tal vez, adrede. Así pudo haber sido, a objeto de provocar las mayores confusiones posibles. Necesarias, para azuzar un claro desorden en cuyos terrenos se sembraron y cultivaron actitudes sociales, culturales y políticas contrapuestas al orden civilizatorio regular. 

Es ahí cuando los caníbales de la política hacen abiertas demostraciones de sus pérfidas cualidades y sórdidas experiencias. De esa manera, soportan sus planes en vastos capitales con los que podrían comprar dignidades. Algunas, a cambio de temerarias  e inmorales prebendas. 

Así, logran vaciar de valores a muchos sedientos de poder. Tanto como extinguir honestidades. Incluso, lo hacen con avaros, timadores y expoliadores. Por tanto, completan su tarea de ajustar y condicionar actitudes a instancia de oscuros y perversos planes. Es el camino (ojalá no se alcance ni permita) que podría llevar al planeta a vivir entre torpezas, miedos y amenazas.

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela