domingo, 10 de mayo de 2020

ACTUALIZACIÓN, NACIONALES, EL REPUBLICANO LIBERAL II, LUNES 11/05/2020

CAROLINA GÓMEZ-ÁVILA, ES INEVITABLE

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 4 horas
En el turbulento proceso de instalación de la Asamblea Nacional el 5 de enero de 2020, Juan Guaidó solicitó a Voluntad Popular, y le fue concedida de inmediato, la relevación de la disciplina, funciones y militancia partidista. Alegría para quienes entendemos y respetamos las implicaciones del sistema de partidos múltiples, toda vez que la fracasada aventura del 30 de abril fue atribuida a la contumaz ambición y recurrente falta de sentido de la oportunidad de su jefe político, Leopoldo López. Así que durante 2020 veríamos a un Guaidó libre de decir que no a las imposiciones desca... más »

AMÉRICO MARTÍN, QUIEN MUCHO ABARCA…

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 4 horas
El gobierno de Nicolás Maduro ha formalizado una denuncia contra Donald Trump, Iván Duque y Juan Guaidó acusándolos de desencadenar una cruel y bárbara invasión militar contra Venezuela, que le da pie para cumplir su anhelado deseo de poner tras las rejas a Guaidó y sus compañeros. Cuando escuchó la noticia, Mike Pompeo, con una sonrisa inocultable, respondió: Si eso fuera cierto, todos saben que la operación hubiera triunfado. ¿Pueril jactancia de Pompeo? Es difícil no creerle si recordamos la Tormenta del Desierto, dirigida por EEUU contra Sadam Hussein para la liberación de Kuwa... más »

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, ESE OBSCURO OBJETO DE DESEO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 4 horas
Pensador actual de punta, el holandés Ian Buruma, realiza un estudio existencial del gamberro político, el lumpen, válido para los colectivos, camisas negras, camisas pardas, paramilitares, guerrilleros colombianos, skin head, terroristas islámicos y de cualquier otra marca: un sujeto incapaz de construir una vida decente, atormentado por odios y complejos contra quienes lo logran y que envuelve su fracaso en algún justicialismo. Movimientos revolucionarios de izquierda y de derecha los reclutan para mercenarios aporreadores, brigadas de choque, torturadores, saqueadores, asesinos.... más »

ROMÁN IBARRA, DESESPERACION Y RUINA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 4 horas
Pasan los días, meses y años, y nuestro país sigue descendiendo en el barranco de la destrucción, el cual, parece no tener fondo en nuestro caso. La comisión recurrente de errores en las decisiones políticas, o peor aún, la inacción para asumir la política adecuada, y correcta, terminan por triturar las posibilidades de las mayorías, cada vez más depauperadas social; económica y hasta espiritualmente. No importa cuán grande, y sólido sea el capital político de que se disponga, pues si no se usa correctamente en el tiempo debido, y para resolver problemas; distinguiendo lo puntual d... más »

JOSÉ RAFAEL HERRERA, ¿QUÉ ES ESO DE HISTORICISMO?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 4 horas
“Nadie es mejor que su tiempo, a lo sumo es su propio tiempo”. G. W. F. Hegel No resulta tarea fácil la pretensión de poner en duda las capacidades intelectuales de un pensador de la talla de Karl Popper, autor de una Lógica de la investigación científica, con sus criterios de demarcación y su doctrina del “falsacionismo”. Por fortuna, el “principio del orden espontáneo”, que el prestigioso autor compartió desde siempre con Von Hayek, da cuenta de que no siempre lo que es bueno para el pavo es bueno para la pava. Entre austríacos te veréis. De modo que, por ejemplo, si bien La so... más »

RAUL ZAPATA, MIEDO A LA LIBERTAD

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 5 horas
Ser libres supone estar dispuestos a diseñar formas que no se están dando en el presente, un atreverse a romper con paradigmas establecidos, actuar en función de un futuro distinto, superior. Buscando responder a los requerimientos, a las solicitudes que el presente plantea. Es ese posible ejercicio de la libertad, lo que nos hace humano, fue lo que nos permitió salir de las cavernas y construir el mundo que hoy disfrutamos. Atreviéndonos con audacia, a romper con lo establecido, poniéndonos como meta un mundo mejor y accionar para construirlo. Estamos programados genéticamente c... más »


CAROLINA GÓMEZ-ÁVILA, ES INEVITABLE

En el turbulento proceso de instalación de la Asamblea Nacional el 5 de enero de 2020, Juan Guaidó solicitó a Voluntad Popular, y le fue concedida de inmediato, la relevación de la disciplina, funciones y militancia partidista.

Alegría para quienes entendemos y respetamos las implicaciones del sistema de partidos múltiples, toda vez que la fracasada aventura del 30 de abril fue atribuida a la contumaz ambición y recurrente falta de sentido de la oportunidad de su jefe político, Leopoldo López.

Así que durante 2020 veríamos a un Guaidó libre de decir que no a las imposiciones descabelladas de López y consustanciado con el interés común del G4 y de todos los venezolanos demócratas; esto es, lograr la realización de elecciones presidenciales libres y justas. Idénticas condiciones, por cierto, para las parlamentarias que la ley prevé para este año; en diciembre, si se sigue la costumbre.

Como la historia dice que cuando se excluye esta vía de alternancia, los hombres y mujeres que aspiran al poder conspiran, me parece que es de una ingenuidad perniciosa aspirar a que no lo hagan. ¿Cómo puede pretender que haya paz una dictadura que proscribió a los partidos mayoritarios, que apoya descaradamente a figuras sin liderazgo real para fingir que tiene oposición, que criminaliza a políticos para perseguirlos, encarcelarlos, torturarlos o matarlos? No, en esos términos no es posible la paz.

Peor si hay recompensas en millones de dólares por entregar a la justicia estadounidense –vivos, los quieren vivos– a la crema en el poder. Mucho peor si, tras la metida de pata histórica de Rendón y Vergara, The Washington Post cuenta que ha visto fotografías con «enormes bultos de dólares estadounidenses cuidadosamente envueltos, apilados en un piso de madera» de los cuales se habría ofrecido un 14% como pago.

No quiero llamar la atención de los pacatos sobre el escándalo moral que esto pueda representar, quiero llamar la atención de los racionales sobre lo inevitable que es que esto suceda.

Considero que Guaidó, por el respeto que debe al pueblo democrático que representa y en vista de que está liberado de disciplina partidista, debió destituir de inmediato a Rendón y a Vergara. También debió desmarcarse del acicate público de Simonovis y del diputado Alemán. Pero va tarde en esto, como en tantas otras cosas; quizás por eso, una coalición de partidos mayor al G4 (Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular, Proyecto Venezuela, Encuentro Ciudadano, Copei, Movimiento Progresista) publicó un comunicado en el que más bien son ellos quienes se desmarcan de Guaidó.

Los detalles sobre lo sucedido y los escándalos que rodean a los involucrados en esta aventura son fuegos artificiales sobre un fondo permanente: creer que pueden ganar en un arte y terreno que no conocen, con asesores de tercera o aliados de naturaleza traicionera.

Hasta ahora, la acción armada no ha sido una fortaleza de la coalición democrática. Cada vez que involucraron alguna en su sueño de libertad, despertaron varios niveles por debajo de donde estaban antes de comenzar. 

Lamento que esto favorezca al grupo que quiere el control de la coalición democrática y que lo procura con acciones que sólo favorecen a la dictadura. Para todo evento, mi interés está puesto en elecciones presidenciales libres y justas.

Carolina Gómez Ávila
@cgomezavila
@DiarioTalCual  

AMÉRICO MARTÍN, QUIEN MUCHO ABARCA…

El gobierno de Nicolás Maduro ha formalizado una denuncia contra Donald Trump, Iván Duque y Juan Guaidó acusándolos de desencadenar una cruel y bárbara invasión militar contra Venezuela, que le da pie para cumplir su anhelado deseo de poner tras las rejas a Guaidó y sus compañeros. Cuando escuchó la noticia, Mike Pompeo, con una sonrisa inocultable, respondió:

Si eso fuera cierto, todos saben que la operación hubiera triunfado.

¿Pueril jactancia de Pompeo? Es difícil no creerle si recordamos la Tormenta del Desierto, dirigida por EEUU contra Sadam Hussein para la liberación de Kuwait o la de Normandía contra el yugo nazi-facista.

Pasemos revista sumaria a la Guerra del Golfo y cotejémosla con la “invasión de Macuto”, premisa de la operación contra Guaidó. En el Golfo, bajo la jefatura del brillante General Norman Schwarzkopf, se desplegaron 959.600 soldados, 2000 carros de combate, 100 barcos de guerra, incluidos 6 portaaviones y al menos 1800 modernos aviones de combate. En los ataques iniciales se utilizaron 100 misiles crucero Tomahawk disparados desde el mar Rojo y el golfo Pérsico.

Algunos de los blancos alcanzados fueron tres palacios presidenciales, el Ministerio de Defensa, la Dirección de Inteligencia Militar, 5 estaciones de teléfono, el cuartel general de la Fuerza Aérea, una fábrica de ensamblaje de misiles Scud, la sede del partido Baath, la sede central de la policía, la estación central de televisión, diferentes ministerios y al menos 350 aviones enemigos.

Vistas estas cifras, ¿cómo es que sin rubor alguno, hablan de la invasión norteamericana-colombiana del fin de semana en Macuto y Chuao? Los “invasores” de La Guaira llegaron en peñeros no en portaaviones. Y el saldo no pudo ser más precario, si pensamos en la Tormenta del Desierto, 8 masacrados y 16 detenidos. No sé si portaban navajas o escopetas, pero misiles Tomahawk brillaron por su ausencia.

Una cosa lleva a la otra, quisieron abarcar demasiados objetivos importantes, sobre todo envolver a Trump y Duque, para lo cual no les quedó más que ponerlos al frente de la risible “invasión”. Olvidaron una regla de oro de la política: atraer a quien pueda serlo, neutralizar a quien no pueda ser atraído y saber entrañablemente que la convivencia no es un pecado, sino una de las maneras de encarnar la unidad posible para vencer peligros de apariencia insuperable.

Puesto que por ley natural, el animal humano busca progresos y no perjuicios, es dable esperar que las torpezas puedan ser minimizadas con políticas enriquecidas por la sabiduría que viene de la experiencia. De donde puede esperarse, de nuevo, que la negociación con agenda clara y transparente impulse la transición por el camino de un gobierno de emergencia nacional.

Es obvio que en esta comedia de las equivocaciones ambas partes no exhibieron sus mejores cualidades, pero de lo que sí estoy seguro es que Maduro ha dejado pasar una buena oportunidad para negociar su complejísima situación.

Al arremeter de nuevo contra EEUU y Colombia reabre heridas que lo alejan de esa solución. Hubo un momento en que pareció factible el inicio veraz de las negociaciones entre los protagonistas principales del drama venezolano.

La oposición fluía hacia Guaidó en la medida en que la mesa o mesita guardaba silencio. Y los radicales, amigos de la “invasión libertadora”, perdían su espacio. Solo quedaba y queda la negociación, pero con el escándalo de las demasías de Macuto también esta fórmula pierde algo de credibilidad. Al inventar fantasías sobre invasiones imposibles, reiteran su temor a las consecuencias de la paz. Copiando a Goebbels, convierten “cualquier anécdota en amenaza grave”.

De las tres maneras de abordar la solución de la tragedia venezolana, invasión militar, hiperrepresión y negociación con agenda clara, sigue siendo ésta última la que más opción tiene. Se engañan quienes crean que la represión o la zancadilla tengan piernas largas.

Es un error muy común en quienes ejercen el poder y cuentan con el monopolio de los medios para la ejercer esa forma de control social que es la hegemonía comunicacional. Pero el interesante pensamiento gramsciano, premisa del eurocomunismo, vale decir, socialismo de rostro humano que sin necesidad de violencia se impondría, mediante la persuasión, el cambio revolucionario, resultó ser otra utopía destinada al olvido. Sin embargo, en ese amplio propósito también fracasó, aunque quedaran algunas ramas verdes en los árboles muertos.

El modelo actual de gobierno en Venezuela, hizo suya la teoría de la hegemonía comunicacional, que sería un medio o una garantía socialista, cuando en realidad, para decirlo en palabras del gran comunicólogo español –venezolano de corazón–Marcelino Bisbal, se convirtió en dictadura comunicacional.

Porque al final, siempre al final, la democracia se sale con la suya. Afortunadamente.

Américo Martín
amermart@yahoo.com 
@AmericoMartin 

CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ, ESE OBSCURO OBJETO DE DESEO

Pensador actual de punta, el holandés Ian Buruma, realiza un estudio existencial del gamberro político, el lumpen, válido para los colectivos, camisas negras, camisas pardas, paramilitares, guerrilleros colombianos, skin head, terroristas islámicos y de cualquier otra marca: un sujeto incapaz de construir una vida decente, atormentado por odios y complejos contra quienes lo logran y que envuelve su fracaso en algún justicialismo.

Movimientos revolucionarios de izquierda y de derecha los reclutan para mercenarios aporreadores, brigadas de choque, torturadores, saqueadores, asesinos. Su oficio es el ejercicio simple de la ruindad, abusar de gente indefensa o ejecutar actos terroristas. Son el verdadero rostro de las revoluciones (“un comunista es un fascista de izquierda. Un fascista, es un comunista de derecha”).

Kensaburo Oe lo describe inquilino de casa de pensión, solitario, atormentado por los flashes eróticos en las calles, por faldas cortas y aromas de los que se siente privado masturbador pertinaz que se asume rechazado por su obscuro objeto de deseo. La belleza, el confort, flamantes automóviles, la apariencia de felicidad, transitan por las calles de las sociedades abiertas, sin chador ni burka.

Pareciera que todo está al alcance de la mano, pero cada quien debe construir espacios con voluntad, trabajo, audacia, y estas figuras baconianas no están dispuestas a eso. La sociedad ofrece maravillas que solo obtendremos parcialmente y la revolución es la respuesta del fracaso, estimulado por ideologías de la envidia: el marxismo, el populismo o el nacionalsocialismo que hacen a “los otros” culpables de sus privaciones y merecedores de castigo.

El diseñador de la violencia

En los comandos de acción directa tiene espacio su particular destreza profesional, la violencia, el rasgo más animal de los humanos y el que los acerca más a las bestias. Maltratar y hasta matar a un profesional, una mujer bella, un universitario, comerciante o trabajador, es su venganza. Los hace importantes ejercer el terror de causas oscuras.

Mussolini creó los camisas negras en 1919, que a partir de 1923 se llamarán Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional, y allí concentra las excrecencias del naufragio, que hicieron terrible la vida cotidiana. La incapacidad para conseguir tempranamente la unidad nacional italiana y superar
la pobreza, creó un estamento de resentidos animados por el rencor, lo que Hannah Arendt llama “el populacho”.

Obreros, profesores, comerciantes, médicos, oficinistas, abogados, todos sin empleo, arruinados y buscando arrimarse. El discurso de Mussolini en las tribunas representaba a las hordas, e instaba a despanzurrar, patear, a los “responsables” de las desgracias. Doscientos mil miembros de los “colectivos” emprendieron la Marcha sobre Roma, colocaron al Duce en el gobierno e inspiraron al sexualmente retorcido Hitler para formar sus
camisas pardas o S.A.

El partido nacionalsocialista compró baratos remanentes de camisas de kaki de las tropas alemanas en África y con ellos los uniformó estilo militar. Y Hugo Boss, joven costurero nazi que iniciaba su carrera profesional, le dio su mágico glamour. También vistió a las S.S y a las Wehrmacht. Los colectivos tampoco podían faltar en la pesadilla de la Revolución Cultural China y Mao creó la Guardia Roja con cientos de miles de jóvenes convertidos en perseguidores de maestros, profesores, artistas, escritores, e incluso de sus propios padres.

Los derechos gusanos

El objetivo de Mao, en ese momento defenestrado, que hizo de la Guardia Roja, era liquidar a Liu Sao Chi, Lim Piao y Deng Xiaoping para recuperar el poder. La oleada fanática asesinó más de un millón de personas y destruyó casi cinco mil de los siete mil templos antiguos que se conservaban. Latinoamérica ha tenido caudillos que convierten las naciones en cárceles con apoyo de los “colectivos”.

En Panamá de Noriega se llamaban Batallones de la Dignidad y Codepadis, que ensangrentaban las ropas claras de los manifestantes contra la dictadura. Olor a resaca de caña barata, adrenalina, sudor rancio, halitosis y sangre en las calles eran la identificación. Corrieron después como conejos en 1989 y una conocida matona, Balbina Herrera, fue candidata presidencial derrotada del norieguismo.

Daniel Ortega tenía turbas divinas en su lejano primer gobierno, aguardentosas, mercenarias, astrosas, para aterrar adversarios políticos, menos a Violeta Chamorro, quien le desbarató el proyecto en las narices. El régimen cubano usa los llamados grupos de respuesta rápida para “actos de repudio” en los que rodean por horas o días casas de` disidentes y luchadores por los Derechos Humanos, “derechos gusanos de desechos humanos” según las turbas.

Entre los años 40 y 50 las calles de La Habana eran propiedad de gánsters, los “gatillo alegre”, Emilio Tro, Manolo Castro, Rolando Masferrer, Alfredo Yabur, Eduardo Corona, Fidel Castro, hasta que en 1959 éste acabó con todos los demás y con la vida civilizada. Pero la figura del día son los indestructibles. Stallone, y sus mercenarios, Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger, hoy de moda porque, contratados por gobiernos de EEUU, rescatan princesas y liquidan tiranías. 

Carlos Raul Hernandez
carlosraulhernandez@gmail.com
@CarlosRaulHer
@ElUniversal

ROMÁN IBARRA, DESESPERACION Y RUINA

Pasan los días, meses y años, y nuestro país sigue descendiendo en el barranco de la destrucción, el cual, parece no tener fondo en nuestro caso.

La comisión recurrente de errores en las decisiones políticas, o peor aún, la inacción para asumir la política adecuada, y correcta, terminan por triturar las posibilidades de las mayorías, cada vez más depauperadas social; económica y hasta espiritualmente.

No importa cuán grande, y sólido sea el capital político de que se disponga, pues si no se usa correctamente en el tiempo debido, y para resolver problemas; distinguiendo lo puntual de lo trascendente, más temprano que tarde, terminará por esfumarse en el desierto de los incumplimientos.

Por sólidos que parezcan los apoyos internos e internacionales, la falta de resultados concretos en lapsos de corto, y mediano plazo, terminan por producir deserción, y abandono. Eso no puede calificarse de traición, sino de agotamiento del aliado porque sus pares son incapaces de llevar adelante con éxito la misión acordada.

Los aliados internacionales, así como un montón de voceros nacionales, hemos sugerido hasta la saciedad, la necesidad de negociar con el régimen y sus aliados, salidas políticas a la crisis venezolana; cancelar la equivocación de continuar con ¨el mantra¨ fracasado, y hacer una tregua en lo político para atender de manera prioritaria, y conjunta, las calamidades que en el orden soioeconómico destruyen la vida del venezolano común, pero no, parece que no hay oídos a este clamor.

Hemos dicho que se requiere con urgencia desarrollar una agenda (Gobierno-Oposición) para solicitar a los organismos internacionales los recursos necesarios para resolver el tema de la pandemia del Covid-19, pero también la electrificación del país, así como el drama de las hidrológicas porque la población en su mayoría no tiene acceso al uso del agua. Del mismo modo, hemos dicho que esas solicitudes conjuntas (gobierno-oposición) aprobadas por la AN, deben tener como premisa fundamental que los recursos que se aprueben, sean administrados

por los propios organismos otorgantes para evitar suspicacias, o mal manejo. Hay otros asuntos que merecen también atención prioritaria como la rehabilitación del Metro para contribuir a la movilización eficiente de la población.

Otra prueba de que cuando no se hacen las cosas debidamente, es que algunos asumen equivocadamente ¨soluciones, o salidas¨ que lejos de ayudar, terminan por hacer más daño.

Esa locura de un payaso autoproclamado ¨estratega electoral¨ de firmar un contrato con mercenarios para explorar aventuras golpistas, no es sino la expresión de alucinados que no entienden los procesos políticos, se han ¨achicharrado¨ las neuronas en el teclado de sus smartphones, o en películas de ciencia-ficción.

Si la política de oposición pretende ser seria, y eficaz, tiene que marcar distancia y deslindarse de manera expresa de esos irresponsables y aventureros, que solo ven posibilidades en sus juegos de guerra desde la cómoda distancia que les ofrecen sus mecenas, también equivocados, aventureros y desquiciados.

Los únicos éxitos de la oposición venezolana están vinculados a la unidad de todos sus factores, y al hecho electoral, y no a salidas golpistas o fuera de la Constitución.

Es una pena que sigan sacrificándose venezolanos, quienes en su desesperación, y la poca claridad de rumbos a seguir, terminen siendo humillados por una tiranía que no repara en castigar de manera infamante a quienes creen que ese camino puede tener éxito en manos de unos irresponsables que les manipulan en la distancia.

La política tiene que enseriarse y distanciarse de aventuras desquiciadas. Hasta cuando hay que pedirle a quienes tienen en sus manos las decisiones que es hora de negociar, y producir alternativas para la gobernabilidad, hasta que alcancemos elecciones libres?

Gobernabilidad y elecciones, no más locuras!

 Román Ibarra:  
romanibarra@gmail.com
@romanibarra

JOSÉ RAFAEL HERRERA, ¿QUÉ ES ESO DE HISTORICISMO?

“Nadie es mejor que su tiempo, a lo sumo es su propio tiempo”. G. W. F. Hegel

 No resulta tarea fácil la pretensión de poner en duda las capacidades intelectuales de un pensador de la talla de Karl Popper, autor de una Lógica de la investigación científica, con sus criterios de demarcación y su doctrina del “falsacionismo”. Por fortuna, el “principio del orden espontáneo”, que el prestigioso autor compartió desde siempre con Von Hayek, da cuenta de que no siempre lo que es bueno para el pavo es bueno para la pava. Entre austríacos te veréis. De modo que, por ejemplo, si bien La sociedad abierta y sus enemigos es un ensayo que recoge algunas verdades de peso, que permiten dar sustento y justificación al devenir de la democracia occidental, el ensayo sobre la Miseria del historicismo es, a lo sumo, una vergüenza, no solo textual –¡que lo es!–, sino esencialmente contextual. La versión popperiana de la conocida sentencia de Wittgenstein: “Quien sea incapaz de hablar con claridad debe callar hasta poder hacerlo”, se vuelve en contra de su propio autor.

El historicismo, según el punto de vista que de él ha dado Karl Popper, es una concepción cuasi mística, plena de palabras infladas y pretensiosas sin mayor significado, que pretende profetizar cuál es el origen y cuál será el fin de la historia universal. Según el filósofo austríaco, existen dos tendencias o tipos de historicismo: los “anticientíficos” y los “procientíficos”. Los primeros están cargados de un esencialismo totalizante, holístico, místico-religioso, si se quiere, que niega de plano el incuestionable triunfo de las ciencias físico-matemáticas y de la metodología de la investigación científica en el abordaje de los procesos políticos y sociales, que los historicistas pretenden sustituir con la intuición y el “esencialismo” que emana de la “comprensión vivencial” de las realidades históricas. La segunda, parte de lo que apenas es una tendencia conceptual –una hipótesis– y termina presentándola como un postulado conclusivo, como una “ley inexorable y universal” de la historia. En todo caso, en ambas tendencias se presentan los mismos defectos: creen que las fuerzas ocultas de la historia determinan las acciones humanas y que el conocimiento del pasado permite prever el futuro. Y es así como tales creencias son convertidas en leyes, en mandatos supremos. Es por eso que para Popper el historicismo es miserable, porque termina siendo el gran causante de la justificación de los peores totalitarismos padecidos por la humanidad. He aquí la lista negra de los “rufianes”, de “los más buscados” por mister Popper: Platón, Aristóteles, Hegel y Marx.

El entusiasmo con esta versión popperiana del historicismo tuvo un éxito formidable entre no pocos científicos de la política y la sociedad, particularmente entre los años setenta y ochenta, una época marcada, como se sabe, por la progresiva “muerte de las ideologías” y el advenimiento de los adioses a las viejas convicciones de unos cuantos ex camaradas que, en el fondo, nunca lograron tramontar, a pesar de sus muy sinceros y denodados esfuerzos, el más allá de la tercera página de la Fenomenología de Hegel o de los dos primeros párrafos de la Dialéctica negativa de Adorno. La era de las grandes ideologías y, con ella, de las complicaciones argumentativas –es decir, ”dialécticas”– en el horizonte de la comprensión histórica, había –¡por fortuna!– culminado, y ahora el vasto territorio del sentido común quedaba libre a sus anchas para poder cumplir el anhelado retorno a esas pequeñas satisfacciones de la vida, al fruto de las cosas más elementales –pero dulces–, en el que los viejos resabios de la abuela, el chinchorreo, la sabiduría popular, la buena cerveza y la metodología de las ciencias sociales se confunden y hermanan en un abrazo. Se trataba, finalmente, de dar “el salto del aguilucho” y de transmutar los rigurosos acordes de la Quinta sinfonía de Mahler por los cálidos compases del “Chiquitita” de Abba o el “Lady” de Kenny Rogers.

Lo cierto es que ningún historicista, plenamente consciente de serlo, puede permitirse el toupet de ser juzgado ni como un profeta del pasado o del futuro ni como un amante de los totalitarismos, según la ligereza de ignorantes y prejuiciosos, entregados a los brazos del entendimiento reflexivo. Más aún, ningún historicista, por respeto a sus propias consideraciones, podría llegar a argumentar la mamarrachada de representarse el porvenir como la predeterminada conclusión de “lo que pasó ayer”, y menos aún de concebir que “son los hechos” los que, por sí mismos, “tejen una cadena de eslabones inseparables”, fabricados con el material de los errores que, cual espantos, persiguen y se empeñan en acorralar a la humanidad.

El señor Popper ha sido, sobre todo, un severo y respetable crítico de los dogmas y los esquematismos, en cuanto al estudio de las “ciencias duras” se refiere. Pero la subordinación que hace en sus obras del saber histórico al uso y abuso –como solía afirmar Federico Riu– de sus intereses políticos inmediatos lo transforma en el peor de los fanáticos, capaz de representarse a Platón o a Hegel como los antecesores de Mussolini o de Hitler y a Stalin como el más legítimo heredero de Marx. Por ese camino, el general Pérez Arcay o el taimado Luis Miquilena –los primeros mentores de Chávez– terminarían siendo calificados como supremos historicistas convencidos, por más aventurado y temerario que resulte afirmar que sus vidas estuvieron consagradas a la lectura de –por lo menos– una sola página de la obra de Hegel, prestos, como en efecto, al servicio de la verdad y la libertad.

Claro que Popper tenía sus méritos. Eso es innegable. Pero no así sus repetidores de oficio. Afirmar que historicismo significa esa “manía de que los fenómenos son producto inevitable de las condiciones y de fuerzas históricas indetenibles”, además de mal escrito, sería como afirmar que el gran descubrimiento de Arquímedes consistió en inventar el jacuzzi y que Newton se hizo un nombre con la invención de los ordenadores Apple. Todo lo contrario, es el hombre, al decir de Marx, quien permite comprender la anatomía del mono, no la del mono al hombre. Ni son las “fuerzas históricas indetenibles” las que predestinan a la humanidad, sino que es la humanidad la que, con sus errores y virtudes, sus aciertos y desaciertos, se va labrando su propio destino en la historia. Es más, las tales “fuerzas” de la historia no son más que la objetivación de la propia acción de los hombres. Y es que tales “fuerzas” son, al decir de Vico, de “factura humana”, porque justo donde termina la creación de los hombres comienza la objetividad. Y a la inversa. Verum et factum convertuntur. Tampoco el historicismo se preocupa por pretender definir el futuro de la historia, porque su preocupación se centra en el presente y lo real. De hecho, como dice Hegel, la filosofía es el propio tiempo aprehendido con el pensamiento.

En el presente, y a diferencia de los férreos años de la dictadura neopositivista sobre el pensamiento libre, la vulgata de los esquematismos –tesis, antítesis y síntesis incluidas– contra el historicismo filosófico ha sido desechada por fraudulenta. Todo lector contemporáneo sabe bien que Hegel nada tenía ni de prusiano ni de totalitario y que entre Marx y el marxismo se alza, por cierto, una inmensa barrera, un auténtico “criterio de demarcación”. Y no se diga más de Platón y Aristóteles, por respeto a la inteligencia. Quizá una buena actualización contribuya a desechar los viejos prejuicios de otros años en unos cuantos y hasta contribuya a despistar los síntomas de la peligrosa peste de la mediocridad.

José Rafael Herrera, 
jrherreraucv2000@gmail.com
@jrherreraucv

RAUL ZAPATA, MIEDO A LA LIBERTAD



Ser libres supone estar dispuestos a diseñar formas que no se están dando en el presente, un atreverse a romper con paradigmas establecidos, actuar en función de un futuro distinto, superior. Buscando responder a los requerimientos, a las solicitudes que el presente plantea.


Es ese posible ejercicio de la libertad, lo que nos hace humano, fue lo que nos permitió salir de las cavernas y construir el mundo que hoy disfrutamos. Atreviéndonos con audacia, a romper con lo establecido, poniéndonos como meta un mundo mejor y accionar para construirlo.

Estamos programados genéticamente como animales, pero no como humanos, con la posibilidad de ser libres, ejerciendo el libre albedrio, eso no está en nuestros genes, está en nuestra parte espiritual, oculto en algún rincón nuestro, pero acceder a esa parte requiere de cierto valor, ir más allá de nuestros instintos animales programados: los mero instinto de supervivencia,
Emanuel Kant, escribió un artículo, titulado “Que es la ilustración”, en el cual afirmaba que el hombre ilustre no era el culto o el inteligente, sino, los capaces de pensar libremente, sin el tutelaje de otro, como personas mayores de edad, sin permitir que el presidente de la republica, el jefe del partido, el pastor de la iglesia o el Papa tutele su pensamiento.

Loa pensadores de la ilustración inglesa pensaba que ser ilustre estaba relacionada con la búsqueda de cada individuo, de poder accionar libremente en función de sus propios intereses, emociones y simpatías, y que la función del Estado consistía en crear espacio para la conciliación y convivencia de intereses variados.

Puestos en piloto automático, tendemos a dejarnos llevar por la inercia, soñar nuevas maneras supone un esfuerzo personal por desprogramarnos, para ser libres, para ejercer la gracia suprema con la cual Dios nos hizo humanos: “El Libre Albedrio” pero el miedo nos contamina, nos paraliza en muchas oportunidades..

Qué, sino eso, explica ese aferrarse a formas que han fracasado, de manera reiterada y contundente en el pasado. Es eso lo que nos impide soñar maneras de vida, formas de organización que de manera reiterada, según todos los indicadores de gestión, garantizan mejor calidad de vida, mejores ingresos, mejores programas sociales y mayor nivel de libertades públicas, menos Estado- El miedo, a abandonar lo conocido nos lleva a rechazar y temer a todo aquel que pretenda sacarnos de nuestra zona de confort.

La historia del hombre no es la historia de la lucha de clase, como piensan los comunistas, sino la lucha por lograr cada vez mayores niveles de libertad, que culminara con un mundo de hombres y mujeres libres y responsables de sí mismos y de sus pares, con Estado que se limitara a conciliar la voz de todos, bajo el solo reino de Dios

Capitalismo y democracia de poderes limitados para Venezuela.

Raul Zapata A.
raulzapataa@hotmail.com
@RaulzapataA