jueves, 16 de julio de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, VIERNES 17/07/2020

MARYCLEN STELLING, ¿QUÉ DIJO?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 9 minutos
El discurso del Ministro del Poder Popular para la Defensa General Padrino López, pronunciado el 5 de julio en un acto en el Panteón Nacional, sacudió al “país político” y generó diversas interpretaciones y reacciones. Lecturas que se insertan en el espacio de la percepción y del comportamiento político bifronte imperante. Dualidad política de donde emanaron lecturas dominantes y contrapuestas del discurso en cuestión. Desde la oposición, políticos, analistas y opinadores; expertos en el tema militar y electoral; medios y redes se abocaron a desentramar y buscar recovecos en el men... más »

CARLOS BLANCO, LO MENOS MALO Y EL MONTÓN DE ARENA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 22 minutos
1.- La paradoja de los sorites o del montón se suele ilustrar con los granos de arena: si usted tiene unos granos y les añade otro y otro y otro más, ¿cuándo se transforma en un montón de arena? O, si por el contrario, a un montón le quita granito a granito, ¿cuándo deja de ser un montón? Tal paradoja, trampa lógica, nos habla de la vaguedad y los límites de las cosas a las cuales nos referimos. ¿Cuál es el momento en que se pierde la gracia? ¿cuándo una suma de pecadillos nos transforma en pecadores? 2.- Estas vaguedades también se plantean en otros ámbitos, como por ejemplo la ... más »

AMÉRICO MARTÍN, UNIDAD O DISOLUCIÓN

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 26 minutos
Históricamente los grandes cambios que se han escenificado en Venezuela, por no decir en el mundo, se han materializado como consecuencia de una unificación de fuerzas políticas y sociales desplegadas con suprema inteligencia y habilidad. Pese a que esos fueron los rasgos dominantes en Angostura (1819), donde se forjó la doctrina y práctica de la emancipación conducida por el Libertador, me atrevería a decir que la más depurada expresión de un movimiento unitario exitoso fue la encarnada por la Junta Patriótica (1957) y el Pacto de Nueva York, firmado por los grandes líderes Rómulo... más »

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, ¿SON O NO TRAIDORES?

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 30 minutos
“En la historia universal se cuentan hazañas de gran valentía donde los hombres luchan y mueren por defender su pueblo, sus familias y sus ideas. Pero como hay actos plausibles también los hay aborrecibles. La confianza es algo que el ser humano valora mucho y solo hay un acto que es capaz de destruir por completo esto: la traición”. Sergio Cuevas. En primer lugar —puede haber algunas excepciones como es habitual—. hay que entrar a considerar que cualquier acción que asuman los líderes opositores en conchupancia con ese hecho brutal en contra de los partidos de oposición, trascen... más »

RAFAEL ARRÁIZ LUCCA, VENEZUELA: TUVE UN SUEÑO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 36 minutos
Mis discípulos de Estudios Liberales en la Universidad Metropolitana me dijeron: “Profesor: sueñe con la Venezuela ideal y nos cuenta.” Acepté la invitación y aquí va lo soñado. Lo primero que pasó por mi mente fue una recuperación de la impronta federal consagrada por Juan Germán Roscio en la Constitución de 1811. Soñé con una Venezuela Federal, con autonomía tributaria de los estados, con legislaciones distintas en cada entidad dependiendo de sus realidades, con un desarrollo libre de las potencialidades económicas de cada uno, buscando sus singularidades y acentuándolas. Inmedia... más »

VÍCTOR A. BOLÍVAR, PATOCRACIA: EL PODER DE LOS ENFERMOS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 45 minutos
En su importante obra La ponerología política, como ciencia del estudio de la naturaleza del mal, ajustada a propósitos políticos, publicada finalmente en 1981, el reconocido psiquiatra polaco Andrzej Lobaczewski, definió a la patocracia como un sistema de gobierno creado por una pequeña minoría patológica que toma el control de una sociedad de personas normales. Obviamente a él, como miembro que fue de la resistencia polaca a la invasión nazi y luego como perseguido del régimen comunista que la suplantó, no le fue difícil percibir y sentir en carne propia los rigores de la injusti... más »


MARYCLEN STELLING, ¿QUÉ DIJO?

El discurso del Ministro del Poder Popular para la Defensa General Padrino López, pronunciado el 5 de julio en un acto en el Panteón Nacional, sacudió al “país político” y generó diversas interpretaciones y reacciones.

Lecturas que se insertan en el espacio de la percepción y del comportamiento político bifronte imperante. Dualidad política de donde emanaron lecturas dominantes y contrapuestas del discurso en cuestión. Desde la oposición, políticos, analistas y opinadores; expertos en el tema militar y electoral; medios y redes se abocaron a desentramar y buscar recovecos en el mencionado discurso, con miras a denunciar la realidad político-electoral y, además, “develar” cualquier intención oculta.

Interpretaciones del discurso que, en la inmediatez del hecho, obedecen más a percepciones políticas del “otro” que a un riguroso análisis.

A tal fin, y con un ritmo periodístico, se emprendió un proceso de análisis colectivo del lenguaje empleado por el Ministro de Defensa, con miras al “develamiento” y denuncia de la estrategia político-electoral del Gobierno. La atención de la cayapa analítica se centró fundamentalmente en un fragmento del discurso, interpretado a la luz del anuncio que hiciera el CNE “afín al régimen” sobre la realización de elecciones parlamentarias el próximo 6 de diciembre. Según este análisis de carácter colectivo y esencialmente transmediático, el discurso comprueba que “las Fuerzas Armadas son un apéndice del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv)” y, además, «deja en evidencia que la soberanía de la nación está secuestrada por el régimen usurpador». Demuestra la “violación a la constitución” y a “los preceptos constitucionales”; “busca minar la motivación electoral”, “trata de desactivar a las bases opositoras” y “sepulta “las esperanzas de la oposición para lograr un cambio político en el país”. Sin lugar a dudas, el mensaje es “una ratificación” de que el Ministro de la Defensa “apoya una “autocracia electoral”.

Desde una perspectiva bélica geopolítica, se concluye que se trata de “una declaración de guerra a los venezolanos y al mundo”. 

Ante tal alud analítico-interpretativo que denuncia graves peligros para la democracia, desde otros espacios políticos emerge una interrogante. ¿Se trata del mismo discurso?

Maryclen Stelling
maryclenstelling@gmail.com
@maryclens
@UNoticias

CARLOS BLANCO, LO MENOS MALO Y EL MONTÓN DE ARENA


1.- La paradoja de los sorites o del montón se suele ilustrar con los granos de arena: si usted tiene unos granos y les añade otro y otro y otro más, ¿cuándo se transforma en un montón de arena? O, si por el contrario, a un montón le quita granito a granito, ¿cuándo deja de ser un montón? Tal paradoja, trampa lógica, nos habla de la vaguedad y los límites de las cosas a las cuales nos referimos. ¿Cuál es el momento en que se pierde la gracia? ¿cuándo una suma de pecadillos nos transforma en pecadores?


2.- Estas vaguedades también se plantean en otros ámbitos, como por ejemplo la antinomia entre lo perfecto y lo bueno, referida al aserto de Voltaire según el cual lo perfecto es enemigo de lo bueno. Tesis conveniente para aceptar cualquier cosa: dado que lo perfecto no existe, lo bueno siempre es algo que tiene su pizca de malo, de imperfecto, de negativo. De allí que la discusión se traslada a los grados de imperfección que son tolerables. ¿En qué instante una hábil jugada política se transforma en traición a los principios? ¿Cuándo retroceder es un mecanismo para avanzar en rutas que no solo son zigzagueantes, sino que tienen tres y cuatro dimensiones, arriba y abajo y allá?

3.- Esta discusión es pertinente cuando se examinan las condiciones electorales bajo el régimen actual. Un sector de la oposición, el que ha derivado hacia un entendimiento morganático con Maduro, tiene la teoría de que “del lobo, un pelo”, variante de nuestro “agarrando aunque sea fallo”. Para tal empresa se han unido dirigentes que formaban parte de la oposición y un grupo de personajes de los partidos AD, Primero Justicia y Voluntad Popular, que a cambio de cogerse los partidos de los cuales eran dirigentes se plegaron a los planes oficiales. Aquí habrá algunos estira-y-encoge, pero en caso de haber elecciones, concurrirán.

4.- Hay otro sector de la oposición, el de Guaidó y su G4, que plantea el tema de las condiciones necesarias para que un evento electoral sea aceptable. Aquí se entra en el tema de la vaguedad, de “lo bueno” y su enemigo “lo perfecto”, del montoncito de arena. Como jamás ha habido ni habrá unas elecciones perfectas, ¿cuándo son aceptables? Aquí se desliza el zombi electoral a hacer de las suyas.

5.- Unos dicen que se audite el Registro, otros plantean que con testigos en las mesas no hay trampa que valga, los de más allá indican que si lo que se ha vuelto insolente militarada en los centros de votación se contiene, o que si se frena a los locos abstencionistas, las elecciones serían aceptables. Todas esas nociones esconden el hecho de que bajo el despotismo de la corporación criminal, en la actualidad, en las condiciones venezolanas que no son estadísticas y promedios de dictaduras en el mundo, el régimen no aceptará una derrota electoral porque asume que no sería solamente una victoria opositora sino del “imperio”.

6.- El régimen ha desconocido los resultados electorales, en algunos casos con fraudes en los comicios, en otros a través del repudio a la voluntad ciudadana. Al lado de los fraudes cometidos, están las victorias opositoras vaciadas progresivamente de contenido: la victoria democrática del referéndum de 2007 fue anulada con el referéndum que “ganó” Chávez en 2009; la victoria clamorosa de la Asamblea Nacional fue vaciada por la persecución a sus miembros, la asunción ilegal de sus atribuciones por la ilegítima Asamblea Constituyente, el impedimento de la incorporación de los diputados de Amazonas, la toma de sus espacios físicos. De la AN quedan los diputados, dispersos antes del covid-19 y Guaidó como presidente de ese cuerpo y presidente interino, sin ejercicio de poder interno, aunque con el reconocimiento (ahora entibiado) de decenas de países y al parecer con el control de muchos recursos fuera de Venezuela. No es poca cosa, pero no es la Asamblea Nacional en funcionamiento.

7.- El problema no son las condiciones electorales. Así parecieron entenderlo Guaidó, toda la oposición unificada a comienzos de 2019, y más de 50 países, por lo que el tema electoral se planteó correctamente: primero, cese de la usurpación; luego transición; y, al final de ese camino, elecciones. Esta ruta fue alterada por Guaidó cuando entró en negociaciones con el régimen en Oslo y Barbados sobre “condiciones electorales”, a espaldas de varios aliados fundamentales. Entonces, el “cese de la usurpación” se disolvió en la noche de los tiempos, abandonada a las puertas de la ciudad por sus progenitores, irreconocibles en capucha..

8.- “Lo bueno” de unas elecciones bajo el régimen, ante “lo perfecto” de la salida del poder de la corporación criminal, es una trampa lógica y retórica porque, en realidad, es solo la compra de un ticket para la cohabitación. No es ni siquiera compartir la casa en dos habitaciones contiguas, sino aceptar un catre en el patio de atrás, al lado del tambor de basura, los cauchos viejos y la mata de mamón macho, de ese que florea pero no carga.

9.- Ignorar la consigna de la salida del régimen y colocar en primer lugar las elecciones implica hacerse los locos ante ese pequeño detalle de que no hay elecciones libres (“buenas” sin ser “perfectas”) sin cambio de régimen, asunto que se derrite en los trabalenguas de discursos mal pronunciados.

Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog

AMÉRICO MARTÍN, UNIDAD O DISOLUCIÓN

Históricamente los grandes cambios que se han escenificado en Venezuela, por no decir en el mundo, se han materializado como consecuencia de una unificación de fuerzas políticas y sociales desplegadas con suprema inteligencia y habilidad. Pese a que esos fueron los rasgos dominantes en Angostura (1819), donde se forjó la doctrina y práctica de la emancipación conducida por el Libertador, me atrevería a decir que la más depurada expresión de un movimiento unitario exitoso fue la encarnada por la Junta Patriótica (1957) y el Pacto de Nueva York, firmado por los grandes líderes Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, el 20 de enero de 1958.

La JP integró los cuatro partidos que habían sobrevivido a la feroz dictadura militar: URD (Fabricio Ojeda), AD (Silvestre Ortiz Bucarán), PCV (Guillermo García Ponce) y COPEI (Enrique Aristeguieta Gramcko). Desde Nueva York la unidad fue perfecta y eficaz, los líderes que se habían enfrentado, a ratos, con ferocidad, se dieron la mano de cara a la comunidad democrática internacional.

Demostraron así que no guardaban, entre ellos, vestigios de acrimonia o reservas de ningún tipo. Esa unidad material y espiritual fue como la palanca que pedía Arquímedes para mover el mundo y, efectivamente, la palanca de Nueva York movió al mundo.

En Venezuela, los cuatro partidos que se habían desgarrado por rivalidades y pugnas desconcertantes, por iniciativa de Alberto Carnevali, un brillante merideño de AD, iniciaron el restañamiento de las heridas y la más sorprendentemente fraterna unidad que pueda concebirse. Por desgracia la dictadura detuvo a Carnevali y, según se dijo, lo dejó morir en la cárcel. En su honor, Betancourt dijo que se había llevado a la tumba su gran secreto de estadista y estratega revolucionario.

Para evidenciar su sincera disposición unitaria, el ilustre merideño propuso a Pompeyo Márquez, lo que Márquez y los demás presentes jamás hubieran imaginado, que fuera Pompeyo el encargado de presentar el boceto del primer manifiesto de la unidad nacional.

La unidad nacía en medio de una danza de gestos afectuosos, sin intercambiar recibos de cuentas por cobrar y bajo la encendida convicción que el anuncio del encuentro de las organizaciones de la resistencia, en medio de un espíritu de fraternidad, sin zancadillas, descalificaciones mediocres y haciendo gala de una solidaria nueva relación que cristalizará el 23 de enero de 1958 con la clamorosa victoria de la unidad democrática. Mientras el movimiento se limitara a ser una suma material de factores los avances serían bastante limitados, pero cuando aquel sentimiento tocó el alma de los rudos combatientes, se convirtió en una fuerza volcánica sin otro destino que triunfar.

En el oficialismo el deterioro abría su marcha y la pregonada unidad opositora, sin esguinces, sin cartas escondidas y exhibiendo una amistad profunda, incidió sobre los estremecidos cimientos de la dictadura. No puedo olvidar que poco antes de ser encarcelado y maltratado por feroces torturadores, las organizaciones de la Junta Patriótica y el Frente Universitario actuábamos como los mosqueteros de Dumas (padre), ¡Uno para todos y todos para uno! Recuerdo, específicamente, que distribuimos una carta del joven líder de Copei, Luis Herrera Campins, titulada Frente a 1958, y lo hicimos con la misma emoción de nuestros compañeros copeyanos, en la misma tónica, las otras organizaciones del Frente Universitario, JCV y Vanguardia Urredista.

Nadie halaba la brasa para su sardina porque estábamos bajo una guía superior: la libertad, la democratización y la prosperidad de Venezuela.

Otra esencial lección emanada de esa épica fue que la unidad está destinada a crecer o, en su defecto, a estancarse y desaparecer. En función de la necesidad de crecer, centramos la dirección de la política contra un objetivo visible y comprensible. Tres figuras dominantes sostenían el edificio de la dictadura, Marcos Pérez Jiménez, Laureano Vallenilla Planchart y Pedro Estrada Albornoz, es decir, solo un militar y dos civiles. Pedíamos, en forma infatigable, la salida de ese trío y llamábamos a militares y civiles a unirse a la libertad de Venezuela.

Mano tendida hacia todos ellos, no importa las posiciones que hubiesen ocupados bajo la dictadura, siempre que estuviesen dispuestos a salvar la Patria. Luchábamos por la unidad nacional, que no cierra puertas sino que las abre.

Sin odios, con amplio sentido de reunificación, sin destrozarnos en la guerra. Nadie tenía que renegar de nada, porque todos tenían mandatos superiores emanados de la Constitución, incluso la de Pérez Jiménez. No alentábamos derramamientos de sangre, aunque estábamos dispuestos a verter la nuestra en favor de tan luminosa causa.

Como si estuviera escrito en el cielo, al mitigar los odios recíprocos, se abrieron los caminos hacia la negociación y los acuerdos de paz. El 1º de enero, los propios militares se pronunciaron atraídos por esas robustas consignas. No había células políticas entre ellos, simplemente habían comprendido que la diversidad política era la garantía para el pluralismo democrático y la alternabilidad en el mando. Decíamos también que la intransigencia era un mecanismo perverso y los venezolanos, que tan firmemente se unieron para fundar su República, tendrían que volver a hacerlo.

Es insólito que Venezuela, después de sus grandes momentos de prosperidad, creatividad, generosidad y solidaridad con los condenados de la tierra, haya sido reducida a una miseria avasallante, sin libertad y en acelerado deterioro en el más amplio y pleno sentido. Torino Capital, la Encovi y Fedecámaras coinciden al definir los perfiles de nuestra desgracia, lo que resalta la urgencia de la unidad nacional sin perseguidos ni perseguidores.

Se trata, pues, de alcanzar juntos las condiciones de transparencia para una solución política-electoral. Así como estamos obligados a devolver los derechos a los ciudadanos, es preciso que asuman la responsabilidad de su propio destino utilizando las mejores experiencias del pasado.

Américo Martín
amermart@yahoo.com 
@AmericoMartin
@DiarioTalCual

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, ¿SON O NO TRAIDORES?

“En la historia universal se cuentan hazañas de gran valentía donde los hombres luchan y mueren por defender su pueblo, sus familias y sus ideas.  Pero como hay actos plausibles también los hay aborrecibles. La confianza es algo que el ser humano valora mucho y solo hay un acto que es capaz de destruir por completo esto: la traición”. Sergio Cuevas. 

En primer lugar —puede haber algunas excepciones como es habitual—. hay que entrar a considerar que cualquier acción que asuman los líderes opositores en conchupancia con ese hecho brutal en contra de los partidos de oposición, trascenderá, irá más allá de las paredes de esas organizaciones del cual formaron parte. Será la sociedad civil, es decir, 85 % de compatriotas que no tiene esos vínculos, ni obedece a disciplinas, ni conoce de esas conductas, ni siquiera como son esas casas por dentro, ni conoce de estatutos ni de doctrinas, ni de excepciones de reglas; serán ellos quienes juzgarán esos acomodos y reacomodos apresurados, de última hora. Además, aquellos que nunca han militado en partido político tienen la particularidad de ser más severos, más inflexibles con la falta de solidaridad, rigurosos con todo lo que tenga que ver con la ética; aúpan el comportamiento vertical y castigan al traidor hasta la infinitud.      

Pocas dudas tengo de que, con el calificativo de traidores a la democracia venezolana y a sus organizaciones partidistas, serán señalados todos aquellos dirigentes de la oposición que decidieron aceptar, sin competir, el testigo de quienes hasta hace poco fueron sus crueles contrincantes. De manera que aquellos que acepten los símbolos, las siglas de sus partidos despojados arbitrariamente por el régimen, serán señalados como aguantadores del autoritarismo; los retratarán de conciencias frágiles, su futuro se reducirá a un prolongado olvido; serán los nuevos socios de la rapiña y de veinte años de calamidades.

Estos saltos al vacío los dan en el preciso momento en que se discute la posibilidad de asistir a un proceso electoral fuera de ley y ceñido únicamente a elecciones parlamentarias; mientras el grueso número de venezolanos y la comunidad internacional sugieren votaciones presidenciales y parlamentarias con las mayores garantías posibles. En pocas palabras, creen ciegamente que el régimen es invencible. Dudan de que este embrollo donde está sumida la oposición tenga salida. Consideran una fantasía pensar en las posibilidades de ir a unas elecciones presidenciales. No creen que la presión del imperio norteamericano produzca un efecto que pueda ser irreparable. Puesto que algunos no se pasean por el hecho real de que el régimen no logra tener las manos libres. Que sobre él pesan grandes contrincantes que persiguen verlo fuera de juego. Que el hecho de que hasta ahora no se haya logrado el objetivo definitivo no significa que no pueda suceder más adelante. Tampoco se pasean, los que se van detrás de los partidos arrebatados por el régimen de Nicolás Maduro, que probablemente serán sancionados por el gobierno de Donald Trump: congeladas sus cuentas bancarias en Estados Unidos y países amigos, eliminadas sus visas y la de sus familiares más cercanos.      

Creo que esta nota del embajador Tarre Briceño, refiriéndose al Parlamento Europeo, se ajusta perfectamente a los puntos expuestos en este artículo de hoy; dice él: “La Resolución aprobada incluye la petición de elecciones presidenciales y legislativas libres, transparentes y creíbles; reconoció la crisis humanitaria e instó a la comunidad internacional a ayudar a los migrantes venezolanos; ratificó su apoyo a Juan Guaidó como presidente interino legítimo; condenó el nombramiento antidemocrático de los nuevos miembros del Consejo Nacional Electoral; solicitó más sanciones en contra los líderes de la dictadura y un largo etcétera”…

Rafael García Marvez 
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez   

RAFAEL ARRÁIZ LUCCA, VENEZUELA: TUVE UN SUEÑO

Mis discípulos de Estudios Liberales en la Universidad Metropolitana me dijeron: “Profesor: sueñe con la Venezuela ideal y nos cuenta.” Acepté la invitación y aquí va lo soñado.

Lo primero que pasó por mi mente fue una recuperación de la impronta federal consagrada por Juan Germán Roscio en la Constitución de 1811. Soñé con una Venezuela Federal, con autonomía tributaria de los estados, con legislaciones distintas en cada entidad dependiendo de sus realidades, con un desarrollo libre de las potencialidades económicas de cada uno, buscando sus singularidades y acentuándolas. Inmediatamente, se solapó una nueva cartografía municipal en un recodo onírico: en vez de 335 alcaldías, muchas más descentralizando el poder a fondo: 3000 alcaldías atendiendo y prestándole servicios a los ciudadanos.

Dije ciudadanos y vi gente con conciencia de sus deberes y derechos y un amor insobornable por el cumplimiento de la ley. Vi las aulas de la escuela primaria donde imperaba una Diosa omnímoda a la que le rendían todos los honores: la verdad. Vi al Individuo hacerse sagrado. Nada, ni el Estado ni la religión, estuvieron sobre él. 

Un primer ministro

Cambié de lado la cabeza en la almohada y vislumbré un sistema parlamentario. Una democracia parlamentaria en una república federal. Vi a un jefe de Estado con funciones muy reducidas y a un primer ministro que formó un gobierno. Ese primer ministro era diputado de un vigoroso parlamento, un congreso donde convivían las posiciones políticas más disímiles que estaban obligadas a pactar, negociar, convenir sus propuestas de acuerdo con un ajedrez intenso. Allí vi la democracia en su esplendor. Diálogo, negociación, acuerdos, obediencia a lo pactado. Vi un poder compartido y un hondo respeto por la opinión ajena, por el otro, por el que piensa distinto.

A aquel primer ministro que formó gobierno lo vi encabezando un gobierno muy fuerte, dedicado a sus tareas urgentes y fundamentales: seguridad, impuestos, resguardo de la integridad territorial y, sobre todo, enfocado en proveerle a los ciudadanos el marco propicio para que desarrollaran todas sus capacidades. Vi trenes, carreteras, autopistas, hospitales, escuelas, universidades, casas, edificios, industrias, haciendas, fincas, todos construidos por la gente agrupada en empresas. Vi a los ciudadanos trabajando, construyendo, afanados por prestarle servicios y salud a sus paisanos y generando riqueza.

Rafael Arraiz Lucca
@rafaelarraiz
@LosAndesDiario

VÍCTOR A. BOLÍVAR, PATOCRACIA: EL PODER DE LOS ENFERMOS

En su importante obra La ponerología política, como ciencia del estudio de la naturaleza del mal, ajustada a propósitos políticos, publicada finalmente en 1981, el reconocido psiquiatra polaco Andrzej Lobaczewski, definió a la patocracia como un sistema de gobierno creado por una pequeña minoría patológica que toma el control de una sociedad de personas normales.

Obviamente a él, como miembro que fue de la resistencia polaca a la invasión nazi y luego como perseguido del régimen comunista que la suplantó, no le fue difícil percibir y sentir en carne propia los rigores de la injusticia social que dejan estos enfermos a su paso. Hitler, Stalin y Fidel son casos icónicos de la psicopatía gobernante.

En nuestro país, son muchas las características de este régimen, de más de 20 años, que nos llevan a calificarlo como una patocracia; seguramente es una extensión de la cubana.  Y no es de reciente data que nos hayamos percatado del asunto. En julio de 2002, dimos inicio a la solicitud ante el TSJ para que, de acuerdo al texto constitucional, designara una junta médica que determinará el estado de insania mental de Hugo Chávez. En ese entonces, los distintos medios del país divulgaron profusamente la noticia; incluso, el reconocido periodista Casto Ocando –desde el exterior– cubrió en detalle este antecedente, por lo que llegó a tener repercusión internacional.

Fue una solicitud sustentada en las opiniones médicas de psiquiatras calificados como la del Dr. Franzel Delgado Senior, entonces presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, que estudiaron el comportamiento anormal del entonces presidente de la república, quien fue calificado como sociópata. Fue tan abundante como importante el material aportado que, con seguridad, en un país respetuoso de sus instituciones y apegado al orden jurídico, el caso hubiese corrido una suerte distinta al  engavetamiento como habitual forma de administrar justicia. No fue gratis, al entonces presidente del máximo tribunal se le recompensó luego con importantes embajadas.

La referencia viene al caso, cuando los años transcurridos corresponden a un ya largo período de maltrato e injusticia social en el que quienes han manejado el poder han repetido la anormal conducta de su ductor Hugo Chávez. El culto a la personalidad mesiánica, la manipulación nacionalista, el fanatismo ideológico, el déficit de valores cívicos y morales, la persecución política y eliminación de la libertad de expresión; más la espantosa violación de los derechos humanos, son irrefutables características de estos trastornados mentales que ostentan el poder absoluto en Venezuela, apoyados en valores puramente patológicos.

Para muestra solo basta señalar los asesinatos, perseguidos, presos y torturados. La lista es tristemente larga: Brito, Albán, Acosta Arévalo, Oscar Pérez, Caguaripano, entre otros, sumados Neomar Lander y más de 60 jóvenes y otros 100 asesinados en las protestas; Requesens, Prieto y más de 400 presos políticos y militares, habla por sí sola de los enfermos que nos gobiernan.

Víctor Antonio Bolívar Castillo 
vabolivar@gmail.com
@vabolivar