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domingo, 7 de febrero de 2021
ACTUALIZACIÓN DE EL REPUBLICANO LIBERAL DIARIO DE OPINIÓN, http://elrepublicanoliberalii.blogspot.com/ LUNES 08/02/2021
OFELIA AVELLA, HUMILDAD
El 12 de diciembre tuve la oportunidad de asistir por primera vez en mi vida a una ordenación sacerdotal. El momento en que los llamados por Dios se postran en el suelo, con el rostro en tierra, sobre sus manos, en señal de humildad, es conmovedor. Para mediar entre el cielo y la tierra, y comprometerse a servir a los hombres en nombre de Cristo, se precisa de algún gesto externo que imprima en el alma el recuerdo de que es Dios quien va a obrar a través de ellos a lo largo de su vida. Los símbolos están cargados de un contenido hermoso que, sin palabra alguna que explique algo, lo dicen todo.
Lo que
cualquier futuro sacerdote pueda pedir en ese instante de la postración es
probablemente escuchado con particular amor por parte de ese Dios a quien se
donan. En silencio, se cantan las letanías detenidamente, sin apuros. Se
invocan nombres conocidos por muchos: ángeles y santos a los que nos dirigimos
tal vez con frecuencia, convencidos de que nos escuchan. En virtud de su fe y
amor a Jesús, María y los ángeles, estos santos fueron hombres y mujeres que
lucharon, sufrieron y amaron, como nosotros, en épocas muy distantes unas de
otras. El canto de las letanías es la particular memoria de todo cristiano
acostumbrado a dirigirse a Dios y a conversar con muchos de estos amigos que le
ayudan desde el cielo. Son personas concretas, vidas plenas de sentido, con
quienes los creyentes hemos intimado al leer y meditar en las historias de sus
almas.
Podría
parecer que agruparlos a todos en dos palabras, “ángeles” y “santos”, bastaría
para resumir lo que sucede en el momento de la postración. Nombrarlos uno a
uno, sin embargo, es signo de la conciencia del valor de cada vida; de la ayuda
que cada uno puede prestarnos; del camino singular, excepcionalmente único, por
el que Dios los fue llevando hasta su presencia. Cada uno tuvo una misión. Y
cada uno fue fiel a ella. En la lista hay pocos, pues siendo miles, hay que
abreviar de tanto en tanto, agrupándolos con las palabras “patriarcas”,
“profetas”, “mártires”, y “todos los santos y santas de Dios”.
Empezando
por Cristo, y seguido de Su madre, se invoca a San Miguel, a los Santos Ángeles
de Dios, a San Juan Bautista, a San José́, a todos los santos patriarcas y
profetas, a San Pedro y san Pablo, a San Andrés, a San Juan, a todos los santos
apóstoles y evangelistas, a San Mateo, a Santa María Magdalena, a todos los
santos discípulos del Señor, a San Esteban, a San Ignacio de Antioquía, a San
Lorenzo, a las Santas Perpetua y Felicidad, a Santa Inés, a todos los santos
mártires, a San Gregorio, a San Agustín, a San Atanasio, a San Basilio, a San
Martín, a San Benito, a los Santos Francisco y Domingo, a San Francisco Javier,
a San Juan María Vianney, a Santa Catalina de Siena, a Santa Teresa de Jesús, a
Santa Teresa del Niño Jesús, a Todos los santos y santas de Dios.
Recordarlos
a todos alimenta el alma de los que escuchan en un clima de recogimiento como
el que se experimenta en un acto tan sagrado.
Pensando
en el país, como lo hacen día a día tantos venezolanos, me vino a la memoria
esa ordenación. Como también he estado meditando en la Providencia, por debajo
de esta larga lista de nombres han pasado por mi mente esos que Augusto Mijares
pondría de relieve para nutrir nuestra memoria colectiva de lo afirmativo
venezolano. Podríamos recordar a muchos: a Juan Germán Roscio, a Andrés Bello,
a José María Vargas, a Fermín Toro, a Rómulo Gallegos, a Mariano Picón Salas, a
Mario Briceño Iragorry, a José Gregorio Hernández, al mismo Augusto Mijares, y
a tantos otros que puedan tal vez venir a nuestras mentes como referentes
buenos, íntegros, relevantes en momentos claves de nuestra historia.
El
momento presente exige de la purificación de nuestra memoria (personal y
colectiva) como condición necesaria para acoger el don de la esperanza. Esa
limpieza de corazón nos compete a cada uno en lo más íntimo, pues es allí, en
el núcleo más sagrado de la propia conciencia, donde solo nosotros sabemos qué
hemos podido hacer mal, qué tenemos que perdonar y a quiénes deberíamos tal vez
pedir perdón. Solo nosotros conocemos qué nudo interno nos mantiene revueltos,
estancados, encapsulados en un “yo” humillado en su soberbia, impidiéndonos
superar ciertas percepciones o interpretaciones del pasado. No tendríamos que
postrarnos en tierra de modo literal, pero bien podríamos intentarlo en el
espíritu, en la soledad de un examen de conciencia: en lo secreto, ocultos a
las miradas de todos, porque con la propia basta.
Los
venezolanos que están en el exterior, planificando con toda la buena voluntad
lo que querrían hacer si pudiesen volver al país, contemplen la necesidad de
contrastar sus ideas con las que tenemos los que aquí estamos. La humildad es
necesaria para una futura comunión de subjetividades: hay que asegurarse,
dentro de las contingencias de la vida real, que los planes que ideamos todos
encajen del mejor modo posible con las verdaderas necesidades del país. De
igual modo, los que aquí estamos, debemos hacer un esfuerzo para dejarnos
nutrir por otras miradas. Muchos de los que están fuera podrían venir cargados
de experiencias que nos son desconocidas. Asimismo, los que lleguen, escucharán
miles de experiencias tal vez conocidas, pero de lejos. En la reconstrucción
del país seremos necesarios todos: los que están fuera, los que aquí estamos,
los adultos, los de mediana edad y los jóvenes.
En la
coexistencia de diversas generaciones, ese cruce de ideas y experiencias que se
verifica en todas las edades de la vida, se precisa de la humildad de las
partes para aprender unos de otros: de esas otras perspectivas que es imposible
que cada uno posea en exclusividad. Si los mayores y los de mediana edad
debemos abrirnos a escuchar a los jóvenes, estos últimos deben también aprender
a apreciar las luchas de años de los adultos. Es bueno recordarles alguna que
otra equivocación, pues educar en que los logros coexisten con los fracasos y
las debilidades humanas es, en estos momentos, tan relevante como poner de
relieve los esfuerzos. No todo fue fracaso, ni tampoco puros éxitos. Y esa
humildad facilita la comunicación, la receptividad a la escucha del otro: del
mayor al joven; del joven al mayor.
Todos
“estamos montados sobre hombros de gigantes”, como reconoció con humildad
Newton, cuando dijo que pudo ver “más allá” gracias a los esfuerzos de
Copérnico, Kepler y Galileo. Por eso, más que insistir en los errores del
pasado, como si el panorama fuese una gran mancha negra en una hoja en blanco,
descubramos en nuestra historia en qué hombros debemos montarnos para poder ver
de otro modo lo que podría estar por venir si somos humildes, pues lo que
vivimos puede redundar en una profunda transformación espiritual y cultural muy
fructífera.
Es
momento de postrarnos en espíritu con la conciencia en tierra para pedir a Dios
la grandeza de alma que precisará la desafiante reconstrucción de un país
destruido en el que, por lo mismo, está todo por hacer. Es momento de abrir la
conciencia a la luz para que brille en lo más íntimo lo que cada uno debe
cambiar. Solo así podremos avanzar, con el alma liviana, libre del
resentimiento.
La luz
es fruto de la cruz. Por eso nos viene bien mirar al cielo, cara a los próximos
días de cuaresma, símbolo fuerte de los años del desierto, de esa gran prueba
de fe, rumbo a la tierra prometida.
Como signo de un itinerario que promete un nuevo tiempo, un comenzar otra vez, tras superar en lo más íntimo todo obstáculo que impide la unión entre los hermanos, se nos abren literalmente unas semanas en las que se nos ofrece la oportunidad de rogar (a Dios), como en ese momento de la postración de los ordenandos:
“Para que concedas paz y concordia a todos los pueblos de la tierra, te rogamos, óyenos"
"Para
que tengas misericordia de todos los que sufren, te rogamos, óyenos."
"Para
que nos fortalezcas y asistas en tu servicio santo, te rogamos, óyenos”.
“Para
que logremos perdonar (y trascender) lo que ya no podemos cambiar, te rogamos,
óyenos”.
“Para
que a Venezuela se le abran nuevos caminos, te rogamos, óyenos”.
ofeliavella@gmail.com
@ofeliavella
@ElNacionalWeb
CARLOS R. HERNÁNDEZ, LA FERIA DE BESTIAS IMAGINARIAS
Según los biólogos evolutivos, pese al llantén del fundamentalismo ecológico no hay que deprimirse por las especies que desaparecen, pues es la ley de la supervivencia del más apto, e incluso lo consideran una “astucia de la naturaleza” que sobrevivan los fuertes. Los países desarrollados destinan recursos para salvar algunas en vías de extinción, pero eso tiene límites.
Para Darwin el hombre existe porque durante millones
de años, desaparecen los animales que lo extinguirían y cuando apareció, se
posesiona de las demás especies. No hubiera sobrevivido entre los dinosaurios,
por ejemplo. La ley de la selva predominó por miles de años también en la vida
social, y la fuerza era casi la única relación
Pero la racionalidad del homo sapiens, la semilla de
Moisés y luego el cristianismo, minan la barbarie y van creado los valores para
proteger a los débiles (no matarás, no robarás, amarás al prójimo y temerás
Dios). La razón, capacidad, destreza en la vida pública desde Maquiavelo, es
cambiar nuestra posición en la cadena alimentaria, de depredables a depredadores
y eso obliga a desarrollar instintos, habilidades y fortalezas.
Príncipe por un día
En otras palabras, para Maquiavelo un gafo
difícilmente podría ganar ser el Príncipe salvo por azar y por momentos y
tendría un mal final. Pese a la protección que crea la democracia,
representación proporcional, sistemas electorales confiables, métodos de
adjudicación de bancas, fuero parlamentario, etc., quien no tiene con qué, no
sobrevive. No es lugar para débiles dijo Javier Barden mientras disparaba su
pistola neumática.
Pero lo que natura non da, Salamanca no lo presta y si
carecemos hasta del más mínimo sentido común (en el buen sentido de la palabra)
uso de razón o mero instinto para conservarnos, nos devoran. Veamos: una fuerza
que en 2015 se hizo mayoría política amplia en la AN, conquistada con votos, y
que con más o menos refriega ganaría las elecciones posteriores, decide tirarse
al barranco por el que tenía 98% de probabilidades de desnucarse.
La cadena culminó en uno de los episodios más
ridículos de la historia política nacional abstenerse en elecciones de 2018 y
2020 (lo hicieron en 2005 y no aprendieron nada) en las que el gobierno
rechazado por 80% de la ciudadanía gana todo. Desataron a través de sus
palangristas una campaña desaforada, inclemente, feroz contra la convivencia
política, las reputaciones de otros.
Gobierno organillero
Lo que es más grave: contra el voto como tal y el
diálogo, únicos mecanismos reales para resolver las crisis políticas. Me he
esmerado en buscar ejemplos de puerilidad comparables, pero necesito ayuda,
“solo no puedo”. No los destruyeron en una confrontación, masacres brutales,
estilo Videla, paredones como el Che, sino simplemente con darle al organillo y
ponerlos a bailar.
Así se extinguieron como cualquier especie frágil.
Invocan que “la dictadura quitó a los partidos sus directivas legales”. Y da
ganas de llorar que alguien no tenga el instinto de conservación de un grillo
como para saber que en medio del drone de la Av. Bolívar, la invasión frustrada
del 23F, la autoproclamación, el golpe de la autopista y Gedeón, vendría una
respuesta de la dictadura totalitaria, que hace sonar el organillo y los deja
en libertad.
Me pregunto si algún gobierno en el mundo, después de
semejantes eventos, hubiera procedido así pero los datos evidencian que les
conviene activa semejante comparsa. Según encuesta que circula en las redes,
88% desaprueba gestión de Guaidó, 7 puntos de rechazo más que Maduro, quien
aparece con 81%. El desagrado por los políticos (todos) repite 88%, y a 84% solo
le interesa que se enfrente la situación económica y la crisis de los
servicios. Cero política.
El grupo mantequilla
50% no se identifica con gobierno ni oposición.
Después de provocar semejante naufragio, los enconados anti colaboracionistas,
anti apaciguadores, los que sacarían la usurpación, menean la colita y dicen
que ahora si hay que participar en las elecciones de gobernadores. Como si se
tratara del desliz en una partida de dominó y no de un debate en el que se
jugaba la suerte del país, dicen coquetamente: “¡me pelé darling!” y preparan
sus candidatos.
“!Qué mantequilla!” comentó una amiga y a partir de
ahí los llama el grupo mantequilla. Por si fuera menuda la paliza electoral
recibida el 6D, ahora surge otro error comparable con abstenerse: ir a una
megaelección a finales de año. El equivalente de que alguien, luego de un
accidente con poli fracturas, decida participar en el maratón de N.Y en unos
cuantos meses
He oído los argumentos más surrealistas: que la mega
permitiría mayor capacidad de acuerdo entre los partidos porque hay más cargos
para negociar, que los activistas “están cansados”: elecciones en 2018 y en
2020 los agotaron. La mala noticia es que con los resultados del 6D, la
oposición céteris paribus, no ganaría ni un solo alcalde ni un solo gobernador.
Y esas negociaciones satisfactorias sería el
intercambio de elefantes rosados, por unicornios azules, cronopios y pegasos,
una feria de criaturas imaginarias. Más bien, cualquier entrenador medianamente
apto recomendaría “haz todo lo que puedas para defender las gobernaciones que
tienes, gana otras y prepárate para competir el año que viene por las alcaldías”.
carlosraulhernandez@gmail.com
@CarlosRaulHer
@ElUniversal
Venezuela
VICENTE BRITO, ¿CÓMO SE LOGRA EL DESARROLLO SOCIAL SIN CRECIMIENTO ECONÓMICO?
Es
necesario destacar el rol de la propiedad privada como elemento fundamental
para alcanzar estos elevados niveles de calidad de vida, lo cual se convierte
en factor fundamental para el crecimiento de las empresas, ya que la propiedad
privada al ser garantizada por el estado, esta facilita las transacciones
financieras al obtenerse financiamiento con las garantías hipotecarias de esas
propiedades, con lo cual se logra el aumento de la producción y la
productividad, alcanzando altos niveles de empleo bien remunerado lo cual se
logra al las empresas poder obtener los ingresos necesarios, que les permiten
sostener su crecimiento y renovación tecnológica, así como ampliar su capacidad
de almacenaje y distribución.
En
Venezuela se observa una preocupante desmejora social, al observarse un
decrecimiento en todos los sectores económicos con sus consecuencias en la
pérdida de empleo y la imposibilidad de sostener salarios bien remunerados, que
permitan proteger el ingreso de los trabajadores de la inflación que lo diluye.
La pérdida del poder adquisitivo tiene sus consecuencias en la capacidad de
consumo, observándose que en los últimos 5 años este se redujo a un 35% como
promedio nacional, estimándose que dos tercios de la población su nivel de
consumo disminuyó hasta un 30%.
Los
valores de la cesta básica no son accesibles al 92% de las familias ya que sus
ingresos mensuales están por debajo del valor de esta, lo cual incluye la
adquisición de alimentos, medicinas, transporte, ropa, zapatos, etc. Sólo los
sectores A y una parte del B son los que disponen de los mayores ingresos, por
lo cual cubren sus necesidades
familiares. La canasta alimentaría cubre las necesidades de alimentos para una
familia de un mes, solo un 20% de la población alcanza a obtener estos ingresos
necesarios para su compra, para muchos Venezolanos las remesas del exterior
complementan para cubrir su adquisición. Se estima en 250$ el valor promedio de
la canasta alimentaría.
Se
hace evidente como el desarrollo social está estrechamente vinculado al
crecimiento económico, sustentado en la actividad privada así lo ratifican los
ingresos promedios recibidos por los trabajadores hace 20 o 30 años atrás.
Llegando a estar nuestro país entre los más altos del continente Americano, Si
analizamos como en la medida en que fue desmejorando la actividad económica en
los últimos años se fueron minimizando los niveles de desarrollo social. Lo
demuestran las cifras de desempleo, el valor del salario real y capacidad de
consumo, así como el crecimiento de la pobreza sobretodo la extrema. Así lo
indican los números publicados por los organismos que se dedican a estos
análisis, donde se ve como año a año se viene desmejorando cada uno de ellos.
En los últimos veinte años se considera una caída entre 65% y 75% de estos
niveles de desarrollo social, así lo podemos observar en las distintas
carencias y limitaciones al cual se encuentra sometida la población Venezolana.
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución Vicente Brito
Venezuela
AURORA LACUEVA, CARRERAS PRIORIZADAS
El Ministro de Educación Universitaria ha planteado la necesidad de priorizar carreras vinculadas a grandes necesidades del país, carreras que preparen a profesionales que están haciendo falta para desarrollar nuestra economía y atender a requerimientos de nuestra ciudadanía. Sería el caso, por ejemplo, de medicina integral comunitaria, química o informática, entre otras. Ya aclaró el alto funcionario que no se trata de cerrar especializaciones humanísticas como filosofía o antropología, sino de expandir la formación en áreas hoy no suficientemente atendidas. Todas las especialidades son importantes para una sociedad sana y equilibrada: desde arte hasta veterinaria, desde ingeniería mecánica hasta psicología. Pero es razonable que de acuerdo a las circunstancias se trate de fomentar el mayor crecimiento de algunas.
Lo que sí hay que evitar son las medidas aisladas. Se
necesitan políticas bien pensadas, que se entrelacen y complementen. Y que
orienten iniciativas a corto, mediano y largo plazo. El Ministerio, junto a
otros entes gubernamentales de planificación y economía, debe estudiar hacia
dónde va el mundo, qué orientaciones van tomando los veloces cambios
tecnológicos y científicos, y qué impactos podrán generar en todos los ámbitos.
Necesita además considerar cuáles son nuestras posibilidades de avance en ese
contexto y cómo concretarlas. Ello, creemos, apuntando a un país de justicia,
democracia y bienestar, y no a un país extractivista, de pobreza y opresión.
Al ver las cosas así, seguramente se manifestará la
necesidad de ir priorizando unas u otras carreras a lo largo del tiempo. Pero
ello acompañado de otras políticas importantes: fortalecer la calidad de la
Educación Media y despertar allí vocaciones; asegurar justas condiciones de
vida al profesorado universitario; estimular la investigación y desarrollo;
tejer redes entre las universidades nacionales para que se refuercen y actúen
en sinergia; activar vínculos estables con universidades de alto nivel de otros
países, que permitan formar mejor a nuestros profesores universitarios y
vincularlos a proyectos de investigación internacionales; construir programas
de trabajo entre universidades venezolanas y otras de América Latina y el
Caribe, que hagan posible realizar entre varias lo que ninguna sola puede
realizar…
lacuevat@hotmail.com
@AuroraLacueva
@Unoticias
Venezuela
LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN VENEZUELA?
Venezuela se encuentra sumergida en un ciclo político autodestructivo, el cual consiste en elecciones ilegales/ilegítimas que producen abstención masiva, instancias no reconocidas internacionalmente y sanciones, al unísono, los problemas que padecen los venezolanos se agravan paulatinamente.
El
régimen chavista se juega el todo o nada en cada pretendida elección, tal como
ha sido su costumbre, juega políticamente al suma-cero, es decir, ganar todo
haciendo lo posible para lograr la destrucción total de sus adversarios, al
menos, es lo que intenta. Por tal motivo, prefirió crear una falsa oposición
que lidiar con la reconocida mundialmente.
De
este modo, profundiza la crisis, aunque su oposición de bolsillo (la
electorera) está muy bien amaestrada en el discurso (mismo del régimen),
tratando de endilgar el agravamiento de los males nacionales a las sanciones,
el venezolano mayoritariamente sabe lo que empeora la crisis no son las
sanciones, éstas son solo una consecuencia del problema real el cual es la
retención inconstitucional y antidemocrática del poder por parte del chavismo…
no hay discusión al respecto.
En las
actuales condiciones de inconstitucionalidad y de ausencia de democracia, nadie
se atreve invertir más allá de aliados del chavismo con inversiones muy
puntuales, lo que ha asesinado lentamente la economía del país, aunque cada vez
más aprisa. Nadie invierte en un país políticamente en un conflicto que
empeora, sin instancias reconocidas por la mayoría de los países de mayor peso
y con una inestabilidad social producto de la imposición de un modelo
absolutamente ajeno a la venezolanidad… esto es lo que está destruyendo a la
otrora envidiada Venezuela.
En
consecuencia, nada de lo que haga el régimen chavista en el poder implicará
mejorías para la nación, al contrario, es un más de lo mismo empeorado. Tan es
así, que la rimbombante (para ellos) elección e instalación de la nueva
Asamblea Nacional quedó en el olvido, se sumó (no puede hacer más) al mismo rol
de las demás instituciones rojas rojitas, al politiqueo signado a atacar a la
oposición reconocida y demás disidencias por encima de los problemas sentidos y
reales de la población.
Esto
es lo que ocurre en Venezuela, donde la oposición orgánica y la ciudadana es
poco lo que puede hacer acorraladas por instituciones públicas psuvizadas,
escudo de protección de los jerarcas del socialismo del siglo XXI y su elite.
No es una dictadura tradicional, es el feroz castrismo, pero con infinidad de
recursos económicos, aferrado frenéticamente al poder.
Entonces,
Venezuela requiere un liderazgo capaz de hacer el país salga de este ciclo de
autodestrucción, un liderazgo capaz de reconducir la nación al camino de la
ley, de la democracia, única vía posible para abandonar este oscurantismo y
retomar el camino al desarrollo sostenido. Este ansiado liderazgo puede/debe
surgir de cualquier sector, de la sociedad civil, de los partidos, de la
oposición actualmente reconocida, o, incluso, del mismo chavismo. En este
complejo entramado la comunidad internacional tiene mucho peso.
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
ANTONIO J. MONAGAS, TORPEZAS, MIEDOS Y AMENAZAS
Aunque
parecieran tiempos sin precedentes los que se aproximan, igual pueden verse
como tiempos propios para configurar oportunidades dirigidas a desafiar los
problemas que acompañarían dichos momentos. En esos casos, la economía debería
prestarse a actuar como agente de reto ante situaciones imbuidas por oscuras
incertidumbres. Sobre todo, cuando son vivencias propias de caros enredos. Pero
así no acontece. Ni allá, ni acá.
La
recesión económica inducida por la crisis de salud provocada por el Covid-19,
es expresión de tiempos de “oscuros” que han causado y acusado estragos de toda
índole. Más aún, sin la más mínima compasión de las golpeadas realidades.
Además, realidades abruptamente asechadas por múltiples problemas que vinieron
acumulándose.
Asimismo,
los embates de obstinadas presunciones políticas, hacen fila para emprender una
lista de cometidos. Supuestamente dirigidos a resolver gruesos entuertos. Pero
que en el fondo, apuntan a complicar más aún las presentes realidades. Sobre
todo, luego de haber reivindicado importantes derechos humanos y libertades
políticas. Todo ello, a fin de favorecer el desarrollo económico y social,
entendido como palanca que promueve cambios inminentes de todo tenor y alcance.
Pero las cosas siguieron fracturándose.
Sin
embargo, las realidades no dejaron de mostrar su crudeza. Se convirtieron en
escenarios de duros enfrentamientos entre modelos económicos y políticos de
opuestos fundamentos ideológicos. De hecho, estos desencuentros comenzaron a
vaciar esfuerzos que habían liderado la cimentación de importantes propuestas
socioeconómicas y sociopolíticas. Propuestas que, como la globalización, el
liberalismo social o la democracia representativa, establecieron significativos
paradigmas o válidos referentes que intentaron promover valores desde y para la
“sociedad del conocimiento”.
Y
aunque puede asegurarse que tan cuestionados reacomodos o trastornos políticos
y desarreglos económicos vinieron procurándose desde tiempo atrás, sus efectos
se han acelerado inexorablemente. Incluso, sin medida ni previsión de sus
consecuencias. Quizás, ha sucedido todo muy de prisa como resultado de la
irrupción del Covid-19. O tal vez, adrede. Así pudo haber sido, a objeto de
provocar las mayores confusiones posibles. Necesarias, para azuzar un claro
desorden en cuyos terrenos se sembraron y cultivaron actitudes sociales,
culturales y políticas contrapuestas al orden civilizatorio regular.
Es
ahí cuando los caníbales de la política hacen abiertas demostraciones de sus
pérfidas cualidades y sórdidas experiencias. De esa manera, soportan sus planes
en vastos capitales con los que podrían comprar dignidades. Algunas, a cambio
de temerarias e inmorales prebendas.
Así,
logran vaciar de valores a muchos sedientos de poder. Tanto como extinguir
honestidades. Incluso, lo hacen con avaros, timadores y expoliadores. Por
tanto, completan su tarea de ajustar y condicionar actitudes a instancia de
oscuros y perversos planes. Es el camino (ojalá no se alcance ni permita) que
podría llevar al planeta a vivir entre torpezas, miedos y amenazas.