miércoles, 25 de marzo de 2020

ACTUALIZACIÓN, EL REPUBLICANO LIBERAL II, JUEVES 26/03/2020

ADRIANA MORÁN, LOS TAPABOCAS DEL MIEDO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 12 minutos
Y las calles quedaron vacías. Millones de personas encerraron su miedo en casas sin agua, sin luz y sin alimentos ante el llamado del que por una vez en la vida, hizo lo que tenía que hacer. El llamado a la cuarentena de Maduro, fue un acto de responsabilidad inusitado si lo comparamos con el comportamiento folklórico de algunos gobernantes de países cercanos que juegan a la ruleta rusa con la vida de sus gobernados en actos más propios de un circo que de esta película de terror en tiempo real en la que todos participamos. Y es cierto que después del tono severo e inusitadamente so... más »

VÍCTOR ANTONIO BOLÍVAR CASTILLO, LAS DOS PESTES

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 15 minutos
Difícil imaginar el próximo escenario en Venezuela luego de la permanencia del indeseado visitante. Dos importantes aspectos merecen merecen ser destacados en la trama de su estadía. Uno, los efectos y consecuencias que para nuestro país representa su exposición y contagio en las paupérrimas condiciones en las que se encuentra nuestro sistema de salud pública y el estado de precariedad de la mayoría de nuestra población casi famélica, sin anticuerpos, desnutrida y muchos en condiciones insalubres y antihigiénicas, que representa un dantesco cuadro del estado de postración, despreci... más »

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, EL CORONAVIRUS VERSUS LA POLÍTICA VENEZOLANA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 18 minutos
Les anticipo que no trataré el tema del coronavirus desde el punto de vista netamente patológico —bastante tinta se ha usado en estas tres largas semanas—; lo haré más bien desde el ángulo de donde aparentemente fue su génesis, es decir: político, económico y comunicacional. Como Venezuela es nuestra particular preocupación, por allí caminaremos este trecho de hoy. A pesar de que la pandemia ha sido benevolente con nosotros, —pocos los infectados, ningún fallecido, no sé de alguno– el régimen de Nicolás Maduro ha montado una gigantesca campaña comunicacional para distorsionar los ... más »

HUMBERTO ACOSTA, ¿DESPUÉS DE LA CUARENTENA….QUÉ?, PROYECTO PAÍS

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 25 minutos
Los efectos sociales, económicos y políticos del CoronaVirus, supuestamente intercalado por el régimen Chino (“Chernóbil Chino”…), obliga a la Sociedad Venezolana actuar conscientemente. La vivencia de su ciudadanía exige repensar el camino a seguir y qué hacer… positivamente. El reclamo lógico es por ejecutar, responsable y oportunamente, acciones para condiciones que garanticen el funcionamiento del sistema, con certidumbre y congruencia; políticas integrales para acciones urgentes y esenciales, decisiones coherentes, sostenibles e ineludibles. Después de la Cuarentena o del auto... más »

NOEL ÁLVAREZ, LA FE NOS TRAJO LA LLUVIA

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 30 minutos
A quienes no saben mucho acerca de mí, quiero confesarles algo: soy profundamente creyente en Dios, cristiano, católico, miembro-directivo de una orden dependiente de la Iglesia Católica, sin embargo, como hombre de fe, me caracterizo por la amplitud de pensamiento, es así como entre mis amigos cuento con evangélicos, testigos de jehová, judíos, mormones, musulmanes, entre otros. Como columnista procuro no mezclar los temas religiosos con los políticos o económicos. Para mantener la gimnasia alejada de la magnesia, en esta oportunidad abordaré un tema religioso exclusivamente. En ... más »

JOSÉ L. ZAMBRANO P., EL EXTRAÑO PODER DE UN MICROBIO

Unknown en EL REPUBLICANO LIBERAL II - Hace 34 minutos
Es imposible evitar una catástrofe de magnitudes insospechadas. Es fácil que un país completo salga salpicado y hasta hundido por un ser microscópico. Nadie está preparado, por más que la infraestructura bélica esté fortificada. No hay batallón reflexivo para estos pormenores. Un dilema más que enrevesado. Tumba las razones elementales y regala una novedad casi siniestra. La humanidad pende de un hilo por algo insignificante. El coronavirus no es un mal menor como algunos jerarcas pensaban. Ha trastornado el humor a siete mil millones de habitantes en el planeta. Nadie está prote... más »

ADRIANA MORÁN, LOS TAPABOCAS DEL MIEDO

Y las calles quedaron vacías. Millones de personas encerraron su miedo en casas sin agua, sin luz y sin alimentos ante el llamado del que por una vez en la vida, hizo lo que tenía que hacer. El llamado a la cuarentena de Maduro, fue un acto de responsabilidad inusitado si lo comparamos con el comportamiento folklórico de algunos gobernantes de países cercanos que juegan a la ruleta rusa con la vida de sus gobernados en actos más propios de un circo que de esta película de terror en tiempo real en la que todos participamos.

Y es cierto que después del tono severo e inusitadamente sobrio que el mandatario usó en la cadena nacional en la que nos mandaba a encerrarnos ha dicho cosas que no tienen nada que envidiarle a esos que en sus países aún le restan importancia a la amenaza invisible o que incluso los supera, pero la decisión impostergable está allí y es la única que puede salvarnos.

Hay mil argumentos en contra del encierro. Mil razones para pensar que es insostenible y que la muerte terminará por golpear a esas puertas cerradas sino en forma de virus, sí en forma de hambre o de cualquier otra enfermedad.

Pero ninguno de esos argumentos es tan fuerte como el de que sin romper ese contacto de unos con otros, en un país que ya estaba destruido y que no tiene ninguna posibilidad de atender en su sistema sanitario la menor de sus emergencias, la muerte es mucho más que una posibilidad. Es una certeza.

Que esta encerrona pueda mantenerse en el tiempo dependerá de que quienes están al mando de esta nación indefensa y de que quienes los adversan, puedan entender el momento al que nos enfrentamos. De que sean capaces de pasar por encima del juego de tronos que han venido jugando para mirar con compasión a ese país que no se parece en nada a esa foto con ciudadanos con mascarillas todas iguales y perfectamente ajustadas que viene de distintas latitudes.

Este es el país de los tapabocas multicolores. El país que fabricó como pudo con los retazos que encontró en su reclusión esas artesanías que usa para salir a comprar algo y regresar rápido a su casa a seguir conviviendo con el miedo.

Ese es el país real, conmovedor en sus deseos de sobrevivir a toda costa, dispuesto a cumplir con el encierro en espera de que la peste no lo roce.

Adriana Moran
adrianamoran@gmail.com 
@NuevaTec47
@DiarioTalCual  

VÍCTOR ANTONIO BOLÍVAR CASTILLO, LAS DOS PESTES

Difícil imaginar el próximo escenario en Venezuela luego de la permanencia del indeseado visitante. Dos importantes aspectos merecen merecen ser destacados en la trama de su estadía. Uno, los efectos y consecuencias que para nuestro país representa su exposición y contagio en las paupérrimas condiciones en las que se encuentra nuestro sistema de salud pública y el estado de precariedad de la mayoría de nuestra población casi famélica, sin anticuerpos, desnutrida y muchos en condiciones insalubres y antihigiénicas, que representa un dantesco cuadro del estado de postración, desprecio y abandono que ha ocasionado una revolución mediocre que derivó en narcocracia.

El otro aspecto es el que -por vía de consecuencia- refiere a las batallas que se deben librar contra el virus y contra el régimen. Un primer problema para ello, es que este régimen es precisamente el que asume el rol de gran componedor de una tragedia cuando por su irresponsabilidad son ellos la mayor parte del problema. Basta en este sentido mencionar que, por acabar con la institucionalidad democrática, este régimen de facto no aplica para solicitar ayuda en el ámbito internacional a organismos y países. Ni que se traguen sus improperios y majaderías.

El lamentable resultado es que no tienen con qué enfrentar el problema que significa mantener aislados por tiempo incierto a los venezolanos sin que pasen hambre y penurias. No tienen un plan que atienda esta grave contingencia. No hay política pública que implemente un verdadero control en el acceso a los alimentos mas básicos. El desmadre de la especulación, entre otros, es el mejor ejemplo de cuan mal se ha manejado este régimen.

La otra variable de este aspecto es que -a pesar de todo lo referido- se hace presente el proverbial despropósito de sacarle provecho político  a la desgracia humana, característica propia de estos gobernantes hegemónicos. Así lo hicieron en Vargas con el deslave cuando para mantener su discurso “antiimperialista” impidieron, en un acto de carroña política, la entrada de una ayuda estadounidense que seguramente hubiese evitado muchas muertes y enfermedades. Como también lo hicieron en Cúcuta cuando impidieron la entrada de la ayuda humanitaria. Y no se diga de las sanciones que pese a que solo aplican a quienes han incurrido en una conducta criminal y antidemocrática, son objeto de manipulación en el discurso patriotero.

Material hay para relatar nuestra tragedia, en tiempos de cuarentena,  en una especie de adaptación tropicalizada del Decamerón del siglo XXI ante los dos pestes, el coronavirus y  el castro chavismo narcocrático.

Víctor Antonio Bolívar Castillo 
vabolivar@gmail.com
@vabolivar

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, EL CORONAVIRUS VERSUS LA POLÍTICA VENEZOLANA

Les anticipo que no trataré el tema del coronavirus desde el punto de vista netamente patológico —bastante tinta se ha usado en estas tres largas semanas—; lo haré más bien desde el ángulo de donde aparentemente fue su génesis, es decir: político, económico y comunicacional. Como Venezuela es nuestra particular preocupación, por allí caminaremos este trecho de hoy. 

A pesar de que la pandemia ha sido benevolente con nosotros, —pocos los infectados, ningún fallecido, no sé de alguno– el régimen de Nicolás Maduro ha montado una gigantesca campaña comunicacional para distorsionar los hechos con la finalidad de sacarle fruto político. Esta es una práctica muy común en los gobiernos de corte comunista para obtener beneficios de la crisis. Sin embargo, los tiempos mutan y las sociedades lo hacen junto con ellos. 

Esta pandemia llegó a nosotros justo en el momento en que los efectos de las medidas tomadas en contra del régimen por los gobiernos y organizaciones internacionales se patentizaban; sumándosele a la aceleración de los desquicios económicos de orden endógenos. Era evidente para los mandatarios que pocas gotas de gasolina quedaban en los depósitos. El país petrolero, de los más grandes del mundo, finalmente se quedó vacío. Cundió el pánico y la economía nacional terminó de paralizarse. ¡Culpa del coronavirus!, gritaban las voces irrazonables e insensatas desde Miraflores, frotándose las manos con fruición al mismo tiempo.    

Precisando, el hecho de que el régimen haya cursado una solicitud de préstamo al Fondo Monetario Internacional pone en evidencia su iliquidez para hacerle frente a la crisis. Rebajar su solicitud inicial, un poco más tarde, de cinco mil millones de dólares a mil quinientos millones es un adicional que corrobora su sequía financiera. Ya el FMI le comunicó algunos de los requisitos imprescindibles para un posible crédito; la mayoría de ellos tendrían que pasar por el visto bueno de la Asamblea Nacional, léase, por la oposición democrática. Esta oposición democrática debe entender que el Covid-19 para Venezuela tiene una perspectiva particularmente aterradora; que en el caso nuestro, es labor imposible desligarla del hecho político. Es muy complicado, por ejemplo, llegar a un acuerdo con quienes han sido miserables con los injustamente presos político, más expuestos a adquirir ese mal que cualquiera de nosotros. Situación que ha conllevado que tanto Juan Guaidó como sus dirigentes tengan que moverse con sigiloso y complicado equilibrio; pero teniendo presente que para los venezolanos el coronavirus es al alimón, una pandemia y un elemento político. Debemos deslindar una cosa de otra; es un chantaje la utilización afiebrada del coronavirus para sacar provechos. ¿Cuántas veces y cuándo ha llamado Nicolás Maduro al presidente encargado de la República de Venezuela, presidente de la Asamblea Nacional, y líder sin discusión de las fuerzas de oposición, para reunirse con él con la finalidad, frente a la emergencia, buscarles una salida a la crisis? Nunca, jamás. Por el contrario, sigue la persecución en contra de diputados y periodistas que informen sobre los daños de la pandemia. 

Termino con una corta referencia para mitigar la angustia de nuestros compatriotas por las medidas de corte económicas anunciadas por Nicolás Maduro el domingo pasado. Los venezolanos conscientemente, como lo han hecho en otras ocasiones, harán caso omiso de las medidas comunistas con la intención velada de Maduro y sus cómplices de acabar con la empresa privada. De manera, que agudizando la inteligencia y conviniendo entre las partes, de mutuo acuerdo, llegarán a acuerdos sin interferencias nocivas e interesadas.

Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez

HUMBERTO ACOSTA, ¿DESPUÉS DE LA CUARENTENA….QUÉ?, PROYECTO PAÍS

Los efectos sociales, económicos y políticos del CoronaVirus, supuestamente intercalado por el régimen Chino (“Chernóbil Chino”…), obliga a la Sociedad Venezolana actuar conscientemente. La vivencia de su ciudadanía exige repensar el camino a seguir y qué hacer… positivamente. El reclamo lógico es por ejecutar, responsable y oportunamente, acciones para condiciones que garanticen el funcionamiento del sistema, con certidumbre y congruencia; políticas integrales para acciones urgentes y esenciales, decisiones coherentes, sostenibles e ineludibles.

Después de la Cuarentena o del autoconfinamiento, período de aislamiento, con guerra viral y comunicacional amplia e intensa, la estratagema oficial ha sido habilidosa y eficaz. En Venezuela, el CoronaVirus está siendo confinado y las comunidades, con solidaridad han respondido a las instrucciones de los mandos y el régimen, invariablemente, ha aprovechado tiempo en preparar y organizar sus huestes para sus originarios e inquebrantables fines, especialmente cuadrar lo de sus “elecciones”, 2020.

A la ciudadanía le angustia no solo las condiciones médico-sanitarias existentes para resistir la guerra sino, también, las posibilidades de vivir, trabajar y producir para sobrevivir. El régimen, quien tiene los recursos y la mayor responsabilidad, debe despejar las incógnitas que oscurecen el presente y futuro inmediato y no continuar con la verborrea y ofertas, sin acciones ni resultados en contra del enorme caos social, lleno de dolor, abandono y miseria que se padece, acrecentado por la amenazante perturbación del virus, hasta ahora, perdurable.

La mayoría de los gobiernos en función de controlar la propagación del denominado, según ONU, COVID-19, han adoptado medidas inminentes para favorecer la vida a los ciudadanos en la etapa de aparición y posterior a la pandemia; afianzándose para que el virus y calamidad inherente desaparezcan.

Las circunstancias de guerra han sido propicias para que algunos gobiernos (Alemania, Canadá, Suecia, Israel, El Salvador, etc.) demuestren capacidad y voluntad resolutiva. Frente a la guerra respuestas coherentes, transparentes y efectivas. Se han preparado para contextos de paz o belicosos, reacciones y logros lo demuestran. En Venezuela, el régimen debería salir de su enfrascamiento y trabajar para todos, sin “colectivos” y con la verdad. Requerir ayuda internacional por los medios apropiados; emulando gobiernos con auténtica democracia participativa para superar conflictos, evitando más sacrificios al pueblo cuyos intereses hipotéticamente defienden.

Israel, es ejemplo mundial, país pequeño, democrático y desarrollado, sus autoridades informan que: “No hay ninguna víctima fatal por el Covid-19…” Según el Premio Nobel en Química, Michael Levitt, académico, profesor universitario, incorporado como vocero responsable de la sociedad civil, manifestó con credibilidad “…No habrá más de una decena de muertes en Israel. Me sorprendería si el número de fallecidos es mayor a diez...”

Cuál es la diferencia?

Organización social, capital humano, civiles y militares, lideres honestos y competentes, asociados conscientemente a la emergencia y lo no-emergente, sin necesidad de “carnet de la patria” u otros artefactos de factura similar. Infraestructura (sanitaria, económica, social e institucional) recursos disponibles e instituciones funcionando; lo urgente, lo esencial y lo importante, previstos en el modelo de vida e incorporados al sistema social israelita y a su proceso de trabajo planificado, con acciones basadas en una cultura que la Sociedad judía a través de su proceso de gobernanza establece al Estado y gobierno Israelí, para beneficio de las familias y ciudadanos.

En Venezuela, el régimen decretó cuarentena en escuelas y universidades prácticamente cerradas, por falta de presupuesto y de profesores. Hospitales destartalados, médicos emigrando y medicinas insuficientes. Empresas de producción, comercio y de espectáculos quebradas y fronteras incomunicadas. El sistema en un solo caos: sin producción ni ingresos, el bolívar?, estanflación, limitaciones al movimiento interno de sus ciudadanos, sin agua, luz, gasolina ni gas, diáspora de millones de venezolanos, con un consumo e intercambio mínimo de bienes y servicios; recesión económica. El Estado centralizado y hegemónico, aviva un gobierno corrupto, irresponsable e insensible frente a las demandas de la Sociedad Venezolana.

Después de la Cuarentena? Que? El peligro del caos social, global, de continuar como vamos… entra irremediablemente a plena ebullición. Cuaresma, es tiempo de reflexión y acción para el cambio positivo con planificación coherente y liderazgo admisible. Reconocimiento al Personal médico y paramédico venezolano.

Dios, Padre de Todos, ayuda a Venezuela. Te lo rogamos.

Humberto Acosta
humbertoacosta648@yahoo.com
@HumbertoAcosta9
ExRector UNET. Dr. en Ciencias del Desarrollo 

NOEL ÁLVAREZ, LA FE NOS TRAJO LA LLUVIA

A quienes no saben mucho acerca de mí, quiero confesarles algo: soy profundamente creyente en Dios, cristiano, católico, miembro-directivo de una orden dependiente de la Iglesia Católica, sin embargo, como hombre de fe, me caracterizo por la amplitud de pensamiento, es así como entre mis amigos cuento con evangélicos, testigos de jehová, judíos, mormones, musulmanes, entre otros. Como columnista procuro no mezclar los temas religiosos con los políticos o económicos. Para mantener la gimnasia alejada de la magnesia, en esta oportunidad abordaré un tema religioso exclusivamente.

En un mundo cada vez más politeísta, procrastinador de la figura del Supremo Creador. No quiero causar polémica entre los adelantos técnicos utilizados para el tratamiento del coronavirus y el poder sanador residente en la oración, por el contrario, estoy convencido de que, la acción complementaria puede dar mejores resultados. A los efectos de matizar las controversias, reubicaré los términos del viejo refrán: “con el mazo dando y a Dios rogando”. Creo que la fe sí mueve montañas y su efecto purificador viene envuelto en la oración. Cuenta la leyenda que cuando Hitler iba a invadir Inglaterra, Churchill pensó que el único recurso que les quedaba era orar y mandó a crear grupos de oración por todo el país. Hitler nunca logró llegar a Inglaterra porque al parecer una niebla muy intensa la cubrió. Tiempo después la Reina de Inglaterra expresó: «Le temo más a un ejército de personas orando, que a un ejército militar».

Para continuar transitando el camino de la fe, me viene a la mente un hecho que presencié a inicios de la década de los 70. En aquella época era yo, junto a mi difunto padre, un labriego cultivador de maíz en el Batatillo, mi terruño trujillano. Estábamos atravesando una época de intensa sequía, no recuerdo el mes, pero la ausencia de lluvia ya duraba un año y las cosechas estaban a punto de perderse. Alguien del caserío tuvo la idea de proponer que se hiciera una rogativa para solicitarle a Dios, a través de San Isidro Labrador, que perdonara nuestros pecados y permitiera que la lluvia retornara.

Quedé momentáneamente sorprendido porque siempre había escuchado que a San Isidro se le invocaba para que quitara el agua y no para que la pusiera. Con el paso del tiempo llegué a saber que este santo es el patrono del clima, y por lo tanto no solo “quita el agua y pone el sol”, sino que también quita el sol y pone el agua. El caso es que, unas 100 personas, entre hombres, mujeres y niños comenzamos la rogativa como a las 2 de la tarde. A la cabeza de la procesión iba un señor, llamado Andrés Manuel, portando la imagen del santo, este señor de repente hizo la siguiente proclama: “lo más seguro es que al final de esta invocación, todos retornemos emparamados a consecuencia del palo de agua que caerá”.

El escepticismo de la juventud me hacía poner en duda la afirmación efectuada por el señor que llevaba el santo, esto corroborado con lo que pude percibir al momento. Utilizando el sombrero que llevaba puesto, como escudo, miré al cielo, estaba azul, limpio, claro, sin ninguna nube surcando el horizonte. El sol de los llanos trujillanos azotaba la tez curtida de cada uno de nosotros, 36 grados a la sombra, más o menos era

la temperatura, en ese momento. Esta perspectiva me hizo dudar que nuestra iniciativa pudiera tener éxito, sin embargo, no hice ningún comentario para no contrariar las creencias de mi padre, quien era merecedor de todo mi respeto.

Iniciamos el recorrido en la primera parcela, con dirección Norte-Sur, deteniéndonos en cada una de ellas, cantábamos y orábamos por el bienestar de su propietario. La extensión a recorrer era muy larga y la marcha, con sus cánticos y rezos, era muy lenta. Acercándose las 4 de la tarde y próximos a llegar a la última parcela, de repente, el cielo comenzó a oscurecerse, apresuramos el paso para intentar guarecernos en lo que llamábamos la casa de la hacienda. Sin embargo, con rapidez la tempestad no nos dio tregua. La intensidad de la lluvia y la fuerza del viento eran tales que, tuvimos que sujetarnos a los árboles para no ser arrastrados por el torbellino. Pasó la tempestad, pero quedó el frescor de la lluvia y la tierra quedó regada abundantemente. Retornamos al pueblo emparamados, tal como había vaticinado el señor Andrés Manuel, pero muy satisfechos y agradecidos con Dios y San Isidro.

Algunos incrédulos podrían argumentar que, a través de los modernos aparatos electrónicos se podría haber determinado que, en ese día, a esa hora y en ese pueblo estaba previsto que lloviera. Por el contrario, estoy convencido de que, aquel no fue un previsible hecho natural, sino que respondió a la fe que pusimos en nuestras oraciones. Como dice el dicho: el corazón tiene razones que la razón no entiende. Si todo fuera tan previsible no sería necesario salir con un paraguas cuando los meteorólogos anuncian que ese día no lloverá. Para concluir, quiero pedirle, con la mayor humildad, a todos los ciudadanos del mundo, creyentes o no, que roguemos a Dios para que nos bendiga y proteja de esta peste que amenaza acabar con nuestras vidas ¡Amén!

Noel Álvarez
Noelalvarez10@gmail.com  
@alvareznv  
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE 

JOSÉ L. ZAMBRANO P., EL EXTRAÑO PODER DE UN MICROBIO

Es imposible evitar una catástrofe de magnitudes insospechadas.  Es fácil que un país completo salga salpicado y hasta hundido por un ser microscópico. Nadie está preparado, por más que la infraestructura bélica esté fortificada. No hay batallón reflexivo para estos pormenores. Un dilema más que enrevesado. Tumba las razones elementales y regala una novedad casi siniestra. La humanidad pende de un hilo por algo insignificante.

El coronavirus no es un mal menor como algunos jerarcas pensaban. Ha trastornado el humor a siete mil millones de habitantes en el planeta. Nadie está protegido y hasta alucinan con el mal. Ha corrido el pánico en poblaciones donde todo estaba en calma. Los viajeros y emigrantes se han vuelto casi enemigos acérrimos; los culpables descorazonados y son tratados con hosquedad.

La soledad de las calles, los faroles apagados y la incertidumbre haciendo mella en todos. Nadie está inmune a la enfermedad y a tener los ánimos revueltos. De nada sirve la tecnología desmesurada y los avances científicos. Un pobre microbio tiene espantada a la tierra entera. Su trepidar nada benévolo ha enlutado a familias. Hasta las cifras son reservadas.

Mandatarios boquiabiertos, apesadumbrados y perdidos en ecuaciones fallidas, se consumen en el fragor de la confusión. No se lo esperaban. Un radio de acción incomodo, contumaz y férreo. Se confiaron por los porcentajes mínimos de fallecidos. No llegaban a tres por ciento. Pero las caravanas de féretros como en Italia, oxidan cualquier andamiaje de perspectivas. Más de mil 600 defunciones en dos días en el país de la bota. Es una mala noticia para los gobernantes porfiados. Sí, el mundo está débil y desguarnecido frente a este mal silencioso.    

No sirve de nada los miles de millones de dólares invertidos en energía atómica y nuclear. Tantas naciones poderosas pueden quebrarse en un tris, con solo un sobre, una bacteria, un microorganismo pertinaz. La gran fisura de los eruditos. Supuestamente lo visionó Bill Gates en una conferencia hace cinco años. Un microbio puede acabar con el planeta. No es para dudarlo, pues los territorios más poderosos han sido los más golpeados.

Lo sorprendente es la desestimación a la enfermedad. Todavía sigue sucediendo, pero a la par cumpliéndose el otro vaticinio, dejando su estela de infectados y muertos. Se inventan conjeturas sobre la creación. Si fue de probeta y con intención programada. No lo sabemos. Quizá no. Posiblemente sí fue un chino atragantado con un murciélago como festín. Una cazuela de alas y colmillos. Un menú inapropiado.

Solo sabemos que nadie está inmune a una guerra bacteriológica. Sobran las mentes diabólicas para engendrar una pandemia descomunal. Y esta prueba de supervivencia, con un coronavirus aparentemente no tan mortal, se convirtió en un fracaso tremendo. El imaginarnos a un científico experto, con sonrisa divertida y conciencia trastornada, trabajando para algún gobernante con amplios deseos de poder, creando un síndrome, un minúsculo organismo para contagiar a las naciones enemigas y devastarlas, propiciando una mortandad despiadada, puede hacernos meditar de lo fácil que resultaría el acabar con la humanidad.

Por eso, no existe ciencia exacta para estos casos. Nadie imaginaba que apenas tres meses después de la aparición del coronavirus, tendríamos más de 170 mil infectados activos y más de diez mil defunciones. Nadie estaba programado para entender su magnitud. Todos empeñados en que estaba en China, lejos y soterrado en las costumbres asiáticas. Pero no. Salió a la luz en los demás continentes, tenaz, impenitente y sublevado.  

Las imágenes de calles desiertas son inquietantes. Como también puede ser admirable la necesidad de la gente por socializar. Se hablan los vecinos por las ventanas comunitarias, mientras los edificios se abrazan como en una gran casa. Se cantan canciones y se emiten consignas positivas. Eso ha sido bueno y notable. Permite ser optimista frente a tanto descalabro.

La economía en las naciones muere de un tiro en el entrecejo. La recesión está cantada y muchos auguran dos años desorbitados. Ha dolido en el dedo de las decisiones, el decretar cuarentena. Paralizar todo el aparataje productivo es una decisión crucial y difícil. Pero debe hacerse, pese a todo. El fácil contagio es el dilema y no hay forma de detenerlo si no se cerca la proximidad.

La revista “The Economist” ya avizora más de dos millones de estadounidenses fallecidos por este padecimiento. El articulista Carlos Alberto Montaner lo ha comentado, con una frase casi clarividente: “esa cifra es mayor, que la de los americanos muertos en todas las guerras a lo largo de su historia”.

 Un simple virus nos mantiene con una ansiedad tremenda. Se señala a los irresponsables que siguen desestimando los estragos y salen impávidos a vacacionar, llevando posiblemente el virus a cuestas. Sigue sucediendo en muchos países. Lo fundamental es la prevención. Es una necesidad rígida y apropiada para evitar el seguir agrandando las cifras funestas. Depende de nosotros mismo y de la agudeza e inflexibilidad de los gobernantes, el poder responder a este mal, tan microscópico como mortal.

José Luis Zambrano Padauy
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
Ex director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”